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Día 70 (Búnker)

Día 70: otros quince más anunciados un rato antes de la medianoche, cosa de que no duela tanto y el mismo repertorio desplegado en esa comunión de todo está bien. Los enfermos andaban por los ciento y pico diecinueve días atrás, ahora pasan la línea de los setecientos simplemente porque han medido un poco más. Es como pisar sobre arenas movedizas con la idea de que es terreno firme, los imbéciles de siempre salen a sostener el estandarte de los saqueadores con la ilusión de vivir en el mundo Alfa por encima del autoproclamado primero. El bombardeo mediático te lleva a quedarte anestesiado con los horarios alterados, semejante a ese clima loco que hace salir brotes en la confusión de que es la primavera. En medio de ese adormecimiento general se cuelan los mismos movimientos de épocas mejores procurando llevarse lo que haya quedado en el fondo del tarro, con esas uñas mugrientas que se asemejan a una garra arrancando la poca carne de los huesos pelados del pueblo que ciego ha vuelto a la guarida de la monstruosidad. Inoperantes al extremo reciben poderes inconmensurables, charlatanes vestidos para la ocasión se pasean delante del ojo cuando por atrás nos ponen el calmante que ha de aplacar cualquier rebelión. Moviéndose por un recinto de dos por dos con la suerte de que el estómago no le haga ruido, peor aún que no existan voces más pequeñas reclamando la ración diaria a la que responderle con un hambre compartido. La libertad no es más que un título carente de contenido cuando se aceptan cada uno de los actos que han conducido a este camino, las consecuencias de una fiesta en la que la anfitriona se rajó sin pagar la cuenta regresando una vez que el botín fue escondido detrás del sésamo.  

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