Uno no es un recipiente que absorba tantas injusticias,
a veces las cosas simplemente estallan
ante tanto cipayo dando vuelta por ahí.
Todo se confunde en la vorágine,
aquel que piensa distinto es un enemigo
al que hay que eliminar a cualquier costa.
Así van las cosas
entre la indiferencia, la inoperancia
y las ansias de poder de aquellos
que hemos elegido.
Esta obra está licenciada bajo la Licencia Creative Commons Atribución 2.5 Argentina conforme se describe en la página intitulada "Creative Commons". "No hay nada como escribir. Todo lo que haces es sentarte frente a la máquina de escribir y sangrar" (Ernest Hemingway).
martes
Estrellas
I) Helada invernal.
Que alguien le dé cobijo a los campos
en éste invierno crudo que los ha cubierto,
una manta para pasar las tardes heladas
a un lado del camino en donde sobrevivimos.
Que el sol quite ese blanco inmaculado
que ha dejado uniforme el paisaje
y nos obliga a buscar un poco de calor
con que recubrir nuestras almas.
II) Sueños.
Una barca sobre la que reposar
suavemente mecida por el océano,
en el viaje hacia el atardecer púrpura
sueña con la lluvia cayendo lentamente
dentro de un viejo cuarto
y esas prendas color verde
que resaltan los dotes de una mujer,
perdida en algún rincón de la memoria.
Curvas pronunciadas sobre las que
deambular, la piel blanca como la nieve,
múltiples lunares adornan la parte
baja de esa espalda por donde las
yemas se deslizan suavemente
mientras la respiración agitada
se calma, dando fin a la tormenta
que los unía.
III) Río de Almas.
Las almas se deslizan esperando su turno en la barca,
el río es profundo y no hay forma de cruzarlo a nado.
El barquero recibe su paga
nadie puede pasar sin su contribución,
parecería que ni aún liberados de la carne
podemos dejar de tributar.
Apenas una leve brisa le indica a Caronte
el lugar en donde yace ese espíritu atormentado,
justo sobre una roca, que sobresale de las aguas
de la Estigia, Isca espera poder reunir el metal.
Sopesa la bolsa que lleva consigo,
tal algún día pueda pagarle al barquero
y dejar de ver vagar las almas en la orilla opuesta.
IV) Lluvia ven.
Ven tranquilo, sin prisa,
como la brisa previa a los golpes
que he recibido sin saber porque.
En éste rincón soy feliz,
tanto como se puede serlo
y es algo que por poco
vale la pena.
Tanta tristeza, tanta violencia
y las peores mofas delante
de la chica a la que quiero,
aún no hacen que me rinda
sabiendo que en algún lugar
existe la luz que quiero alcanzar.
Mientras tú y tus amigos
piensan que esto de agredirme
es divertido, pero incluso al violento
su hora le llega.
Ven despacio, sin prisa,
como la lluvia que lava
el cuerpo borrando las huellas
de la noche en que todos los límites
fueron sobrepasados y ahora
para ti no hay vuelta atrás.
V) Locos.
No vengas para aquí
si crees que estamos locos,
pues tú eres el único cuerdo
en éste mundo y sin embargo
no te vamos a ver como un desubicado
pero no nos vengas a decir que hacer
o que esto está mal, no nos importa.
Has lo que quieras
tus tontas reglas sobre la cordura
carecen de sentido aquí,
veras como con el paso del tiempo
esa suciedad civilizada te excluye
hacia el mar de los soñadores
y los delirantes.
Así que ven para acá
que siempre hay lugar en
el club de los inadaptados.
VI) Estrellas.
Arriba, arriba, muy en lo alto,
cosa que veamos lo pequeño que somos
yace una vieja estrella
que en las noches emite un azul pálido.
Es fácil verla en medio del manto oscuro,
titilando en la negra bóveda
como un faro para quienes aún estamos acá abajo.
Tras cruzar el camino entre las estrellas,
dando una vuelta por unos cuantos planetas
que se encuentran cerca de ahí podremos llegar al viejo hotel,
en cuya entrada se sientan ellos tres,
alguna que otra voz se escucha
lejana trayendo recuerdos de otras épocas.
Y un par de canes,
uno colorado, la otra blanca manchada de negra,
persiguen los cometas que se acercan
a la estrella en donde moran
los que nos han dejado
mientras la vida sigue aquí abajo.
VII) Más y Menos.
Lo nuevo es más de lo mismo,
parte de lo viejo y anuncia
con toda la pompa el final
de otra etapa de nuestra historia.
