Siempre lo supe, en tanto la admiración por una desaparecía la otra cobraba fuerza. Un par de pinceladas sobre el lienzo y tienes otra historia. Tal vez por eso todo cuadra ahora. Para el común de los vivos no es más que alguien fuera de serie. Y por ello disimula esos dotes de genio creador entre pinturas fragmentadas.
Un deseo desde el lado oscuro del alma, donde Dios y el Diablo juegan ajedrez. Un susurro y la agonía se hace sentir, Gin no mejora para nada la situación. Canta una canción profunda de amor y abandono, no puedo detener mis manos sobre el teclado exhausto. Canta por los dos, viejo trovador del puerto con nombre de mujer. Canta hasta que el fuego cese o el dolor se vaya, entonces sabrán que sigo peleando.
Al final del día sólo quiero abrazarte pero aquí estoy sometido en esta trampa que esa mente vil preparó. Al borde del abismo palpando las cicatrices del deseo y la locura. Mente déjame en paz, mente desquiciada y tortuosa, no te muestras pero sufro el estigma del fuego que todo lo consume.
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