El lazo y el martillo
juntos una vez más,
para cabalgar hacia la gloria
en medio de la marea roja
que anunciará éste océano
carmesí al calor de las llamas,
mientras el acero se calienta
anunciando la llegada de una
nueva contienda.
Esta obra está licenciada bajo la Licencia Creative Commons Atribución 2.5 Argentina conforme se describe en la página intitulada "Creative Commons". "No hay nada como escribir. Todo lo que haces es sentarte frente a la máquina de escribir y sangrar" (Ernest Hemingway).
viernes
Algo se agitaba
Algo se agitaba dentro,
podría sentirlo más que al frío
de la noche que los cubría.
Sobre ese tronco desgastado
llevaba a cabo el ritual,
observado por un par de ojos
que veían hacia la nada misma.
Moviéndose frenéticamente,
asiendo las cadenas de la carne
una y otra vez , hasta que no fue
más que la espuma del mar
golpeando sobre la arena.
Entonces saciado se alejó
al amanecer, dejando tras de si
un rastro de perdición.
podría sentirlo más que al frío
de la noche que los cubría.
Sobre ese tronco desgastado
llevaba a cabo el ritual,
observado por un par de ojos
que veían hacia la nada misma.
Moviéndose frenéticamente,
asiendo las cadenas de la carne
una y otra vez , hasta que no fue
más que la espuma del mar
golpeando sobre la arena.
Entonces saciado se alejó
al amanecer, dejando tras de si
un rastro de perdición.
10.000 veces 10.000
Diez mil, cuenta hasta allí
tantas veces como sea necesario
pero siempre aparecerá un idiota
a fastidiarlo todo.
En el oasis hallaré paz
pero fuera la arena
recordará el calor de los conflictos.
Y por más que me apretuje la capa
algo se colará entre mis ojos,
golpeando mi alma una vez más.
tantas veces como sea necesario
pero siempre aparecerá un idiota
a fastidiarlo todo.
En el oasis hallaré paz
pero fuera la arena
recordará el calor de los conflictos.
Y por más que me apretuje la capa
algo se colará entre mis ojos,
golpeando mi alma una vez más.
1997
Después de esto no nos veremos tan seguido,
tus palabras aún perduran en mi memoria
y es así como nos hemos dispersado en el viento.
Tras los festejos en un lejano diciembre
nuestros caminos se separaron,
en algún punto existe un monolito recordando
ese momento que queda en el tiempo.
Te veo partir cruzando la entrada de Océano
en una tarde calurosa de enero y esa
es la última imagen que tengo de ti.
Lo demás queda inalterable
hasta el día en el que nos volvamos a ver
y le pongamos rostros cansados
a esta escena llamada existencia.
tus palabras aún perduran en mi memoria
y es así como nos hemos dispersado en el viento.
Tras los festejos en un lejano diciembre
nuestros caminos se separaron,
en algún punto existe un monolito recordando
ese momento que queda en el tiempo.
Te veo partir cruzando la entrada de Océano
en una tarde calurosa de enero y esa
es la última imagen que tengo de ti.
Lo demás queda inalterable
hasta el día en el que nos volvamos a ver
y le pongamos rostros cansados
a esta escena llamada existencia.
93' 97'
Un día nos encontraremos, será como antes o tal vez nos acerquemos un poco
al momento en el que no éramos más que unos mocosos tratando de pasar
pruebas, pegando las piezas del rompecabezas que nos ha planteado esta vida
con lo que teníamos a mano y sonriendo en cada amanecer.
Después todo se torna una diáspora, un éxodo fríamente ejecutado e incluso
el arriero se ha ido a buscar otras pasturas, dejando al viejo can oteando el horizonte
para saber cuándo podrá perseguir a los que se apartan de la manada.
Puedo recordar los rostros, los nombres, las risas y cada cosa que descubrimos,
incluso podría buscar en el fondo de mi memoria para extraer alguna anécdota.
Algo más que volcar aquí.
4 Jinetes
La torre tiembla, el portal hacia el otro lado se ha abierto.
Es hora dejar el bastión, los lazos que nos mantenían
prisioneros se han cortado finalmente.
Afuera la lluvia cae intensa,
la armadura parece estar hecha a medida
y el acero brillante como el primer día.
Cientos de estrellas se han fundido
cuando el blasón dejó la forja,
ahora es tiempo de blandirlo una vez más.
El primero cruza el páramo devastado,
atrás quedan el pantano y el castillo
derruido de una emperatriz tarada.