Lo nuevo no huele bien
parece una repetición de errores,
horrores, como si nunca fuéramos
a aprender de nuestro tiempo reciente.
La obsecuencia me abruma
viendo que las cosas podrían ser distintas
pero equivocándonos en el camino,
al poner nuestro destino en
las manos incorrectas.
Que alguien le dé cobijo a los campos
en éste invierno crudo que los ha cubierto,
una manta para pasar las tardes heladas
a un lado del camino en donde sobrevivimos.
Que el sol quite ese blanco inmaculado
que ha dejado uniforme el paisaje
y nos obliga a buscar un poco de calor
con que recubrir nuestras almas.
II) Sueños.
Una barca sobre la que reposar
suavemente mecida por el océano,
en el viaje hacia el atardecer púrpura
sueña con la lluvia cayendo lentamente
dentro de un viejo cuarto
y esas prendas color verde
que resaltan los dotes de una mujer,
perdida en algún rincón de la memoria.
Curvas pronunciadas sobre las que
deambular, la piel blanca como la nieve,
múltiples lunares adornan la parte
baja de esa espalda por donde las
yemas se deslizan suavemente
mientras la respiración agitada
se calma, dando fin a la tormenta
que los unía.
III) Río de Almas.
Las almas se deslizan esperando su turno en la barca,
el río es profundo y no hay forma de cruzarlo a nado.
El barquero recibe su paga
nadie puede pasar sin su contribución,
parecería que ni aún liberados de la carne
podemos dejar de tributar.
Apenas una leve brisa le indica a Caronte
el lugar en donde yace ese espíritu atormentado,
justo sobre una roca, que sobresale de las aguas
de la Estigia, Isca espera poder reunir el metal.
Sopesa la bolsa que lleva consigo,
tal algún día pueda pagarle al barquero
y dejar de ver vagar las almas en la orilla opuesta.
IV) Lluvia ven.
Ven tranquilo, sin prisa,
como la brisa previa a los golpes
que he recibido sin saber porque.
En éste rincón soy feliz,
tanto como se puede serlo
y es algo que por poco
vale la pena.
Tanta tristeza, tanta violencia
y las peores mofas delante
de la chica a la que quiero,
aún no hacen que me rinda
sabiendo que en algún lugar
existe la luz que quiero alcanzar.
Mientras tú y tus amigos
piensan que esto de agredirme
es divertido, pero incluso al violento
su hora le llega.
Ven despacio, sin prisa,
como la lluvia que lava
el cuerpo borrando las huellas
de la noche en que todos los límites
fueron sobrepasados y ahora
para ti no hay vuelta atrás.
V) Locos.
No vengas para aquí
si crees que estamos locos,
pues tú eres el único cuerdo
en éste mundo y sin embargo
no te vamos a ver como un desubicado
pero no nos vengas a decir que hacer
o que esto está mal, no nos importa.
Has lo que quieras
tus tontas reglas sobre la cordura
carecen de sentido aquí,
veras como con el paso del tiempo
esa suciedad civilizada te excluye
hacia el mar de los soñadores
y los delirantes.
Así que ven para acá
que siempre hay lugar en
el club de los inadaptados.
VI) Estrellas.
Arriba, arriba, muy en lo alto,
cosa que veamos lo pequeño que somos
yace una vieja estrella
que en las noches emite un azul pálido.
Es fácil verla en medio del manto oscuro,
titilando en la negra bóveda
como un faro para quienes aún estamos acá abajo.
Tras cruzar el camino entre las estrellas,
dando una vuelta por unos cuantos planetas
que se encuentran cerca de ahí podremos llegar al viejo hotel,
en cuya entrada se sientan ellos tres,
alguna que otra voz se escucha
lejana trayendo recuerdos de otras épocas.
Y un par de canes,
uno colorado, la otra blanca manchada de negra,
persiguen los cometas que se acercan
a la estrella en donde moran
los que nos han dejado
mientras la vida sigue aquí abajo.
VII) Más y Menos.
Lo nuevo es más de lo mismo,
parte de lo viejo y anuncia
con toda la pompa el final
de otra etapa de nuestra historia.
Lo nuevo no huele bien
parece una repetición de errores,
horrores, como si nunca fuéramos
a aprender de nuestro tiempo reciente.
La obsecuencia me abruma
viendo que las cosas podrían ser distintas
pero equivocándonos en el camino,
al poner nuestro destino en
las manos incorrectas.
Somos
Somos el viento
no nos sentirás,
seremos una brisa
convertida en tempestad
para vencer la adversidad.
