martes

Roxette


En tu rostro pétreo es en donde traes la primavera, escondiendo detrás de los tintes las fatigas de cumplir dos roles juntos y aspirando el aire marino en tanto la sal te corta las comisuras, la lluvia no llega a esas zonas muy seguido o culmina en una nueva frustración.

Pero nada que todos esos cambios en la forma en la que te muestras al mundo no puedan esconder, si nada está bien mejor esconderlo detrás de una sonrisa en tanto empujas a tu tesoro hacia lo desconocido esperando en la costa el regreso de esa excursión.

Puede ser que un barco atraque en tu puerto pero enseguida se lanza a la mar una vez más, dejándote abandonada mientras ves al sol escurrirse atrás de los médanos.

Empero al otro día tendrás lista la armadura con la que salir a escena.

Océano


Ruge viejo trovador, que este mundo sigue sordo y ocupado vaya uno a 
saber en qué. Pero tú les recuerdas que aún sigues ahí pese a 
la negación de tu existencia entre tanta cosa material, 
a la larga todos te verán volver a reclamar la memoria de 
los tiempos perdidos y besar los pies de quien todavía 
se acerca a tus orillas.

Sonidos de Reta


Reta durante el verano, esa especie de metáfora que supone
asociar la paz a simplemente el hecho de no estar corriendo
detrás de la rutina como un fundamentalista.
Los momentos en los cuales el fuego limpia el metal,
la noche se siente fría pero en calma aunque a lo lejos
suene la guitarra anunciando lo inminente del concierto
y el día al despuntar termine lavando las heridas
de ese bodrio llamado hastío por andar repitiendo
durante el resto del año los mismos hábitos.

Onagros

Ay Flavio, ay, desearía que tu estancia en los Campos Elíseos sea interrumpida un momento para detener a la masa bárbara que hoy asola nuestro tiempo, pese a que cada tanto nuestros onagros arrojan un poco de luz sobre esa inmensa oscuridad que se llama ignorancia.

De este lado de la orilla aún encontramos algún alma que nos ayuda en la tarea de que esto llamado cultura no se pierda entre las deformaciones de las letras y los neologismos, pero muchas veces son más las frustraciones que los momentos de esperanza.

Una runa de los magiares traída a esta época, un poco de trabajo que muestra esfuerzo individual, oasis en el enorme desierto por el que vemos a los del interés superior mofarse de los intentos de aquellos que parecemos una distopía en su universo de instantes.

Pero aquí estamos mi buen Flavio, no todo está perdido.

sábado

La negociación (por HammerHand)


El embajador llegó en un carro blanco y dorado, tirado por finos corceles. Se bajó apurado, con aires de superioridad y la nariz fruncida. Quería irse rápido, no soportaba a estos bárbaros.

Su olor lo ofendía
amaba el perfume 
y la seda  fina.
También las intrigas.
Miró el campamento, 
allí improvisado 
para la reunión.
Había mucho cuero,
la verde hierva
(qué era tan vulgar)
y nardos salvajes,
por todo el lugar.

El taurino esperaba
sentado en el suelo
mascando una brizna
de trigo tierno.
Estaba distraído,
miraba hacia el cielo.

El embajador 
sólo pensó esto,
va a ser bien rápido, 
demandar, demandar. 
Que sólo estos brutos 
van a aceptar.

Después de todo 
él era tan magnífico, 
gran orador 
y nieto del hijo
del tercer sucesor
del emperador.

Llamó la atención,
habló y demandó,
pidió y exigió
agitando su índice.
Bla, bla, bla, bla
y por un momento
se emborrachó.
Embelesado
por su propia voz.
Tan maravilloso
exigió y pidió
a todos deslumbró.
Y satisfecho de sí
aún más se amó.

Pensó en la gloria
aplausos y faldas
qué tan alto ser,
una vez en su casa,
iba a merecer.
Sería famoso,
aclamado,
exitoso.
Le darían honor,
de nobles favor
y también carne
sin sujetador.

El taurino se levantó despacio, un poco fastidiado se rascó la cabeza y suspiró. Casi sin querer lo aplastó con su mazo. El embajador solo hizo un suave "plaf", entonces el taurino habló:

"La guerra es mejor".

Después despachurró a los escoltas del dignatario acartonado y se fue silbando.

