I)
Aviones
que van y pasan por sobre nuestras cabezas, hormigas ajetreadas aquí abajo
mendigando pedazos de confort y deambulando por la calle sin prestar atención
al paisaje.
Pequeños
momentos que registramos tarde cuando nos sumergimos en la rutina y anhelamos
escaparnos a esos lugares lejanos como si el hogar no nos diera paz. Es que ese
espacio en el que discurre nuestra existencia parece estar contaminado y lo
tornamos una estación de paso.
Tan
sólo eso, como si la felicidad fuera un paraíso lejano. Lo malo es que los
actores de ambos escenarios somos los mismos, como una figura que se repite.
II)
Junté
las colillas para armar un cigarrillo
y
recorrí más de una alcantarilla
en
ese peregrinaje urbano.
Sin
nada que comer galgueando las mañanas
al
calor de un océano de fuego y por las noches
haciendo
sonar la vigüela
bajo
la luz de mi única compañía, la luna.
Feo
andar por este mundo tan lleno
de
letras frías y derechos vacíos.
Feo
recorrer el mismo camino que Gesú
en
tanto las riquezas se concentran como siempre.
Nada
ha cambiado pese a todos esos tratados.
III)
Deja
ya esas tablas y pon tu mente aquí profeta. Necesitamos de tus brazos
llevándonos a la costa a salvo de las plagas. Los discursos están bien para una
fogata pero aquí los saurios vienen como juncos a la carga y si no tiras de la
soga nada quedará.
Ven,
deja ese pergamino sin terminar que para eso está la mañana cuando todos
duermen y te pones a escribir esos versos que sólo tú entiendes.
Déjalo
todo ahora, únete a este viaje llamado vivir.
IV)
Tantas
veces te apropias de este lugar y otras tantas lo barro durante la noche
quedándome con recuerdos que tú ya no atesoras, incluso con despojos de esa
excursión como si yo mereciera ese trato.
He guardado secretos que la humanidad aún ignora y visto a civilizaciones enteras hundirse en el fondo pese a lo poderosas que eran.
Y ahora vos con tus toneladas de basura me amenazas como Edgardo encima de un bonsái, sabiendo que incluso después de ti seguiré aquí.
Así que más respeto que un día debes volver al océano y ahí morarás entre mis tesoros.
Precioso
tesoro.
V)
Caras que no están,
rostros que se alejan
en la inmensidad.
El corazón se pone en modo nostalgia
la sombra de la adolescencia recorre
una calle vacía y entra en una casa
que ahora opera como mercado.
Mi nombre es el de un desconocido
preguntando entre las paredes de
la historia sobre la vida de alguien
a quien no veo hace décadas.
De cada uno de ellos tengo un pequeño
recuerdo por si al tiempo le gustara
jugar con los sentimientos y es con ello
que me voy de regreso al océano.
rostros que se alejan
en la inmensidad.
El corazón se pone en modo nostalgia
la sombra de la adolescencia recorre
una calle vacía y entra en una casa
que ahora opera como mercado.
Mi nombre es el de un desconocido
preguntando entre las paredes de
la historia sobre la vida de alguien
a quien no veo hace décadas.
De cada uno de ellos tengo un pequeño
recuerdo por si al tiempo le gustara
jugar con los sentimientos y es con ello
que me voy de regreso al océano.
VI)
Océano,
04/01/2018
Va
y vuelve, un mate amigo nos sigue como una sombra. Retumba el mar, el viento
juega entre los médanos, todo está en calma.
El
sol se ha extraviado entre las nubes, llovizna marcando la renovación del año
nuevo.
La
tierra se aquieta, las piedras se rebelan al bodrio urbanizado y muestran el
pasado presente.
Hoy
accedí a tu bitácora viejo, allá al comienzo del Pueblo que sigue en estas
letras saladas.
Allá
pero cerca.
VII)
Crugg
es una isla en medio de un océano de ignorancia e hipocresías que arrastra todo
como un maelstrom.
Un manojo de esperanzas viendo al futuro con los ojos cansados, una flor recubierta de espinas pero sin dejar de lado el hecho de la belleza del amanecer.
Una tormenta que se desata tras el intenso calor, un faro para los que navegamos buscando tierras seguras.
Un antes y un después en medio de la batalla que entablamos contra la ignorancia de este mundo de instantáneas en la que todo es presente y se ignora el pasado.
La genialidad encarnada a la que cederle la armadura de libra.
Un manojo de esperanzas viendo al futuro con los ojos cansados, una flor recubierta de espinas pero sin dejar de lado el hecho de la belleza del amanecer.
Una tormenta que se desata tras el intenso calor, un faro para los que navegamos buscando tierras seguras.
Un antes y un después en medio de la batalla que entablamos contra la ignorancia de este mundo de instantáneas en la que todo es presente y se ignora el pasado.
La genialidad encarnada a la que cederle la armadura de libra.
VIII)
Trepé
la pared derruida y el can del otro lado ladró, pero el Negro me reconoció
enseguida lamiéndome la mano como señal de bienvenida.
Él
es quien cuida las horas vacías por las ausencias de los que nos alejamos del
Pueblo, sus canas denotan los granos de arena que se escurren despacio.
Su
sombra vigila la hora de la siesta, aullándole a la luna como una señal
desesperada y transmitiendo un mensaje que equivale a una pena entre las
estrellas que observo desde el pago lejano.
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