sábado

Desacuerdos

Ni bien entraron a la escuela Laura se fue hacia la columna amarilla y la abrazó, allí su maestra había colgado el primer dibujo que hizo. Ahora apenas quedaban unos cuantos restos de papel, pero a ella no le importaba. 
Su madre y su padre pensaron que se haría daño yendo directo aquel pilar, así que empezaron a tironear uno para cada lado pero eso no la detuvo.
De pronto ambos desaparecieron y se encontró abrazando los restos de su infancia como si todo lo que la rodeara fuera un mar de zozobras, a la espera de que los adultos que se habían separado recordaran a la niña que quedó desamparada es medio de ese océano de disputas materiales.

martes

Illya

Violencia. 
Víctima vuelta victimario que engendra más violencia. 
Irascible. 
Todo se descarga en un segundo y en ese instante muere un poco más. 
Objeción de conciencia. 
Libre albedrío descarriado y enceguecido por una cólera que proviene de otra parte.
Ominoso. 
Atmosfera cargada de frustración y de fracaso de unos y de otros. 
Pero sin ver qué parte es de cada quien.


Imagine

Imagine que aquí hay fotos y memorias de tiempos mejores, las paredes y los techos a dos aguas vuelven a ocupar su lugar, desalojando todo resto de urbanización moderna. Imagine que usted, yo y quien lee esto somos jóvenes de nuevo, viendo el carnaval pasar así como la primavera una y otra vez, al mar lamer las dos torres que simulan ser nuestros pies una tarde de verano en la que obstinados construíamos castillos en la arena que la marea se llevó.

domingo

Solos

Gian Gian tardaba diez minutos antes, sólo diez minutos. Ahora se había puesto añejado según él y eso implicaba tomarse las cosas despacio. Uno no se pone viejo, los demás piensan eso pero no ven que es simplemente tomarse las cosas sin prisa.
Para ir deprisa estaban los otros, incluidos varios familiares que ahora invadían su casa. No estaba muy seguro del porqué, incluso ya notaba que determinadas situaciones le parecían conocidas pero no lograba alcanzar ese punto en su memoria.
Sin embargo eso no lo preocupaba para nada, excepto si olvidaba el cumpleaños de algunos de los amigos que aún le quedaban. El otro problema eran las llaves, a veces salía sin ellas aunque luego mágicamente aparecían en el fondo de uno de sus bolsillos.
En eso estaba cuando vio al pequeño cachorro que se arrastraba hacia la entrada, apenas un mes de vida con seguridad y ya estaba solo. 
Ni lo pensó dos veces, lo tomó con una de sus manos mientras éste debilitado no se resistía y dirigiéndose al fondo de la casa entró a esta procurando pasar desapercibido, aunque esto no le costaba demasiado últimamente. 
Consiguió un poco de leche mientras sus nietos seguían obnubilados con los celulares y los mayores con el partido de fútbol que los atraía como polillas.
Se sentó afuera, debajo del viejo árbol y comenzó a hacerle recuperar las fuerzas a esa vida que estaba tan solo como él.

sábado

Espejismos

Parece no tener fin, es como si el agua de la inundación no bajara nunca. Las notas se amontonan en un lugar que yace olvidado, las últimas fuerzas del año se van esperando ilusamente que se recarguen por arte de magia al comienzo del siguiente.
De pronto la inundación ha vuelto, navegando por océanos de letras y diversas tintas, cada tanto algún naufragio detiene la marcha de aquel navío impetuoso. 
La detiene y debo volver a revisar la secuencia que no te ha llevado a buen puerto, aunque a veces descubro que terminó viendo espejismos entre tanto trabajo que se acumula al final del año. 