Uno siempre vuelve

Pese a la distancia, los años, los golpes,

aciertos y errores

uno siempre vuelve al pago.

Y en este lugar a diferencia de otros

se respira paz, algo que parecería ser

bastante complejo con lo ajetreada

que es la vida de una persona

en estos tiempos.

Pero es simplemente el hecho de

disfrutar lo qué ocurre alrededor,

un cielo despejado,

el mar que va y viene,

las calles tranquilas,

el viento, los grillos, las ranas.

Eso, tomarse un instante

para cosas que son pequeñas,

para uno mismo,

para reencontrase con uno mismo.

Es simplemente eso,

lo demás carece de sentido

se pierde en la inmensidad

del océano.

 

De a poco

De a poco, nos fuimos acercando de a poco,
había pasado una década
un poquito más y estaríamos en la tranquera,
otro tanto y ya estaríamos adentro.
El huargo que nos ladraba
no era el mismo que en otras épocas,
hasta eso había cambiado
los pinos se elevaban hasta el cielo
después de una década.
De pronto
ya todo había quedado atrás,
un abrazo y se terminó el asunto.
O sea era una historia zanjada
hubiese sido más fácil hacerlo antes,
pero bueno, a veces las cosas ocurren
cuando tienen que pasar.


El mar es una fuerza extraña

El mar es una fuerza extraña, omnipresente, ha estado aquí desde tiempos inmemoriales atesorando la existencia misma del ser humano.

Es un poco una fuerza de renovación cada vez que el oleaje llega a la costa, pero también es una forma de advertir al ser humano de lo frágil de su existencia. Repleto de vida pero también de muerte, en su fondo se atesoran restos de naufragios que demuestran lo peligroso que se puede llegar a poner.

Pero por otra parte también encierra vida y es un poco eso lo que es la existencia misma, los extremos. Vida y muerte.
El mar sabe bastante de eso, la cuestión es que el ser humano la mayoría de las veces lo ignora y se aventura hasta que es demasiado tarde.

Suena descabellado ver cómo una fuerza tan grande sufre las mutilaciones de la civilización.
De eso se trata, civilizaciones enteras han crecido y se han apagado en torno a él. Sería bueno que recordáramos que esto es así, una existencia delgada.

El mar a la larga se lleva todo.


Tirolesa


Había una sensación de libertad ahí arriba, en cierta forma también acompañada de miedo. Es decir, sentirse libre y saber lo que eso conlleva.

Todo se veía pequeño en la media que la tirolesa nos trasladaba de una punta a la otra, más o menos como las rocas y los guijarros que contempló desde esta muralla derruida otra mañana aquí junto al lago.

Árboles arrastrados por la correntada que baja de la montaña, pequeños lechos de arroyos, vidas, las hormigas atareadas yendo y viniendo. Y sin embargo mientras nos trasladamos de un lugar a otro el viento nos acompañaba, lo único interesante era tratar de disfrutar del paisaje.

No había otra cosa más, esto complementado con la idea del llegar al final del viaje y que nos reciban unos brazos conocidos.

Eso es todo en sí.


Penthouse

Te extraño pero me recubro de oro y trato de contar mi historia a través de unas cuantas líneas comerciales, en el pecho cuelgan mis pergaminos dorados. No soy de acá pero me adapto rápido, Juan Pérez le deja su lugar a John Liberty y observo desde lo alto de este rascacielos al mar inmenso en el que mis hermanos tratan de dejar atrás el pasado.

Pero no hay lugar para todos por más canciones que compongamos, aunque eso poco debería importarme mientras la radio me devuelve una mina de oro por dos líneas que se repiten una y otra vez, el sueño anglo absorbe al latino que había en mí.

Lo convierte en un hibrido, en parte español, en otro tanto ese lenguaje comercial y todo se reduce a opinar lo mal que viven los demás en tanto a nosotros se nos pone en un altar de letras vacías e intentos de parecer que somos parte de esa cultura.

domingo

50

Medio siglo desde la llegada al mundo
de aquella a la que consideramos
nuestra otra madre, 
una mano afectuosa cuando
los viejos se habían ido.

Un beso antes de dormir,
una historia que te ha hecho
soltar más de una lágrima
por aquellos que te dejaron temprano.

Una vieja guerrera viviendo
a las orillas del mar
a la que el viento del sur
le ha ido forjando el carácter
y a veces la torna irascible.

