sábado

Vlad

Vladimir sale de noche,
negocios oscuros
requieren un velo igual.

Vlad para los amigos,
frecuenta las partes bajas
de la ciudad pero vive
en lo más alto.

Espera paciente en las tinieblas
escondido detrás de un montón
de matones y armas,
a que su víctima incauta
caiga en sus manos.

Entonces Vlad sonríe cómplice,
otra alma más para agregar
y esta piensa como todas las 
otras que vale su peso en oro.

Una reina deslumbrada por la nieve,
procurando atarse al poder
para mantener un estatus 
que consiguió porque alguien más
se ensució las manos.

Propiedad

La cultura, como conjunto de conocimientos y expresiones de cualquier tipo en la enorme extensión de éste planeta, no ha sido concebida como accesible a todo el mundo.

La necesidad de limitar dicha posibilidad viene de la mano de una antiguo concepto, el conocimiento es poder y al poder como tal le interesa que seamos lo más ignorantes posibles.

Ignorantes equivale a incultos y por ende fáciles de adiestrar, si esto no da resultado en razón de que recibimos suficiente alimento durante nuestra niñez es necesario que paguemos por el derecho a la cultura. Es un derecho, pero se encuentra garantizado por el elemento igualitario por excelencia: el poder adquisitivo. El poder nuevamente es el factor determinante.

De ahí que al que detenta el poder, traducido en la posibilidad de hacer lo que se le cante y burlar cualquier ley (existen normas para todo el mundo, pero no se aplican igual a todos), pueda imponer las reglas de mercado para que acceda al conocimiento quien tenga dinero para pagarlo.

O acceda a cualquier forma de expresión, desde Seiya de Pegaso hasta el Libertango de Piazzola, pasando por un programa que desfragmenta el rígido hasta uno que detecta expresiones faciales, todos inevitablemente debemos pagar. Pagar, igual que al barquero para que nos ayude a cruzar el río (la entrada al cielo tiene un canon, la cultura no podría ser la excepción a ello).

De esta forma, aquellos que generan un programa de ordenador (léase software) pretenden cobrar por el mismo y ahí está la diferencia, si lo pago puedo acceder a cierto conocimiento o ventajas que no tendría si sigo en la era del ábaco. Dicha restricción es un intento de un sistema vetusto, obsoleto, decadente y mal humorado de intentar vallar o alambrar a la cultura misma.

Y el ámbito más característico de esto es la Red Mundial o Internet. Como un enorme ejercito de hormigas yendo a buscar material para construir su hormiguero, en las tres “w” se puede encontrar de todo. Desde una versión del Quijote hasta un programa para descargar libros, he ahí el pecado que debe ser combatido y erradicado. Para ello, usando un eufemismo, llamarón pirata a quien trata de conseguir un programa o un artículo cualquiera sin pagar el canon exigido por un bodrio de civilización denominado propiedad intelectual. 

Digo eufemismo dado que bien nos podrían tildar de ladrones, cuando por alguna receta mágica solo un puñado de personas en éste mundo son los que cortan el pescado gracias a un montón de negocios que rigen los destinos de naciones enteras (siempre habrá mercaderes y cipayos dispuestos). 

Entonces, con la Red el viejo concepto de propiedad intelectual encontró un problema. ¿Cómo le cobramos al que no está frente a la góndola o el mostrador para pagar por algo que no viene en un formato físico?.

Cartas

I)

La escena era un verdadero desastre, botellas rotas, cartas desparramadas, cuatro hombres muertos y ropa abandonada.
No le pagaban lo suficiente y encima ahora había un asesino suelto en aquel pequeño pueblo marítimo, para terminar de complicarle la vida.

Parecía que alguien había llegado al lugar e iniciado el infierno aunque no estaba seguro si las víctimas se habían dado cuenta de algo, ya que encontró demasiadas botellas esparcidas.