Armador

Corriendo, siempre buscando el aire limpio para dejar atrás este sitio de perdición. Las paredes esconden los restos de las víctimas que se han quedado a medio camino. Nada que pueda detener esta noche de fuga, los esbirros del amo se han embriagado y abocado a todo tipo de excesos. 
Casi todos sus secuaces excepto el viejo Garm, esperando en esa entrada que también es salida. Aguarda con sus tres cabezas, como un Cerbero nórdico, que un alma desdichada venga a él.
Espera y esta noche el reloj habrá vuelto a cero. Puedo ver en tus ojos la perdición que esconden, pero no he llegado hasta aquí para que me detengas.
Así que simplemente te haré a un lado y tu fracaso no le será revelado a ese que rige en este averno, caso contrario podría darte labores menos agradables que cuidar esa pequeña grieta entre los dos mundos.

Y es así como el armador dejo atrás a cada uno de los oponentes, estos lucían demasiado confiados al comienzo del match. Como si escapara de las fauces del infierno se adentró en territorio contrario, dejando un reguero de escudos y botines rotos además de unos cuantos insultos que recordaban a sus ancestros, parientes y familiares.
Sólo el arquero se interponía, pero de pronto también el cancerbero quedó pagando y el balón ni siquiera fue detenido por la red cuando Lebratto marcó otro glorioso gol.
Los relatores dirían que parecía estar escapando del mismísimo infierno. 

miércoles

Quince minutos

Quince minutos, eso es todo. La puerta del salón se desdibuja y sólo se siente a la tiza besando la vieja pizarra. Cuando la dama blanca se ha ido recurrimos a la otra parte del arsenal, lapicera y lápiz sobre los restos de hojas que han naufragado. El valiente capitán ha cargado únicamente aquello que podía llevar y te abandonó, aunque sabes que volverá por estos lados muy seguido. En los restos de otra nave escribiremos los versos profanos, en una lengua que los ojos atentos podrán comprender cuando Julia se siente en el banco próximo a ese hundimiento literario.

martes

Todo y nada

¿Vale la pena todo esto? 
La respuesta sería no y sin embargo lo seguimos haciendo. 
¿Entonces?
Es como no querer hacer nada e intentar concretar todo al mismo tiempo.
¿Todo y nada?
Dos conceptos que parecen contraponerse pero en realidad son lo mismo
¿No entiendo?
Por supuesto que no, volvemos a la respuesta inicial. Ese no debería estar prohibido en ciertas ocasiones y simplemente decir lo contrario.
¿Sí?
En tono interrogativo, esperaba una afirmación.
Sí.
¡Más fuerte! Que los demás te oigan.
Pero a ellos no les importa lo que hago. Viven a su modo y yo al mismo.
Es el mismo modo en todo caso, lo único que parecemos diferentes pero en la génesis somos exactamente iguales.
Sigo sin entender.
No importa, por lo menos es un atisbo de comprensión. Más de lo que logramos viendo a veintidós tipos corriendo tras el balón. 


lunes

Meteorológa

Una vuelta más y estaría en el lugar, esos dos árboles se veían lejanos cuando dobló la primera esquina. Ya la tormenta comenzaba a sentirse al menos para ella, los humanos se encontraban inmersos a sus habituales quehaceres y no le daban ninguna importancia al heraldo que se desataba sonando su eterno silbido.

Dobló la última de las esquinas pasando rauda al lado de los restos del asado del domingo y buscó refugio bajo el alero, golpeando su cuerpo contra la puerta desgastada por el sol.
El viejo Pierre debió escuchar ese sonido dado que unos instantes más tarde se encontró con él e introduciéndose a la casa se dirigió hacia el garaje, buscando refugio debajo del vehículo.

En la televisión recién empezaban a anunciar la tormenta que venía.

domingo

Función

Cinco minutos antes mientras Laura elegía con qué acompañar aquella velada, una madre retaba a su hijo quien no cesaba en su asedio a la góndola de golosinas.
El viento costero apuraba el paso de los habitantes de aquella ciudad, mejor buscar refugio de la borrasca que llegaba desde el este.
Pero eso a ella no parecía importarle, pasó al lado de la mujer quien se empeñaba aún en mantener a raya a su pequeño vástago. 
Se sentó fuera del viejo cine, la ventisca agitó sus cabellos y antes de que pudiera darse cuenta la botella de gaseosa estaba rodando por debajo del vetusto banco.
En ese instante una mano pequeña se apoderó de uno de los chocolates que estaban sobre la banca, mientras Laura de espalda trataba de recuperar el envase que parecía una barca zarandeada por el mar. 
Dos transeúntes advirtieron esto, pero no se detuvieron y mucho menos ella que tras recoger la botella se encaminó hacia la sala del cine.
Le entregó el único boleto al acomodador y se perdió en las fauces de la bestia roja, la última función de la noche era con subtítulos.  

miércoles

Extraño lunes

Me sumí en el mundo de Morfeo y el sol se fue a pasear a otros lares cuando desperté, no hay nada peor que la ausencia que se nota cuando nunca se le dio el valor necesario.
Alcancé a ver los efectos de ese adiós por entre la copa de los árboles, una caricia en mi rostro afiebrado mientras el viento me daba una bofetada y un mar de lágrimas se escurrían disfrazadas de resfrío.
Quise quedarme con el recuerdo del último rayo que se filtraba por el oeste pero pronto me dormí una vez más y al amanecer ya estabas de vuelta renovado, igual que yo en este extraño lunes. 
Nada de prisas, sólo el café de la mañana y un poco de música que ocupe el lugar que dejamos vacío con eso a lo que llamamos rutina.

domingo

Szia

Tengo que dejarte ir, juré que no derramaría una lágrima pero la lluvia ha venido y mis ojos parecen arenosos.

Parece tan fácil, sólo debo seguir adelante y ya. Que los truenos resuenen por encima de esos árboles que te han visto correr libre al fin.

Dejando un surco en el que el pasto no volverá a crecer, una marca en la memoria que hoy he tenido que embriagar para dejar de sentir el único sentimiento que tengo ahora.

Dolor, eso se puede mitigar con noches que pasan raudas pero dejan en el alma marca tal como tus pasos sobre el patio de nuestra casa.

Eterna guardiana de las tardes que se pasaron de prisa para que ahora sean un recuerdo.

Hasta la próxima vez en que nos volvamos a ver. 

miércoles

Sueño extraño

Soñé, aunque no siempre hace falta estar dormido para ello,
el mundo era un inmenso estadio de fútbol y sus protagonistas
vestían de rojo o de azul, así las cosas se dividían en forma
irreconciliable como si una aún más extraña fuerza marcara
que las cosas debían seguir esos derroteros.

El arbitro se asemejaba a muchos de los que deben impartir justicia,
falsa forma de llamar a algo justo e imparcial cuando se empecinaba
en cortar el juego cada vez que encontraba uno de esos billetes
de un millón en el campo de juego. De qué parte de la tribuna venían
no importaba, era suficientemente milagroso encontrarlos
y dado que se trataba de una transmisión gratuita no tributaban,
otra utopía onírica ante los hechos reales.

Al final el juego terminaba empatado, las disputas continuaban
en las gradas en lo que no era otra cosa más que una sociedad
dividida mientras los de abajo eran aclamados por unos cuantos
flashes aduladores y elevados a la condición de dioses.

Cuando el campo de juego yacía vacío empezaba la desconcentración
de la masa bárbara, mediante el conocido método de desalojo forzoso
o garrote vil de parte de la otra porción marginal de la comunidad,
ancho de basto puesto a disposición del poder de turno
que vivía de las miserias de este o de algo de lo que sobraba 
en la repartija de excesos y pobreza legalizada.  