El segundo viene desde el sur,
sus cascos resuenan sobre los adoquines
de esa ciudad perdida.
Los otros dos cargarán
desde la ciudad del viento,
trayendo una tormenta de martillos
y hierros incandescentes.
Somos los cuatro
nos hemos soltado de cada esquina de éste mundo
para purgarlo definitivamente,
luego beberemos nuestro Malbec.
Tiembla réprobo,
corre a esconderte
dentro de una madriguera
que nuestro fuego no sabe
de muros ni de defensas.
No hay salvación esta noche,
deja que la lluvia lo lave todo
y los cráneos reposen en las picas.
Es hora dejar el bastión, los lazos que nos mantenían
prisioneros se han cortado finalmente.
Afuera la lluvia cae intensa,
la armadura parece estar hecha a medida
y el acero brillante como el primer día.
Cientos de estrellas se han fundido
cuando el blasón dejó la forja,
ahora es tiempo de blandirlo una vez más.
El primero cruza el páramo devastado,
atrás quedan el pantano y el castillo
derruido de una emperatriz tarada.
El segundo viene desde el sur,
sus cascos resuenan sobre los adoquines
de esa ciudad perdida.
Los otros dos cargarán
desde la ciudad del viento,
trayendo una tormenta de martillos
y hierros incandescentes.
Somos los cuatro
nos hemos soltado de cada esquina de éste mundo
para purgarlo definitivamente,
luego beberemos nuestro Malbec.
Tiembla réprobo,
corre a esconderte
dentro de una madriguera
que nuestro fuego no sabe
de muros ni de defensas.
No hay salvación esta noche,
deja que la lluvia lo lave todo
y los cráneos reposen en las picas.
miércoles
Pibes
Los niños corren por las calles
que los adultos dejamos agrietarse,
entre los restos de los árboles
que nos dieron sombra de pequeños
y los despojos que conforman
todo lo que ya no nos sirve.
Vemos al mundo a través
de un cristal opaco,
ellos lo miran con esos dos faroles
inocentes de quienes aún
no han perdido las ansias de jugar.
Y así van las cosas,
artífices de una nación
de la que esperamos no dejarles
sólo los restos de tantos naufragios.
que los adultos dejamos agrietarse,
entre los restos de los árboles
que nos dieron sombra de pequeños
y los despojos que conforman
todo lo que ya no nos sirve.
Vemos al mundo a través
de un cristal opaco,
ellos lo miran con esos dos faroles
inocentes de quienes aún
no han perdido las ansias de jugar.
Y así van las cosas,
artífices de una nación
de la que esperamos no dejarles
sólo los restos de tantos naufragios.
Hay tanto
Hay tanto cuerdo en el mundo
que a uno lo tratan de loco
de golpe a porrazo,
tantos individuos con buenos modales
tan inmorales que esconden
detrás de su vestir elegante
la misma inmundicia de la basura
y sin embargo piden mil perdones
los domingos, aunque mañana
lo volverán a hacer.
que a uno lo tratan de loco
de golpe a porrazo,
tantos individuos con buenos modales
tan inmorales que esconden
detrás de su vestir elegante
la misma inmundicia de la basura
y sin embargo piden mil perdones
los domingos, aunque mañana
lo volverán a hacer.
Plástico
Ni una brizna de pasto, ni un poco del viento de la mañana,
todo parece haberse vuelto de plástico.
Es así que nadie lo nota,
en medio de éste paisaje urbano materialista de fin de año.
Y del resto del año.
Ningún lugar en dónde respirar aire puro ha quedado,
todo se ha vuelto adquirible en una gran vidriera
en la que se rematan como fin de temporada sueños y esperanzas.
todo parece haberse vuelto de plástico.
Es así que nadie lo nota,
en medio de éste paisaje urbano materialista de fin de año.
Y del resto del año.
Ningún lugar en dónde respirar aire puro ha quedado,
todo se ha vuelto adquirible en una gran vidriera
en la que se rematan como fin de temporada sueños y esperanzas.
Por siempre
Decadencia
mientras no decimos nada,
palabras vacías a través de una caja muda.
Imágenes,
da lo mismo tanta frivolidad
que ver niños con hambre,
después de todo cambiamos de canal
y hay un mundo feliz.
Nada nos permite ver el sufrimiento del otro,
seres anónimos lejanos tras el cristal
que están a la vuelta de la esquina.
El sol sale para todos,
esos dos ojos azules lo olvidaron
una noche condenándonos al destierro,
pero ignorando que la ayuda vendría
de lo único leal hasta el fin.