Lo mejor sería dejar que los de la ciudad se hicieran cargo pensó, mientras se dirigía a su unidad y prendía un cigarrillo.
El aroma a tabaco fue arrastrado rápidamente por el fuerte viento que soplaba del sur mientras el amanecer venía.

II)

Lo pagarían, ésa noche todo terminaría pensó ella mientras el auto se movía a través del camino de tosca.

La decisión estaba tomada, harta de tanto maltrato y de noches sin dormir mientras esperaba que el volviera, para tener que soportar su ausencia en el día mientras descansaba bajo los efectos del alcohol.

La luz de aquel lugar era poca así que dejó el auto a un lado del camino y tomando la escopeta de dos caños se dirigió a buscar a su esposo y su grupo de juerga.

III)

Llegó tarde a la reunión y sus compañeros se enojaron, tendrían que iniciar de nuevo la partida.
A su derecha alguien que no le había caído nunca simpático lo miró de mala manera y el ignoró por completo la situación.

Al cabo de unas manos los demás estaban casi pelados y su inquisidor compañero comenzó a insinuar que alguien hacia trampa.
Dada la cantidad de alcohol que había tomado para ése momento de la madrugada se quitó la ropa quedándose desnudo mientras los demás miraban y estallaban de risa; de ésa manera no podrían acusarlo de esconder cartas.

Esa fue una de las últimas cosas que recordaba mientras huía por la playa y el viento lo acompañaba, la primera descarga le dio a quien tenía enfrente; la segunda lo hizo saltar de aquella silla y correr por entre los tamariscos mientras a su espalda se escuchaban más detonaciones.

IV)

Ella vino para terminar con la vida de aquel a quien había seguido por veinte años y se encontró con toda la pandilla reunida, simplemente jaló del gatillo y alguien cayó sobre las cartas.
Los demás lo siguieron en el tiempo que tardó en recargar, demasiada bebida impidió cualquier reacción.

Luego volvió por donde había llegado hasta su vehículo y encendió un cigarrillo mientras se alejaba por el camino hacia la ciudad, dejando atrás su pasado.

Vergüenza

Antes de Carlitos no éramos nada, tan solo un montón de fanáticos que veían ir y venir jugadores.
Pese a todo lo logrado por Bianchi, no pudo sobrevivir a la vorágine de tener que ganar siempre.
Sin embargo sigo convencido de que hay varios jugadores que en ese 0 – 3 con Estudiantes en La Plata, simplemente fueron para atrás.

Y el viejo se fue.

Al año siguiente, el 14 de Mayo aparecía marcado en el calendario como el día que definiría el horizonte futbolístico. 
Pero de fútbol ni hablar, un imbécil decidió dar la nota y agredir a los jugadores de River.

Ahí se vio la desorganización e improvisación en su máxima expresión. No sólo por no saber qué hacer, sino porque durante demasiado tiempo los jugadores visitantes fueron rehenes de un conjunto de idiotas que llevaban los colores de Boca.

A eso sumémosle la falta de humanidad y tacto de los jugadores Xeneizes, ni siquiera un poco de solidaridad a la hora de salir evitando que los afectados por la agresión pudieran recibir atención.

Eso sí, había que mostrar que tenían las pelotas puestas (de nuevo: de jugar bien ni hablar) queriendo disputar los 45 minutos restantes a como diera lugar.
Y cuando era sabido que eso no ocurriría, saludaron a esos hijos de puta que se hacen llamar barras.

El barra es una enfermedad, un mercenario, un sicario, un pedazo de mierda que sirve al mejor postor. El Panadero Napolitano, señalado por las cámaras como el que causó la agresión a los jugadores Millonarios, parecía un angelito en sus declaraciones.

El presidente de Boca, que se traga la “S” cada vez que habla y ahora también las heces, le termina echando el fardo a River. Acto seguido, Arruabarrena hace los mismo.

