Hay paridad en los puntos y así es como aquellos Globetrotters del Granate se medirán en el marco de la vigésima cuarta fecha contra River Plate, dirigido por José María Minella. Un año antes Lanús ha ganado la Copa de la Provincia de Buenos Aires, aunque el cotejo en el marco del Campeonato de Primera División de 1956 es harina de otro costal. Ese domingo 28 de octubre de 1956 la Fortaleza está repleta, de lejos se siente el calor que baja de las tribunas en medio de una primavera que reflorece como heraldo del estío. Esto lo sabe bien el joven Armando ahí en las intersecciones de las calles Domingo Purita y Villa de Luján, oteando al océano verde que aparece a una cuadra más al sur marcando el final de la civilización. Espera tal vez poder presenciar algún tropel producto del malón o bien la aparición de la luz mala, siendo esto enseguida juzgado por los adultos como producto de una mente juvenil que aún ha de probar los obstáculos de la vida. Vuelven sus ojos hacia la posición de aquel griterío que lo atrae como la luz a un pobre insecto, uno de sus oídos escucha las voces de la noche en tanto su par intenta descifrar el mensaje que emite la Spica colgada sobre el perchero en reemplazo de un saco que culminó apolillado. Intenta captar las variaciones en la frecuencia nocturna, ello ayudado por el silencio al que se han sometido las ranas una vez comenzado el match y el viento que ha cesado dedicándose a observar colado en alguno de los recovecos de la mole teñida de tonos carmesíes. Un segundo antes sentirá qué algo pasa, la radio habrá perdido la señal pero su corazón no le mentirá y enseguida el alarido ensordecedor se extenderá perdiéndose en la Pampa que duerme en las penumbras. Gol de Alfredo el Tanque Rojas, irónicamente vinculado en la década siguiente a los acérrimos rivales de la Banda, las gargantas se gastan de tanto corear el himno más sagrado de todos y que se aprende enseguida como un mantra. La cacofonía apenas se aplaca al finalizar el primer tiempo dado que el arco defendido por Manuel Ovejero ha recibido apenas un tanto y siendo que Amadeo no está la incógnita sigue sobrevolando el campo de batalla. El pibe respira profundo recibiendo el frío del atardecer que es un resabio del invierno, de pronto la señal ha regresado al aparato suspendido en el aire soltando varios anuncios y en el estómago hay una angustia que se empieza a manifestar. Toca volver al segundo tiempo, ahí el coro de hinchas retoma su labor acompañando cada una de las embestidas del torero vestido para la ocasión aunque la bestia sigue siendo peligrosa y más ahora que se encuentra herida. A todo esto los malditos batracios han recuperado la memoria y anuncian el vendaval del agua, las cortinas del cuarto se agitan conocedoras de que pronto deberá cerrarse por seguridad aquella ofensa en el muro dado que muestra la libertad en la prisión. La señal se ha mudado a otra parte nuevamente, le queda únicamente adivinar en medio de la atmosfera ahora crispada alguna información sobre el encuentro. Y el desgraciado del intérprete de pronto deja un espacio en blanco como si se hubiera olvidado la letra, debe estar poniéndose senil de tanto hacer lo mismo, escuchándose el silencio. Sí, el silencio puede ser oído y en este caso es la conclusión inevitable de que los contrarios reaccionaron siendo que el Relojero comenzó a jugar. El asunto ni siquiera está 1 a 1 que sería una mala noticia a medias, no, absolutamente no, los visitantes han asestado dos golpes por intermedio de Félix Loustau y José María Sánchez Lage. Aún queda espacio para la hazaña se imaginará ya abatido el chico en su lecho, con la desazón que empieza a cobrar forma y se instala allí como en el ahora lejano estadio. Falta la puñalada final pergeñada por un Ángel que será demonio al minuto 88 e implicará sentenciar el campeonato con bastantes fechas de sobra, aunque también dará lugar a un extraño fenómeno. Varios hinchas de Lanús romperán sus carnés convirtiéndose a partir de aquel instante en seguidores de la Banda, hecho que me contará el ya entrado en años Armando que ha seguido por idéntico derrotero. ¡Y encima me carga a mí con el 3 a 1!
