En los bajos de tuyú mora José Santos,
del viento del sur, de la nieve y de la lluvia
siempre hay forma de protegerse
pero no de la humedad que abunda
en las cañadas de la ría.
Sin embargo el sigue arriando
desde la vieja estancia hacia
el saladero abandonado,
sus coplas recuerdan los años
mozos y algún que otro entrevero.
Pocas veces duerme en el rancho
prefiriendo la soledad de esta
pampa de barro de la que está
hecha su alma y la biguela
se lo recuerda con cada acorde.
Ahí va José Santos
desde la ría en el noroeste
hacia los pagos de Ajó,
el pañuelo celeste haciendo
juego con el cielo en el que
las estrellas le marcan el camino.
Esta obra está licenciada bajo la Licencia Creative Commons Atribución 2.5 Argentina conforme se describe en la página intitulada "Creative Commons". "No hay nada como escribir. Todo lo que haces es sentarte frente a la máquina de escribir y sangrar" (Ernest Hemingway).
jueves
El muro
Era un viejo local a un costado
del destruido camino, en donde los
viajeros se detenían a saciar
su apetito y quitarse la sed de un trago.
El hombre estaba cansado,
su camión se veía igual que él,
incluso había tenido que enderezar el
paragolpes con una barra luego de que
le diera a algo en la noche.
Acostumbrado a ir de acá para allá
no había echado raíces
y ahora ya entrado en años
disfrutaba de esa soledad,
que él creía era suya de algún modo.
Observó el salón,
todo parecía gris y ya nadie quedaba allí
excepto la mujer joven en la barra,
fregando la mugre que los concurrentes
dejaron a lo largo del día.
Su vestido rojo desentonaba con aquel lugar,
se le acercó en busca de otro trago y ella
repentinamente se dio vuelta
mirándolo con desprecio,
luego la mueca se convirtió en una sonrisa.
Quizá era su día de suerte pensó el
mientras se quitaba el sombrero
y se presentaba.
Ella lo tomó de la mano y lo condujo hacia
un rincón en donde se encontró con la
pintura que hasta entonces había estado oculta.
Lo dejó solo frente al mural,
había varios rostros pintados en él,
caras vacías y ojos negros,
desesperación y susurros en torno a ellos.
Sintió que la mujer lo empujaba,
pero en lugar de dar contra el muro
éste se convirtió en un hoyo negro
que lo devoró mientras gritaba sin emitir sonidos
sintiendo como su cuerpo se petrificaba.
Luego la mujer volvió a sus quehaceres
sonriendo satisfecha, tras haberle apresado
una nueva víctima a la bestia que moraba
al otro lado de ese espejo.
del destruido camino, en donde los
viajeros se detenían a saciar
su apetito y quitarse la sed de un trago.
El hombre estaba cansado,
su camión se veía igual que él,
incluso había tenido que enderezar el
paragolpes con una barra luego de que
le diera a algo en la noche.
Acostumbrado a ir de acá para allá
no había echado raíces
y ahora ya entrado en años
disfrutaba de esa soledad,
que él creía era suya de algún modo.
Observó el salón,
todo parecía gris y ya nadie quedaba allí
excepto la mujer joven en la barra,
fregando la mugre que los concurrentes
dejaron a lo largo del día.
Su vestido rojo desentonaba con aquel lugar,
se le acercó en busca de otro trago y ella
repentinamente se dio vuelta
mirándolo con desprecio,
luego la mueca se convirtió en una sonrisa.
Quizá era su día de suerte pensó el
mientras se quitaba el sombrero
y se presentaba.
Ella lo tomó de la mano y lo condujo hacia
un rincón en donde se encontró con la
pintura que hasta entonces había estado oculta.
Lo dejó solo frente al mural,
había varios rostros pintados en él,
caras vacías y ojos negros,
desesperación y susurros en torno a ellos.
Sintió que la mujer lo empujaba,
pero en lugar de dar contra el muro
éste se convirtió en un hoyo negro
que lo devoró mientras gritaba sin emitir sonidos
sintiendo como su cuerpo se petrificaba.
Luego la mujer volvió a sus quehaceres
sonriendo satisfecha, tras haberle apresado
una nueva víctima a la bestia que moraba
al otro lado de ese espejo.
miércoles
Historietas en huelga
Golpearon a mi habitación esa mañana, eran del Sindicato “H.B.” para informarme que ya no podría escribir un solo guión más.
Para colmo de males se sumaron los dos Gremios “H.C.” junto con “C.M.”, en un abrir y cerrar de ojos tenía a un grupo de vikingos, orcos y habitantes de algún pueblo del salvaje oeste amenazándome con tomar la civilización por asalto.
Ni siquiera las viñetas del procesador de texto funcionaban ese día, los recuadros protestaban contra la libertad de formas. Tuve que conformarme con ver como los personajes desfilaban entre las distintas publicaciones.
Eso, hasta que el editor decretó la conciliación obligatoria. Ahí estaban reunidos todos los protagonistas de mis historietas, algunos se quejaban de la falta de conservación de los ejemplares, de cómo todo se iba poniendo amarillo con el tiempo y de la manera en que muchas veces se los borraba.