Los dos se olvidan que el local era Boca, que el público era sólo azul y oro, que el partido se suspende por culpa de alguien que lleva los colores de Boca. Es más fácil echarle la culpa al otro que asumir la responsabilidad propia.

El barra es lo que es porque alguien se lo permite, porque forma parte de la enfermedad de una sociedad que asume como normal que alguien así pueda hacer lo que quiera y salir impune.

La falta de valores, solidaridad, humanidad se ve reflejada en los jugadores de Boca. Orión, el Cata Díaz, Gago, tipos de peso preocupados más por la billetera que por la humanidad del otro.

Angelici, un presidente que trae jugadores lesionados que juegan rato y luego de volverse a romper regresan a sus clubes. Parece ser que pagar caro y no usarlo es una constante en “se traga la S y las heces”, ¿o es otra cosa?.

En fin muchachos, lejos quedan las tardes gloriosas del ‘98 al 2008, lejos los huevos, la garra, el meter un poco para que los otros no se la lleven de arriba. 

Quejas y excusas.

R.P. (19 años después)

Cachito barre los despojos,
un hincha llora solo en la tribuna colmada,
un amigo llama a alguien que no está.
Los rostros del naufragio son varios
los responsables se excusan,
Amadeo sufre en silencio
mientras el otro Carrizo se funde con el llanto.

Si hay un infierno existe un cielo,
con garra, corazón y esfuerzo
han puesto a nuestro fútbol en lo más alto.
En los libros sólo figuran las estadísticas
lo humano parece ajeno,
pero ahí está una parte de Génova
flameando en lo alto de Sudamérica.

Salud.

miércoles

Primavera

La más virtuosa de éste hato de chiflados, soportando los embates de estos tiempos con una mueca burlona y media verónica en cada embestida. 
Cruel sociedad en la que el poder controla al vulgo a rajatabla mientras las huellas del saqueo están a la vista pero esperan que olvidemos. 
Extraño paraíso en el que quien más se esfuerza más paga y el que menos hace más les exige. Extraña tierra tan amada llamada Argentina. 
Digan que la esperanza es la única arca que siempre está llena.

...

¿Por qué he de tener el alma blanca si soy mota como el corazón de la noche?.
Lo oscuro es lo inferior según el blanco civilizado, que no es más que un bárbaro con recursos dotado de las leyes que dobla a su favor con tecnicismos y excusas diplomáticas.

sábado

Aquí estamos

Veo las naves partir, los rostros se borran en la estela 
y el viento se ocupa de deshacer ese recuerdo.
Por eso al regresar simplemente seremos otros,
incluso el pueblo costero se verá distinto.
Pero aquí estamos,
 después de todo algo ha sobrevivido 
y mejor será que atesoremos éste momento.
No se repite con frecuencia.

Recuadros

Recuadro, el héroe nace en un callejón,
recuadro, portando un arma enorme
asesina a los asesinos de su familia.
Recuadro, un orco persigue a un aldeano,
recuadro, las llamas inundan la aldea.
Recuadro, un hombre ora en la penumbra,
recuadro, los relámpagos iluminan a su victimario.
Recuadro, una sala atestada de personas discutiendo
sobre la guerra para la paz, 
recuadro, cientos de seres mueren de hambre
en una franja llena de recursos.
Recuadro, los niños corren tras el balón,
recuadro, los acorazados están a las puertas
de nuestros hogares.
Recuadro, cenizas y desolación,
alguien ha decidido que debamos 
dejar de existir.
Recuadros, una historia que sigue
repitiéndose mientras la riqueza
está en manos de unos pocos.

Evadiendo

Evadiendo situaciones
una buena estrategia la mía
y sin embargo día a día
maldigo no haber confrontado
el momento.
Después de todo podría
haber escrito una oda
tras el frenesí,
saciando la sed
de tanto desierto existencial
y guardando la moral
para otro momento.
Es que hay tanto señorío
con prontuario de antropófago
sexual que por lo visto una
cosa no quita la otra.
Aunque reiteradas veces
he encontrado esa doble moral
de aparentar lo que no es
para salirse con la suya.