Esta obra está licenciada bajo la Licencia Creative Commons Atribución 2.5 Argentina conforme se describe en la página intitulada "Creative Commons". "No hay nada como escribir. Todo lo que haces es sentarte frente a la máquina de escribir y sangrar" (Ernest Hemingway).
domingo
sábado
Vieja estación (Las Armas)
Ya el líquido no sube desde las entrañas de los tanques que jamás volverán a atronar en el recuerdo de los vehículos escapando rumbo a la feliz, no sin antes evadir los recuerdos de la dejadez en el pavimento que emula a un gruyer. Dentro queda el último de los bastiones, un café servido con las medialunas correspondientes para completar el sueño de los cansados itinerantes que saben que el mar está cada vez más cerca, el sol pega sobre la fachada buscando alguna cara conocida más la mutación es necesaria para que el asunto aún funcione. Emulando a un vigilante del pasado la silueta de los surtidores capea las inclemencias quitándose en ocasiones la herrumbre para soltar la historia que yace almacenada como el último de los tesoros que ha de replicarse en cada uno de los testigos, los que dejando las migas para los pájaros (también de paso por allí) retoman por la Autovía 2 sabiendo que en noventa minutos todo estará decidido (igual que en el fúbol, che).
lunes
Escritos nuevos III
I
Por fuerza he tenido que volverme cabulero, recurriendo a
extremos tales como el ajo, los dedos cruzados y los cuernos. Calculo que nada
de eso debe servir aunque en ocasiones el karma se carga hasta ser
detonado, en la cara del primer boludo que anda cerca para pagar la cuenta. De
esa forma el pretencioso, soberbio e ignorante ha tenido que soportar una noche
entera sin acceder al brebaje, preparado éste para la digestión del comensal
(hipertensos afuera) y no para ser mezclado con un baluarte del imperio (frase
tomada prestada de un ruso). Los excesos de estos días han llevado a algunos a
soportar la prueba, un vaso pequeño conteniendo el líquido negro que sabe a
hierbas detonando en la oscuridad antes de la siesta.
II
Verde, sombra, el sol oculto entre el follaje, el can que
aguarda en un extremo del pedazo de océano, la enredadera con todo su esplendor,
la infaltable fila de hormigas, el agua desalojada por un cuerpo azotado, las
aspas en el cielo y en la tierra, la siesta al fresco, la noche, las historias,
esa reunión de ayer en el infierno, los viajeros que regresan ilesos, los
títeres anunciando la misma obra, los adoquines, diagonales y placas, el
vínculo entre Manuelita y La Plata, las cargadas a los de la contra, el 7 a 0,
el barrio Tripero, el León que le ruge al Lobo, el café omnipresente, el supermercado
que debe ser chino o no es tal (se permite el estereotipo), la mezcla de
líquidos con el agregado de hielo, la picada y las risas.
III
Cerca de las 17 horas partimos rumbo a la estación que da a
la plaza, el calor se sentía agobiante. Dentro el oasis invita a desembolsar la
ofrenda, e, infierno para los que no pueden comprar un cacho de cielo. Llegados
Ale y Fer comenzó el viejo método de comunicación, sin estar con la mente
raptada por una pantalla. También llegaron los relámpagos, las gruesas nubes y
el granizo acompañando a la lluvia. Parte del fuego se calmó entrada la noche, nuestra
conversación giró en torno al universo ya que nos poníamos al día. La despedida
temporal fue con premura dado el pedido recibido, siendo sorprendidos por otro
aguacero mientras cumplíamos la misión.
IV
El sujeto de esta historia apenas podía estar en pie dados
los pocos meses que tenía, ahora duerme en la parte trasera del vehículo que lo
lleva a tomar otro navío rumbo a la ciudad oculta en la bruma. En el medio damos
un paseo los cinco hasta que la lluvia nos obliga a huir, la flaca me tira la
bronca por no haber reclamado la fotografía. Por ello la siguiente vez será
distinto, él vuelto en el guía que nos saca del laberinto. De los adoquines a
la sarrasón que ya conozco, deambulando por calles tan familiares como una
paramnesia. La torre emite una pulsación a través de sus luces rojas, el faro
dando la bienvenida al navegante cuya sangre lo identifica como parte de la
historia. Tinta azul de las letras.
sábado
Perséfone
La dama ha regresado quitándose el pesado manto del invierno, aunque este en un último ataque de ira azota al mundo con la ventisca que se torna gotas de rocío desatando el infierno verde sobre la superficie. Los nidos se poblarán de trinos nuevos a la vez que el sol se suelta compensando al mundo por la larga jornada de la espera, la marea glauca emerge como una bestia de las profundidades y reclama su lugar en el patio. Vendrán las tardes largas acompañadas de los gritos de los niños persiguiendo a aquel balón errante y las máquinas que hacen retroceder a la hierba que toma impulso desde la oscuridad de los terrones. Y Hades dormirá sabiendo que su cama está vacía, no así sus arcas a las que siempre refrescan las almas nuevas.
viernes
Escritos nuevos II
I
La hemos pasado genial, con algunas ausencias, pero lo importante es la reunión. La atmosfera generada por las voces al unísono, los carbones que corean la ocasión espantando a las nubes. Cargamos aquello que amamos con nosotros, fuimos a través del camino en busca de esas provisiones sin que importaran los atascos de los demás. Nos sentamos cerca del metal ardiendo, las historias se han puesto al día dejando a un costado el año de cárcel. Se esfumó con las columnas grises que entibiaron el cielo atrayendo al sol, aburrido de esperar que el telón se suba para recitar sus odas. Nuestro sueño fue breve para continuar en la noche.