Al final todos convergían en el Honky Tonk, un bar de mala 
reputación atendido por el viejo Ian, quien sin más trámites
les aportaba suficiente de eso llamado Alma para mantenerlos
felices y ver como todos ellos, arbitro, jugadores, dirigentes, 
cuerpos de seguridad, aduladores y alguno que andaba en campaña
se juntaban mientras afuera los hinchas seguían peleándose
sin sentido alguno. 

lunes

Cafeto

El dragón ruge y disipa las nieblas de la mañana,
entabla una conversación con Morfeo
él que cautivado le cede una porción de su mundo
conservando el efecto onírico sobre los demás.

Pastor de los refugiados tras la puerta 29,
su olor impregna la atmosfera matutina
y es tema de conversación luego de una
cena entre amigos.

Alimento de la maquina que no puede detenerse
en eso de andar deambulando entre puntos
y comas, a la espera de que Diciembre
venga para que sólo se trate de 
un momento compartido.

jueves

R1

Tus ojos hablan
de un cielo radiactivo,
amarillos y acuosos
duermen en la mirada perdida.
¿Dónde está tu tierra?
Buscan los ojos una sombra
austera y pacífica.
¡Migra del dolor!
Destapa tu dolor dormido
y mátalo.
Basta de arrullarlo en penas
silenciosas.
¡Grítalo!
Y mátalo.

J. M. Romero.

sábado

Artesanos

Llueve, por primera vez en varios veranos las tormentas han vuelto. Eso y los cortes de luz, sin embargo esto no detiene el torneo de videojuegos que se disputa en el quisco de Puricelli. 
Los gritos que se hacen más fuertes cada vez que viene el apagón son engullidos por el sonido del generador al accionarse, hasta el mar aparece eclipsado esa noche.
En una casa apartada del centro Mirta lucha contra una gotera que parece evadir la membrana nueva que tanto les costó, para que con la primera llueve descubran que el trabajo estaba mal hecho.
El viejo Antonio sigue trabajando el cuero, en la casa de al lado se escucha una maza cantar sobre las piedras que son molidas y amontonadas.
Cuando la tormenta crece hasta ese sonido se apaga, sólo el carro corriendo por los cielos y llenándolo de venas ígneas. 
Pero a eso de las 21:00 horas todo se ha apaciguado, apenas un leve repiqueteo sobre la losa y el balde que acompaña esa canción al recibir las gotas de la filtración.
_¡Petisa! Todavía podemos ir al puesto, grita Antonio.
Y los dos artesanos salen en el viejo auto que les sirve de carruaje para los días de lluvia, eso y una eterna constancia.

miércoles

No alcanzó

Dos manos y una mente, mis pies me llevan a donde yo quiera,
si no hubieras querido que lo intente al menos, no tendría
el conocimiento que poseo, que aunque pienso que es poco
en la mayoría de las ocasiones sirve para la situación y punto.

Tampoco me consuela el hecho de que esto sea así
no bastó con el esfuerzo esta vuelta y una vida se ha ido,
sé que prometí dejar el trabajo detrás de la puerta de la oficina
siguiendo con mi vida, un tanto indiferente y otro tanto cansado
de tanto papelerío que parece no conducir a nada.

Lo sé pero eso no me consuela ahora, es como haber ido todo el partido
y a la primera oportunidad te encontrás perdiendo,
las excusas sobran como también la inoperancia de un sistema
que trata a las personas como números a la espera de que abandonen
la fila y este mundo que los ha visto padecer.

Olvidan aquellos que integran cada uno de esos lugares
que su vida es tan perecedera como la de cualquiera de nosotros,
pero por las dudas no se dan por aludidos
no sea cosa que tengan que seguir manteniéndonos con vida.