Eterno

Sé que volveré, pese a que nunca me he ido
del todo de esta ciudad y aunque nos descubramos
distintos, seguimos siendo los mismos enamorados.
Aun cuando las fachadas cambien,
las calles se abran en lugares en donde
antes estaba vedado el paso
la vía sigue siendo la misma,
uniéndonos Mar del Plata.
Así que espera a que la pelota ruede
entre los pies pequeños, allá en lo alto
en donde Alma y Paz se encuentran.

Perdido

Al final no nos queda nada,
no sirve hablar en plural
cuando la culpa es sólo de uno.
Yendo juntos a lo largo de la costa
de nuestras vidas, perdiéndote un
poco en cada gota de la bruma 
que hoy se ha ido y únicamente el viento
del sur viene a golpearme
recordándome que ya no tengo
el calor de tus besos.

La puerta 17

En algunas partes del mundo se pasa del piso doce al catorce, el trece no existe en el plano físico. Pero sin embargo varios metros más arriba, en el diecisiete, encontramos una puerta a otra parte. Cientos de testimonios, de personas de miradas extraviadas encontradas deambulando sin nada más que sus pertenencias, lo comprueban.

Desconocidos de todas partes de éste mundo dan cuenta de que se encontraron con que el ascensor no tenía botón alguno para el piso trece, pero al llegar a las habitaciones del diecisiete e ingresar a las mismas es como que todo alrededor comenzó a girar.

Al tratar de volver al pasillo se encontraron con que las cosas habían cambiado, los teléfonos daban una estática permanente, el resto era silencio. Las demás habitaciones se veían vacías pero era sólo una apariencia.

En cada una de ellas encontraron una parte de su vida, momentos de la infancia, adolescencia y otros recuerdos que salían a la luz.

Algunos creyeron enloquecer, hasta que vieron una salida de emergencia que conducía al piso doce. De pronto se encontraron a plena luz del día, totalmente desorientados.

En el hotel no tenían registro de su llegada, su equipaje había desaparecido y algunos decidieron dejar las cosas así.

En cambio, yo he elegido atar a los demonios que moran allí en estas páginas.

Cuidado con el piso 17, es la antesala a un lugar en el cual uno deja no sólo sus pertenencias; también parte de la cordura.

Mal genio

No bebo,
un mal genio se apodera de mí
y desata la lucha interna.
Ira, euforia y melancolía,
todas con nombre de mujer.
Cuando la botella se vacía
el corazón resuena
en el mar púrpura, 
siendo tormentoso
éste amanecer 
que contemplo.

jueves

Mamá

Cargas con la esperanza,
los sueños futuros,
con esos ojos refulgentes 
como el sol
y en tu vientre lo más
hermoso de éste mundo.

Rapsodia

Uno no elige, ciertas cosas
simplemente ocurren
y hay que aguantarse,
pero en esta noche
previa a que la batalla
se desate, he tenido que
levantar la vista al cielo
para ver que no nos hace
falta un escudo más grande.
Hace tiempo que el manto estelar
es nuestro blasón insigne,
desde que el águila parda
volara en una tarde de enero
y nos llenáramos de gloria una vez más.
Tanto que nos ha servido de fuego
en todos estos años de frío intenso,
en los que pareciera que hemos desaparecido
pero sólo estábamos tomando carrera.
Y hoy vamos otra vez
rumbo al infierno rojo
que espera en alguna parte,
para terminar de demostrar
que no nos falta ni gloria, ni pasión,
pero nos sobra sangre Tana, carajo.