Somos el relámpago
cortando el manto negro,
los demás quedan clamando de rodillas,
nosotros deshacemos la oscuridad.
Somos el trueno
nuestra voz no será acallada,
un cuerno de batalla anunciando
que nos hemos levantado de nuevo.
Somos la lluvia,
cálidos para construir
fríos para cobrarnos la ofensa,
no sabrán cuando los alcance
hasta que se ahoguen en su perdición.
Somos el martillo,
la tormenta cayendo al fin,
el trueno, el viento y la lluvia
nuestra marca que no sabe de tiempo,
nuestra sangre se renueva
como la marea regresa
y continuamos en los que quedan.
no nos sentirás,
seremos una brisa
convertida en tempestad
para vencer la adversidad.
Somos el relámpago
cortando el manto negro,
los demás quedan clamando de rodillas,
nosotros deshacemos la oscuridad.
Somos el trueno
nuestra voz no será acallada,
un cuerno de batalla anunciando
que nos hemos levantado de nuevo.
Somos la lluvia,
cálidos para construir
fríos para cobrarnos la ofensa,
no sabrán cuando los alcance
hasta que se ahoguen en su perdición.
Somos el martillo,
la tormenta cayendo al fin,
el trueno, el viento y la lluvia
nuestra marca que no sabe de tiempo,
nuestra sangre se renueva
como la marea regresa
y continuamos en los que quedan.
Speranza
Otra mañana deambulando,
los mismos aromas antes de salir
y el viento que golpea en la ventana
con una canción de ayer
como si quisiera que esto
dure por siempre.
Incluso en la rutina
hay un cambio de frente,
aunque imperceptible
tiende a quitar eso velo gris
trayendo al sol de vuelta.
Con el viene Speranza.
los mismos aromas antes de salir
y el viento que golpea en la ventana
con una canción de ayer
como si quisiera que esto
dure por siempre.
Incluso en la rutina
hay un cambio de frente,
aunque imperceptible
tiende a quitar eso velo gris
trayendo al sol de vuelta.
Con el viene Speranza.
Esta canción
He escuchado esta canción hasta que se gastó
y entonces necesité otro himno,
así es como me siento en éste momento.
No me banco los abusos que se cometen
en nombre de algo que no existe,
las personas parecen condenadas a pasar por
las garras de unos cuantos
y a eso se lo llama administrar justicia.
Es un mal nombre que sólo esconde
un montón de forreadas propinadas entre
cuervos y lacayos, intermediarios y perjudicados,
un maldito mercado en el que
gana aquel que tiene el circo montado.
Saltan las marionetas,
saltan al compás de esta vieja melodía
que yo me niego a seguir escuchando
y por ello me abro de esta decadencia,
buscando otra cosa que sea más digna
que sólo explotar la necesidad de los demás.
No puedo volver atrás,
ni siquiera se me ocurriría intentarlo,
así que el mañana es todo lo que queda
y lo único que necesito mientras
tenga dos pies y dos brazos.
y entonces necesité otro himno,
así es como me siento en éste momento.
No me banco los abusos que se cometen
en nombre de algo que no existe,
las personas parecen condenadas a pasar por
las garras de unos cuantos
y a eso se lo llama administrar justicia.
Es un mal nombre que sólo esconde
un montón de forreadas propinadas entre
cuervos y lacayos, intermediarios y perjudicados,
un maldito mercado en el que
gana aquel que tiene el circo montado.
Saltan las marionetas,
saltan al compás de esta vieja melodía
que yo me niego a seguir escuchando
y por ello me abro de esta decadencia,
buscando otra cosa que sea más digna
que sólo explotar la necesidad de los demás.
No puedo volver atrás,
ni siquiera se me ocurriría intentarlo,
así que el mañana es todo lo que queda
y lo único que necesito mientras
tenga dos pies y dos brazos.
lunes
Escollera
Filmar comenzó a desenredar la línea, al final optó por cortarla y volver a preparar el anzuelo.
A su lado Omar Valenciano cortaba los calamares, siempre le había gustado acompañar al pescador aunque no le interesara tanto la pesca en sí misma.
Más atrás, Flores tomaba notas de lo que veía a su alrededor: la escollera de Punta Chiesa, las familias en la playa, el viejo muelle con una publicidad de cerveza que se apreciaba ni bien uno comenzaba a bajar por Luro, vendedores ambulantes, surfistas o algo que se parecía a eso, etc.
