Dialogando con un gigante

El sonido de la máquina atrajo mi atención y así fue como me topé nuevamente con Némesis, ya con las canas poblando parte de su rostro pero sin perder la expresión habitual. Antes, hace mucho, era apenas un muchacho que ya tenía todo el porte del gigante repartiendo cachetadas frente a las oleadas de zombis a los que el virus T afectaba y ya. El único instante en él que había paz implicaba lidiar con cierto sujeto que vendía “víveres” por una suma módica y siempre aparecía en los lugares menos esperados. Igual que él.


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