domingo

Los leones insurrectos

¡Ejem, cof cof! Vio que yo a veces me olvido un poco las cosas. Jeje, pero según me acuerdo llegaron una tarde tibia y apacible, cuando en la facultad había poca gente. Creo que ese día la explanada y casi todo el edificio estaban vacíos, salvo por los directivos y algún que otro becario. No recuerdo si se trataba de un  paro docente... o por ahí era el día de la primavera, pero muy pocos estudiantes andaban por el complejo. 

Los perros también se habían ido, al principio creí que por la ausencia de los habituales viandantes, pero después fue claro que no era así. Por supuesto que ellos lo sabían, al otro día los estudiantes volvieron... pero los perros no. Y mire que los perros andaban siempre por acá...algunos cuentan que ahora son dueños de una plaza. Que están en el centro, y que ahí despanzurran las bolsas de basura y corren gritando maldiciones caninas a las ruedas de los autos. El perro grandote, el  marrón con un collar verde, el que se comía los cascos que los motociclistas dejaban atados al ras del piso... y su amigo negro, y el perro chiquito y viejo con la cola recta como una flecha, los tres andan por ahí...ellos a su manera avisaron. 

¿Qué le contaba? Ah, sí... ya sé, de la tarde que llegaron le hablaba...me acuerdo de que lo primero que pensé era que habían venido por la comida, vio que cada vez que alguno se recibe queda tirado un montón de basura: huevos, harina, fideos...¡Pero carne no! Bueno, o casi nunca. ¿Qué tonto no? Estaba muy equivocado. ¡Cómo si ellos fueran lauchas! Qué pavo que fui, pero bueno sepa entender que ante semejantes circunstancias no era fácil pensar de un modo razonable. Más de uno habrá dicho pavadas...

Llegaron los tres juntos, y ya la tenían bien pensada eh...no eran ningunos improvisados estos leones. Llegaron ronroneando como gatos grandes y juguetones. Los tres hermanos con las melenas doradas brillando al sol...¡Qué bichos enormes y maravillosos! Poderosos animales, yo me los acuerdo inmaculados entrando por el arco cuadrado pintado de azul, ahí me quedé helado...pero me ignoraron...capaz me confundieron con una parte más del banco de cemento, o no me vieron, o no les importé por que andaban buscando otra cosa. Pasaron por al lado mío, y siguieron de largo caminando despacio por la explanada, después entre los árboles y hasta la escalera de ciencias exactas. 

Entrando al edificio se encontraron al primero, venía bajando las escaleras, desde el primer piso. ¿Ya le dije que fueron sólo por los directivos? ¿No? Bueno, eso...lo vieron y él se puso loco. Empezó a gritar y a gesticular, como hacía cada vez que estaba contrariado y quiso discutir con ellos, ya les estaba tirando a la cara cuantos papers tenía publicados...y bueno, creo que los fastidió. Al principio parecía que los gatos iban a ignorarlo, pero uno de ellos lo miró y gruñó despacio. Después, delicadamente, lo partió al medio. Fue un movimiento suave...de derecha a izquierda, con la garra de la pata delantera derecha.  Así se murió el loco, se apagó chillando cosas inconexas sobre papers y física nueva. Los gatos, ahora sí, lo ignoraron y subieron las escaleras.

Fueron sólo por los directivos y, como dijo el rengo, "los reventaron a todos". Fueron prolijos, mire que los tipos quisieron huir... y algunos hasta trataron de entregar algún becario en su lugar, pero no. La verdad es que subestimaron a los leones, habrán pensado que eran bichos tontos que querían comida nomás...je, para nada, querían la facultad... ¡Vaya a saber por qué! Pero bueno, lo cierto es que ahora es de ellos...y se trabaja mejor que antes.
El único que no salió corriendo fue Gregorio, el director del instituto, que se quedó en la oficina. Yo pensé que no lo querían a él...pero lo fueron a buscar a lo último, y bueno...lo reventaron  vio...ahora esa es la oficina de ellos, sí...y Betti es la secretaria...ella dice que no piden nada raro. Pero bue, eso pregúntele a ella.  Lo cierto es que ahora se labura más tranquilo vio, son leones razonables...Huy mire, justo  ahí viene uno, sí... a esta hora siempre andan revisando éste pasillo, así los biólogos no joden. Venga vamos, vamos a acariciarle un poco el lomo. ¡Pero venga hombre, dele!