Pero son más las veces 
en la que le muestra 
su lado amable a este mundo
en los que hacen falta
más soñadores.

Abrojos

Bajo el árbol que hay en el cielo
el viejo can se echa y ve cumplido
su sueño de sentirse una planta,
tras aquel último grito vino la paz
ahí lo esperaba Pierre dado que
el Señor D. se había ido a jugar
entre las estrellas con un pedazo de roca.

Los demás perros corrían de aquí
para allá, intentando frenar la tormenta
para que los de abajo no terminen
escondidos debajo de un auto
a la espera de que cesen los truenos.

Es así como ese cachorro vuelto adulto
ha encontrado la paz y un lugar
donde siempre brilla el sol,
convertido en un enorme pino
en una esquina del firmamento.

Y los abrojos se quedaron lejos.

Hoy

Me han matado
soy la portada de un noticiero
degradado de mi condición humana, 
cada vez que me nombran en vano
muero una vez más.

Te llenas la boca con la búsqueda
de justicia pero mis derechos se murieron cuando exhalé por última
vez y la marcha bajo la lluvia quedó
como una postal de este mundo líquido.

Me han matado hoy, no volveré al atardecer a abrir la puerta mientras
el perro me lame la mano, mucho menos
a discutir con otro hincha de fútbol.

Me fui, soy historia y a esta sociedad vacía le importa un carajo, de no ser así
no habría tanto carroñero suelto haciendo
publicidad con algo que no tenemos.


jueves

Contradicciones

Caminamos,
llevamos nuestra esperanza
en procesión a través
de un teatro nublado
y escuchamos la sentencia 
impávidos como sabiéndolo
de antemano.

Luego 
volvimos con el resto de los peatones
hacia nuestro refugio,
un café en una esquina
antes de alcanzar el objetivo.

El hombre 
veía el debate en televisión, 
los pañuelos verdes se agitaban 
al viento en medio de una sociedad llena 
de contradicciones.

viernes

Montaje

Así los ríos siguen su curso, parece ser que no hay forma de evitar todo esto
un maelstrom que se lo lleva todo a la rastra, incluso los sueños
hechos del barro de la desesperanza para los que han visto como su vida
se va en medio de la correntada mientras esperan una ayuda de arriba.

Pero el de ahí no está, ocupado en seguir construyendo poder
le tira cada tanto un hueso, no sea cosa de que se olvide quién es
el que manda e hipoteca cada bocanada de aire a perderlo todo
cada dos bienios para así mantener la casbah a salvo
con el acerbo, el pequeño infante y los lacayos sonriendo obsecuentes.

Por si a alguno se le ocurre contradecir el orden de las cosas
el ejército aguarda en las sombras del océano digital,
saliendo cual troll de las montañas a desprestigiar 
a aquel que ha osado amenazar al amo, a la espera de que este 
se acuerde de tirarles un puesto vitalicio en ese montaje escénico
convertido en creación de reglas que luego no se cumplen.
    

domingo

Otoño atlántico

I)

Una copa de vino, un alargue de hace un año, una radio moderna y los aparejos de pesca, no recordaba tu voz pero enseguida disipó esa niebla también para ponernos al día. 
Los protagonistas de la escena aparecieron nuevamente como al volver a abrir un libro, sólo que esta vez eran personas a las que amamos y que el tiempo nos ha quitado aunque sin verlo nosotros somos ellos prolongados en la eternidad.

II)

El verano se ha ido siendo reemplazado por el viento que anuncia mucho antes al invierno, tal vez sea crudo y gélido como antaño, tal vez pase sin pena ni gloria como la última primavera que fue más agua que otra cosa y hasta el verano era un desquiciado al tornarse de un caldero al frío estelar.
Tormentas sorpresivas y ráfagas combinadas con el servicio meteorológico que no la pega nunca, parece ser que esa oficina la ocupan los mismos que hacen el horóscopo. Pero por suerte para ellos, la perra nunca le erra cuando la ventisca viene.