Somos uno solo
sosteniendo en nuestra mano
ese fuego imperecedero llamado
AMISTAD.
mientras no decimos nada,
palabras vacías a través de una caja muda.
Imágenes,
da lo mismo tanta frivolidad
que ver niños con hambre,
después de todo cambiamos de canal
y hay un mundo feliz.
Nada nos permite ver el sufrimiento del otro,
seres anónimos lejanos tras el cristal
que están a la vuelta de la esquina.
El sol sale para todos,
esos dos ojos azules lo olvidaron
una noche condenándonos al destierro,
pero ignorando que la ayuda vendría
de lo único leal hasta el fin.
Somos uno solo
sosteniendo en nuestra mano
ese fuego imperecedero llamado
AMISTAD.
Otra
En la otra dimensión somos amigos inseparables,
amantes ocasionales entre el humo del cigarrillo
y esa cosa de tener todo bajo control,
atmósfera que parece rodearte como un halo.
En la otra dimensión somos un par de desconocidos
que se cruzan todas las tardes en una plaza,
el mismo día a la misma hora
y se dicen adiós demasiado deprisa.
En la otra dimensión le llevas flores
a la piedra que recuerda a un viejo soldado,
al que dijiste que amabas pero no puedes saber
cuándo fue la última vez que sentiste algo parecido.
En la otra dimensión dibujo caricaturas,
trazando historias como una espada traza
el aire en la batalla que se desata entre recuadros
y parece ser que estoy dibujando mi propia existencia.
En la otra dimensión no existe el tiempo de las despedidas
porque tras el adiós nos volvemos a encontrar,
en una foto, en la sonrisa de un hijo, una hija.
En la otra dimensión es en donde finalmente
nos decimos te amo.
amantes ocasionales entre el humo del cigarrillo
y esa cosa de tener todo bajo control,
atmósfera que parece rodearte como un halo.
En la otra dimensión somos un par de desconocidos
que se cruzan todas las tardes en una plaza,
el mismo día a la misma hora
y se dicen adiós demasiado deprisa.
En la otra dimensión le llevas flores
a la piedra que recuerda a un viejo soldado,
al que dijiste que amabas pero no puedes saber
cuándo fue la última vez que sentiste algo parecido.
En la otra dimensión dibujo caricaturas,
trazando historias como una espada traza
el aire en la batalla que se desata entre recuadros
y parece ser que estoy dibujando mi propia existencia.
En la otra dimensión no existe el tiempo de las despedidas
porque tras el adiós nos volvemos a encontrar,
en una foto, en la sonrisa de un hijo, una hija.
En la otra dimensión es en donde finalmente
nos decimos te amo.
Maná
La lluvia ha vuelto, trayendo finalmente el maná
con el que he llenado mi cantimplora.
Las rocas me han herido las manos, la espada
pesa demasiado y cada tanto en éste
ascenso hacia la cumbre encuentro algún
caído, dejando sólo un mar de cenizas.
He visto al océano reclamar lo que alguna
vez fue suyo, a cientos, miles de almas
sumergidas en la oscuridad y la mano
bondadosa de nuestro Padre admitiéndolas
en su seno, por el sacrificio del Hijo.
El camino se ha hecho cada vez más empinado,
aún cargo conmigo las páginas que ella me
obsequió hace tantos amaneceres y las leo
al reparo de la ventisca que ahora sopla,
gélida, congeladora de los réprobos.
Negras nubes cubren el horizonte, el sol
parece haberse ido finalmente y una noche
eterna cae sobre el mundo, aunque la
luna me da la esperanza de que no es así.
Me apretujo la capa contra el cuerpo,
mis ojos pueden ver a las sombras cobrar
forma y a mi espada volviéndolas vacío.
Cansado de la batalla no me he dado
cuenta de que estoy tan cerca de mi destino,
pero ahora necesito descansar un poco
y soñar con ese lugar cálido al que llamé
hogar, entre tus brazos.
Entre las ruinas del templo yace deshojándose
lentamente un antiguo manuscrito
sobre lo que queda de un pedestal y
la espada allí apoyada no es más que
herrumbre del pasado.
Su portador la cedió al final de los días
cambiándola por un cayado y comenzando el
descenso mientras observaba el nuevo mundo,
el eco de sus sandalias retumbó como
el océano primitivo que se alejaba lentamente
de las costas dejando vida nueva a su paso.
con el que he llenado mi cantimplora.
