El estruendo es ensordecedor pero a él no parece
importarle, tras cerrar violentamente la puerta
se ha puesto a ajustarse los cordones mientras
silba una vieja canción rioplatense.
El golpe en la madera es el llamado para iniciar
la última puesta en escena, el clima afuera se
asemeja al de un coliseo sólo que los leones
celestes están por salir a dar vuelta la historia.
La multitud habrá callado al final y ellos deberán
huir con el trofeo del mundo escondido,
no sin antes pasearse entre los vencidos
con los que compartía más de una copa
compensando la ausencia en las vitrinas
del trofeo que llegará al final de la década.
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