domingo

Prometeo

Fuego, el himno inmortal que calienta las almas,
brasas y rescoldos son faroles en tributo a Prometeo. 
llamas que purifican el metal, 
el escenario está listo cuando la leña crepita,
el humo asciende al cielo perdiéndose 
entre las nubes grises, 
el viento lleva el olor a leños ardiendo 
como si fuera un llamado para los comensales.

La canción es la misma


Uno va dejando fragmentos por ahí, en una esquina cualquiera se quedan las palabras, los gestos que atesoro en un lugar más adelante. Se alimenta de pequeños momentos, si armara un rompecabezas seguro esos serían el centro de todo este corazón creado con pedazos de vida. Una sonrisa, el rostro de un mal día, esa camiseta fuera de lugar luego de un clásico y la última clase en la que nos veremos. De pronto un día los años vendrán como una horda a golpear la puerta, entonces sabré que a mis espaldas dejo el puzzle listo. La partida ha concluido pero otros pueden seguir con ella, cuestión de mandar cada pieza a su lugar y reiniciar. Me llevo ese pequeño pedazo de existir, que la calle se quede con las huellas de los pasos compartidos. El aula está vacía, las voces anteriores son un eco perpetuo, un himno entonado por músicos distintos pero la canción es la misma.

viernes

Bondi

En el asiento de fondo del primer bondi
arrastro las rutinas que despedazan
las ganas de vivir, 
fragmentos de un rompecabezas 
que yacen esparcidos.

Cada tanto recuerdo que alguna de esas piezas 
pueden permitirme
terminar de construir el siguiente sueño,
pero siempre falta algo.

Maldigo la mayor parte de la semana
sólo para encontrarme emprendiendo
éste viaje una vez más, 
la escena se ve parecida pero nunca igual.

Por eso tal vez juntar todas las piezas no tenga 
en sí un significado, sino que sea la excusa 
para encontrar ciertos rostros que no se repiten, 
sólo se renuevan.

jueves

Melancolía

Cae el sol al final del domingo,
apenas quedan señales de la vida
que intentamos llevar para volver
a la monotonía del lunes que ya
se nos viene encima como algo
inevitable e imposible de parar.

Me tomo el último momento como
si fuera todo el aliento que me
quedara, tal vez una bocanada 
en la noche que se ha cerrado
y luego a los sueños, reposando
para poder volver a ver esos rostros
en los que dejamos un futuro
incierto pero maravilloso.

Esto es una excusa más para
poder manchar a la hoja solitaria
de la tinta, luego a ese espacio
en el que todo se pierde
igual que en el océano.


sábado

Ñ

Valiente letra, 
tú que te aferras 
al resto de los vagones 
y esperas temerosa 
no ser cercenada, 
nave insignia del lenguaje, 
por estandarte una virgulilla 
que te diferencia de la envidiosa 
hermana que niega reconocerte, 
sólo porque te destacas entre 
tanta consonante como 
la única que conserva la cabellera. 
Las demás las vendieron, 
entregadas a la esclavitud de 
sentirse vocales titulares 
y consonantes demasiado estrechas 
para poder extender todo su potencial. 
Descabelladas ideas 
así que he de alzarme 
majestuosa ante los foráneos, 
dado que no me conocen 
y lucen asombrados 
como una h inglesa 
que se descubre muda por aquí.

Ares

Danzando alrededor del árbol de las Hespérides encontró a Dionisio ocupado en correrle una carrera al Tiempo, sólo que este último se había ido a otra parte y dejó a su competidor abandonado. Ares estalló de rabia, más que en cualquier batalla y le quitó al dios beodo la botella que sostenía en sus manos, Baco abandonó la fiesta dirigiéndose a la forja de Hefesto y hurtando el vehículo de carreras que este recién había terminado. A Cronos se le gana sobre ruedas gritó mientras daba una vuelta más al árbol y se encontraba con el iracundo Marte, quien de una patada destrozó el carro, Dionisio siguió corriendo alrededor de aquella planta, Ares le lanzó una maldición y el dios ebrio terminó de la única forma de tratar una mamúa, durmiendo bajo las ramas.

viernes

Una carrera contra el sol


HANA

 

A las 7:30 emprendemos la carrera contra el sol, el que de frente nos ha desafiado y por lo bajo suelta un ji, ji, ji. Nos esmeramos en correr contra el tiempo, una idea más descabellada que tratar de alcanzar al sol.