HammerHand 2016.

Lo sé

El trabajo está hecho, es arduo y fatiga
pero el espíritu sigue intacto
incluso he tenido que tomar
los lápices que abandonaron
sobre el tejado de metal.

La lluvia, el sol y el viento
clamaban por ello,
así que debí conseguir una escalera
en la hora más calurosa
trepando hacia lo alto
para al fin atesorarte.

Tal vez no haya logrado mi objetivo,
tal vez siga habiendo errores
pero sé que lo intenté.

Y eso es suficiente.


Revisión terminada.

Tecnología

Tanta tecnología en tan poco tiempo nos ha incomunicado, lejos quedan los días en los que nos juntábamos a jugar en la casa de algún compañero de secundaria, ahora todo es virtual, uno puede ver lo que hace el otro aunque esté a miles de kilómetros.

Incluso los gustos personales son lícitamente revelados con pequeñas encuestas a un costado de nuestro navegador, estar en línea parece ser tan necesario como respirar para algunos, la existencia gira en torno a eso y muchas veces nos importa un carajo lo que le pasa al que tenemos al lado.

Otras tantas al terminar la jornada en lugar de tener una conversación con la persona que vive contigo simplemente te metes en la computadora o frente al televisor, así el único momento que compartes es el abrazo al final del día pero ahí solo sueñas (si puedes) y al día siguiente  queda el buen día.

Ni hablar de esa locura que te invade al no poder conectarte, cuando el servicio está lento o inoperante, dado que la formación de tu equipo o tus mascotas virtuales no serán atendidas ese día.

Por suerte aún estoy a tiempo de apagar éste sistema infernal, porque después de todo “sólo es un sueño que nos gusta ver.”

Sufragio (Naufragio)

Y así como tantas otras cosas, el día llega a su fin, debiendo estar conscientes de ello porque precisamente nuestra existencia se compone de horas y de sangre aunque algunos crean que es por siempre, simplemente no se trata de amarrocar para ser el más rico que se ha ido sino dejar nuestra huella en los demás, algo que requiere sólo una cosa: honestidad.

Pero a la vista de las cosas los políticos y otros tantos cipayos han olvidado esto último, en lugar de debatir acerca de cómo se las ingeniaran para jodernos otros dos años más no sería mejor que de una vez por todas se den cuenta de que con “asistencialismo” y “críticas al asistencialismo” no vamos a ninguna parte.

El trabajo dignifica, siempre y cuando estés registrado, tengas obra social, labures ocho horas, goces de descanso semanal, vacaciones pagas, seguro laboral y parece ser que alguien confundió todo esto con “un plan de emergencia social”.

Como te lo da alguien no es una conquista, entonces es fácil meter el voto en la urna cuando en realidad estás decidiendo el futuro de tus descendientes, vecinos, amigos, compañeros de trabajo (y/o beneficiarios de un plan social). Pero parece ser que si vos votas a uno y no a otro no pasa nada, el problema es el millón de votantes que piensa lo mismo.

En lugar de cortar boleta miras la figurita que encabeza la lista, la que tiene bien puesto el nombre de “lista sábana” dado que nos acuestan cada vez más seguido. Así están las cosas, unos por poder y otros porque no pueden, pero todos tratando de perpetuarse mientras cada generación se olvida de los derechos que tiene como persona.

Poder

El humano entró en conflicto con el resto del mundo tras haberse parado sobre sus dos miembros y darse cuenta de que era diferente, garrote en mano inventó la excusa perfecta. ¡Quiero lo que vos tenés! Y así, en esa forma primitiva de poder, nació todo esto que vemos hoy en día. Aquel que lo detenta tiende a imponerlo, sea por la fuerza o bien por el uso de otro defecto de los seres humanos, la codicia.