Tales reclamos tenían un enorme fundamento, mis personajes nacieron cuando era libre y no me limitaba un contrato. El editor traspiraba, los lápices se habían sumado a la refriega junto con la goma de borrar y el sacapuntas.
Hasta mandaron a llamar a un notario que asentara sus reclamos, constituyéndose la Proclama de las Viñetas, por las que ningún personaje, grande o chico, bueno o malo, debe ser olvidado.
Después de todo, cada quien tiene su corazoncito y no es cuestión de dejarlos abandonados a su suerte. Así que esa mañana recobré lo que había perdido, el ansía de escribir aventuras en las que pudiera sumergirme lejos de todo. Ahí viviré por siempre.
Incluso Thorval se ha sumado a esto, pese a que él no dice nada. Sólo revolea su martillo y le lanza una bocanada a la luna.
Nota: allá en Reta, teníamos un vecino (Juan López) que nos suministraba historietas. “Hora Cero”, “Hacha Brava”, “Hopalong Cassidy”.
Gracias a él conocí a Ernie Pike, Rolo y los Pargas, Sargento Kirk, Joe Zonda, Hueso Clavado, Ticonderoga Flint y más tarde a Corto Maltese junto con Nippur de Lagash (y varios personajes de Robin Wood). Sumémosle a Julio Cortázar, Emilio Salgari, Julio Verne y otros ilustres creadores, a los que les rindo tributo.
Para colmo de males se sumaron los dos Gremios “H.C.” junto con “C.M.”, en un abrir y cerrar de ojos tenía a un grupo de vikingos, orcos y habitantes de algún pueblo del salvaje oeste amenazándome con tomar la civilización por asalto.
Ni siquiera las viñetas del procesador de texto funcionaban ese día, los recuadros protestaban contra la libertad de formas. Tuve que conformarme con ver como los personajes desfilaban entre las distintas publicaciones.
Eso, hasta que el editor decretó la conciliación obligatoria. Ahí estaban reunidos todos los protagonistas de mis historietas, algunos se quejaban de la falta de conservación de los ejemplares, de cómo todo se iba poniendo amarillo con el tiempo y de la manera en que muchas veces se los borraba.
Tales reclamos tenían un enorme fundamento, mis personajes nacieron cuando era libre y no me limitaba un contrato. El editor traspiraba, los lápices se habían sumado a la refriega junto con la goma de borrar y el sacapuntas.
Hasta mandaron a llamar a un notario que asentara sus reclamos, constituyéndose la Proclama de las Viñetas, por las que ningún personaje, grande o chico, bueno o malo, debe ser olvidado.
Después de todo, cada quien tiene su corazoncito y no es cuestión de dejarlos abandonados a su suerte. Así que esa mañana recobré lo que había perdido, el ansía de escribir aventuras en las que pudiera sumergirme lejos de todo. Ahí viviré por siempre.
Incluso Thorval se ha sumado a esto, pese a que él no dice nada. Sólo revolea su martillo y le lanza una bocanada a la luna.
Nota: allá en Reta, teníamos un vecino (Juan López) que nos suministraba historietas. “Hora Cero”, “Hacha Brava”, “Hopalong Cassidy”.
Gracias a él conocí a Ernie Pike, Rolo y los Pargas, Sargento Kirk, Joe Zonda, Hueso Clavado, Ticonderoga Flint y más tarde a Corto Maltese junto con Nippur de Lagash (y varios personajes de Robin Wood). Sumémosle a Julio Cortázar, Emilio Salgari, Julio Verne y otros ilustres creadores, a los que les rindo tributo.
domingo
Poema corto
No sé qué expresarte.
¡Cómo me siento para expresarte,
me cuesta hablarte tal cual palabra,
es difícil entenderte cuando hablás rápido,
leerte alguna palabra perdida en tu labio movido!
¡Te pido repetir una vez y otra vez para comprenderme,
lo qué me contaste o me preguntaste!.
Todos los días y las noches me expresas: ¡TE AMO!
2016. Patricia Candia.
jueves
¿Nosotros?
Amanece, con eso debería bastar. Ver la
luz de un nuevo día en algún lugar de nuestra existencia, pero a veces esto no
es suficiente. O al menos no lo es para la mayoría de los que estamos tratando
de resolver alguna cuestión mundana.
Cuando finalmente nos damos cuenta de
eso es demasiado tarde o como quien dice, ha pasado demasiada agua bajo el
puente. Así están las cosas en esa urbe gigante, mezcla de frenesí y de locura,
en verano el pavimento hornea nuestras existencias pero en invierno anhelamos
la época estival.
Dormimos poco, hipotecamos sueños, carajeamos
a nuestro adversario de turno: uno que es demasiado lento para pasar los
cambios, otro que trata de cruzar por esa senda blanca mientras estamos apurados,
aquel que se olvidó de pasarme a buscar para jugar el picado, las seis de la
tarde que no llega más y encima el sábado tendremos que acomodar el papelerío
atrasado.