Ignoramos que el astro se encuentra en la cúspide de una liga profesional, pocos han logrado igualarlo y no son de este mundo. Algunos tomaron su nombre como forma de reclamar la herencia divina, pero al igual que los demás son polvo y sombras. El mismo destino que aguarda al resto de los viajeros, dejar una marca en esta liga es una labor más allá de los doce trabajos. La licenciatura no alcanza, el doctorado o la nada misma, gloria o derrota catastrófica.

A los extremos como buen argentino, los términos medios no funcionan, el genio y el loco se abrazan en una recta que se curva quedando cabeza a cabeza. Parece que esta vez ganaremos sin embargo, aunque la ilusión dura sólo cuarenta y cinco minutos. Luego el astro empieza a jugar pese a que nos parece que viene siempre atrás, a la larga uno de sus rayos cruza la meta terminando con este sueño de intentar ganarle al más grande.

Desazón total, frustración materialista en estado puro, pronto habrá que conseguir un culpable. La ruta estaba en mal estado, había niebla, el árbitro se disfrazó de control policial, tránsito y peaje. ¡Así gana cualquiera, viejo! Tenemos madera de héroes, poetas e individuos que todo lo pueden, cómo no vamos a ganar en algún momento.

Algún momento es un eufemismo para las décadas pasadas, hacemos siempre lo mismo pero nos quejamos porque el resultado es otra derrota. Canalizamos todo en ese objetivo, ganar a cualquier precio es el único sueño que tenemos. Es la última salida que nos queda ante tanta improvisación, el tema es que el marcador no varía. Al final de ese silbatazo perdimos una vez más, el sol está en la final del mundo, aunque nos queda el consuelo que sólo nos ganó el mejor. Un 5 a 0 en contra disfrazado bajo ese rótulo, perdimos con el mejor.

¿Éramos medida para él?

Creemos que sí, de esta manera la próxima vez será distinto con poco o ningún esfuerzo. A vender entradas para dentro de cuatro años.

 

DUL

 

Las cañas se agitan interpretando la melodía del Viento, éste ha corrido el telón de nubes dejando a la figura principal fuera de escena. Apolo se regodea en su gloria, echándose a dormir entre cúmulos en tanto su amante Brisa le acaricia su afiebrado rostro.

Lo que ella ignora es que la Tormenta también anda en algo con el Sol, pese a que el Viento no cesa en mandarle mensajes pidiéndole que se quede una noche más a la larga habrá cedido a los encantos de Febo, permitiendo que vuelva entre tramoyas y bambalinas. Los instrumentos de aire serán usados en contra del Viento, aunque también ignora éste detalle, lo que se presenta como un arma vuelta en tu contra y pese a que él está a sus anchas en medio de ese espectáculo que supone un día gris.

Los árboles se agitan al compás de la sinfonía, la lluvia termina donde quiere el conductor de la sinfónica, la línea de cañas sigue con la música pero en realidad les interesa más el agua que reciben. Saben bastante de esto de hacerle escuchar a su anfitrión la música que éste desea, los oídos de los creídos se endulzan con facilidad.  Días enteros el Viento tacha en el calendario, pero a la larga cae el telón rojo que viene a ser el anuncio del último acto de este apropósito y al día siguiente el mismo actor que portaba la batuta cae en el crescendo final, borracho de gloria disipa las nubes que eran su principal repertorio.

La resaca de la mañana lo lleva a sonar desafinado entre la vegetación limitándose a jugar con el agua de los charcos, impulsando a las hojas que le ha robado al viejo fresno, pese a las protestas de este sobre la afrenta recibida. Luego Brisa lo manda a dormir, él obedece a regañadientes soltándole una serie de improperios que lamentará el resto de los días hasta que su amor regrese a consolarlo. Es que ella nunca está realmente conforme con el Sol, tiene que volver en algún momento a compartir la etérea presencia que lo une al Viento pero sin embargo su corazón ni siquiera está ahí.

En secreto, en lo más profundo de su ser ama a otra fuerza que está siempre presente y sujeta a los caprichos de los otros dos, aunque estoico resiste esperando que las cosas se calmen. Incluso ella ha logrado que la imagen de la Luna no sea tan nítida sobre ese espejo azul.

Fue algo muy sutil lo del Mar, en una de las tantas interpretaciones del Viento beso con su espuma el cansado rostro de Brisa que se había convertido en una Ventisca, ella odiaba ese estado de descontrol dado que le gusta más correr entre las cañas susurrando.