La codicia es la que hace que una persona, si se puede llamar así a alguien corrupto y arrogante, desee cada vez más y más; ningún precio es demasiado alto para alcanzar el objetivo. Es entonces en que la codicia se vuelve un móvil, para él que tiene el poder y para quien se deja corromper.

Si esto falla está la fuerza en sus distintas versiones, todas ellas justificadas: armas de destrucción masiva, justicia infinita, agresiones fabricadas, etc. ¿Qué son las vidas de unos miles al lado de poseer las reservas de recursos para los próximos cincuenta años?

La historia no es sino una repetición de eventos, siempre ha habido un bastardo con una excusa en la mano o un hacha. De allí la noción de seguridad (segur en mano) y su contrapartida, tan de moda hoy en día. Se recurre al viejo caballo de batalla cuando no se tiene otro telón, como el balón rodando o las manifestaciones reclamando lo que se nos niega.

Otro elemento vinculado al poder es la hipocresía, ella se presenta a diario y en circunstancias históricas diversas: así, los amerindios necesitaban ser guiados, obedecer al conquistador, servirles y asistir sin protestar al saqueo de sus tierras, la violación de sus familias y el asesinato masivo. Claro que ello no implicaba delito alguno, ya que eran unos bárbaros y aquel que ejercía el poder no solo tenía la razón y la fuerza, sino las sotanas y las cruces de su lado.

Es curioso cómo se ha llamado bárbaro a quien no forma parte de la cultura imperante, he de suponer que estos no veían con buenos ojos que invadieran sus tierras, diciéndoles que hacer y a que Dios adorar (de paso le cobramos tributos también por el hecho de ser infieles). El hereje no era un ser humano, había que someterlo y quemarlo en la hoguera o torturarlo hasta confesara sus pecados. La idea de arrojar a alguien atado al río para que si se ahogaba significara que no era un adorador del demonio, me ha llevado a la siguiente conclusión: en lugar de preguntarnos si estamos solos en el universo, deberíamos resolver otra cuestión. ¿Por qué estamos solos?

La hipocresía humana es tal que mientras todas las calamidades que vemos a diario en la noticia le toquen a otro no hay problema. Todo ello sirve para preparar el feudo, la herencia de otro bastardo que seguirá con la misma política y el uso del poder en su elemento más primitivo: una garrote al que piense, hable o dé una idea distinta que no sea una bajada de línea, un garrote al que tenga demasiadas voces para que sólo haya una voz imperante y todos salten al compás de la vieja canción.

¡Qué grande es mi país!

Repetición

La historia más que cíclica parece repetitiva, sobre todo cuando la memoria de los pueblos ha sido borrada para que sólo se recuerde lo que paso hace unos instantes.

Aún peor es la voluntad subyugada, atando los sueños de una persona a una promesa que nunca se cumplirá pero que cada cuatro años será hecha de nuevo.

El pueblo desmemoriado irá cual zombi detrás de su amo, olvidando los padecimientos del ayer y pensando que esta es la única solución posible.

En tanto alrededor el paisaje no cambia, sólo hay miseria y privaciones, pero esa es una realidad a la que las masas se acostumbran mientras una marioneta idiota juega a que está todo bien para no tener que responder a lo que ocurre del otro lado de ese mundo que han inventado, el cual deja afuera a la mayoría (por no decir a todos).

Hemos hipotecado nuestros sueños a una bazofia de conducción, a los caprichos personales y de paso nos endosamos a los bastardos que venían incluidos en el paquete.

Así van las cosas, acá hay solo dos lados y es necesario que tomemos parte de esa secesión de intereses: el que tiene el control de los medios y el que quiere sacárselos para dárselos a quienes sigan instrucciones como un buen oligofrénico.

