El silencio es apenas interrumpido por algún que otro sonido aislado, un gallo que le da la bienvenida a la mañana que aún no ha llegado, las luces quietas y el rocío que apenas se desprende de las canaletas y de los árboles, esto es simplemente el tiempo que se ha congelado pero espera el reinicio que llega con la mañana, una nueva mañana.
Vuelta a los hábitos, a ciertas rutinas repetidas pero no por ello malas, al café que empieza a aromatizar el hogar y al beso de despedida, todo este pequeño conjunto forma lo que es nuestra existencia.
El resto son detalles, meros detalles.
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