El lápiz llamó a las letras y
estas acudieron presurosas, mezclándose sin ton ni son.
- Orden clamó la regla, se inicia
la sesión alfabética. Presiden la “A”, la “B” y la “C”.
El Tribunal “Abecé” debía
resolver la presentación de la “Q” y la “K”, las que se disputaban la expresión
“¡Qué!, abreviándola como Q’ o K’.
A la “U” y la “E” no les causaba
ninguna gracia ser reemplazadas de esa forma, así que se presentaban como
víctimas.
La “I” y la “O” eran las
representantes legales de las víctimas.
La “Z” representaba los intereses
de la “Q”, pero parecía dormir.
La “S” asesoraba a la “K”, quien
confiaba en que todo lo sabía.
El jurado se componía de las
ilustres “F”, “G”, “H”, “J” “M”, “N”, “Ñ”.
Durante horas el tribunal y el
jurado escucharon los argumentos de ambas partes, así como el reclamo de las
víctimas.
La “V” y la “W” tomaban nota de
todo lo que ocurría, la “L y la “LL” registraban la crónica para el Diario
Arroba. Las dos cubrían la misma nota, pero no lo sabían.
- Están dándole demasiadas
vueltas al asunto dijo la “O”. Lo mejor sería darles la razón a las vocales e
indemnizarlas por éste intento de secesión.
- No tienen pruebas dijo la “Z”,
saliendo de su siesta. Vuestro testigo estrella, la “Y”, es familiar de su
colega.
- Infamias dijo la “I”, somos de
nacionalidades distintas.
- Por su parte replicó la “Z”,
tenemos forma de probar los derechos de nuestra parte. Tengo un testigo que le
dará luz a éste oscuro asunto, siempre da en la tecla. Adelante “X”.
Y entonces se hizo silencio, la
“X” era famosa por poner las cosas en su sitio justo. Sin embargo, el jurado no
se ponía de acuerdo.
Ante esta situación, el tribunal
llamó a un cuarto intermedio hasta el año siguiente. Y de paso le pidieron un
café a la “T”, pero esta se lo tomó a chiste y sólo les trajo té.
- A todo esto, ¿no falta
alguien?, le preguntó la regla al lápiz.
- La “P” se borró, le dijo la
goma al sacapuntas.