Y sí, tengo una voz aunque ahora no lo parezca
mientras sorbo los restos de las esperanzas
con el instrumento menos pensado.
Por ahí escucho una risita de cierta Maga con
la que hacemos catarsis, en este océano de letras
nos hemos puesto a hacer un sopa.
Huyendo del bestiario en el que las palabras
son convertidas en mutaciones que derivan
en neologismos y en el que bizarro pasa
de valiente (gallardo) a raro.
Pues en eso nos hemos transformado,
en unos extraños que tratan de evitar el derrumbe
aunque vivamos entre las ruinas
y nuestra única arma sea esta cuchara.
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