viernes

Cayendo

Corrió el gigante a refugiarse en la caverna,
su vergüenza fue con él y su egocentrismo también.
Oyó al relámpago,
el carro venía por el cielo anunciándose,
trueno y metal unidos en la sinfonía de la tormenta,
el viento un latigazo al cobarde jotun.
En la roca estaría seguro
como en una ciudadela alta,
nadie jamás había logrado vencerlo allí.
La tierra se sacudió
pequeñas piedras cayeron,
ese lugar sería su tumba.
Todo se derrumbó mientras los cuervos
giraban sobre la entrada,
una nube de polvo lo cegó
y cayó hacia el fuego.
Cuando reacción estaba en el inframundo
siendo observado por el gigantesco dragón
que no salía de su asombro,
como alguien con un trasero tan grande
había atravesado las puertas que separaban los mundos.
Se formó en la fila de los que sufrieron el mismo destino
y al llegar al enorme trono la Reina lo observó
con una sonrisa, que era una mueca atroz.
Bienvenido le dijo, mientras lanzaba una bocanada al aire.

Y en eso

Y en eso, las puertas de la fortaleza
se abrieron de par en par.
La música se silenció de pronto,
las velas se agitaron hasta casi extinguirse,
la guitarra del trovador emitió un última
nota desafinada.
El hijo de la montaña estaba parado
en la entrada al bastión orco,
los enanos marcan los años con las
trenzas de sus barbas.
Cuanto más largas mayor la edad,
pero alguno no las usan para ello
sino para recordar las ofensas que han de purgar.
Y éste carecía por completo de ella,
la furia que lo consumía era tal que
se la había rasurado antes de entrar en combate.
Los piel verde lo sabían,
los guerreros se apilaban en su camino
recibiendo todo el peso de sus dos martillos.
En ese día no habría escudos intactos,
su blasón eran esas dos mazas que esgrimía
con mortal precisión.
Así, al final todo quedó en silencio
tan solo el viento se colaba en la sala
vacía, mientras el rey desterrado
se perdía en la ventisca que azotaba la noche.

Calma

Te ves tan tranquila,
un mar en calma antes de la tormenta
contrastando con tu paso
como una vorágine que arrastra las horas
volviéndolas magia pura
y dejando un vació cuando la última
marca del remolino desaparece.
Después la espera vuelve el tiempo
una carga insoportable hasta que
despiertas tan llena de vida,
un nuevo amanecer en nuestras existencias.

Besos

Fue una mezcla de limón y de tequila,
algo tan dulce que aún hoy puedo recordarlo.
Nos quedamos solos en un rincón olvidado
besándonos despacio, algo que no habíamos
probado antes de ese día.
Y luego el mar fue testigo de ese vaivén
de labios encontrados, hasta el momento
en que nos separamos en la noche.

Batalla

El lazo y el martillo
juntos una vez más,
para cabalgar hacia la gloria
en medio de la marea roja
que anunciará éste océano
carmesí al calor de las llamas,
mientras el acero se calienta
anunciando la llegada de una
nueva contienda.

Algo se agitaba

Algo se agitaba dentro,
podría sentirlo más que al frío 
de la noche que los cubría.
Sobre ese tronco desgastado
llevaba a cabo el ritual,
observado por un par de ojos
que veían hacia la nada misma.
Moviéndose frenéticamente,
asiendo las cadenas de la carne
una y otra vez , hasta que no fue
más que la espuma del mar
golpeando sobre la arena.
Entonces saciado se alejó
al amanecer, dejando tras de si
un rastro de perdición.

Adiós

10.000 veces 10.000

Diez mil, cuenta hasta allí
tantas veces como sea necesario
pero siempre aparecerá un idiota
a fastidiarlo todo.
En el oasis hallaré paz
pero fuera la arena 
recordará el calor de los conflictos.
Y por más que me apretuje la capa
algo se colará entre mis ojos,
golpeando mi alma una vez más.

1997

Después de esto no nos veremos tan seguido,
tus palabras aún perduran en mi memoria
y es así como nos hemos dispersado en el viento.
Tras los festejos en un lejano diciembre
nuestros caminos se separaron,
en algún punto existe un monolito recordando
ese momento que queda en el tiempo.
Te veo partir cruzando la entrada de Océano
en una tarde calurosa de enero y esa
es la última imagen que tengo de ti.
Lo demás queda inalterable
hasta el día en el que nos volvamos a ver
y le pongamos rostros cansados
a esta escena llamada existencia.