La obsecuencia viene incluida con la licencia, la que durará lo que la perpetuidad en el cargo permita, si es necesario tiremos a la basura la Carta Magna total nadie se acordará lo que era.

Existencia

Alguien nace, alguien se va y siempre alguien más decide por esa persona. Cuando venimos al mundo no estamos en condiciones de elegir nada, somos una marioneta en manos de otros y con suerte que sean padres bondadosos. 
Sin embargo el siempre presente y sin forma física, sujeto conocido como el Estado, ya ha decidido por nosotros varias cosas. Desde que nos etiqueten, nos den un nombre y una clave de identificación fiscal hasta que nos digan cuándo somos mayores de edad. 
A partir de ese reconocimiento del etéreo sujeto (nos reconoce un derecho alguien que no existe físicamente, vaya paradoja) podemos hacer cuanto queramos y soportar las consecuencias. Como si yo necesitara permiso de un montón de chupasangres para ser, amar, pensar y sentir.
No contento con esto, el de imponernos una marca que nos vuelve ciudadanos, si llegado el caso pasamos a mejor vida (culmina nuestra existencia) el “no físico” Estado establece qué ocurre en dicho caso.
Desde disponer de nuestros órganos si no dijimos nada al respecto hastaborrar las directivas anticipadas para el caso de que no queramos que nos conserven como una planta de lechuga cremosa en un freezer.
Es curioso, pese a que no se lo puede ver, ni tocar, su mano invisible dispone de nosotros en el comienzo y en el final, viendo a quién le va a cobrar impuestos.

Civilización (Bárbaros)

Metáforas, mensajes que se esconden en una aparente “pantalla” de entretenimiento. El poderoso justifica sus procederes, los enemigos son de otro planeta o son de éste, pero se los llama resistencia, insurgentes, fundamentalistas, aquellos que se oponen por las armas a las imposiciones de los de afuera.

Todo sigue girando en torno a ese mar interior, mientras tengan lo necesario para mantener su estatus no les importa que los demás se ahoguen o sean masacrados. Saquearon el continente negro, vaciaron los cerros en la conquista y ahora hablan de derechos, pero para poder gozar de estos es necesario sortear los obstáculos: el mar, un puñado de neonazis y políticas que excluyen a quienes les ha sido quitado todo, para que unos pocos puedan comer caviar.

Por la razón del dinero o por la fuerza de las armas, las que tienen y las que dicen que tenemos, cambiando el circo por el campo de fútbol pero siempre con la misma farsa: un montaje de unos pocos para embaucar a millones.

A eso le llaman ser civilizados.

sábado

Hambre

No hay armas de destrucción masiva, no hay disparos ni heridas que sangren, sólo es el hambre. El manejo de recursos por parte de los poderosos, como si fuera el control de un área en forma estratégica, es la nueva bomba atómica.
Tanta hipocresía esconde el hecho de que a los poderosos no les interesa terminar con la pobreza, está no es sino una de las dos caras del espejo: la que encierra el hecho de que con las muertes generadas por hambre se mantiene la densidad demográfica en determinado nivel y de esta forma los recursos se destinan a unos pocos.
Sino ya no habría pobres en el mundo, bastaría con que quienes manejan la distribución cedieran parte de lo que tienen y terminaríamos con el flagelo. Sin embargo, quitarle a alguien lo que su territorio le otorga es una manera cruel de depredación, mientras se los mantiene hundidos en la indiferencia y los caminos se siguen llenando de fosas comunes.
La otra cara del espejo es la hipocresía del que tiene lo necesario y por lo tanto le importa poco lo que les pase a sus congéneres, cuantas veces nos llenamos la boca con “pobre gente, no tienen dónde vivir o que comer” pero sin embargo fuera de las llamadas áreas civilizadas existen personas pobres, que viven en “casas” que no son tal cosa, que no tienen acceso a un trabajo digno y por lo tanto se crean generaciones de indigentes.
Viendo que esto se repite en otras partes del mundo, complicidad local de por medio, es fácil llegar a la conclusión que las políticas implementadas a nivel mundial obedecen a un plan sistemático cuya única finalidad es asegurar la supervivencia de los poderosos en desmedro del resto: los pobres.
El resto de las instituciones, sobre todo las más antiguas, se han beneficiado con todo esto y simplemente muestran la otra cara de la moneda: hay que combatir la pobreza pero no sus causas.
Tanta opulencia contrasta con la humildad del hijo de un carpintero.