La rosa blanca

Me voy siguiendo al sol,
dejando atrás la costa
que me ha visto crecer,
del otro lado el pueblo
está apacible, mientras
los médanos lo guardan.
Un grano de arena por
cada uno de nosotros,
el faro de la mañana se ve
distante pero es un aviso
para saber cuándo volver aquí.
Una rosa blanca nos fue dada
por alguien a quien 
no se le hizo justicia,
los colores de Boedo
la recubrían mientras nos 
enseñaba a buscar a Carmen,
corriendo por Persia
entre escenas anaranjadas, 
blancas y negras.
De algún lado saqué
la idea cuando pasé 
la antorcha, aunque
no supieron cuidar su fuego
y todo vuelve a mí una vez más
esperando que el amanecer 
me diga donde debo llevarla,
para transmitir por fin 
esa carga y legado.

A Zulma Callegari, Profesora de Informática
del I.S.A., Copetonas, Tres Arroyos.
Gracias por la inspiración.

sábado

Géminis

Sangro y escribo, los versos están hechos de eso.
Rimas de lágrimas y sal, con gusto a poco
me ha dejado la mañana de otra ausencia.

Tiempo, las heridas se cierran despacio
pero se abren de golpe como una represa
que ya no contiene el río de las consecuencias.

Curando, la otra cara de géminis ríe 
en la dimensión del desconsuelo
sabiendo que en algún momento saldrá a escena.

Pero hasta ese acto tiene un telón
y entonces iniciaré una nueva partida.

jueves

Por siempre


Grazie (Gracias)

I) Antitecnológico.

El redfoot se me insubordinó 
cuando trataba de adjuntar unos archivos 
y fue como si dentro de mí estallara una tormenta, 
me volví una bestia con enormes colmillos
y mirada asesina que golpeaba la pantalla táctil.

Tal fue mi locura que tomé uno de esos enormes colmillos 
y lo usé para poder cerrar el pequeño botón de la aplicación, 
el documento salió despedido del maletín virtual,
derribando a su paso las tazas vacías de una mesa.

Por suerte volvió la camarera, 
regresándome a la realidad con un pequeño hechizo
llamado aroma a café.

II) Grazie.

No lo hubiera logrado sin ti
pese a todo lo que ha ocurrido
sólo me queda decirte una cosa:
GRACIAS por la ayuda.

III) Cártel.

El candidato mira hacia el futuro
su rostro sólo refleja la victoria
del que ha encontrado lo que ansiaba.
Y los sueños postergados de los de abajo
claman algo más que migajas
en éste clima frío, de abandono
y tristezas que no se reflejan en
esas propagandas gigantes
al costado de nuestra ruta.

IV) Campero.

Son los momentos previos los que cuentan,
después los acontecimientos se disparan
y a uno le quedan las sensaciones,
como la copa de vino apurada.
La noche ha caído sobre Lavalle,
dejando atrás La Costa
éste pueblo gaucho me sabe 
a nostalgia del sur de la Provincia.
Es como volver a la adolescencia
allá entre los cardos y el mar
en donde el faro sigue llamando,
sabe a Copetonas,
a los silos, la paz, el arriero
y tu eterna calma,
justo igual que mi espíritu.

V) C.C.P.

Viajar en colectivo, ómnibus o simplemente bondi
suele ser toda una odisea, sobre todo si uno anda
con el tiempo justo y la economía más justa todavía.

No tiene nada de justo, excepto el hecho de que
las monedas se amontonan en una vieja lata
a la espera de cambiarlas cuándo haga falta.

Ese no es el único problema, conseguir un lugar
en la mañana parece ser toda un desafío aún más
grande, sin mencionar el hecho de la superpoblación
de individuos salidos de distintos lugares.

Agentes de seguridad, empleados del estado, borrachos,
personas que regresan de trasnochar, gente poco amable,
algún que otro gaucho y varios personajes más.

Es que el colectivo suele cambiarles el humor a las personas,
saca lo peor de uno mismo o simplemente unos cuantos
ronquidos, mientras el traqueteo de la bestia de metal
abre las ventanas y cada tanto le da un golpe que despierta
al último pasajero, eso o haber tenido la mala idea de sentarse
justo sobre el eje trasero. 