II
Bajo el farol entrando el concierto de estrellas, dentro los comensales cantaron recibiendo el coro de los caninos en una puesta en escena que no quedó clara. Habían transcurrido un puñado de años, incluido uno que nos fue robado, borrado de la existencia pero sin devolvernos el esfuerzo. Las copas chocaron al igual que campanazos llenándose de risas y anécdotas la velada. La bruma dijo presente para que nuestros sueños queden ocultos, pequeño sacudón incluido el cesto en la otra vereda. Antes de dormir el huargo recorrió el patio intentando hallar los motivos de la ausencia, retornando al refugio para que sus pensamientos se unan a los nuestros hasta que la llave gire dos veces. Ahí casi deja en el piso al sujeto que lo liberó.
III
Vino Gonza trayendo a su María con varios agregados, el calor de las 16 horas no nos iba a detener en nuestro propósito. El mate para después de las seis, por ahora la sed de la contienda debe ser saciada desde atrás de un monitor. Nada de adornos caros, para qué si nuestro nivel es él de aquellos que quieren pasar el rato compartiendo eso que los vincula habiéndolo ignorado pese a estar muy cerca durante unos años. Incluso esa música registrada al realizar un asado recordó a otras personas allá en MDQ, hasta que la pregunta fue hecha y pudo trazar un paralelismo. La imagen en la pantalla de bienvenida le confirmó que detrás de esta máscara hay otra máscara.
IV
Tu vientre crece, aguardas a que alguien se percate de las
dos existencias con ese bidón en la mano. Ya falta poco para pegarle el grito
al mundo en la cara, dándote éste la bienvenida a la jungla llamada Paraíso con
todas sus maravillas y las cuotas obligatorias de horrores. Para compensan las
ausencias son necesarios los sacrificios, la flor no se va a quedar en el
cantero sino que buscará alcanzar al sol que no se dio cuenta de su presencia.
Hasta que le toca la espalda para luego esconderse, el perpetrador pasa
desapercibido entre tantos conflictos humanos. En las grietas del asfalto y el
cemento crece aquella que ha de sacudir al mundo.
martes
Tinta en la sangre
El hombre cargó sus bártulos en un viejo carro cuyo caballo se había ido en la hambruna, dejando atrás las cenizas del hogar y alejándose de la civilización que lo veía como a un loco, siguiendo el curso de la ría para otear a los venados escondidos entre los pastizales rematados por alguna tala vigía de aquellos humedales. Encontró su destino en unas casuchas derruidas en las que se instaló sacando su escaso equipaje y ocupando una destartalada mesa con un montón de cuadernos viejos en los que escribiría el capítulo final. Arrojó un improvisado cebo en las aguas de aquella corriente siendo recompensado de vez en cuando con alguna presa que ensartó entre alambres quemando los restos de las edificaciones abandonadas luego de la crecida, bajo el ardiente sol sus labios se volvieron como un papiro entrado en los eones del olvido. Bebió el agua de la lluvia que se amontonaba en un tonel herrumbrado continuando con la labor de escribir aquellas páginas hasta que su propio cuerpo fueron los versos uniéndose con el papel y el líquido azul vertido en él, quedando las páginas amontonadas a las que el viento da vuelta mientras la marea sube a comerse el muro un poco más desde donde los pescadores aguardan su recompensa.