En eso Filmar comenzó a tirar de la caña, algo había picado, Valenciano corrió a su encuentro; Flores no quiso ser menos y se aproximó.
Fue el único que notó que el mar crispado iba a lanzar una nueva andanada contra las rocas.
Se agachó justo detrás de Omar, al tiempo que el mar los empapaba a Filmar y a su otro compañero.
El pescador se limitó a desenredar la línea, volviendo a colocar la carnada en su lugar.
La tarde transcurrió sin prisa, por allá se escuchó el grito de gol a través de la radio que tenían en el puesto de venta de carnada.
Luego, los hinchas de Racing comenzaron a desfilar en la niebla que los desdibujaba,
haciéndolos parecer como salidos de una escena en blanco y negro.
Superhéroe
El superhéroe esconde algo, un ego de algunos, la justificación de otros tantos.
Si el personaje no es humano, cuenta con grandes poderes para enfrentar a enemigos proporcionales.
Si es de carne y hueso, con miles de recursos mientras vuela por el mundo llevando la infinita justicia.
El villano puede ser adaptado según la época histórica, llevándolo ante a un juicio entre las viñetas y portando los colores de la libertad en el traje con el que el héroe oculta su identidad.
Incluso se lo puede adaptar a través del tiempo, pasando de un mandarín a un fundamentalista y admitiendo el montaje escénico, con él que la última invasión se justifica.
El superhéroe es entonces un fraude, un invento de alguien que sabe que éste invierno no pasará frío pese a que los demás se congelen.
Después de todo no necesitan el combustible, en el desierto hace calor.
Escenas
Vuelvo a estar frente a esas puertas, incluso el vidrio que rompí o mejor dicho su reemplazo sigue allí. El problema es que encuentro una pared en donde antes había una entrada, por suerte siempre hay una puerta lateral.
Suerte de panóptico éste, de la biblioteca a la administración para ver quién pasa y enfrente la dirección. Todo el pasillo está a oscuras, del salón de cuarto año surge un sonido; un estudiante solitario golpea con sus manos el pupitre.
A mi izquierda escuchó sonar una canción, los de quinto se despiden de ese lugar y entonan:
“Llega el cardumen de Ezequiel,
llegó el cardumen.
Vengan todos y pongan la oreja
que llega el cardumen del loco Ezequiel.”
A la derecha se abre el gimnasio, ahí es donde los uniformes homogeneízan tanta diversidad. Aún la corbata me ha dejado la marca de tanto nudo improvisado.
Detrás yace la cocina, solo falta que Omar salga y nos pegué el grito sorprendiéndonos en plena fuga. La vieja tapa de madera que recubre la bomba de agua emite una vibración, mientras me introduzco en el pasillo que conduce a la sala de informática.
Carmen está presente, revoloteando entre viejos discos de cinco un cuarto y monitores de fósforo. Alguien ha cerrado la Madre y todos los trabajos de la red se han perdido, los insultos cubren el aire.
Un paso hacia afuera, el aire de la fría mañana invernal me llena los pulmones mientras me dirijo al patio trasero pasando junto a las escaleras y el viejo kiosco.
El círculo de piedra aguarda en el centro a que contemplé un paisaje que ya no conozco.
Te amo
Te amo,
nada más que eso.
Cuan simple es decirlo
y cuan complejo lo que
rodea éste sentimiento.
Esperaba todos los viernes
para verte volver por esa ruta,
la que ahora nos separa cada mañana
y te trae de regreso por la tarde.
Amo tu calidez en las mañanas,
la forma en la que haces todo tan simple
y la manera en la que tus brazos
me contienen, a mí que soy una bestia
cuando me lo propongo.
Te amo
e incluso las palabras no alcanzan
para expresarlo,
yendo bajo el mismo sol
con la marea golpeando nuestros
pies y el mar guardando las huellas.
Te amo.
nada más que eso.
Cuan simple es decirlo
y cuan complejo lo que
rodea éste sentimiento.
Esperaba todos los viernes
para verte volver por esa ruta,
la que ahora nos separa cada mañana
y te trae de regreso por la tarde.
Amo tu calidez en las mañanas,
la forma en la que haces todo tan simple
y la manera en la que tus brazos
me contienen, a mí que soy una bestia
cuando me lo propongo.
Te amo
e incluso las palabras no alcanzan
para expresarlo,
yendo bajo el mismo sol
con la marea golpeando nuestros
pies y el mar guardando las huellas.
Te amo.
Escapando de la mazmorra
Mi celda se abrió tras el chasquido metálico que ya había sentido antes y nuevamente recuperé mi espada.