Siempre desde atrás, ese fulano nuevo
que se hizo echar el domingo, el más religioso de todos los días en el que
disputábamos el clásico contra nuestro eterno enemigo. No hay rivales acá,
tampoco amigos, desde ese pitazo fatídico somos enemigos declarados. Ya habrá
tiempo para recomponer las relaciones en medio de la trituradora de vidas que
es esa oficina en donde pasamos la mayor parte del día.
No tengo porque quejarme, todo lo que
necesito y quiero me ha sido provisto, muchos pasan demasiado tiempo quejándose
de todo y de la mayoría de las cosas que les toca vivir. A la noche sólo quiero
un pequeño rincón en medio de la vorágine gris llamada ciudad, en donde entonar
mis canciones y escribir alguna que otra anécdota que subir a esa cosa vetusta
llamada blog.
Antes no existía eso, en la época de la
pantalla negra y las letras todo era una maravilla tal vez por el hecho de que
era nuevo y nosotros jóvenes. ¿Nosotros?.
¿Qué era eso?, ¿por qué de pronto la
nostalgia Flores?, ¿desde cuándo usted se preocupa por esa clase de cosas?. Acostumbrado a vivir
en la jungla asfaltada, en medio de millones de personas que tienen algo en
común: desconocerse mutuamente.
A las 23:00 hs de un lunes, el peor de
todos los días y tan sólo porque el sábado era un bálsamo curativo que
alcanzaba para curar ciertas heridas, aunque terminaba siendo corto. El lunes
tenía la culpa, podría haber sido un domingo en la tarde, lluvioso y
melancólico. Pero no, fue el primer día de esa cosa demencial llamada semana.
El lunes era el grifo que dejaba pasar
el gas con el que se nos alimentaba de chicos, había que acostumbrarse a eso de
las reglas impuestas para socializar: a la escuela, a clase, a casa, a hacer la
tarea.
Un asesino silencioso, el lunes marca el
comienzo de todas esas cosas y las ovejitas llamadas humanos obedecían como
unidos por un hilo invisible. Hora de cumplir con todos los compromisos
pactados por esa organización secreta a la que pertenecemos sin saberlo, el
resto creo que también lo ignora. La sociedad ha puesto al lunes como heraldo
de sus normas de conducta, ahí está al comienzo de ese ciclo demoledor de siete
días aunque nos hagan creer que son únicamente cinco. Los otros dos días
existen para recordarnos que las cadenas contraídas desde la niñez siguen
firmes.
Podría escapar, huir, dejar a un lado
todo lo que me rodea. Pero el reloj seguiría corriendo, incluso en el
kilometraje de la bestia con que cada tanto me largo a la costa recordaría que
hay compromisos. Y esa es la trampa de los lunes, anuncian lo inevitable no sea
cosa que se nos olvide que debemos servir a un interés mayor al que no llegamos
a comprender.
Peor es el garrote o vivir entre
caníbales, cambiamos taparrabos por sacos y corbatas, torturas y suplicios por
impuestos, reglas impuestas a la fuerza por reglas o la fuerza para
recordarlas. Y el lunes tiene la culpa de recordárnoslo.
Pero me he ido por las ramas, como en
tantas otras ocasiones y debo volver al comienzo de esto: ¿nosotros?.
Encontré una vieja foto de la
secundaria, ahí empezó todo esto. Una foto, ¿se acuerdan de lo que era eso?,
papel tangible o algo parecido. No había forma de corregir imperfecciones, quedaba
todo plasmado en la celulosa, incluso nuestros rostros alegres.
Alguien se había tomado el trabajo de
revelarla, tal vez mis viejos o alguno de esos oportunistas llamados fotógrafos
de eventos. Alguno de los dos, sin dudas, aunque últimamente no puedo recordar
las cosas como antes. Y eso que he sido una máquina de coleccionar anécdotas o
datos que no me terminan sirviendo a la hora de resolver un problema tan simple
como el atasco en la cola de impresión.
Éramos veinte en las fotos, de pronto mi
rincón se evaporó y me encontré allí. En el gimnasio donde formábamos, mezcla
de salón de usos múltiples y sala de torturas, sobre todo a las 7:30 hs. en
medio del invierno. Los rostros sonreían, congelados en el tiempo, nos veíamos
tan jóvenes y llenos de esperanzas. Las únicas arrugas en esos rostros eran las
de la foto que se había desgastado, aparte estuvo doblada durante demasiado
tiempo y algunas caras se veían surcadas por una línea blanca.
De pronto volví a ese lugar, un 20 de
diciembre de 1997, podía ver tantos rostros familiares pero me tomaría un
tiempo recordar los nombres.
En eso el Chueco me sacó de mi
ensimismamiento, vi su cara pecosa y mi protesta se ahogó en medio de todas
esas personas hablando juntas. La directora quedó atrás, también el profesor de
historia y la maestra de esa cosa extraña llamada matemática.
_Lo encontré clamó el Chueco, dejándome
solo frente a la asamblea de egresados que me escrutó impiadosa. Siempre el
mismo boludo, en lugar de sacarte una foto con nosotros te vas a ver ese
boletín de mierda. El mundo no va a cambiar por una nota más o una nota menos.