Amistad (versión 2.0)

Una pregunta difícil de vez en cuando, ¿qué es la amistad? Seguro no tiene que ver en nada con un hecho histórico excepto el de toda la vida y al que menos publicidad se le ha dado. 
Los amigos uno los elige y ellos a uno también, es cultivar un lazo que se pone a prueba en los momentos extremos mientras que en las restantes ocasiones pasa desapercibido. 
Una suma de pequeños momentos, un mate y una anécdota que pasan a ser eternos, las calles que recorremos, la vereda desde la que vemos pasar las tardes de verano ahí en Necochea, Solá, Reta o la nostálgica Mar del Plata.
Una ocurrencia de la persona a la que amamos, un sábado por la tarde para debatir cosas sin sentido en Planck esquina Heisemberg, esa canción que delata al corazón latiendo a la izquierda y un penal que pincha una nube en Mar del Tuyú, desatando tanta euforia pero sin olvidarse del ocasional vencido que nos ha dado una alegría.
Para compensarlos hay que levantarlos de la tristeza que contrasta con tanto júbilo. 

Julio de 2017

19/07/2017.

I).
Hemos vuelto a casa, el viejo recorrido de antaño y las estaciones que denotan el paso del tiempo. La Dorroguense deja atrás los arroyos y se interna en la conocida ruta que corre hacía la bahía, lejos allá en el sudoeste. En el cruce del Salado se alejó del camino cruzando un puente por debajo del cual corren las historias rumbo al mar. En las calles de Cope nos aguardaba Papá, así que los tres recorrimos el último tramo hasta el océano infinito.

II).
Sophie se mezcló entre los bárbaros que moran más allá del océano, lejos de las tierras altas y pasó desapercibida en la tierra de los Querandíes. Su presencia es un recuerdo en los campos del Tuyú, que se funde con el sol al besar el mar mientras la nave se aleja de regreso a Alba.

III).
La tormenta se ha hecho sentir en el sur de la Provincia en tanto nos dedicábamos a viajar cerca de la costa, para no perder el sendero iniciado hace dos décadas. La loba aguarda el regreso detrás de la cortina que la lluvia se empecina en mantener. 

20/07/2017.

I).
Llegamos a Océano un martes, la Doña nos aguardaba con mates y ñoquis. Recorrimos las calles en medio de la helada que parecía no haberse ido. El agua se acumulaba en los lotes bajos, barro y falta de intención para hacer las cosas bien. La noche fría nos envolvió siendo repelida por el calor que nos une.

II).
Ayer el humo brotó de las maderas, siempre hay una excusa para hacer algo a la parrilla. El sol no faltó a la cita filtrándose por un hueco en el techo y acariciando nuestros rostros en tanto la conversación seguía. Una canción estelar sonaba de a ratos, mientras la marea violeta se desataba como un asalto sobre Korhal.

III).
Si tú no empiezas nadie más lo hará, así que con quejarte solamente no pasará absolutamente nada. Los que administran se olvidan de que son sólo ciudadanos con responsabilidades más grandes que el resto y no benefactores de sus amigos. El efecto de la corrupción se traduce en la falta de hospitales, de rutas y escuelas. Eso y la celebración de la viveza criolla, poniendo en pedestales a los ladrones que sirven de mal ejemplo para justificar los errores de lo que llamamos cambio.

22/07/2017.

I).
Las luces de los pueblos son como los faros, esperando el regreso de cada uno de nosotros aunque con los años nos veamos diferentes. La mañana está ventosa y fresca, me apretujo la capa mientras las calles vacías quedan atrás. La falta de cuidado se siente sobre el camino y el eterno barro que rodea a los despojados. Tal vez por eso tenga ahora tanta nostalgia por ese pedazo de tierra nuestra.

viernes

El Mar de Crespo

Las páginas amarillentas giran mágicamente perdiendo ese tono de a poco y rejuveneciendo con cada línea que el lector extraviado recorre, trayendo de regreso lo escrito en el universo de la eternidad y sirviendo para que otros sigan por la misma senda.
Así es como he descubierto la pasión por la lectura, andando por el mismo mundo que miles de personas a las cuales tal vez no conozco pero leer nos hermana.
En el océano imaginario de risas y epopeyas nos hemos sumergido para meternos en la piel de aquellos que han dejado una huella en el mundo que contemplamos, mientras el tiempo parece detenerse con cada página que recorro.