 

SET

 

Llegaron temprano en la mañana, los actores de la historia estaba descansando como cada cierto espacio de tiempo. El sol durmiendo en un cielo levemente nublado, el viento se había retirado a refugiarse en el hueco de un viejo árbol. La brisa le hacía compañía a una madre que se preocupaba por darle calor a sus pichones recién nacidos. Los hombres descendieron de los camiones, machetes en mano comenzaron con una tarea que los demás miembros de la escuadra copiaron. Primero fueron las cañas del fondo, las cortaron al ras del piso dado que debajo estaban las cañerías de la casa. Luego les tocó el turno a los álamos que durante tanto tiempo habían extendidos sus brazos hacia los cielos, clamándole al sol un poco de su luz y atajando las gotas de la lluvia como buenos cancerberos. Finalmente quitaron todo resto de la vegetación floreciente, sembrarían césped allí para construir un nuevo lugar de recreación, a los intérpretes no les quedaba sino buscar nuevos integrantes de su banda musical. Sin embargo en otras partes los humanos se limitaban a quitar las plantas para poder vender la madera, ahí la lluvia desataba su tragedia arrastrándolo todo con la ayuda del viento. El sol enojado quemaba la capa terrestre floreciendo la sequía por doquier, los únicos brotes verdes eran símbolos de la destrucción y circulaban en los lugares con rascacielos como una forma de demostrar el estatus obtenido una vez que destruyeron todo rastro de vida.

En tanto la brisa seguía acompañando a esas jóvenes aves que comenzaban a crecer, como una señal desesperada del mundo para que alguien oyera su llamado. El mar obraba de mensajero, avanzando y comiendo las casas sobre las costas pero las personas seguían mirándolo todo desde una posición alta que sólo les aseguraba una caída más dura. A los ilusos les parecía que ese ir y venir era más bien una señal de que el viejo desquiciado nunca realmente llegaría a tocarlos, pero no contaban con la fuerza ancestral que reunía la cual era aumentada por la manipulación del viento.

Sobre las ruinas del mundo el sol se erigió como un arquitecto, las aguas retrocedieron permitiendo que la vida sacara una vez más su capa verde extendiéndola por las llanuras recién inauguradas. Ahí en ese lugar invitó al viento y el sol, los dos pactaron una tregua permanente pero vigilante de las acciones de los seres humanos que comenzaron a repoblar la tierra tal vez con un poco de modestia. Pero nunca se sabe realmente con las personas, así que la nueva sinfónica estaba atenta por si acaso debían mandar mensajes de alerta en forma de tormentas.

 

lunes

Ella


Un médico devenido en futbolista acababa de encontrarle una cura a la enfermedad del portero, privándolo de su afección al clavar un puñal en la red contraria.
La panacea en tanto quede tiempo, criarse en la jungla requiere habilidades para sobrevivir a las inclemencias de la civilización.
Él las había sintetizado en patear con eficacia un balón hacia la portería, los minutos pasaban y la enfermedad parecía ceder.
Pero no había tiempo lamentablemente, el árbitro pitó el final, una derrota que no tenía cura, las defensas afiebradas habían resistido hasta el último segundo.
Eso transmitía la pantalla, una victoria que desataba la alegría en una parte del estadio y la desazón en el resto.
Era cuestión de esperar al siguiente encuentro, esperar, de eso trataba todo esto. Algunos esperan que el juez se apiade y lo termine. Otros esperan el alumbramiento, la llegada de una nueva vida al mundo y esto ocurría mientras veíamos el partido.
La pequeña se negaba a llegar todavía, un poco más mamá, primero la gloria, después salgo a escena.
Soy la heroína de esta historia, mis dedos congelan el tiempo cuando aprieto el brazo de papá.
Soy la luz que le da nuevo brillo al mundo, la luz de la esperanza que llega en medio de gritos.
Soy Clara, la que ha marcado a fuego tu tiempo, la vida misma que resurge después de haber menguado.

Magiar


En las noches heladas se templa al calor de los versos, cada página que recorre es un espacio vacío que desaparece, cada pedazo de conocimiento una batalla ganada.
Su escritura marca el cuidado puesto sobre la obra antes de soltar amarras y mostrárselo al mundo que demasiadas veces queda anonadado.
Su lenguaje infinitamente rico viene marcado por la runa del conocimiento, una de las que Woden ha dejado caer del árbol del mundo.
Tal vez incluso él se ha desprendido de allí hacia la tierra de los humanos.