Tal vez para él no, pero yo no vivía en
medio del pueblo sino en las afueras. A unos diez kilómetros y todos los días
tenía que salir muy temprano para poder llegar al Instituto.
La artífice de esa odisea era mi vieja,
sana o enferma nos armaba las mochilas a mi hermano y a mí para que no nos
faltara nada, luego esperaba a que pasara el colectivo manejado por Manolo y
sentíamos como trancaba la puerta. Las bestias de la noche debían quedarse
fuera, los niños a la escuela.
Así fue durante cinco largos años,
incluso más adelante extrañaría esa calidez que quedaba en nosotros cuando nos
daba el primer y último beso de despedida. La niebla se engulló a mi hermano,
me encontré solo en medio del corazón de esa bestia que surcaba la noche por un
camino de tosca.
Las ventanas se abrían con un traqueteo,
el polvo del camino cubría los uniformes dejándolos grises como las caras en
esa imagen. El frío nos cortaba la nariz, lo único que sobresalía de la bufanda
tejida a mano por ese ser omnipresente llamado madre. Tal vez teníamos esa
creencia de que todo lo podía, pero sobre todo por el hecho de que el viejo
estaba siempre saliendo al medio del campo a resolver las extrañas
interrupciones del servicio eléctrico producto de esa especie aún más rara
llamada avutarda.
El frío nos hacía desear la vuelta a
casa, la salamandra, el olor a eucaliptos que se desprendía de una lata de
conservas reciclada y colocada encima de la estufa.
Volviendo de otro divague, yo no podía
darme el lujo de que las notas reflejarán otra cosa que no sea aprobar. Así que
ahí estaba con esa sentencia de fin de curso, dos a marzo y una aprobada de
manera casi milagrosa.
Pero por ese motivo me perdí la foto, el
Chueco tenía toda la razón del mundo. Su acusación me perseguiría por el curso
de los tiempos como una maldición. Ahora, peor que entonces, no podía recordar
todos los nombres.
Ese era el nosotros que estaba buscando,
el porqué de todo esto, la imagen reflejaba apenas un momento de nuestras
existencias. Luego la diáspora, el auto alejándose en la oscuridad, el
boulevard que quedaba atrás, la curva de la herrería vieja y ya estábamos cerca
de casa.
¿Casa, dónde te has quedado?. A esto
llamo mi casa pero en éste maldito lunes me parece que no es aquel lugar. Nada
peor que sentirse extraño en un lugar conocido, pero peor aún encontrar un
casete de la vieja banda de rock de nuestra adolescencia.
¿Adolecíamos de algo que nos llamaron
así o era una forma de limitarnos?, seguro la segunda opción. Volviendo a lo de
la banda de rock, aunque después hicieron blues, se llamaba Ruta 3.
Precisamente porque a unos cincuenta
kilómetros pasaba esa artería que se pierde allá en el sur. Y en la etiqueta se
podía ver el nombre del disco: “Blanco y Negro”. Una alusión al querido club de
fútbol, club social, lugar de encuentro, de historias, de fichas que se trababan
en las máquinas de videojuegos llamadas arcades.
La banda se componía de varios que
estaban en la foto, pero no podía recordar la formación, el lunes se empeñaba
en borrar mi memoria y ese viejo grabador en triturar la cinta que recién
encontré.
No era mi día por lo visto, sería mejor
irme a dormir luego de tomar alguna de esas gotas milagrosas que me permitiría
sumirme en un profundo estado onírico.
Creo que si veo hacia atrás, he estado
en ese trance durante demasiado tiempo y ahora lo que es realmente importante
no es más que una lista de trabajo pendiente. Estoy demasiado cansado para
poder analizar algo tan profundo, Teo duerme enroscado sobre el sillón, las
sirenas no cesan nunca en esta ciudad, la canilla gotea su protesta ambiental
habitual, la pareja de abajo discute como tantas otras noches.
De pronto, al igual que cada mañana de
los 13 a los 17 años, la niebla en otra forma me ha cubierto y lo único que
siento es paz. La añoranza ha sido desalojada, hasta la siguiente noche de
tragos y recuerdos.
Patricia
Y ella se abre paso, teniendo como arma
una pluma invisible que deja su huella
en hojas etéreas.
Lentamente las ideas
nacen y las guarda en un cofre de
una sola llave, que atesora todo
su mundo silencioso.
Cada tanto toma el viejo libro de su abuela
y trae al presente aromas de otros tiempos,
para recordar a los que nos dejaron
su marca en la sangre y en la vida
que nos fue regalada.
una pluma invisible que deja su huella
en hojas etéreas.
Lentamente las ideas
nacen y las guarda en un cofre de
una sola llave, que atesora todo
su mundo silencioso.
Cada tanto toma el viejo libro de su abuela
y trae al presente aromas de otros tiempos,
para recordar a los que nos dejaron
su marca en la sangre y en la vida
que nos fue regalada.
lunes
Un 11 de Marzo
Hay momentos en la vida de uno
que son como boyas en el océano,
marcan que en ese punto
te ocurrió algo que por siempre
irá contigo, incluso en la distancia.
El viejo dormía con los pies fuera
del lecho, tan gigante que era,
y eso en sí es un reflejo de
su enorme humanidad.