En todo éste caos nunca encuentro lugar, de tener la enorme suerte
(casi tan probable como ganarme la lotería), es un asiento que nadie
quiere. 
Existen diversos motivos, el durmiente que cabecea y termina apoyado
en tu hombro, el loco delirante que habla solo, el que quiere iniciar
una conversación aunque uno no quiera oírlo, el asiento mojado
dado que las unidades tienen demasiados años y se filtra el agua
de la lluvia, aquel al que el sol ha calentado durante todo el día
(especialmente fatal en verano), el primer asiento del colectivo
sabiendo que está reservado para personas con problemas
aunque algunos se hacen los sotas cuando sube una persona
que realmente lo necesita.

Y está última época el internauta, ágil con los dedos sobre el teclado
de cuanto dispositivo táctil ande en el mercado, pero no tan habilidoso
a la hora de prestar atención de las necesidades del otro.

Pese a esto, dada mi condición de miembro del C.C.P., mi osamenta
se ha acostumbrado al viaje en bondi desde tiempos inmemoriales
cuando el viejo Díaz primero y Manolo luego, llevaban los eternos Mercedes
por los caminos de tosca del sur de Tres Arroyos, de Reta a Copetonas
cinco veces a la semana.

Nota: “C.C.P.” es la sigla de” Club de los Crotones Parados”, perteneciente a la obra “Mi novia y yo”, protagonizada por Tino Espinoza, La Petisa (léase la novia de Tino), Tom, Balbastro, Steve (“por donde el pasa no queda nada en pie, ni siquiera el pasto de plástico”), los miembros de la “Editorial La Palomita” y otros personajes de Robin Wood.

VI) Gracias (25/01/2014).

Qué difícil me la has puesto, tu figura me generaba contradicciones hasta no hace demasiado tiempo y ahora veo finalmente que con tu retiró se va una buena parte de la historia más gloriosa del Xeneize.
Es sábado, Diego no sale a jugar el segundo tiempo, lo reemplaza un pibe que lleva la ocho en la espalda. Boca le da vuelta el partido a River en el Monumental, con un gol de un ex Millonario y un ilustre desconocido, de apellido Palermo

Sólo un año antes de que alguien venga a poner orden en la casa, puliendo las imperfecciones y arreglándose con lo que había. Llega el primer campeonato, atrás quedan las frustraciones del año anterior, los penales con Newells  y la final de la Supercopa de 1994. 
Atrás la historia de los que pasaron peleándola y se fueron con poco, casi nada. Por eso tal vez ese primer campeonato se valora tanto. Mi padre y mi abuelo hablan en la tarde apacible, Boca da la vuelta frente al Rojo. Palermo establece la marca de veinte goles en diecinueve partidos, campeones invictos y a la Libertadores del 2000.

Otro título más, a esta altura no sorprende y genera un montón de expectativas. Más allá del Bicampeonato de River, de la lesión de Martín y del debut con derrota en la Libertadores. El partido en Montevideo parecía un bodrio, la pelota no terminaba de bajar nunca.

River, siempre River, en cuartos de final. Delgado, Riquelme, el caño a Yepes y el gol de Martín para darle sentido a lo que significa la palabra épica. 24/05/2000, a semifinales y a sufrir contra él América de México en la vuelta. Samuel mete un cabezazo bombeado, que se cuela y estamos en la final.

Palmeiras llega a defender la corona, Arruabarrena mete dos goles pero terminamos empatando. En Brasil, tierra difícil para jugar, las cosas quedan 0 a 0 y a penales. Córdoba se hace enorme, Riquelme, Guillermo, Palermo y un tal Bermúdez anotan para el 4-2 final. 
Y por si fuera poco, el premio es jugar contra los Galácticos. Un equipito, Casillas, Morientes, Roberto Carlos, Hierro, Raúl y Figo. A los cinco ganábamos dos a cero, centro de Delgado y gol de Martín. Pase de Román, Palermo se le escapa al central y se la cruza a Casillas.
Descuento de Roberto Carlos, a pisarla Román, contra la línea y contra tanto monstruo defensivo. La constelación es engullida por el Océano que representa La Boca. Somos campeones del mundo, como diría Jorge Bermúdez “sólo el cielo está encima nuestro”.