Las rocas me han herido las manos, la espada
pesa demasiado y cada tanto en éste
ascenso hacia la cumbre encuentro algún
caído, dejando sólo un mar de cenizas.
He visto al océano reclamar lo que alguna
vez fue suyo, a cientos, miles de almas
sumergidas en la oscuridad y la mano
bondadosa de nuestro Padre admitiéndolas
en su seno, por el sacrificio del Hijo.
El camino se ha hecho cada vez más empinado,
aún cargo conmigo las páginas que ella me
obsequió hace tantos amaneceres y las leo
al reparo de la ventisca que ahora sopla,
gélida, congeladora de los réprobos.
Negras nubes cubren el horizonte, el sol
parece haberse ido finalmente y una noche
eterna cae sobre el mundo, aunque la
luna me da la esperanza de que no es así.
Me apretujo la capa contra el cuerpo,
mis ojos pueden ver a las sombras cobrar
forma y a mi espada volviéndolas vacío.
Cansado de la batalla no me he dado
cuenta de que estoy tan cerca de mi destino,
pero ahora necesito descansar un poco
y soñar con ese lugar cálido al que llamé
hogar, entre tus brazos.
Entre las ruinas del templo yace deshojándose
lentamente un antiguo manuscrito
sobre lo que queda de un pedestal y
la espada allí apoyada no es más que
herrumbre del pasado.
Su portador la cedió al final de los días
cambiándola por un cayado y comenzando el
descenso mientras observaba el nuevo mundo,
el eco de sus sandalias retumbó como
el océano primitivo que se alejaba lentamente
de las costas dejando vida nueva a su paso.
Octavo
En el octavo día el hombre deseo lo que su hermano tenía,
no pudiendo alejarse de ese brillo material.
Desató las guerras a lo largo de la historia,
como una peste barriendo a todo ser vivo
y se encumbró tratando de llegar al sol.
Atrás quedaron las luchas de sus ancestros
por tratar de vivir mejor,
sólo era cuestión de tomarlo todo
teniendo una excusa a mano.
Cuanto más me alejo
más cerca tengo los conflictos.
no pudiendo alejarse de ese brillo material.
Desató las guerras a lo largo de la historia,
como una peste barriendo a todo ser vivo
y se encumbró tratando de llegar al sol.
Atrás quedaron las luchas de sus ancestros
por tratar de vivir mejor,
sólo era cuestión de tomarlo todo
teniendo una excusa a mano.
Cuanto más me alejo
más cerca tengo los conflictos.
Imágenes
Cambia la escena, el primer payaso viste
un traje blanco con lunares rojos y verdes,
lleva una lagrima pintada en la mejilla izquierda.
Al terminar el acto esta se ha vuelto apenas
una línea descolorida que discurre por su rostro.
El otro actor aparece en el escenario,
imitando los pasos de su predecesor,
aunque el traje y el llanto son propios.
El tercer personaje viste de negro,
ha llorado a los dos anteriores tras
las partidas en tiempos lejanos
y no puede ocultar su soledad.
El último individuo aparece con una lira,
entonando una canción en conmemoración
de los cien años de arte y deja a su paso
un reguero de pétalos de rosas.
El ultimo que es el primero,
el que lea esto que siga con la historia
pues esto no es más que eso.
Una existencia en imágenes.
un traje blanco con lunares rojos y verdes,
lleva una lagrima pintada en la mejilla izquierda.
Al terminar el acto esta se ha vuelto apenas
una línea descolorida que discurre por su rostro.
El otro actor aparece en el escenario,
imitando los pasos de su predecesor,
aunque el traje y el llanto son propios.
El tercer personaje viste de negro,
ha llorado a los dos anteriores tras
las partidas en tiempos lejanos
y no puede ocultar su soledad.
El último individuo aparece con una lira,
entonando una canción en conmemoración
de los cien años de arte y deja a su paso
un reguero de pétalos de rosas.
El ultimo que es el primero,
el que lea esto que siga con la historia
pues esto no es más que eso.
Una existencia en imágenes.
Muro
Apenas ves,
sabes que cerca
del filo de tu espada
yace alguien temiendo
caer en éste día.
A tu lado, tus hermanos
forman un muro de aceros
blandidos en el viento.
El sol era rojo esta mañana
antes de que una cortina
negra lo cubriera,
ahora la niebla parece
salida de nuestro aliento
mezclándose con la sangre,
llenando el aire como
una lluvia carmesí.
La espada se mueve
la vida de tu oponente se va,
el muro de acero avanza implacable.