Tu amistad siempre ha sido un oasis
para mí, una forma de encontrar refugio
ante ciertas adversidades y poder luego
seguir adelante, sabiendo que existe
un lugar en donde serás bien recibido
aun cuando parezca que está lejos.
que son como boyas en el océano,
marcan que en ese punto
te ocurrió algo que por siempre
irá contigo, incluso en la distancia.
El viejo dormía con los pies fuera
del lecho, tan gigante que era,
y eso en sí es un reflejo de
su enorme humanidad.
Tu amistad siempre ha sido un oasis
para mí, una forma de encontrar refugio
ante ciertas adversidades y poder luego
seguir adelante, sabiendo que existe
un lugar en donde serás bien recibido
aun cuando parezca que está lejos.
viernes
Ruiseñor
El arroyo atravesaba el bosque
y los rayos del sol, que lograban
filtrarse entre los ancestros
de los árboles que poblaban la tierra,
acariciaban la superficie del manantial.
El guerrero se detuvo para beber
acercándose al agua, al tiempo
que una flecha se incrustaba
en un árbol cercano con un sonido hueco.
El troll emergió portando un hacha
de piedra que hizo caer en el lugar
donde había visto a su víctima,
encontrando solo el vacío.
Miró hacia todos lados
pero no había huella de aquel enemigo,
como si se hubiera fundido con el bosque.
Observó el arroyo y su reflejo
lo asustó, comenzando a golpear el agua
para destruir a aquel ser tan monstruoso.
El hacha se le enredó en las ramas
de los árboles y entonces siguió golpeando
con las manos desnudas, levantando
un oleaje a su alrededor.
Un rayo de sol se filtró entre las ramas,
formando una aureola
alrededor del ruiseñor que comenzó a trinar.
El troll lo contempló,
vio la aureola a su alrededor
y dio un grito aterrorizado,
tropezando con las raíces de los árboles,
cayendo en medio de una estrepitosa escena.
Se levantó emprendiendo la huida
a toda carrera
por donde había venido,
éste bosque estaba hechizado,
los enemigos se desvanecían,
las bestias aparecían en el agua,
los pájaros lanzaban destellos,
las raíces y las ramas se extendían
como brazos buscando atraparlo,
no volvería a cazar allí.
Entonces el ruiseñor se metamorfoseó
y el elfo emergió riendo a carcajadas.
y los rayos del sol, que lograban
filtrarse entre los ancestros
de los árboles que poblaban la tierra,
acariciaban la superficie del manantial.
El guerrero se detuvo para beber
acercándose al agua, al tiempo
que una flecha se incrustaba
en un árbol cercano con un sonido hueco.
El troll emergió portando un hacha
de piedra que hizo caer en el lugar
donde había visto a su víctima,
encontrando solo el vacío.
Miró hacia todos lados
pero no había huella de aquel enemigo,
como si se hubiera fundido con el bosque.
Observó el arroyo y su reflejo
lo asustó, comenzando a golpear el agua
para destruir a aquel ser tan monstruoso.
El hacha se le enredó en las ramas
de los árboles y entonces siguió golpeando
con las manos desnudas, levantando
un oleaje a su alrededor.
Un rayo de sol se filtró entre las ramas,
formando una aureola
alrededor del ruiseñor que comenzó a trinar.
El troll lo contempló,
vio la aureola a su alrededor
y dio un grito aterrorizado,
tropezando con las raíces de los árboles,
cayendo en medio de una estrepitosa escena.
Se levantó emprendiendo la huida
a toda carrera
por donde había venido,
éste bosque estaba hechizado,
los enemigos se desvanecían,
las bestias aparecían en el agua,
los pájaros lanzaban destellos,
las raíces y las ramas se extendían
como brazos buscando atraparlo,
no volvería a cazar allí.
Entonces el ruiseñor se metamorfoseó
y el elfo emergió riendo a carcajadas.
Viejo Verde
Eran las 5:00 o las 5:15, madre nos dejaba dormir un rato más, hasta que obligados por una fuerza descomunal dejábamos el lecho caliente y nos recibía la helada mañana invernal.
Aún no había empezado a aclarar, los gallos se guardan en la hora más oscura antes del amanecer, pero aun así a las 6:15 el monstruo venía cortando la niebla.
Dos gruesos faroles cercenando la helada, el mar sonaba omnipresente al otro lado del muro de arena, el humo del motor se colaba en la noche.
Todo se sacudía dentro de la bestia, las ventanas con el traqueteo se abrían y la noche invernal nos golpeaba, mientras atrás quedaba la arboleda, la laguna, la vieja herrería y el lugar del reposo de nuestros seres queridos.
Las luces de Copetonas nos atraían en medio del alba que comenzaba a ganarle a la oscuridad y así durante cinco años, cinco veces a la semana, el Almafuerte nos formaba.
Ahora el viejo Carcarañá corre raudo a través del cielo, justo en una curva en donde el sol y el viento se juntan Manolo clava los frenos viendo como el océano se engulle la enorme bola de fuego.
Nota: durante toda la Secundaria viajé en colectivo, 30 kilómetros por un camino de tosca con frío, lluvia, calor y varias inclemencias más.