Un blasón oxidado colgaba de una pared, la imagen del cuervo en la tempestad yacía borrosa.
El viejo guardia huyó ante mi presencia, cuesta arriba comencé mi lucha por la libertad y uno a uno mis enemigos fueron cayendo a los abismos que se encontraban debajo de las mazmorras.
Me encontré con un enorme oponente lento de movimientos, al que el yelmo le dificultaba la visión y de una zancadilla rodó cuesta abajo, arrastrando a los refuerzos.
Las trampas de fuego casi me detienen esta vez, pero logré sortearlas y me dirigí presuroso a rescatar a mi amada.
Casi terminó siendo víctima de los conjuros del hechicero negro, pero recordé nuestro último encuentro y como la muerte me había alcanzado. Parecía como si despertara de un largo sueño, encontrándome nuevamente en mi celda.
Sin embargo ese era mi día, escrito por los dioses de aquel reino desértico y finalmente mi acero encontró el cuerpo del brujo. Todo se sacudió a nuestro alrededor, mi enemigo desapareció en una nube de humo y besé los labios de mi amor.
Luego coloqué el viejo escudo en el muro detrás del trono, marcando mi nombre con la punta de la espada y esperando que alguien cumpliera de nuevo con mi hazaña.
sábado
Tres
Cuelga el estandarte,
un lobo persiguiendo a la luna
o llamándola extraviado.
Es un choque de aceros,
la espada una luz en la noche
como la bestia dormida
despertando para defender su hogar.
Tu martillo está a mi lado,
el fuego de Carrara
cubriéndonos la espalda,
somos un ejército colosal.
No habrá obstáculo
que nos haga cesar,
yendo como la marea
hacia las costas de plata
y reventando contra ese muro
de piedras que comienza a ceder
ante nuestro incesante martilleo.
Truenos y relámpagos,
golpes y avanzamos,
siendo uno solo
cuando trabajamos al unísono,
rompiendo las ataduras
que no pueden detener
nuestro andar por la vida.
Para Renzo y Jesús, sin quienes no sería posible caminar en la lluvia.
Torre
Como una prisión
se quedó con los mejores
años que él vivió.
El hombre que surgió
de la torre tenia nostalgia
de las horas que pasaron
sentados en las escaleras.
Un niño quedó atrapado
en una celda del tiempo,
demasiadas cerraduras
de años y de saqueos
vaciando la torre, hasta
que sólo quedo el armazón
relleno de hipocresías
y de bajezas.
Una mueca burlona cubrió
su cara mientras veía correr
a los pequeños que le
recordaban a alguien,
un rostro de mujer que se
perdió en el pasado.
La torre estaba vacía,
vacía estaba ella
aunque parecía no importarle
mientras resaltaba sus logros,
disimulaba sus errores
y se levantaba la falda una vez más.
se quedó con los mejores
años que él vivió.
El hombre que surgió
de la torre tenia nostalgia
de las horas que pasaron
sentados en las escaleras.
Un niño quedó atrapado
en una celda del tiempo,
demasiadas cerraduras
de años y de saqueos
vaciando la torre, hasta
que sólo quedo el armazón
relleno de hipocresías
y de bajezas.
Una mueca burlona cubrió
su cara mientras veía correr
a los pequeños que le
recordaban a alguien,
un rostro de mujer que se
perdió en el pasado.
La torre estaba vacía,
vacía estaba ella
aunque parecía no importarle
mientras resaltaba sus logros,
disimulaba sus errores
y se levantaba la falda una vez más.
Epitafio
Viernes lluvioso y gris,
al final de la tormenta
ya no queda nada de ti.
Atrincherada en ese rincón
maquinando venganzas
contra los que se han negado
a dejarse usar o aquellos
que son mejores que tú
por intentar algo cada día.
Así están las cosas, cuando
nos separamos no imaginé
que te llevarías una parte de mí.
Tanto que alguna vez ansié tu vuelta
y ahora desearía que nunca hubieras
existido, sólo para darme cuenta de
que eres esto que al fin muestras.
al final de la tormenta
ya no queda nada de ti.
Atrincherada en ese rincón
maquinando venganzas
contra los que se han negado
a dejarse usar o aquellos
que son mejores que tú
por intentar algo cada día.
Así están las cosas, cuando
nos separamos no imaginé
que te llevarías una parte de mí.
Tanto que alguna vez ansié tu vuelta
y ahora desearía que nunca hubieras
existido, sólo para darme cuenta de
que eres esto que al fin muestras.