Educación

Existen derechos y mecanismos que garantizan su ejercicio o al menos deberían hacerlo. La educación y el trabajo no son sólo derechos sino formas de poder ejercer los demás derechos.
Cuanta menos educación tenga una persona más sencillo será negarle los derechos que como tal tiene, simplemente es una eliminación sistemática: al negarse la educación o permitirla en formas inadecuadas la cultura del trabajo desaparece.
Con esto no existe la dignidad como tal, la persona se acostumbra a que le pongan todo servido en bandeja y no a tener que ganárselo día a día. De ahí que no peleará por conservarlo si no supo cómo ganarlo.
Un Estado asistencialista les quita a “unos pocos” para darles a una inmensa mayoría a la que se le ha negado la cultura del trabajo, el sistema verticaliza y mantiene el poder de decidir el futuro en manos de “unos menos”.
Se adoctrina mediante las dádivas, como si no fuera personas sino meros integrantes de una piara a la que hay que mantener conforme. La educación es la herramienta que posibilita la toma de conciencia acerca de lo qué somos como seres humanos y hasta dónde podemos permitir que se restrinjan nuestros derechos.
Sin ella no hay conciencia de trabajo pero mucho menos memoria colectiva y un pueblo “sin memoria” está condenado a repetir los errores del pasado. Carece de la experiencia que da la dignidad del trabajo.

Dolo eventual

Lombroso decía que se podía estudiar a los reclusos y de determinados comportamientos, junto a ciertos rasgos, saber si los que estaban afuera podían llegar a delinquir.

La primera vez que oí y supe a que apuntaban con la idea del "dolo eventual" recordé esa concepción tan errónea  y estúpida, dado que el ser humano lleva dentro de sí una bestia a la que debe controlar día a día.

Era necesario dar un escarmiento público, algo que sirviera para tapar todo el entorno de corrupción y negligencia que envolvía la catástrofe que alteró el final del año 2004.

Las leyes vigentes en la Argentina son inobservadas y pasadas por alto, no solo por quien está en el gobierno sino por nosotros mismos. 
A modo de ejemplo fijémonos en cuantos van en motocicleta con el casco en la mano.

Día a día nos vemos desbordados por noticias de homicidios, violencia doméstica, robos, secuestros y otras clases de ilícitos, a los que nos acostumbramos como a la salida y ocaso del sol.

Tal vez ese sea el problema, estamos inmunizados contra la muerte de una persona, no a miles de kilómetros, sino aquí en la Argentina, a cada instante de nuestra jornada.

Y entonces surge la idea de tener que poner el acento en las penas, sino se reforman las leyes que luego no se aplicarán, se echa mano de recursos que vulneran la garantía de defensa en juicio.

Con esto no quiero caer en el garantismo que apaña a los acusados de un delito y desprotege a las víctimas; seamos claros, nadie puede ser penado sin juicio previo fundado en una ley anterior al hecho que se le imputa. 
Es decir que las reglas deben ser claras de antemano, para que de esa forma no caigamos en un linchamiento público.

El dolo eventual es una abominación jurídica, producto de una cacería de brujas y un retroceso al medioevo.

Crear una categoría intermedia entre la culpa (causar un daño sin quererlo) y el dolo (realmente querer dañar a otro), sólo tiene un motivo: crear en la opinión pública la convicción de que se está respondiendo con mayor dureza ante una situación de inseguridad.

O bien el acusado tuvo la intención de dañar o bien el daño se produce de forma involuntaria, pero habiendo podido evitarse de haberse tomado los recaudos necesarios, de no obrar precipitadamente o sin saber lo que se hacía (la culpa en sus tres facetas: negligencia, imprudencia, impericia).