La Plata, 01/07/2018

El día después no vuela una mosca por aquí, hemos vuelto a la realidad de un golpe seco. Todo ocupa el lugar que le corresponde, nuestras necesidades son más grandes que la pelotita rodando. Empecemos por los valores que se han perdido, por las vidas que se van por falta de condiciones y la memoria a corto plazo que nos hace repetir el mismo error en forma de enfermedad crónica. 
Por las mismas caras ofreciendo la solución definitiva al problema que ellos generaron, por aquellos que justifican un robo esperando una parte, por la violencia para con los nuestros.
Basta con tener una idea distinta, el otro ya nos pone en la vereda de enfrente para así justificar su existencia. 
Y sin embargo estamos en el mismo navío, haciendo agua por todas partes. Pero mientras pueda evitar mojarme no importa cómo, incluso a costa del otro.
Argentina. 

.

viernes

Castillos de arena

Es la nuestra una batalla desigual contra un océano que se nos viene
encima y la única defensa es un muro de arena en la playa desierta.
Quiero pensar que no estamos solos pero esto no parece así,
la mayoría desiste y se deja llevar por la marea.
Algunos pocos no nos rendimos tratando de salvar los restos de la
escritura que se van borrando ante tanta agua.
Es más fácil dejarlo todo como está, unirse al resto para parecer
normal y asunto terminado.
Pero no, me niego a optar por ello pese a lo anormal de esta
conducta y aunque a nadie le importe.
Total los esfuerzos desaparecen en esta sociedad de momentos que
muestra lo mejor, una felicidad infinita e irreal.
Quier que quede algo de mí, no únicamente una foto vacía y esa
risa resumidas en una carita fría.
Algo que sobreviva en medio de tanta instantánea y culto a lo
efímero, un acto considerado bizarro por los modernos pero valiente
por algún loco que no duda a jugar al detective con tal de dar
una mano para que la fortaleza no sea arrastrada por la pleamar.
Lo malo es que la resaca deja neologismos que cercenan las pocas
palabras que conseguimos preservar.
A este texto le ha llegado su fin.

Apropósito

Sol sal de ahí que es hora de actuar
la lluvia no debe seguir siendo la
figura principal de esta obra,
es suficiente con la luna tomando 
el cielo en la noche para tener que
ver esto de día también
así que ponte el traje rojo
y deja de jugar a las escondidas
que quiero tu caricia en mi rostro
ajado.

1950 (Obdulio)

El estruendo es ensordecedor pero a él no parece
importarle, tras cerrar violentamente la puerta
se ha puesto a ajustarse los cordones mientras
silba una vieja canción rioplatense.
El golpe en la madera es el llamado para iniciar
la última puesta en escena, el clima afuera se
asemeja al de un coliseo sólo que los leones
celestes están por salir a dar vuelta la historia.
La multitud habrá callado al final y ellos deberán
huir con el trofeo del mundo escondido,
no sin antes pasearse entre los vencidos
con los que compartía más de una copa
compensando la ausencia en las vitrinas
del trofeo que llegará al final de la década.

Domingo Sanguinetti

La máquina deja un rastro de tinta y pensamientos
a un lado el viejo 38 y unos cuantos panfletos,
es el domingo de las elecciones y para algunos
el fraude es moneda corriente.
Un cartel en la calle llamaba a votar por
Palacios, enfrente los pibes jugaban a la rayuela
buscando una entrada anticipada al cielo.

El humo del cigarrillo rodeaba la radio de la cual
salían las descargas y mensajes contando noticias en
fragmentos que podían ser creídas o ignoradas
por la parcialidad futbolera más atenta al balón
que a cuestiones políticas.

El viejo Domingo siguió haciendo sonar la Remington 1920
hasta el atardecer, luego se fue de la mano de la
pequeña Ana a dar una vuelta por la plaza.
La rayuela yacía abandonada en la vereda,
los niños habían encontrado el camino del adulto.

Nos

Miren dentro de la pecera
al último de los locos
usando esa cosa que no
tiene cámara con la que
compartir un momento
de su vida para que los
demás le dejen un pulgar
arriba, pero por lo bajo
desean que ese asado
termine aguado y escupido.
Una selva de comedores
de cuerpos vivos,
educados en esto de sacar
ventaja y luego criticar
a otro que no es un ejemplo
pero sirve de excusa para
no cumplir ni una simple
regla.
A eso que llaman civilización
le sobran malos ejemplos
y le faltan valores.

