Un serpenteo dejando la huella
en el barro y las gotas golpean
a las gaviotas que lucen
confundidas.
Viejos barcos han dicho basta
hartos de tanto mar abierto
vienen a quedarse enterrados
formando monumentos de óxido,
costra salada y dulce tajeada
por el viento que elige de
blanco estas manos también.
Las naves jóvenes siguen
yugando, trayendo noticias del
océano que extraña a esas
barcas ahora tributo a la
herrumbre y el paso de las
mareas. Ni los muros resisten
cuando clama el agua, guijarros
son que de apoco se incorporan
al lecho de la ría.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario