Las páginas amarillentas giran mágicamente perdiendo ese tono de a poco y rejuveneciendo con cada línea que el lector extraviado recorre, trayendo de regreso lo escrito en el universo de la eternidad y sirviendo para que otros sigan por la misma senda.
Así es como he descubierto la pasión por la lectura, andando por el mismo mundo que miles de personas a las cuales tal vez no conozco pero leer nos hermana.
En el océano imaginario de risas y epopeyas nos hemos sumergido para meternos en la piel de aquellos que han dejado una huella en el mundo que contemplamos, mientras el tiempo parece detenerse con cada página que recorro.
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