Tengo que dejarte ir, juré que no derramaría una lágrima pero la lluvia ha venido y mis ojos parecen arenosos.
Parece tan fácil, sólo debo seguir adelante y ya. Que los truenos resuenen por encima de esos árboles que te han visto correr libre al fin.
Dejando un surco en el que el pasto no volverá a crecer, una marca en la memoria que hoy he tenido que embriagar para dejar de sentir el único sentimiento que tengo ahora.
Dolor, eso se puede mitigar con noches que pasan raudas pero dejan en el alma marca tal como tus pasos sobre el patio de nuestra casa.
Eterna guardiana de las tardes que se pasaron de prisa para que ahora sean un recuerdo.
Hasta la próxima vez en que nos volvamos a ver.
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