Caminamos,
llevamos nuestra esperanza
en procesión a través
de un teatro nublado
y escuchamos la sentencia
impávidos como sabiéndolo
de antemano.
Luego
volvimos con el resto de los peatones
hacia nuestro refugio,
un café en una esquina
antes de alcanzar el objetivo.
El hombre
veía el debate en televisión,
los pañuelos verdes se agitaban
al viento en medio de una sociedad llena
de contradicciones.
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