sábado

Tirolesa


Había una sensación de libertad ahí arriba, en cierta forma también acompañada de miedo. Es decir, sentirse libre y saber lo que eso conlleva.

Todo se veía pequeño en la media que la tirolesa nos trasladaba de una punta a la otra, más o menos como las rocas y los guijarros que contempló desde esta muralla derruida otra mañana aquí junto al lago.

Árboles arrastrados por la correntada que baja de la montaña, pequeños lechos de arroyos, vidas, las hormigas atareadas yendo y viniendo. Y sin embargo mientras nos trasladamos de un lugar a otro el viento nos acompañaba, lo único interesante era tratar de disfrutar del paisaje.

No había otra cosa más, esto complementado con la idea del llegar al final del viaje y que nos reciban unos brazos conocidos.

Eso es todo en sí.


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