Vendrán otros títulos, la Libertadores del 2001, el mal trago frente al Bayer Múnich, la Libertadores 2003, la Intercontinental 2003, el Apertura 2003 (campeones antes de ir a jugar con el Milán), los penales frente al Once Caldas en 2004, la Sudamericana 2004, la Sudamericana y el Torneo 2005, el Torneo 2006 y alguna Recopa.
Es cierto, ahí no estabas vos pero volviste para un último concierto en el 2007, nos llevaste a Brasil con un 3 a 0 de ventaja y nos sobró. Siguió el Torneo del 2008, la Recopa 2008, el Torneo 2011 y la Copa Argentina 2011. Incluso sin el brillo de otras épocas, pero ahí estabas vos para jugar en el patio de tu casa.

Estabas cuando quien moldeo todo esto de salir a ganar en cualquier parte volvió, pero se fue de la peor forma posible, cuando al pobre Pato no le salía una y el equipo naufragaba contra su propia impotencia. Una final más, la del 2012 frente a un espejo de Boca.

Nos has dado enormes alegrías, escribiendo tal vez la mejor página de la historia de Boca. Digo tal vez, porque sería faltarle el respeto a Yustrich, a Don Pancho, a Mussimesi, Roma, Marzolini, Rojas y Rojitas, Madurga, Gatti, Maradona, el Toto Lorenzo y varios monstruos más.

Hasta ese segundo semestre de 1998 las vueltas se daban en otras partes, han escrito el nombre de Boca en la historia del fútbol mundial al lado de algunas ciudades: Milano, Madrid, Barcelona y Avellaneda.

No está mal, nada mal. Esto lo iniciaron vos y varios artistas más: Córdoba, Bermúdez, Schiavi, Samuel, Arruabarrena, Matellán, Traverso, Serna, Basualdo, Cagna, Clemente Rodríguez, Battaglia, Ibarra, Guillermo, Palermo, Tévez, Delgado, el Pato y un pibe llamado Román.

Seguro se me piantan nombres, soy miembro de una generación que creció con vos, con las protestas de Guillermo y con los goles de Palermo. Gracias Román, gracias Carlos y perdón porque a veces con tanto triunfo uno se vuelve exigente. Pobre, pero exigente. No hay que ser olvidadizo o de lo contrario perderemos la única cosa que tenemos, el crédito a nuestra palabra cuando esta no se condice con los hechos.

¡Gracias pibe!.

VII) Baco S.A.

Coleccionista de corchos, 
de eso me he recibido en la última década 
y que yo sepa no existe nada de malo en ello. 
Si en la cepa sólo está la pura verdad, 
así que hemos de chocar las copas 
y guardar las memorias que le den forma a éste barco 
cargado de sueños y sobre todo de esperanza.

Cuando quede algo en el recipiente 
y el alcornoque se niegue a entrar, 
puedes recurrir a los de la variedad artificial. 
Pero recuerda que el vino es demasiado espirituoso,
así que el mejor lugar en donde verterlo es el garguero 
del cual han de surgir tus versos, payador.

VIII)

Fue como volver en el tiempo,
incluso no noté al principio
cosas que me eran tan familiares.
Encontré a quienes buscaba
una tarde ardiente de enero
y pareció que nunca me fui.
Incluso vi la cancha vieja
convertida ahora 
en un pequeño rectángulo,
resabios del pasado
al igual que los recuerdos
de otros días lejanos.

IX) Aprendiendo.

-Creo que la Copa América es mejor que la Euro, dijo Javier.