Trepador, trepadora
Como una enredadera evitó quedarse
en la tierra, dejando atrás a los suyos
allá abajo y trepó alto buscando
aferrar el brillo del sol.
Así y todo no pudo evitar secarse,
convertida en cenizas que cubrieron
los campos dando lugar a nueva vida.
en la tierra, dejando atrás a los suyos
allá abajo y trepó alto buscando
aferrar el brillo del sol.
Así y todo no pudo evitar secarse,
convertida en cenizas que cubrieron
los campos dando lugar a nueva vida.
En ese momento
Es en ese momento aciago
cuando recuerdas que todo se paga,
sintiendo una voz resonar
desde las entrañas
y recordándote que anoche
bebiste demasiado.
Es por ello que ahora
has de saldar la cuenta,
tiene vencimiento
y sólo acepta efectivo.
Mal de nuestra época,
estar tirado con la resaca
nocturna y sin un centavo.
El único que se atreve
de nuevo es alguien
que naufragó
y se negó a adaptarse
a las reglas de eso
llamado sociedad.
cuando recuerdas que todo se paga,
sintiendo una voz resonar
desde las entrañas
y recordándote que anoche
bebiste demasiado.
Es por ello que ahora
has de saldar la cuenta,
tiene vencimiento
y sólo acepta efectivo.
Mal de nuestra época,
estar tirado con la resaca
nocturna y sin un centavo.
El único que se atreve
de nuevo es alguien
que naufragó
y se negó a adaptarse
a las reglas de eso
llamado sociedad.
Tú
Ellos necesitaban sólo un dios
con esto era más que suficiente,
pero siempre había una oveja que
se desviaba del rebaño
y deambulaba en las sombras.
Necesitaba algo más,
un dios para velar los sueños,
otro cantando en la lluvia,
uno iracundo entre truenos y relámpagos,
aquel de allí escondido en el vino
a la espera de liberar las cadenas
que contenían los deseos.
Y así es como todo parecía obedecer
a una fuerza exterior, el peor de todos
ellos es el que me hizo amarte
atándome a ti aunque quisiera con
mi barca echarme otra vez al mar.
Sólo eso bastó.
con esto era más que suficiente,
pero siempre había una oveja que
se desviaba del rebaño
y deambulaba en las sombras.
Necesitaba algo más,
un dios para velar los sueños,
otro cantando en la lluvia,
uno iracundo entre truenos y relámpagos,
aquel de allí escondido en el vino
a la espera de liberar las cadenas
que contenían los deseos.
Y así es como todo parecía obedecer
a una fuerza exterior, el peor de todos
ellos es el que me hizo amarte
atándome a ti aunque quisiera con
mi barca echarme otra vez al mar.
Sólo eso bastó.
En el cosmos
Es por eso que siempre me ha parecido
como si formáramos parte de algo mucho
más grande que nuestras existencias,
de ahí que la idea de simplemente dejar de existir
no me parezca algo aterrador y aciago.
Todo forma parte del mismo conjunto,
la energía ha de volver a su lugar de origen
dejando el recipiente vacío que simplemente
desaparecerá, mientras ocupamos nuestro
lugar en el cosmos.
como si formáramos parte de algo mucho
más grande que nuestras existencias,
de ahí que la idea de simplemente dejar de existir
no me parezca algo aterrador y aciago.
Todo forma parte del mismo conjunto,
la energía ha de volver a su lugar de origen
dejando el recipiente vacío que simplemente
desaparecerá, mientras ocupamos nuestro
lugar en el cosmos.
Un juego
¿Qué son diez años, qué son?
No más que un suspiro, un pestañeo
y unas cuantas canas.
Pero tú te las arreglaste para unirnos
de a poco, cuando viniste a éste mundo
una mañana nublada de noviembre.
Y aquí estamos
yendo tras ese balón que pica
entre las hojas del calendario,
perdiéndose en medio del parque
hasta que lo recoges y lo pones en juego.
Pues ha sido eso,
un juego pequeña Morena.
No más que un suspiro, un pestañeo
y unas cuantas canas.
Pero tú te las arreglaste para unirnos
de a poco, cuando viniste a éste mundo
una mañana nublada de noviembre.
Y aquí estamos
yendo tras ese balón que pica
entre las hojas del calendario,
perdiéndose en medio del parque
hasta que lo recoges y lo pones en juego.
Pues ha sido eso,
un juego pequeña Morena.
Emociones
Pensaba que la primavera duraba para siempre,
como todos esos encuentros casuales y besos
entre copas, pero un día se terminó.
