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A la vera el agua es renovada y el sol se va tras las nubes de la tarde, en tanto el pequeño recorre la enorme bañadera sin restricciones más que las manos de mamá. Después, la noche, el viento, el humo de los rescoldos y la cena frugal dado que la merienda está cerca aún. El silencio, el sueño y el día que vendrá a reiniciar el ciclo.  

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