Cuelga el estandarte,
un lobo persiguiendo a la luna
o llamándola extraviado.
Es un choque de aceros,
la espada una luz en la noche
como la bestia dormida
despertando para defender su hogar.
Tu martillo está a mi lado,
el fuego de Carrara
cubriéndonos la espalda,
somos un ejército colosal.
No habrá obstáculo
que nos haga cesar,
yendo como la marea
hacia las costas de plata
y reventando contra ese muro
de piedras que comienza a ceder
ante nuestro incesante martilleo.
Truenos y relámpagos,
golpes y avanzamos,
siendo uno solo
cuando trabajamos al unísono,
rompiendo las ataduras
que no pueden detener
nuestro andar por la vida.
Para Renzo y Jesús, sin quienes no sería posible caminar en la lluvia.