Recuerdo el principio y el final,
la última vez que mis manos recorrieron tu cuerpo,
tus gestos moviéndote frenética sobre mí.
Todo lo demás lo he borrado,
tan solo quedan las emociones
y la estela que se pierde en el mar del tiempo
confundida con el humo de tu cigarrillo.
como todos esos encuentros casuales y besos
entre copas, pero un día se terminó.
Recuerdo el principio y el final,
la última vez que mis manos recorrieron tu cuerpo,
tus gestos moviéndote frenética sobre mí.
Todo lo demás lo he borrado,
tan solo quedan las emociones
y la estela que se pierde en el mar del tiempo
confundida con el humo de tu cigarrillo.
Desde la costa
I) Mar.
Algunos ven realizadas
sus ansias de poder,
colocándose por encima
de los demás.
El océano sigue corriendo
aún por debajo de los pilotes
en los que ellos levantan
su egoísmo y vanidad.
Abajo, los sueños más humildes
son castillos frente a
la marea que amenaza
con derrumbarlos.
Pero aun así sólo representa
el paso por esta vida,
los poderosos no están conscientes
encumbrándose sobre deseos
de más, pero desatentos
que al final el mar
barrera con ellos.
II) El viento y el mar.
Sur, ráfagas heladas vienen desde Reta
llevándose la tormenta hacia otra parte.
El viento y el mar, heraldos del oasis atlante,
traen la canción de la nostalgia
del pago que yace aguardando
a que sus hijos vuelvan.
Anoche matamos las penas con José,
el las del lejano México y yo las de mi alma
que estaba en la distancia, allá en Océano.
Y al final en éste anochecer dorado,
pura tequila, limón y sal para ahogar
el dolor que sentimos de estar lejos de casa.
Ahora el viento trae de nuevo la tormenta
mientras el mar le ruge al mundo,
los dos nos unen con el lugar del que venimos
y que ha quedado guardado como una
canción en el corazón.
III) Más allá.
Se detuvo en la playa
depositándola suavemente
sobre la arena seca
justo al mediodía de esa mañana.
Ella dormía serenamente
acariciada por el viento,
mientras él se sentó
contemplado la inmensidad
del océano rompiendo una
ola tras otra sobre esa costa.
El cielo prolongaba esa inmensidad
ni una sola nube alteraba
la continuidad celeste,
debía existir algo más allá
o todo sería en vano.
Recordó la primera vez que la vio,
cuando ella sonrió solo para él
quemándolo en el alma
sabiendo que estaban destinados.
Ella se había ido esa mañana
pero parecía dormir,
él le dio un último beso,
la cargó suavemente
y se dirigió hacia el mar.
IV) Marea.
Como un océano
la vida absorbe todo
lo que le arrojan
y lo devuelve moldeado,
piedras por guijarros,
años de existencia.
Al llegar a la orilla produce
su marca, no importando cuan
grande el ser humano se crea.
Así es como cada uno de nuestros
actos se ve reflejado, alcanzándonos
tarde o temprano esa marea
llamada consecuencias.
V) Mar II.
Y me voy,
huyendo de todo
hasta que la costa se termina.
Entonces sólo queda el mar
atesorando los recuerdos,
no hay donde esconderse.
Él, que guarda todas las historias
de antaño, guardián de las cenizas
de los que se han ido,
le trae la calma a mi
alma atormentada.
VI) Desde la costa.
He visto los retoños de las personas a las que amo
crecer bajo la luz del sol, que de un manotazo
borra la niebla que oculta aquella ciudad.
Incluso la más lejana parece disiparse
en la costa de aguas claras, más al oeste
pero no menos presente por ello.
Su calidez ha sido el fuego con el que me he
mantenido tibio todos estos años,
esperando a que la marea cambié
para poder iniciar mi peregrinación
hacia el lugar que nos unió por siempre.
Los días pasan,
el asedio continúa.
Parece ser que la señora
no se da por aludida,
invocando a sus fantoches
para que hablen por ella.
Ya la realidad no aguanta
ser manoseada por tanta corrupción,
el amanecer viene en un día de diciembre
en el que finalmente han de irse.
¿O será más de lo mismo?
Barajo,
todo empieza de nuevo.
Parece que en esta mano
tampoco tendré la suerte
que merezco.
Siento como que estoy en la
parte baja del reloj de arena,
a mi alrededor la escena cambia
pero yo sigo teniendo la misma sensación.
