En el asiento de fondo del primer bondi
arrastro las rutinas que despedazan
las ganas de vivir,
fragmentos de un rompecabezas
que yacen esparcidos.
Cada tanto recuerdo que alguna de esas piezas
pueden permitirme
terminar de construir el siguiente sueño,
pero siempre falta algo.
Maldigo la mayor parte de la semana
sólo para encontrarme emprendiendo
éste viaje una vez más,
la escena se ve parecida pero nunca igual.
Por eso tal vez juntar todas las piezas no tenga
en sí un significado, sino que sea la excusa
para encontrar ciertos rostros que no se repiten,
sólo se renuevan.
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