Sus palabras resonaron en la torre, era viernes y nosotros hacíamos aquello que más nos gustaba: jugar con la computadora.

Javier tenía esa cosa de decir algo, dejarlo picando y esperar la reacción química. O sea un ataque de ira de mi parte.

Crespo o Batistuta, el futbol de acá o el de afuera, el candado o el juego bonito, cualquiera que fuera la excusa terminábamos discutiendo como dos nabos.

Y en una de esas trifulcas nos peleamos bastante feo, casi nos vamos a las manos aunque todo terminó con un par de gritos del más veterano del grupo.
- ¡A callarse y a dormir, así se les pasa!.

El tema es que pasaban los días y ni miras de que nos arreglemos, todo estaba bastante tensionado, el abismo era infranqueable. Ceder nunca, retroceder tampoco.

Sin embargo terminaría aprendiendo una lección, “Palen” y yo estábamos esperando nuestro turno para almorzar, nos daban unas bandejas parecidas a la de los presidiarios, de metal plateado.

En eso Javier se dio vuelta y dijo:
 -Permíteme que te sirvo.

Eso fue todo, ahí culminó el asunto, con algo simple y tan efectivo. 

Me dio una lección tan grande que aún hoy me ha quedado la marca, aunque a veces el mal genio salga disparado siempre existen otras formas de resolver las cosas.

X) Desvaneciéndome.

Aquí me quedo, contemplando el paisaje en la eternidad,
las voces, las luces, los pasos apresurados quedan atrás.
Igual mi vida, se va en medio de las enredaderas que
crecen debajo del agua, puedo sentir tu temor cuando
disparas esa andanada tratando de matar mi pluma.
Y ahora un monolito marca el lugar en donde he caído
a un costado de una ruta olvidada por el hombre,
mientras el feudo sigue funcionando como antaño
pasando el control de una mano a otra
para que nada cambie.

XI) Deteniendo.

Detendré el tiempo justo aquí
mientras enciendo el fuego y la
espuma se desliza hacia la helada
noche de verano.
Me quedaré con la foto de éste
último momento inmortalizado
y trataré de que todas esas sonrisas
no se desvanezcan en él.
Sólo así sabré que he vivido plenamente
conservando emociones y arrojando
en los leños todo lo demás, lo que
otros se empeñan en juntar como
el tesoro de un avaro.

XII) Arena.

Somos esto
granos de arena,
cada uno diferente,
juntos en éste médano
llamado existencia.
El viento nos trajo,
la mano etérea del destino
nos puso donde estamos,
nada es seguro
excepto el instante
que compartimos llamado vida.
Algunos lograron estabilidad
a la orilla del mar,
que cada tanto se los lleva
marcando el paso del tiempo.
Los demás son enviados
por los aires,
desechados por las lágrimas,
cuando te posas donde no debes.
Estamos en todas partes,
parecemos insignificantes,
cada quien un mundo aparte,
creando, llorando, riendo
y amando, viendo las horas pasar
en ese reloj, un grano tras otro,
volviéndonos el tiempo
en el océano de la eternidad,
dejando nuestra huella.
Nadie recuerda todos
los nombres volviendo
al principio de la historia,
pero sí hubo un comienzo,
un punto de inocencia
que aún queda en pequeñas
cosas, mientras otros se
encumbran en pedestales
ignorando que la marea
sube para todos.

Bucéfalo

Vivía sobre la grupa de un semental negro, 
sus cascos atronaban la tierra al compás de los ladridos de Peritas. 
No existían la noche ni el día, sólo la batalla infinita.
El mundo parecía detenerse para después rugir como una bestia, 
la oleada era sangre y carne. 
Luego nos embriagábamos de gloria y victoria.
Otra ciudad, otras batallas. 
El tiempo era nuestro y se lo quitábamos a otros. 
Tiempo, hijo del viento, ese que ahora no deja que tu nombre se olvide.