93' 97'

Un día nos encontraremos, será como antes o tal vez nos acerquemos un poco
al momento en el que no éramos más que unos mocosos tratando de pasar
pruebas, pegando las piezas del rompecabezas que nos ha planteado esta vida
con lo que teníamos a mano y sonriendo en cada amanecer.

Después todo se torna una diáspora, un éxodo fríamente ejecutado e incluso
el arriero se ha ido a buscar otras pasturas, dejando al viejo can oteando el horizonte
para saber cuándo podrá perseguir a los que se apartan de la manada.

Puedo recordar los rostros, los nombres, las risas y cada cosa que descubrimos, 
incluso podría buscar en el fondo de mi memoria para extraer alguna anécdota.
Algo más que volcar aquí.

4 Jinetes

La torre tiembla, el portal hacia el otro lado se ha abierto.
Es hora dejar el bastión, los lazos que nos mantenían 
prisioneros se han cortado finalmente.
Afuera la lluvia cae intensa,
la armadura parece estar hecha a medida
y el acero brillante como el primer día.
Cientos de estrellas se han fundido
cuando el blasón dejó la forja,
ahora es tiempo de blandirlo una vez más.
El primero cruza el páramo devastado,
atrás quedan el pantano y el castillo
derruido de una emperatriz tarada.
El segundo viene desde el sur,
sus cascos resuenan sobre los adoquines
de esa ciudad perdida.
Los otros dos cargarán
desde la ciudad del viento,
trayendo una tormenta de martillos
y hierros incandescentes.
Somos los cuatro
nos hemos soltado de cada esquina de éste mundo
para purgarlo definitivamente,
luego beberemos nuestro Malbec.
Tiembla réprobo,
corre a esconderte
dentro de una madriguera
que nuestro fuego no sabe
de muros ni de defensas.
No hay salvación esta noche,
deja que la lluvia lo lave todo
y los cráneos reposen en las picas.

miércoles

Pibes

Los niños corren por las calles
que los adultos dejamos agrietarse,
entre los restos de los árboles
que nos dieron sombra de pequeños
y los despojos que conforman 
todo lo que ya no nos sirve.
Vemos al mundo a través 
de un cristal opaco,
ellos lo miran con esos dos faroles
inocentes de quienes aún 
no han perdido las ansias de jugar.
Y así van las cosas,
artífices de una nación
de la que esperamos no dejarles
sólo los restos de tantos naufragios.

Hay tanto

Hay tanto cuerdo en el mundo
que a uno lo tratan de loco
de golpe a porrazo,
tantos individuos con buenos modales
tan inmorales que esconden
detrás de su vestir elegante
la misma inmundicia de la basura
y sin embargo piden mil perdones
los domingos, aunque mañana
lo volverán a hacer.

Plástico

Ni una brizna de pasto, ni un poco del viento de la mañana, 
todo parece haberse vuelto de plástico. 

Es así que nadie lo nota, 
en medio de éste paisaje urbano materialista de fin de año.
Y del resto del año.

Ningún lugar en dónde respirar aire puro ha quedado, 
todo se ha vuelto adquirible en una gran vidriera 
en la que se rematan como fin de temporada sueños y esperanzas.

Por siempre

Decadencia
mientras no decimos nada,
palabras vacías a través de una caja muda.
Imágenes,
da lo mismo tanta frivolidad
que ver niños con hambre,
después de todo cambiamos de canal
y hay un mundo feliz.
Nada nos permite ver el sufrimiento del otro,
seres anónimos lejanos tras el cristal
que están a la vuelta de la esquina.
El sol sale para todos,
esos dos ojos azules lo olvidaron
una noche condenándonos al destierro,
pero ignorando que la ayuda vendría 
de lo único leal hasta el fin.
Somos uno solo
sosteniendo en nuestra mano
ese fuego imperecedero llamado
AMISTAD.

Otra

En la otra dimensión somos amigos inseparables,
amantes ocasionales entre el humo del cigarrillo
y esa cosa de tener todo bajo control,
atmósfera que parece rodearte como un halo.

En la otra dimensión somos un par de desconocidos
que se cruzan todas las tardes en una plaza,
el mismo día a la misma hora
y se dicen adiós demasiado deprisa.

