lunes

Reforma

Los pasos de Pluvio resonaron sobre los adoquines, todas las mañanas se tomaba el trabajo de recorrer el casco viejo de la ciudad eterna añorando un tiempo que los bárbaros se habían llevado. Encontró los baños antiguos al cruzar una arcada que databa de la fundación de la ciudad, allí una enorme escalera descendía hacia lo profundo como una serpiente de granito.
Su viejo amigo Lucio lo esperaba, la charla duró apenas unos instantes y las palabras del sacerdote lo acompañaban de regreso a su villa.

—Podemos reemplazarlos a todos, es cuestión de cinceles y de martillos.
—Sustituiremos los nombres viejos con otros de nuestros más ilustres héroes.
— Le agregaremos previo al nombre algún título honorifico o tal vez una de esas palabras que usan en el vulgo: Santos.
— Alzaremos los templos en lugar de los antiguos recintos y eso será todo.
— ¿Y qué haremos con la plebe?
— Nada, la recompensa será un lugar junto a los Dioses. A cambio de eso deberán soportar ciertas pruebas, servirnos en lugar de ser esclavos.
—¿Acaso hay alguna diferencia entre ser esclavo y ser sirviente?
—Los sirvientes tributarán y se podrán convertir en ciudadanos luego de diez años de tareas. También votarán delegados que responderán a una terna elegida por nosotros. 

Estaba hecho, las viejas estatuas serían reemplazadas por otras y así el rebaño seguiría esa nueva guía.

No hay comentarios.: