apenas quedan señales de la vida
que intentamos llevar para volver
a la monotonía del lunes que ya
se nos viene encima como algo
inevitable e imposible de parar.
Me tomo el último momento como
si fuera todo el aliento que me
quedara, tal vez una bocanada
en la noche que se ha cerrado
y luego a los sueños, reposando
para poder volver a ver esos rostros
en los que dejamos un futuro
incierto pero maravilloso.
Esto es una excusa más para
poder manchar a la hoja solitaria
de la tinta, luego a ese espacio
en el que todo se pierde
igual que en el océano.
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