Al final una mano se apoya
sobre tu hombro, sabedor de que
todo ha concluido mientras
gruesas venas blancas
iluminan el cielo,
cayendo la lluvia,
lavando las espadas,
la memoria de esta escena,
aguardando el hogar al otro lado
de la llanura de la batalla.
sabes que cerca
del filo de tu espada
yace alguien temiendo
caer en éste día.
A tu lado, tus hermanos
forman un muro de aceros
blandidos en el viento.
El sol era rojo esta mañana
antes de que una cortina
negra lo cubriera,
ahora la niebla parece
salida de nuestro aliento
mezclándose con la sangre,
llenando el aire como
una lluvia carmesí.
La espada se mueve
la vida de tu oponente se va,
el muro de acero avanza implacable.
Al final una mano se apoya
sobre tu hombro, sabedor de que
todo ha concluido mientras
gruesas venas blancas
iluminan el cielo,
cayendo la lluvia,
lavando las espadas,
la memoria de esta escena,
aguardando el hogar al otro lado
de la llanura de la batalla.
Olvido
Al final no te odio, pensaba que tal vez un poco,
pero tampoco es que anhele tu presencia
y sin embargo sigo soñando contigo,
irónicamente en todas las vueltas
te estás riendo de algo aunque sé que no es de mí.
Así estamos, el lustro finalmente se cumplirá
así que beberé mi copa a la espera de que
nunca dejemos esa prisión, fría y solitaria,
llamada olvido con la que nos hemos recubierto.
pero tampoco es que anhele tu presencia
y sin embargo sigo soñando contigo,
irónicamente en todas las vueltas
te estás riendo de algo aunque sé que no es de mí.
Así estamos, el lustro finalmente se cumplirá
así que beberé mi copa a la espera de que
nunca dejemos esa prisión, fría y solitaria,
llamada olvido con la que nos hemos recubierto.
Smorfia
La señora se hace la desentendida
mientras la procesión deja el último
lugar de descanso por la otra puerta.
La vida sigue, la farsa también
detrás de una mueca payasesca
y una careta que esconde
una sonrisa siniestra.
La señora evita tocar el tema,
los lacayos aplauden,
los cipayos esperan
los sicarios ya han actuado
y siguen vendiendo la farsa.
Es el cuento del lobo
jugando a ser la víctima
y disfrazada tras un atuendo blanco.
mientras la procesión deja el último
lugar de descanso por la otra puerta.
La vida sigue, la farsa también
detrás de una mueca payasesca
y una careta que esconde
una sonrisa siniestra.
La señora evita tocar el tema,
los lacayos aplauden,
los cipayos esperan
los sicarios ya han actuado
y siguen vendiendo la farsa.
Es el cuento del lobo
jugando a ser la víctima
y disfrazada tras un atuendo blanco.
Sin memoria
Un día no hubo más libros
la historia sólo tuvo el tiempo presente,
así que no pudimos aprender del pasado.
Qué pensar, qué hacer, cómo vivir
fueron digitados desde cajas
y el ser humano perdió su capacidad de crear.
Hasta Dios se consiguió una cuenta de correo
electrónico y sólo contesto a las necesidades
de éste mundo una vez a la semana.
Lo que no se ve
no existe,
todo bailando con esa música repetida
y materialista mientras hacemos
un asado con el último poema.
la historia sólo tuvo el tiempo presente,
así que no pudimos aprender del pasado.
Qué pensar, qué hacer, cómo vivir
fueron digitados desde cajas
y el ser humano perdió su capacidad de crear.
Hasta Dios se consiguió una cuenta de correo
electrónico y sólo contesto a las necesidades
de éste mundo una vez a la semana.
Lo que no se ve
no existe,
todo bailando con esa música repetida
y materialista mientras hacemos
un asado con el último poema.
lunes
En un cruce
En un cruce de caminos, allá por Las Armas,
chirriaron los frenos y el acero encontró la carne.
Justo en éste cruce tu vida se ha ido,
viejo can del asfalto y del campo.
Tu hermano se quedó huérfano de correrías,
así que el hombre a quien el tiempo
le ha dejado blanco el cabello
te lleva ahora consigo.
En esa nave celeste,
rumbo al sur de la provincia.
chirriaron los frenos y el acero encontró la carne.
Justo en éste cruce tu vida se ha ido,
viejo can del asfalto y del campo.
Tu hermano se quedó huérfano de correrías,
así que el hombre a quien el tiempo
le ha dejado blanco el cabello
te lleva ahora consigo.
En esa nave celeste,
rumbo al sur de la provincia.
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