Es decir, no tuvo la intención de dañar al otro pero en su fuero interno sabía que podía causar ese resultado dañoso; las acciones son punibles no el pensamiento, caso contrario juzguemos los sueños. 

Sin ánimo de querer ser reiterativo he de decir que todo empieza con la educación, ella es la base para la formación de la persona conjuntamente con la familia.

Ambas instituciones, escuela y familia, tienen un considerable porcentaje de degradación no sólo por las condiciones precarias que gobiernan a ambas sino porque ha desaparecido el respeto hacia las mismas.

En lugar de estar creando quimeras jurídicas se debería buscar una figura dentro de las formas dolosas que contenga los casos que han generado la aparición del dolo eventual; ello evitaría las discusiones al respecto y traería mayor seguridad jurídica, reglas de juego clara, saber a qué se enfrentaría una persona en el caso de ser acusada y no simples invenciones políticas que buscan poner paños fríos para que no se tome conciencia que el problema está en otro lado.

La discusión está abierta, pero es necesario dejar de mirar para el otro lado y poner el hombro, dado que sólo así se logrará la verdadera justicia, alejando el fantasma de que la misma no solo es ciega, sino que también cuadripléjica.

Catarsis

Estoy harto de tanta basura mediática, de una sociedad de mierda que vive pendiente de lo que hacen un montón de idiotas en esa caja boba llamada televisión, de pendejos que no se saben limpiar el trasero y se comportan como nenes cuando les conviene, de tanta verborragia en cadena, del por qué me condenan a mí si los demás están libres, de la justicia aliada al poder, de corruptos hijos de puta que ostentan lo que nos han robado y por sobre todas las cosas de la falta de memoria de un pueblo que podría estar mejor.

Por eso me quejo, porque pienso y aún sueño con que las cosas pueden ser mejores, las que soñaron los nuestros, los que vinieron acá a formar una Patria, deslomándose cuando otros simplemente eran unos parásitos.

jueves

Terminal, café

Terminal, café, 15:31.

Desde aquí, la misma estación viendo hacia la ruta, tanto tiempo después bebo un café. Crucé por la esquina de tu casa, la reja despintada me trajo más de un recuerdo.

Pronto vi el lugar desde donde partí una noche de verano, yendo hacia la vieja terminal y aguardando que en una de esas nos volvamos a ver.

Sin embargo sé que tan solo son los recuerdos de uno, lo tuyo nunca fue la memoria a largo plazo y así visto la memoria alberga fantasmas que cada tanto se sueltan.

Eso y un sabor amargo, igual al que yace al final de esta taza que ya comienza a enfriarse, a la espera de la tormenta que afuera está pronta a golpear.

Sigo aquí, sigo tan solo porque me lo he propuesto y mis zapatos dan cuenta de ello como dos testigos mudos llenos de cicatrices. 

Es que al camino le gusta dejar su huella en todos los que cruzamos sin darle importancia, al hecho de que al andar estamos invirtiendo tiempo y sangre.


Adminículo.

Construimos máquinas
pero no sentimientos,
nos alejamos cada vez más
mientras los mensajes
vuelan hacia lo desconocido.
Una carrera rumbo a la 
evolución tecnológica
dejando de lado 
la carne y las lágrimas,
para arrojar ese adminículo
sobre una pila de sus semejantes
esperando que lo último
de lo último nos traiga
la eterna felicidad
de sabernos poseedores
de aquello que podemos
ostentar por un rato.
Hasta que la caja
nos trate de engañar
por un rato,
pero seguro caeremos 
una vez más en esto
de vivir conectados.

Libre

Éste invierno viene
un soplo helado de otro tiempo
me golpea la cara,
esta ventisca tiene el color
de esos dos faroles gélidos.
El fuego crepita
mientras me acurruco a tu lado,
olvidadas las penas en medio
de esa maraña de cabellos
que caen sobre tu espalda
como la lluvia tibia.
Nuestros caminos convergen
en medio de la desolación
formando un muro que frena
tanto materialismo y vanidad.
Así es como debe ser
alejado finalmente de los hilos
invisibles que ahora yacen cortados,
mientras un grito surge desgarrando
al resto de las marionetas
que la emperatriz aún controla.