Caminando bajo la lluvia,
con el viento frío del este
golpeándome el rostro
y buscando que el sol salga finalmente.
Una pirueta, el grito de gol
surge de las gargantas como
si una horda de demonios fuera liberada.
Los abrazos, las camisetas que se funden,
vencedores y derrotados completan
el paisaje que la lluvia desdibuja.
Tanto festejo
por ese circo montado
desde que el dinero fue inventado.
Algunos ven realizadas
sus ansias de poder,
colocándose por encima
de los demás.
El océano sigue corriendo
aún por debajo de los pilotes
en los que ellos levantan
su egoísmo y vanidad.
Abajo, los sueños más humildes
son castillos frente a
la marea que amenaza
con derrumbarlos.
Pero aun así sólo representa
el paso por esta vida,
los poderosos no están conscientes
encumbrándose sobre deseos
de más, pero desatentos
que al final el mar
barrera con ellos.
II) El viento y el mar.
Sur, ráfagas heladas vienen desde Reta
llevándose la tormenta hacia otra parte.
El viento y el mar, heraldos del oasis atlante,
traen la canción de la nostalgia
del pago que yace aguardando
a que sus hijos vuelvan.
Anoche matamos las penas con José,
el las del lejano México y yo las de mi alma
que estaba en la distancia, allá en Océano.
Y al final en éste anochecer dorado,
pura tequila, limón y sal para ahogar
el dolor que sentimos de estar lejos de casa.
Ahora el viento trae de nuevo la tormenta
mientras el mar le ruge al mundo,
los dos nos unen con el lugar del que venimos
y que ha quedado guardado como una
canción en el corazón.
III) Más allá.
Se detuvo en la playa
depositándola suavemente
sobre la arena seca
justo al mediodía de esa mañana.
Ella dormía serenamente
acariciada por el viento,
mientras él se sentó
contemplado la inmensidad
del océano rompiendo una
ola tras otra sobre esa costa.
El cielo prolongaba esa inmensidad
ni una sola nube alteraba
la continuidad celeste,
debía existir algo más allá
o todo sería en vano.
Recordó la primera vez que la vio,
cuando ella sonrió solo para él
quemándolo en el alma
sabiendo que estaban destinados.
Ella se había ido esa mañana
pero parecía dormir,
él le dio un último beso,
la cargó suavemente
y se dirigió hacia el mar.
IV) Marea.
Como un océano
la vida absorbe todo
lo que le arrojan
y lo devuelve moldeado,
piedras por guijarros,
años de existencia.
Al llegar a la orilla produce
su marca, no importando cuan
grande el ser humano se crea.
Así es como cada uno de nuestros
actos se ve reflejado, alcanzándonos
tarde o temprano esa marea
llamada consecuencias.
V) Mar II.
Y me voy,
huyendo de todo
hasta que la costa se termina.
Entonces sólo queda el mar
atesorando los recuerdos,
no hay donde esconderse.
Él, que guarda todas las historias
de antaño, guardián de las cenizas
de los que se han ido,
le trae la calma a mi
alma atormentada.
VI) Desde la costa.
He visto los retoños de las personas a las que amo
crecer bajo la luz del sol, que de un manotazo
borra la niebla que oculta aquella ciudad.
Incluso la más lejana parece disiparse
en la costa de aguas claras, más al oeste
pero no menos presente por ello.
Su calidez ha sido el fuego con el que me he
mantenido tibio todos estos años,
esperando a que la marea cambié
para poder iniciar mi peregrinación
hacia el lugar que nos unió por siempre.
Los días pasan,
el asedio continúa.
Parece ser que la señora
no se da por aludida,
invocando a sus fantoches
para que hablen por ella.
Ya la realidad no aguanta
ser manoseada por tanta corrupción,
el amanecer viene en un día de diciembre
en el que finalmente han de irse.
¿O será más de lo mismo?
Barajo,
todo empieza de nuevo.
Parece que en esta mano
tampoco tendré la suerte
que merezco.
Siento como que estoy en la
parte baja del reloj de arena,
a mi alrededor la escena cambia
pero yo sigo teniendo la misma sensación.
Caminando bajo la lluvia,
con el viento frío del este
golpeándome el rostro
y buscando que el sol salga finalmente.
Una pirueta, el grito de gol
surge de las gargantas como
si una horda de demonios fuera liberada.
Los abrazos, las camisetas que se funden,
vencedores y derrotados completan
el paisaje que la lluvia desdibuja.
Tanto festejo
por ese circo montado
desde que el dinero fue inventado.
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