lunes
WARCRAFT II (2002 - 2003) ¡POR LA HORDA!, CAPÍTULO 3
El Actua Soccer 3 de Gremlin Interactive fue y es el videojuego de fútbol más completo que haya salido alguna vez, la verdad viendo la competencia de las dos marcas que han quedado dando vueltas tras la gloriosa era de los arcades y las versiones de consolas todo lo viejo me sonará siempre distinto a la basura de las cajas de botín, el club de cada versión, las publicidades, los botines, ¿pero qué carajo es esto, un simulador de fútbol o un desfile de pelotudos? Modas, insoportablemente humanas y estúpidas, como la materia fecal que atrae a las moscas siendo millones de ellas (la mierda es mierda, jugadores). Cambiarán los envoltorios, surgirán las versiones en HD, las remakes que ya suenan a comida recalentada de rotisería y cualquier invento que les dé un centavo más a los saqueadores de billeteras. Si el consumidor tomara un poco de conciencia se terminarían todas las porquerías teniendo que sacar productos bien pulidos y dejando de lado la basura del free to play (otra enfermedad más). Pues bien, el AS3 de pronto fue dejado de lado para que en la compactera entrara un disco cuya caratula mostraba a un orco y un humano enfrentados. Más bien eran un trol y un marinero, pero nadie está mirando en detalle, siendo el primero un sujeto que se dedicaba a rebanar cabezas en lugar de andar comentando tonterías en los foros de la red (aparte que no había tal recurso, lo que resultaba mucho mejor). Así el Warcraft II fue instalado por Xavi, perdiendo dicho individuo la noción del tiempo y del espacio, ni siquiera notó a su amigo que masticaba grisines como un caballo mordiendo un cardo para inmediatamente bajar la acumulación de la masa con un trago largo de agua. Dicho espectáculo duró hasta que cayó cierto orangután que procedió a desalojar la habitación de arqueros elfos, señales de ataque y jurar que volaría el causante de tal irritación junto con el juego. Aunque nunca ocurrió tal cosa, los comentarios descalificadores de parte del fanático del fulbito fueron rápidamente dejados de lado cuando al retornar JO de sus estudios nocturnos encontró a Fiori jugando la campaña de la Alianza. Dado que ya no es Azeroth sólo sino los demás reinos que componen el mundo homónimo unidos contra un enemigo común: la Horda de los Orcos, Trols y Ogros, de ahora en más la Horda dado que cualquier referencia tiene que ser contundente como un hacha (además los Humanos apestan así que ya he dicho todo sobre cuál es mi facción favorita, dejando de lado a la abominación posterior a W3). Acá hemos venido a escribir sobre RTS así que cualquier referencia a porquerías de pago mensual, monturas, armas, cambios de facción, no tienen lugar más allá de enumerarlas para poder despotricar de lo lindo y así hacer una catarsis literaria. Pues bien, me encontré metiéndole tiempo al Warcraft II como antaño habría hecho con las máquinas de arcadia, dejando cada vez más de lado cualquier sistema que no fuera la PCMR (PC Master Race) y que se jodan todos los que no hayan descubierto la belleza brutal del mejor comando jamás creado: el ratón y el teclado (¿joystick dice usted, qué es eso?). Ya habíamos probado en aquel año 2000 el Duke Nukem 3D (hasta el código dnstuff proporcionado por Yisus mediante la revista Micromanía), los emuladores ZSNES y KGEN, pero nada era como la segunda parte de la ahora sí saga de la Ventisca. Los movimientos de las unidades eran más fluidos, podíamos llevar con sólo el ratón a nueve unidades al ataque (aunque creo que la posibilidad de usar la tecla CTRL junto con algún número de la parte superior del teclado vino tras Starcraft), teníamos unidades de agua (es cierto, menos que en AoE que para ese momento ya poseía a Age of Kings en el mercado) pero constituía un avance considerable además de tener un editor mucho mejor que aquel que vio el primer título a finales de su tiempo de vida (aunque los juegos no mueren dado que no tienen presencia física como los demás seres vivos y mucho menos con las descargas digitales de ahora) aparte de la ampliación de la historia y las cinemáticas que nos volaban la cabeza (el 4K ya saben dónde se lo pueden guardar). Todo en apenas un disco de medio giga que rendía sus frutos enormemente dándonos horas de juego, sin contar los escenarios en los que apenas teníamos un puñado de unidades al comienzo o únicamente los héroes: Grom Hellscream aparece en la expansión de Tides of Darkness: Beyond The Dark Portal con una frase eterna: ¡Bienvenido a mi pesadilla! Mi reticencia a dejar el juego duró unos cuatro años, para ese entonces varios de mis compañeros de pensión se habían ido dado que la vida es así y seguí jugando en honor al más grande de los maestros que tuve: así que si mato aldeanos, mando a los enanos del DSD al muere o rompo el Portal Oscuro sólo con soldados rasos, la culpa la tiene Javier Omar. Hace un puñado de años un amigo me