Mi madre nos despertaba temprano, se aseguraba que tuviéramos todo lo necesario y esperaba a que llegara el viejo Mercedes verde conducido precisamente por Manolo.
Inicialmente viajábamos en un modelo similar color marrón claro, guiado por el viejo Ricardo Díaz. Tanto Manolo como él han partido hace un tiempo, aunque como tantas otras cosas su recuerdo perdura.
Aún no había empezado a aclarar, los gallos se guardan en la hora más oscura antes del amanecer, pero aun así a las 6:15 el monstruo venía cortando la niebla.
Dos gruesos faroles cercenando la helada, el mar sonaba omnipresente al otro lado del muro de arena, el humo del motor se colaba en la noche.
Todo se sacudía dentro de la bestia, las ventanas con el traqueteo se abrían y la noche invernal nos golpeaba, mientras atrás quedaba la arboleda, la laguna, la vieja herrería y el lugar del reposo de nuestros seres queridos.
Las luces de Copetonas nos atraían en medio del alba que comenzaba a ganarle a la oscuridad y así durante cinco años, cinco veces a la semana, el Almafuerte nos formaba.
Ahora el viejo Carcarañá corre raudo a través del cielo, justo en una curva en donde el sol y el viento se juntan Manolo clava los frenos viendo como el océano se engulle la enorme bola de fuego.
Nota: durante toda la Secundaria viajé en colectivo, 30 kilómetros por un camino de tosca con frío, lluvia, calor y varias inclemencias más.
Mi madre nos despertaba temprano, se aseguraba que tuviéramos todo lo necesario y esperaba a que llegara el viejo Mercedes verde conducido precisamente por Manolo.
Inicialmente viajábamos en un modelo similar color marrón claro, guiado por el viejo Ricardo Díaz. Tanto Manolo como él han partido hace un tiempo, aunque como tantas otras cosas su recuerdo perdura.
Escuela Nº 34
El tiempo ha pasado,
la memoria se niega a salir
jugándome una mala pasada
a mí que me he preciado siempre
de tener una buena.
Y cuando ella se vuelve olvidadiza
el alma es la que trae los recuerdos,
haciendo que el corazón se desgarre,
bajando las lágrimas como una lluvia
en un día soleado, cruel ironía.
Hemos compartido ese instante del tiempo,
éste se ha ido despacio dejando
gruesos surcos en nuestras existencias,
las paredes atesoran historias, sueños,
risas y tristezas, las tuyas, las mías,
las de todos los que alguna vez fuimos
demasiados pequeños para saber
sobre la inmensidad de éste mundo
y al final nos volvimos vagabundos
que se alejan un poco más cada día
de nuestro querido Hogar.
19/11/1936 Fundación de la
Escuela N° 34, de Balneario Reta,
Tres Arroyos, Provincia Buenos Aires,
República Argentina.
la memoria se niega a salir
jugándome una mala pasada
a mí que me he preciado siempre
de tener una buena.
Y cuando ella se vuelve olvidadiza
el alma es la que trae los recuerdos,
haciendo que el corazón se desgarre,
bajando las lágrimas como una lluvia
en un día soleado, cruel ironía.
Hemos compartido ese instante del tiempo,
éste se ha ido despacio dejando
gruesos surcos en nuestras existencias,
las paredes atesoran historias, sueños,
risas y tristezas, las tuyas, las mías,
las de todos los que alguna vez fuimos
demasiados pequeños para saber
sobre la inmensidad de éste mundo
y al final nos volvimos vagabundos
que se alejan un poco más cada día
de nuestro querido Hogar.
19/11/1936 Fundación de la
Escuela N° 34, de Balneario Reta,
Tres Arroyos, Provincia Buenos Aires,
República Argentina.
El soldado y el pescador
El soldado y el pescador se dan la mano, los reencuentros tras una larga espera hacen surgir las anécdotas. El Alfaro que se ha ido a pique flota una vez más sobre la inmensidad del océano. Sus redes vienen llenas de esperanzas, las que para el resto de nosotros hoy son un recuerdo llorando tu ausencia.
jueves
Valentino
Sus cabellos negros se agitan con el viento del océano,
el tiempo del adiós es la hora del reencuentro para vos.
Lo que has perdido te será devuelto en ese viaje eterno,
una saeta roja vuela al sol de regreso a Vecchiano.
Valentino ha partido en la búsqueda de su amor perdido
y al resto no nos queda más que llorar su recuerdo.
el tiempo del adiós es la hora del reencuentro para vos.
Lo que has perdido te será devuelto en ese viaje eterno,
una saeta roja vuela al sol de regreso a Vecchiano.
Valentino ha partido en la búsqueda de su amor perdido
y al resto no nos queda más que llorar su recuerdo.
Sei in pace, Tano!
viernes
Razones para escribir
La razón por la que escribo se reduce simplemente a que puedo, expresar lo que siento y lo que pienso es una forma de dejar algo que trascienda, en éste vasto universo en el que no siempre estar conectado es igual a comunicado.