Llanura

Se desploman como 
grandes pilares
rugiendo en vano,
esta es mi realidad
combatir durante 
un invierno eterno.
Los lobos aúllan,
quiebra su canto de guerra
éste paisaje blanco mientras
parece que no avanzamos nada.
Un movimiento segador
la memoria se desvanece,
recuerdo vagamente
que precipito enemigos
hacia el inframundo,
si es que queda alguien
para recibirlos.
¿Una eternidad o segundos?
¿Qué importancia tiene ahora?
Cuando la llanura se abre
ante nosotros esperando
que la nave atraque
para que dé comienzo
la acometida final.
De los gigantes caídos
no queda el recuerdo,
la espada en la mano
y el resto de los guerreros
a tu lado son ciertos,
el presente es una espera
hacia un futuro rojo
aguardando a nuestros enemigos.

Luces y sombras

I).

La luz descendió de los cielos y el rey salió a recibir al emisario.

Le mostró la grandeza de su palacio, las altas torres y los soldados de armaduras bruñidas. 

Los comercios dentro de la ciudad, las estatuas de los héroes y el enorme mausoleo que custodiaba el descanso de los señores de antaño.

El ángel vio al pueblo fuera de las murallas, las enfermedades, los saqueos y a las mujeres llevando a los niños consigo, trabajando de sol a sol para mantener a los de adentro.

Contempló los cimientos de aquella fortaleza, levantados sobre la muerte de cientos de seres y abandonó aquel lugar.

El rey lo observó partir al atardecer, las sombras cayeron sobre él.

II).

El ser alado vio las marcas de la perversión en los ojos de aquella emperatriz, un ejército de cuervos a su servicio, un soberano títere y un montón de alfiles obsecuentes.

Ella movía un dedo y la cabeza de un oponente rodaba, su trono se alzaba sobre cráneos, vanidad y humo.

Apenas soportó esa antítesis de la obra de su Padre, de un manotazo la escena desapareció y ante sus ojos aparecieron otras imágenes.

Lejos quedó el reino de las tierras devastadas, lejos las excusas, la pereza y ese brillo frío que emanaba de sus dos ojos.

III)

Ante el aparecieron los niños corriendo en la plaza, una multitud aclamando a un nuevo elegido. 

Pensando en lo que podía obtener, no en los que quedarían atrás. El alma era encerrada junto con el futuro de sus hijos.

Vio las llamas alcanzar el cielo, la tierra muriendo por la contaminación y el mar dejando sobre las costas los despojos de lo que alguna vez fue la humanidad.

Entonces una cortina de lluvia cambió su visión.

IV)

La víctima se convirtió en victimario, asesinando a sus hermanos y excusándose, antes o después, el pecado siempre vivo.

Sobre una franja de sal y de rocas, debajo los recursos abundaban, había para todos los que allí vivían pero  alguien lo quería todo para sí.

Los perseguidos morían atravesados por las balas o destrozados con las minas terrestres. Luego todo era silencio.

Una mentira sosteniendo a otras mentiras, la catarata ya no se detenía y los condenaba al olvido.

V)

Vio a un hombre en un páramo desolado, gritándole al viento y eclipsando el sonido del océano. La borrasca que venía del sur cortaba todo lo que encontraba, pero a él no parecía importarle.

Maldijo a su creador por haberlo dejado solo, con apenas un fuego que se negaba a extinguirse y un montón de recuerdos.

Una lagrima rodó cuesta abajo, el ángel pensó que había sido el mar pero al final se percató de que su sufrimiento era el propio.

Entonces el telón volvió a caer.

VI)

La mujer llevaba a su hija a cuestas cada día de la semana. Le enseñaba a comunicarse con sus hermanos, a través de pequeñas señas.