contó que había adquirido una copia de esta versión de la serie en la Feria Ciruja, aunque diversas circunstancias impidieron que accediera a la misma hasta pasado un tiempo bastante largo. Pero aquello que tarda en llegar sabe mejor así que gracias, Saga, dado que esto es uno de los pequeños obsequios que la vida me ha hecho más allá de nuestra amistad. Pasando la página del comienzo del milenio, ya la Odisea del Espacio fue concretada, hemos dejado atrás diciembre del 2001 y el caos que imperaba en la sociedad argentina sumergiéndonos más y más en las fosas abisales como nación. Pero no todo está perdido, aún en medio de tanto anarquismo de reparto del poder para que un puntano caído del cielo cobre una jubilación presidencial y aquel que no fue elegido presidente en las urnas llegue como el salvador, es posible que la cultura sobreviva. Ya Warcraft III ha visto la luz después de cuatro años de desarrollo y la cancelación de Lord of the Clans en el medio, aunque la idea de esta última serviría de punto de partida para el comienzo de la tercera entrega. Era el 03/07/2002 cuando la bestia fue soltada, incluso al día de hoy se sigue jugando aunque lejos de la gloria de antaño, pero todavía respirando siendo que ha dado lugar a otra clase de juegos. La Avenida Colón bulle con las personas que van y vienen, la presencia del verano se marca en la medida que los primeros invasores llegan a terminar con la paz (mi paz por supuesto). En el noveno piso que se ubica justo en una esquina puedo observar por primera vez el juego, el irascible Grom se enfrenta a hacha limpia a un montón de elfas de la noche que por supuesto caen intentando defender sus árboles (perdón, ancestros). El guerrero deberá ser resucitado al ser superado por el número de enemigos pero es apenas una demora, nada que el Altar de Tormentas no solucione. Y pensar que ahí se entrenaban los ogros, así como las runas que no servían para predecir el futuro sino para detonarlo. La primera visión del RTS más relevante que he jugado no me termina de convencer, como tampoco lo hará el rostro desquiciado de Arthas que observa la peatonal desde el lateral del kiosco allí apostado. Aún mi interés por la estrategia tiene que ser puesto a prueba, hacen falta ciertos elementos que no están a la vista así que sigo volviendo a los juegos de fútbol en la soledad de la torre. Mi compañero se larga los fines de semana de manera que hay un silencio únicamente interrumpido por las canciones de heavy metal que surgen del Pentium 233 MMX y el año discurre hacia las fiestas que me llevarán de vuelta a casa. Un año más tarde sucederá lo impensado, una cena de viernes se vuelve en un momento de descubrimiento dado que mientras mis anfitriones duermen la película concluye con Boromir cayendo en combate. No es un orco, sino el hijo del senescal de Gondor que se redime al final, la comunidad del anillo se desbanda tomando rumbos bien distintos. Pero hay dos que siguen con la misión impostergable, la que nadie más puede realizar y así con tal determinación hago sonar el timbre del departamento bien temprano como el cuerno de la Ciudad Blanca llamando a la batalla. Acabo de volverme fanático de Tolkien habiéndolo pasado de largo en los años previos, el domingo adquiriré El Silmarillion en una tienda cuyos libros se apilan demostrando el paso del tiempo y la inmortalidad alcanzada en el regalo de Cadmo a Harmonía (¿no es cierto, Tesea?). El sábado siguiente le tocará el turno a El Hobbit, mostrando la influencia de Beowulf en el universo del SDLA y allí sufriré un intoxicación producto de los chocolates que vinieron desde Trelew mezclados con dos docenas de mates y por supuesto, el queso de cerdo comprado en el supermercado Toledo de la calle La Rioja. Así transcurrirá la siguiente semana llegando a La comunidad del anillo y quedándome sin fondos (soy estudiante). Así que empeñaré El padrino y Bailando con lobos (ambos lesionados en una disputa con mi hermano luego de dos round en el Mortal Kombat de NES, que jamás fue adaptado a dicho sistema). Llegaré entonces a Las dos torres y siete días después (como los muros que rodean a Gondor) a la conclusión en El retorno del rey. En septiembre del 2003 ha ocurrido todo esto, apenas treinta y cinco días después ya he leído las principales novelas de Tolkien comenzando con la reinstalación de Warcraft II que aguardaba una nueva oportunidad, navegando entre sitios de la Internet que ya había cumplido su primera década comenzando a invadir los espacios que se encontraban vacíos y destruirlos (igual que el conjuro Sabbra Cadabra de Black Sabbath). Miles de mapas se agolparon en un disco de 600 MB comenzando a desandar un camino que se presentaba claro por primera vez. Los versos surgirían de toda esta devastación, del corazón roto en el invierno y de la soledad de los pasillos en donde comenzarían a retumbar las canciones de los Reyes del Metal: Manowar.