Bajo la superficie los
sonidos saben lejanos con los miembros suspendidos habiéndose ido el peso del
mundo a alguna galaxia lejana, los pensamientos se vuelven burbujas que de a
poco emergen en el espejo que también recibe a las naves pequeñas. Un golpe sobre
la misma se convierte en un anillo más que se une a los generados por seres
parecidos, sin que ello inquiete a aquel que permanece es estasis con el eco de
otras escenas hasta que es uno con el universo. El silencio ocupa cada rincón con
apenas unos pasos ligeros afuera, tal vez una que otra caricia al igual que los
proyectiles de agua que obligan a resguardarse a la humanidad. La voz en una
cadencia repetida habrá de acompañar al que no ha llegado todavía, que en una
oda a dicho instante trascendental repite la primera de todas las figuras al
sentir el frío invadir su ambiente abrazando sus manos a las piernas que
encuentran calor. Ello sin contar los besos que recrean el descanso de los
primeros días a un costado de la fuente blanca que le otorga fuerza a quien aún
no ha puesto un pie sobre este mundo, pero muy adelante en una curva del
infinito se levanta desprendiéndose las lágrimas de su ropaje hasta que se
aleja dejando un reguero sobre el camino que lo devuelve al calor del mundo
arrastrando una silla para poder contemplar al sol irse dado que el muro ya lo
perdió de vista.
Esta obra está licenciada bajo la Licencia Creative Commons Atribución 2.5 Argentina conforme se describe en la página intitulada "Creative Commons". "No hay nada como escribir. Todo lo que haces es sentarte frente a la máquina de escribir y sangrar" (Ernest Hemingway).
lunes
Bajo la superficie
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