Se le estruja el corazón cada vez que escucha una palabra saliendo de su pequeña garganta, es como si arriba alguien encendiera una fogata a la vez hasta que el cielo tenga el color del sol.

La madre no sabe de rendirse, ni aún vencidos ella continua y su pequeño retoño crece, un poco obstinada tal vez. Pero incluso en la belleza existe la imperfección.

Entonces llegamos a la última escena.

VII)

El ser alado ha recorrido un millón de años luz, ante sus ojos aparece un anciano cuidando un viejo álamo de las hormigas que lo asedian.

El viento inclemente le arranca las hojas, le pega en el rostro lleno de cicatrices y de tiempo, las mismas que vio en los brazos de alguien que se ha quedado de éste lado.

Sus manos enormes acarician la superficie marcada del viejo árbol, plantado por alguien que se fue tras padecer cientos de batallas. 

Alguien tomó el estandarte siguiendo su lucha.

El ángel lo ha visto todo, son retazos de esperanza los que recogió y vuelve a lo alto, en donde su Padre espera.

Lazos

Se detuvo frente al precipicio
a la espera de su hermano,
un lobo gris, famélico por los años,
lleno de las cicatrices 
de enfrentamientos.
Una sombra gigante lo cubrió
cuando la bestia negra apareció
cerca de él, contemplando la caída del sol
mientras la cachorra del recién llegado
jugueteaba con la cola del anciano.
La madre emergió de la cueva
llamando a la pequeña,
filtrándose un rayo de sol
que unió a la bestia con su pareja.
Mientras el sol desaparecía
el viejo lobo aulló una última
vez, esperanzado como siempre
que los dos hermanos perdidos
lo oyeran esta vez.
Luego giró siguiendo
al gigante, buscando
refugio de la tormenta.

                                          A Lara, Palenciano y Gonzalez.

MDQ

Te extraño, 
tus sábados apacibles,
recorrer las calles  desiertas
del invierno, la nostalgia
del final de año, la sarrasón,
la luna sobre Alfonsina,
los amigos a los que pude conocer,
las voces acalladas de lo que no fue,
tener veinte e incertidumbres,
batallar hasta medianoche,
escribir poesía y añorar tus besos.
Todo tiene tu nombre
Mar del Plata.

Lavando

La lluvia caía, 
eran las cuatro de la mañana
y yo le quitaba las manchas
al pantalón blanco que había usado
en esa última salida.
El lugar se llamaba La Luna,
como muchas otras cosas
ha desaparecido quedando 
el recuerdo.
En eso el anciano llegó y comenzó
a reírse de mis protestas,
al parecer el desencanto 
combinado con los insultos
que estaba propinando
era algo divertido.
Supongo que esa fue la noche
en la que dejé la crisálida
y atrás quedó el niño
para que la bestia tomara
su lugar en éste mundo loco.
No fue la primera ni la última
vez en que me sentí así,
una constante en esta existencia
mientras los años pasaban
y me cerraba cada vez más 
sobre mí mismo.

Nosotros

Somos cientos,
somos uno solo,
un único pueblo,
una sola bandera
flameando en el viento.
Un estandarte azul,
roja la sangre
en vano no ha sido derramada,
levantándose cuando los demás
caigan pidiendo misericordia.
Una fría venganza
blanca como el hielo,
que nos invadirá
resurgiendo de nuevo
todo vivo, latiendo,
verde esperanza 
para los que creen 
y luchan hasta el final.
Un océano azul
sacudiendo a la tierra,
sacrificios, 
peldaños de acero
levantando a nuestra Patria,
los lazos son un látigo
en nuestras manos.
Nuestra sangre,
nuestro juramento,
nuestra palabra
un grito de batalla,
azul como un cielo despejado
fuerte como la tormenta
que azotó a los que rieron
y que en el atardecer
vieron surgir un pedazo de tierra,
un brazo de la península 
al otro lado del mar,
coronada de cientos
de rayos dorados.