III)

Nos cubrimos de protocolos que son únicamente papeles, los demás usan balas y excusas para vulnerar cualquiera de los derechos allí contenidos. Siempre hay una salida para los réprobos, una justa causa que invocar cuando se trata de aplicarle un trato salvaje a tu ocasional vecino.
Seguro debe haber hecho algo, será un peligro para la paz mundial aunque a una parte del mundo no le interese ir a la guerra y a la otra sólo ver qué videojuego comprar esta temporada.
En cualquiera de los dos casos se genera una conciencia de que estamos en peligro no sea cosa de que alguno se dé cuenta de que este es el mismo mensaje gastado pero con un envase diferente. Y cuantos más bots trolleros lo repliquen, mucho mejor.  

IV)

Volvimos por la misma ruta con el sol de frente, tras la lluvia del sábado nos refugiamos en nuestro hogar. No existe nada como ese pequeño rincón al que escaparnos aunque parezca que es sólo la rutina que nos lleva de vuelta a casa, pero en realidad tiene algo de mágico y es en el hecho de que estamos ahí juntándonos cada atardecer para reponernos del viento que sopla afuera.
Así que funciona como un faro que nos atrae, el mantenimiento del mismo corre por nuestra cuenta.  

V)

Cae la noche sobre el pago, la loba descansa en su cubil bajo una luz artificial y escucha atenta a los sonidos de una casa silenciosa. El oso que Julio olvidó en su periplo se traslada por entre las paredes y en las noches frías llega hasta la canaleta, pegándole al rocío que se acumula en el metal para ver como raudo se desliza hacia el piso.
Entonces olvidando su origen le aúlla a la luna, mientras abajo el huargo se pregunta hasta cuándo durará esta locura. 

jueves

Cuchara

Y sí, tengo una voz aunque ahora no lo parezca
mientras sorbo los restos de las esperanzas
con el instrumento menos pensado.

Por ahí escucho una risita de cierta Maga con
la que hacemos catarsis, en este océano de letras
nos hemos puesto a hacer un sopa.

Huyendo del bestiario en el que las palabras
son convertidas en mutaciones que derivan
en neologismos y en el que bizarro pasa
de valiente (gallardo) a raro.

Pues en eso nos hemos transformado,
en unos extraños que tratan de evitar el derrumbe
aunque vivamos entre las ruinas
y nuestra única arma sea esta cuchara.

Supernova

Me cubrí de excusas y me volví uno más en este viaje
a través de los mares literarios me perdí,
buscando el universo de Crugg
me encontré con un magiar
que trataba de sobrevivir en un mundo
lleno de incomprensiones
y principios que se echaban a la basura.

Encontré la desazón en un viaje a Bariloche,
tal vez por no comprender las diferencias
generacionales usé una metáfora
para que Melany se indignara
y falté al último adiós de personas
a las que no puedo reemplazar.

Ahora lo único que queda son sus nombres
en los muros de un lugar al que quiero,
pero que no será lo mismo sin uno de ellos
porque incluso el krakén se ha vuelto
parte de la leyenda, al huir con el príncipe
hacia los reinos de Mariel.

Es eso y un par de enredos
que quedan tras la última apuesta
a alguien que sigue a un técnico Bizarro
y las aulas vacías por aquellos
que parten hacia Demacia.

Al 6° que se fue.

Delirio marino

Y sí mi buen Kraspo, uno no puede andar por ahí saltando entre las olas porque su fortuna ha cambiado. Aunque es entendible la necesidad acuciante que nos invade cuando el calendario anda cerca del final del mes.

Pero incluso con eso uno no se puede poner a cantar como si nada importara, dado que nunca sabemos quién puede estar mirando y volviéndonos una instantánea que nosotros ignoramos.

La única certeza de ser víctima de un ojo eléctrico es cruzarnos con un rostro conocido en la escalera, que no duda en soltar una risita a nuestro paso.

Nefelibata


Ausentes y ocupados
todo transcurre en una pecera
especie de vidriera en la que mostramos
una eterna felicidad, nada de grises
todo a color, no hay fracasos sino
eternas victorias ignorando el resto.
Selección arbitraria de momentos,
gustos compartidos para que nos
vendan como portada de una red social
en la que todos somos amigos.
Anonimato digital desprovisto del dolor,
retoques a recuerdos que olvidamos
detrás de otra instantánea y un me gusta
infinito, colados en la realidad del otro
en tanto no vivimos la propia.

¡Qué vida! La auténtica vida está ausente. No estamos en el mundo. 
Quelle vie! La vrai vie est absente. Nous ne sommes pas au monde. 
Jean Nicolas Arthur Rimbaud