Comunicar es transmitir y no sólo dejar un símbolo que muestra un estado de ánimo, es plasmar algo que tenga un contenido e invite al otro a reflexionar.
Sur (una tarde del '99)
Una tarde cualquiera del ’99 en Mar del Plata, la dueña de ese espacio fuma impasible. El tiempo se detiene sobre el cigarrillo que se consume.
Abajo, en la esquina de San Luis y 3 de Febrero, el Negro Jara asiste a una mujer que ha tenido un accidente.
Para mí, el mundo se ha borrado por completo y ajeno a lo que ocurre a mí alrededor observo en la pantalla a la marea verde.
Durante minutos que parecen eternos, chocan contra un muro celeste y blanco. En el centro de esa escena, hay un hombre vestido de azul. Da juego, una y otra vez, como esperando que los de verde crucen la línea que defienden los del sur.
Pero eso no pasa, lo que era un final cantado de pronto no se cumple. El árbitro hace sonar su silbato, los de celeste y blanco se abrazan. Los de verde yacen cabizbajos.
Lo imposible ha ocurrido. Es el principio de la historia, la única referencia que tenía yo del rugby era por Juan. Y curiosamente lo cruce volviendo de la facultad, un par de minutos antes de presenciar ese accidente deportivo.
Así empezó todo.
Año 1999: Los Pumas le ganan a Irlanda, bancando una eternidad contra la línea del in-goal.
lunes
Bisiesto
Ha sido una mañana agitada, que se extiende al resto del día y sin embargo sólo ahora he tenido tiempo de detenerme a pensar el porqué de todo esto.
Un día más en el calendario pero no uno cualquiera, menos que un lustro, las horas se acumulan esperando poder ocupar su lugar en alguna parte del almanaque.
Así van las cosas, tendremos que soportar el peso de los años anteriores únicamente para descubrir que éste 29 de febrero es un día más de trabajo. Incluso a alguien le pareció gracioso arrancar las clases en un momento tan agobiante, en el que cambiaron la frecuencia de los ómnibus y no me ha quedado otra que hacer dedo.
El único que festeja es quien postergó su cumpleaños tres veces para luego pretender que le regalen todo lo adeudado con intereses. Una vuelta más gritó el sol, olvidando que no se mueve. Los demás deben girar en torno a él, para recibir su tributo dorado.
Cuanto trabajo extra trae éste año bisiesto, los romanos no tenían nada que hacer por lo visto.
viernes
Morrisong
Siempre lo supe, en tanto la admiración por una desaparecía la otra cobraba fuerza. Un par de pinceladas sobre el lienzo y tienes otra historia. Tal vez por eso todo cuadra ahora. Para el común de los vivos no es más que alguien fuera de serie. Y por ello disimula esos dotes de genio creador entre pinturas fragmentadas.
Un deseo desde el lado oscuro del alma, donde Dios y el Diablo juegan ajedrez. Un susurro y la agonía se hace sentir, Gin no mejora para nada la situación. Canta una canción profunda de amor y abandono, no puedo detener mis manos sobre el teclado exhausto. Canta por los dos, viejo trovador del puerto con nombre de mujer. Canta hasta que el fuego cese o el dolor se vaya, entonces sabrán que sigo peleando.
Al final del día sólo quiero abrazarte pero aquí estoy sometido en esta trampa que esa mente vil preparó. Al borde del abismo palpando las cicatrices del deseo y la locura. Mente déjame en paz, mente desquiciada y tortuosa, no te muestras pero sufro el estigma del fuego que todo lo consume.
D.E.Merlo
Ella tiene la ecuación resuelta, despejadas todas las dudas no queda otra cosa que mandar el asunto al carajo.
Que los demás se escondan, mientras la navegante cruza la tormenta con un esquife.
Como si fuera una cáscara de nuez en el océano, su existencia transcurre entre tropiezos y comienzos en tanto su fiel timonel la lleva hacia un horizonte de fuego a encontrarse con lo que extraña.
Que los demás se escondan, mientras la navegante cruza la tormenta con un esquife.
Como si fuera una cáscara de nuez en el océano, su existencia transcurre entre tropiezos y comienzos en tanto su fiel timonel la lleva hacia un horizonte de fuego a encontrarse con lo que extraña.
domingo
Manifiesto del Nerd
Yo vengo de la época de la PC Juegos,
Q-Pro, PW y Database,
yo me he arrastrado por las mazmorras
espada en mano buscando a Carmen.
Lo mío viene en blanco y negro,
tal vez un poco anaranjado
en ese entorno DOS,
dos que es primero
y escribo en hexadecimal 1911
porque no me banco tu 666.
Yo no quiero tu 3D,
tu pantalla táctil y tu red social,
dejadme con mi 16 bits
aplastando oponentes como Zangief.
Quiero un moledor orco
para asaltar brutalmente tu registro,
2D, 2D, 2D,
así se entra en ESO
Dame un “DEL *.*” para borrar tu Facebutt,
que sea una pantalla azul el final
de tu sueño y el comienzo de
esta pesadilla pixelada.
Así será,
tarde o temprano
cuando los Nerds recuperemos el control
y desalojemos a esos frikis impensantes.
