Imagine que aquí hay fotos y memorias de tiempos mejores, las paredes y los techos a dos aguas vuelven a ocupar su lugar, desalojando todo resto de urbanización moderna. Imagine que usted, yo y quien lee esto somos jóvenes de nuevo, viendo el carnaval pasar así como la primavera una y otra vez, al mar lamer las dos torres que simulan ser nuestros pies una tarde de verano en la que obstinados construíamos castillos en la arena que la marea se llevó.
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