03 de marzo de 1945
Antes que el invierno avance demasiado dejamos todo
atrás, incluida a la perra que se perdió en la bruma del muelle, la última
Navidad fue la peor de todas dado que el éxodo era inevitable siendo que la
destrucción nos rodeaba. Lo que no se encontraba en ruinas estaba ocupado, la
pena por haber seguido directa o indirectamente al vencido, aunque no hacerlo
era equiparable a la muerte en las manos de las patrullas negras. Todo lo que
no se ajustara a los designios de un demente era considerado una traición, los
soldados marcharon a la guerra y muchos, demasiados, no regresaron. Los que
lograron sobrevivir enfrentarían la deshonra de la derrota, la culturización a
través de la ocupación de otra fuerza escudada detrás del manto de la libertad.
Antes de que el invierno hubiera avanzado viajamos
hacinados en la bodega de una barca con el nombre de Ana, para llegar como
proscritos a un barrio de marginales que nos recibió con sus calles de adoquines
y su mezcla de palabras en una especie de caldero del que resultarían términos
que están presentes en nuestro ADN, de forma tal que nos marca a través de los
lustros.
Llegamos al final del verano en una especie de
viaje en el tiempo como ya lo he dicho otras veces, tal vez por eso cuando el
otoño vino acá, en el lejano Vecchiano la primavera comenzó la etapa de la
reconstrucción. Las heridas cerradas en un lugar se abrieron por estos lares,
dejando el granero a merced del saqueo y de un montón de títeres que repetían
un mensaje un tanto parecido, de pronto la destrucción se instaló también acá. Gente
avezada en estos temas pudo simplemente irse a tiempo, muchos otros se quedaron
y construyeron para que otros se beneficiaran con el sudor, de ellos quedan
pocos lamentablemente en tanto los piojos se han multiplicado comiendo las
cascaras del grano que comenzaba a ponerse oscuro. Luego los discursos tan bien
aprendidos, captando la atención de aquellos que pensaban en lo que podían
perder y no en lo que poseían en realidad, así se cruzó una nueva barrera en el
cambio de siglo pero siguiendo con los pedazos de lo que pudo ser. Nací
precisamente al final del espectáculo macabro, pero permanezco entre las ruinas
de la obra repetida en formato de saqueo y promesas de una democracia, que
sigue siendo tal cosa sólo en los papeles. Ana no tuvo tanta suerte, su memoria
perdura mientras olvidamos la de aquellos que tenían una idea de trabajo y
crecimiento desde esa base.
Sábado, 27 de marzo de 1943
Querida Kitty:
El curso de taquigrafía ha
terminado. Ahora empezamos a practicar la velocidad. ¡Seremos unas hachas! Te
voy a contar algo más sobre nuestras «asignaturas matarratos», que llamamos así
porque las estudiamos para que los días transcurran lo más rápido posible, y de
ese modo hacer que el fin de nuestra vida de escondidos llegue pronto. Me
encanta la mitología, sobre todo los dioses griegos y romanos. Aquí piensan que
son aficiones pasajeras, ya que nunca han sabido de ninguna jovencita con
inclinaciones deístas. ¡Pues bien, entonces seré yo la primera!
El señor Van Daan está
acatarrado, o mejor dicho: le pica un poco la garganta. A causa de eso se hace
el interesante: hace gárgaras con manzanilla, se unta el paladar con tintura de
mirra, se pone bálsamo mentolado en el pecho, la nariz, los dientes y la lengua
y aun así está de malhumor.
Rauter, un pez gordo alemán, ha
dicho en un discurso que para el 1 de julio todos los judíos deberán haber
abandonado los países germanos. Del 1 de abril al 1 de mayo se hará una purga
en la provincia de Utrecht (como si de cucarachas se tratara), y del 1 de mayo
al 1 de junio en las provincias de Holanda Septentrional y Holanda Meridional.
Como si fueran ganado enfermo y abandonado, se llevan a esa pobre gente a sus
inmundos mataderos. Pero será mejor no hablar de ello, que de sólo pensarlo me
entran pesadillas.
Una buena nueva es que ha habido
un incendio en la sección alemana de la Bolsa de trabajo, por sabotaje. Unos
días más tarde le tocó el turno al Registro civil. Unos hombres en uniformes de
la Policía alemana amordazaron a los guardias e hicieron desaparecer un montón
de papeles importantes.
Texto perteneciente al “Diario de Ana Frank”, el texto ha sido extraído del blog http://eldiariodeanne.blogspot.com/.
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