Traducción:
PC Juegos: revista publicada por MP Ediciones, allá por 1995 traía algunos videojuegos de PC en discos de 5 ¼.
Q-Pro, P.W. y Database: programas de DOS (Sistema Operativo del Disco), antecesores de Excel, Word y Access (planillas, textos y bases de datos).
Mazmorra: una referencia al Príncipe de Persia, el primer juego de PC que jugué.
Carmen: ¿Dónde en el mundo está Carmen Sandiego?, otro juego de PC.
Blanco, negro y anaranjado: el color de los monitores de la época.
Hexadecimal: sistema de numeración vinculado a la informática.
1911: en hexadecimal da por resultado 777, la perfección divina por contraposición a 666 el número del diablo y 667 (más malo que el diablo).
16 bits: la memoria de las viejas consolas hogareñas, entre ellas la SEGA Megadrive y Genesis.
Zangief: personaje del juego Street Fighter, igual a Mike Haggard de Final Fight y Mess O'Bradovich de Cadillacs and Dinosaurs, todos juegos de CAPCOM.
Moledor orco: arma de asedio de la horda orca, en el juego Warcraft 3 de PC.
2D, 2D, 2D: al ingresar 2D en una entrada de registro de Windows, da como resultado el guión del medio “-“.
ESO: sitio de Ensemble Studios Online, para jugar entre otras cosas a Age of Mythology. Alterando la clave del producto en el registro de Windows, era posible jugar online con una versión pirata del mismo. Lo que se dice “un asalto brutal al registro”.
DEL*.*: borré el archivo de arranque de Windows 95 con esa secuencia (fue un accidente).
Facebutt: una parodia de Facebook, creada por Peter Capusotto.
Pixelada: me gustan como se ven los juegos viejos, con forma de cuadraditos. El 3D guárdenselo.
Nerds y Frikis: dos generaciones distintas, la primera más asociada al “traga libros” y la segunda al fanático in extremis de videojuegos, anime, películas. En realidad es más o menos lo mismo, el nerd usa unos anteojos tipo “culo de botella” y el friki es un nerd nuevo milenio.
Camina en la lluvia
Tanto para esto,
un cortejo de almas cansadas,
sólo una pequeña luz brilla
en el medio de la tormenta.
Buscaste lo que tuviste
y mereciste lo que te tocó
o lo que obtuviste, la diferencia
se ve confusa mientras me muevo
entre estas piedras frías con nombres
marcados a fuego frente al cruel
verdugo al que llamamos tiempo.
Y al acercarme veo rostros congelados,
caras espantadas que me gritan que no debo
estar ahí, pero la lluvia oculta el llanto.
Algo las mueve,
almas condenadas desprovistas de voluntad,
puedo ver tu plan ahora
mientras los cañones se vuelven rojos
en medio de la balacera que tus marionetas desatan
sobre mí, dejando éste lugar sagrado
recubierto de humo en tanto la lluvia sigue cayendo.
Hay heridas que sangran sin ser visibles
mientras camino en la lluvia
destruyendo a tus títeres
y sólo queda esa muñeca
abandonada por quien no llegué a ver.
Eso y la corona que luciste
rota, golpeada por la lluvia
a la que le lanzo una bocanada
pero se rehúsa a dejarme.
un cortejo de almas cansadas,
sólo una pequeña luz brilla
en el medio de la tormenta.
Buscaste lo que tuviste
y mereciste lo que te tocó
o lo que obtuviste, la diferencia
se ve confusa mientras me muevo
entre estas piedras frías con nombres
marcados a fuego frente al cruel
verdugo al que llamamos tiempo.
Y al acercarme veo rostros congelados,
caras espantadas que me gritan que no debo
estar ahí, pero la lluvia oculta el llanto.
Algo las mueve,
almas condenadas desprovistas de voluntad,
puedo ver tu plan ahora
mientras los cañones se vuelven rojos
en medio de la balacera que tus marionetas desatan
sobre mí, dejando éste lugar sagrado
recubierto de humo en tanto la lluvia sigue cayendo.
Hay heridas que sangran sin ser visibles
mientras camino en la lluvia
destruyendo a tus títeres
y sólo queda esa muñeca
abandonada por quien no llegué a ver.
Eso y la corona que luciste
rota, golpeada por la lluvia
a la que le lanzo una bocanada
pero se rehúsa a dejarme.
Añejado
Océano rojo,
atardecer violeta,
entre sangre y
una mañana ventosa
corriendo por nuestro ser.
Furia desatada,
veneno carmesí
corre por las venas.
Aroma a flores,
dulce sueño trayendo la paz,
revelándolo todo
un sorbo a la vez.
La verdad es roja
éste vino también,
mientras sale a la luz
y lo sumó en la oscuridad
un trago a la vez.
atardecer violeta,
entre sangre y
una mañana ventosa
corriendo por nuestro ser.
Furia desatada,
veneno carmesí
corre por las venas.
Aroma a flores,
dulce sueño trayendo la paz,
revelándolo todo
un sorbo a la vez.
La verdad es roja
éste vino también,
mientras sale a la luz
y lo sumó en la oscuridad
un trago a la vez.
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