Utopía (distopía)

Me dormí a la orilla de ese lago, desperté al oír el sonido de los remos para encontrarme con el barquero trayendo de regreso tu recuerdo.
Los cuatro hermanos vigilan el sueño eterno en una escena congelada, a la que el tiempo le devuelve su color. 
Todo aquello que no es oscila entre utopías y distopías, en una mezcla agridulce que queda al momento de despertar.

Libros (Pedro)

Ocultos bajo una pila de conocimiento cada tanto asoman a la luz del presente y ven las cosas pasar, para regresar una vez más a esa guarida llena de algo a lo que llaman libros.
Los de afuera vinieron un día de excursión y terminaron pegándose con las tapas duras, hasta que alguno rompió un libro dando lugar a la huida general.
La culpa la tuvo Pedro, tal vez por estar sordo y casi ciego para este mundo, aunque cuando se refugia en la biblioteca vuelve a la luz de sus épocas de niño. 

miércoles

Yendo en el tiempo

Yendo en el tiempo, 25 años atrás la computadora más cercana estaba a treinta kilómetros por un camino de tosca. Camino que se inundaba, se cortaba, era intransitable.

Para ir a la Secundaria había que viajar en colectivo todos los días, de lunes a viernes durante cinco años. Colectivo que entre otras cosas filtraba agua, filtraba tierra y las ventanas se abrían producto del traqueteo del camino. Es decir, actualmente es sencillo viajar de Reta a Copetonas pero 25 años atrás no. 

No había teléfonos celulares, sí públicos y algunas casas particulares empezaban a tener teléfono propio. Internet no existía y obviamente este tipo de dispositivos, léase celulares, tampoco. 
Así que ahora lo que hay son más elementos para estar comunicados, no conectados. Tal vez esa es la diferencia con las generaciones más jóvenes, comunicados no conectados.


Reta ha crecido

Reta ha crecido, 25 años atrás había otros rostros, otras calles y otros lugares. Eventualmente algunos de esos rostros ya no están y en su caso, aquellos que  éramos pequeños ahora somos grandes. 
El tiempo.

Pero más allá de ello y de ciertos adelantos el espíritu del pueblo parece indomable, siempre está. Uno puede volver en cualquier momento del año y reencontrarse con la paz.

Es principalmente el recurso central de este lugar, paz y esto podría aplicarse a otros tantos lugares. Copetonas, Oriente, Marisol, Claromeco. 
Paz.



martes

Luigi (Fe)

Es una tarde noche húmeda en la ciudad, apenas un pequeño grupo de personas se agolpa alrededor de un escenario improvisado con tres oradores y un montón de esperanzas. Una de esas almas es la de un sacerdote, cosa extraña dado que nunca me he acercado demasiado y para colmo la fe es algo más que un monumento que se eleva hacia lo alto.
Pero no estamos ahí ninguno de los dos por eso o tal vez sí pero nunca se me ha dado por indagar demasiado en estas cuestiones, aparte parecemos unos locos mientras el resto del mundo nos pasa con cara de "otra vez una manifestación".
Es que lamentablemente el centro de esa ciudad balnearia refleja ciertas maravillas pero esconde ahí donde las luces son más tenues un montón de pobreza. Y en esa época nos íbamos en bicicleta tomando la continuación de la Avenida Independencia hasta un barrio sumamente humilde para hacer apoyo escolar (lo irónico es que en la parte alta había una cancha de golf, la miseria siempre abajo).
En fin, estábamos ahí unos cuantos mientras otros tantos nos veían indiferentes, el viejo cura empezó a hablar cuando le dieron la palabra y yo le creí algunas cosas, uno busca algo en que creer pero luego se termina desilusionando. Cosas de la historia y la vida cívica argentina, no soy ni seré el primero al que le hicieron el cuento.
El acto fue breve, había mucha niebla y la civilización trataba de esconderse para que no viéramos sus puntos flacos, ahí en donde las palabras se quedan en la nada y la miseria te aprieta la panza. 
Me quedé con la imagen de un anciano tratando de transmitir un poco de la fe que yo ya no tenía, a veces cuando arrancaba temprano a laburar me encontraba con él hablando temprano por la televisión. El mundo dormía afuera pero él se encontraba lucido y siempre manteniendo la misma cadencia. 
Y un día simplemente desperté con la noticia de que había partido, de que irremediablemente el tiempo nos pasa a todos yendo a ocupar el mismo lugar que supo ocupar antes esa persona, pero sin la misma fe. Tal vez un camino de desesperación esperando un milagro que requiere como fuente una inmensa fe, algo que no poseo.