Estamos listos, es el sábado en él que chocarán
nuestras estrategias una vez más traídas por los recuerdos que al igual que la
montura del guerrero poderoso es etérea y por ende todos ellos imperecederos.
Los días aguardando el reencuentro de los hermanos en un plano alejado del
físico, de todos esos problemas que no eran tales, mucho menos los son los que
ahora nos toca enfrentar en la distancia. En una esquina de esa ciudad a la que
se le da por esconderse cada tanto tras la niebla se producirá la batalla,
incluso esa cortina se trasladará al interior del cuarto en él que nuestras
manos cual titiriteros darán las instrucciones a las huestes elegidas en muchas
ocasiones para ir a formar parte del Valhalla o un pozo oscuro en la dimensión
del olvido, el sueño esmeralda dirían aquellos que no han visto la luz de la
tierra de los dioses. Pero por arte de magia o al menos eso nos gusta creer
estarán allí cuando alguien arme nuevamente la escaramuza, incluido el mago
sanguinario escondido en la comodidad de un pabellón de torres que combinan
saetas, cañones y la energía arcana. Cada cierto tiempo invoca un fénix para
que le haga compañía, los orcos hartos de ver arder sus catapultas aguardan
lejos la oportunidad de revolear la red para terminar con esa peste ígnea,
antes de que los nigromantes vengan a alzar a sus lacayos de los restos de
todos los caídos y el joven aprendiz de espíritu taurino no entienda qué fue lo
ocurrido. Para colmo los brujos traen algún que otro mago famélico, él que a
juzgar por la apariencia muestra un exceso de calcio al igual que magia que
provoca la huida del toro olvidando la disipación, para colmo las catapultas en
un ataque de heroísmo han cruzado entre medio de todo el ejército oscuro
quedando nomás maderas humeantes. La horda retrocede a buscar campos de
contienda un poco más amenos, recuperando la gloria y el honor que
quedaron con ese escudo arrojado al suelo cuando el dragón despejó la llanura
poniéndole fin al día. Será la próxima vez, repetida la oportunidad por las
últimas décadas, recordando mapas, objetos y resultados luego de los arduos
entrenamientos para pulir las habilidades. Una excusa perfecta, escapar a la realidad
rutinaria que nos atrapa como una bestia de las profundidades intentando que la
antorcha que sostenemos ya no brille, pero el guerrero emergerá victorioso a
buscar la gresca. Cuatro al oro, uno en el altar yendo luego a la mina, un peón
ve la orden de salida rumbo a una madriguera, el estandarte se mueve un par de
pasos a la derecha señalando la barraca, ambos a recoger madera uniéndose a la
cuadrilla de trabajo compuesta de siete miembros. Jefe tauren primero
preparando el pisotón, detrás de él un joven grunt que es igual a todos sus
ancestros que han salidos clamando “Mi vida por la horda” rumbo a ese punto
verde en el mapa, por siempre hacia la batalla.
Esta obra está licenciada bajo la Licencia Creative Commons Atribución 2.5 Argentina conforme se describe en la página intitulada "Creative Commons". "No hay nada como escribir. Todo lo que haces es sentarte frente a la máquina de escribir y sangrar" (Ernest Hemingway).
sábado
Warcraft (23/11/1994 - 23/11/2019)
¡Felices 25 años Warcraft!
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