En la otra dimensión le llevas flores
a la piedra que recuerda a un viejo soldado,
al que dijiste que amabas pero no puedes saber
cuándo fue la última vez que sentiste algo parecido.

En la otra dimensión dibujo caricaturas,
trazando historias como una espada traza
el aire en la batalla que se desata entre recuadros
y parece ser que estoy dibujando mi propia existencia.

En la otra dimensión no existe el tiempo de las despedidas
porque tras el adiós nos volvemos a encontrar,
en una foto, en la sonrisa de un hijo, una hija.

En la otra dimensión es en donde finalmente 
nos decimos te amo.

Maná

La lluvia ha vuelto, trayendo finalmente el maná
con el que he llenado mi cantimplora.
Las rocas me han herido las manos, la espada
pesa  demasiado y cada tanto en éste
ascenso hacia la cumbre encuentro algún
caído, dejando sólo un mar de cenizas.

He visto al océano reclamar lo que alguna
vez fue suyo, a cientos, miles de almas
sumergidas en la oscuridad y la mano
bondadosa de nuestro Padre admitiéndolas
en su seno, por el sacrificio del Hijo.

El camino se ha hecho cada vez más empinado,
aún cargo conmigo las páginas que ella me
obsequió hace tantos amaneceres y las leo
al reparo de la ventisca que ahora sopla,
gélida, congeladora de los réprobos.

Negras nubes cubren el horizonte, el sol
parece haberse ido finalmente y una noche
eterna cae sobre el mundo, aunque la
luna me da la esperanza de que no es así.

Me apretujo la capa contra el cuerpo,
mis ojos pueden ver a las sombras cobrar
forma y a mi espada volviéndolas vacío.
Cansado de la batalla no me he dado
cuenta de que estoy tan cerca de mi destino,
pero ahora necesito descansar un poco
y soñar con ese lugar cálido al que llamé
hogar, entre tus brazos.

Entre las ruinas del templo yace deshojándose 
lentamente un antiguo manuscrito 
sobre lo que queda de un pedestal y 
la espada allí apoyada no es más que 
herrumbre del pasado.

Su portador la cedió al final de los días 
cambiándola por un cayado y comenzando el
descenso mientras observaba el nuevo mundo, 
el eco de sus sandalias retumbó como
el océano primitivo que se alejaba lentamente 
de las costas dejando vida nueva a su paso.

Octavo

En el octavo día el hombre deseo lo que su hermano tenía, 
no pudiendo alejarse de ese brillo material. 
Desató las guerras a lo largo de la historia, 
como una peste barriendo a todo ser vivo 
y se encumbró tratando de llegar al sol.
Atrás quedaron las luchas de sus ancestros
por tratar de vivir mejor,
sólo era cuestión de tomarlo todo
teniendo una excusa a mano.
Cuanto más me alejo
más cerca tengo los conflictos.

Imágenes

Cambia la escena, el primer payaso viste 
un traje blanco con lunares rojos y verdes,
lleva una lagrima pintada en la mejilla izquierda.
Al terminar el acto esta se ha vuelto apenas
una línea descolorida que discurre por su rostro.

El otro actor aparece en el escenario,
imitando los pasos de su predecesor,
aunque el traje y el llanto son propios.

El tercer personaje viste de negro,
ha llorado a los dos anteriores tras 
las partidas en tiempos lejanos
y no puede ocultar su soledad.

El último individuo aparece con una lira,
entonando una canción en conmemoración
de los cien años de arte y deja a su paso
un reguero de pétalos de rosas.

El ultimo que es el primero,
el que lea esto que siga con la historia
pues esto no es más que eso.
Una existencia en imágenes.

Muro

Apenas ves,
sabes que cerca
del filo de tu espada
yace alguien temiendo
caer en éste día.
A tu lado, tus hermanos
forman un muro de aceros
blandidos en el viento.
El sol era rojo esta mañana
antes de que una cortina
negra lo cubriera,
ahora la niebla parece
salida de nuestro aliento
mezclándose con la sangre,
llenando el aire como
una lluvia carmesí.
La espada se mueve
la vida de tu oponente se va,
el muro de acero avanza implacable.
Al final una mano se apoya
sobre tu hombro, sabedor de que
todo ha concluido mientras
gruesas venas blancas
iluminan el cielo, 
cayendo la lluvia,
lavando las espadas,
la memoria de esta escena,
aguardando el hogar al otro lado
de la llanura de la batalla.