jueves

Reta, 90 años

Puedo decir sin temor a avergonzarme que te amo profundamente, que bajo tus calles de tosca guardas los raspones que me propinaste pero también las alegrías y en cierta forma las tristezas como consecuencia, por esas voces que el océano registró en su paso por tus tardes que se vuelven silenciosas cada vez que un alma deja éste plano. Los monolitos dan cuenta de ello, descendiendo los médanos como extensión de esa fuerza poderosa en tus costas a darle una caricia al recuerdo, sacándole brillo a la memoria en épocas en la que se olvida fácil. Siento aún la frescura de las noches del verano pulsando botones de colores, el rugido que viene desde atrás del muro como si fuera un león marcando que aún existe tanto como tú mi querido pueblo. Que mis días tengan siempre un poco de vos para en un momento lejano, espero, fundirnos en un abrazo en ese lugar en el que el sol emerge y naufraga en el horizonte.

 

Antes, durante y por siempre.

sábado

Warcraft (23/11/1994 - 23/11/2019)

Estamos listos, es el sábado en él que chocarán nuestras estrategias una vez más traídas por los recuerdos que al igual que la montura del guerrero poderoso es etérea y por ende todos ellos imperecederos. Los días aguardando el reencuentro de los hermanos en un plano alejado del físico, de todos esos problemas que no eran tales, mucho menos los son los que ahora nos toca enfrentar en la distancia. En una esquina de esa ciudad a la que se le da por esconderse cada tanto tras la niebla se producirá la batalla, incluso esa cortina se trasladará al interior del cuarto en él que nuestras manos cual titiriteros darán las instrucciones a las huestes elegidas en muchas ocasiones para ir a formar parte del Valhalla o un pozo oscuro en la dimensión del olvido, el sueño esmeralda dirían aquellos que no han visto la luz de la tierra de los dioses. Pero por arte de magia o al menos eso nos gusta creer estarán allí cuando alguien arme nuevamente la escaramuza, incluido el mago sanguinario escondido en la comodidad de un pabellón de torres que combinan saetas, cañones y la energía arcana. Cada cierto tiempo invoca un fénix para que le haga compañía, los orcos hartos de ver arder sus catapultas aguardan lejos la oportunidad de revolear la red para terminar con esa peste ígnea, antes de que los nigromantes vengan a alzar a sus lacayos de los restos de todos los caídos y el joven aprendiz de espíritu taurino no entienda qué fue lo ocurrido. Para colmo los brujos traen algún que otro mago famélico, él que a juzgar por la apariencia muestra un exceso de calcio al igual que magia que provoca la huida del toro olvidando la disipación, para colmo las catapultas en un ataque de heroísmo han cruzado entre medio de todo el ejército oscuro quedando nomás maderas humeantes. La horda retrocede a buscar campos de contienda un poco más amenos,  recuperando la gloria y el honor que quedaron con ese escudo arrojado al suelo cuando el dragón despejó la llanura poniéndole fin al día. Será la próxima vez, repetida la oportunidad por las últimas décadas, recordando mapas, objetos y resultados luego de los arduos entrenamientos para pulir las habilidades. Una excusa perfecta, escapar a la realidad rutinaria que nos atrapa como una bestia de las profundidades intentando que la antorcha que sostenemos ya no brille, pero el guerrero emergerá victorioso a buscar la gresca. Cuatro al oro, uno en el altar yendo luego a la mina, un peón ve la orden de salida rumbo a una madriguera, el estandarte se mueve un par de pasos a la derecha señalando la barraca, ambos a recoger madera uniéndose a la cuadrilla de trabajo compuesta de siete miembros. Jefe tauren primero preparando el pisotón, detrás de él un joven grunt que es igual a todos sus ancestros que han salidos clamando “Mi vida por la horda” rumbo a ese punto verde en el mapa, por siempre hacia la batalla.


¡Felices 25 años Warcraft!

domingo

Fragmentos del hechizo


El borrador fue un cuaderno lleno de sensaciones, luego se volvió un diario de vida que arrancaba con un viaje a lo desconocido. Al leer las crónicas nuevamente podía percibir ciertos sentimientos arraigados entre esas líneas, son como versos que parecen dormidos pero con un poco de motivación brillan incandescentemente. Ahí el óxido cae dejando ver que las palabras son las llamas de esta civilización, más fuertes que cualquier defensa armada y con la mejor potencia de fuego. La idea de cometer un error me aterra hasta los huesos, equivocarme en una fecha o un nombre me suena a fracaso pero peor es el hecho de que al otro no le genere nada la lectura de un texto. Necesariamente uno se vuelve parte de esas letras que necesitan el agua de la lectura, aparte del hecho de que alguien más con su imaginación recree la historia contada. Así el significado de la narración cambia por completo, siendo interpretada de diferentes formas y dando lugar a una obra nueva. El autor de ese primer capítulo es ahora un desconocido, los personajes se limitarían a ignorarlo mientras tratan de ver qué papel le ha sido asignado. Hacen falta creadores, legiones de ellos que empapelen los espacios vacíos y desalojen la pereza que ha reducido todo a fragmentos de sílabas. Es necesario erradicar los horrores ortográficos y las incoherencias gramaticales, ello se logra únicamente con trabajo, trabajando de forma incesante para poder pulir el método. La otra parte de la receta, no menos importante, es la lectura de cualquier fuente que implique acrecentar la riqueza del acervo lingüístico hasta que uno se vuelve una máquina de derribar muros. Las excusas para no hacer esto implicarán necesariamente una mutación aún más grande de los vocablos, convirtiéndolos en sombras de un pasado que será expuesto como mejor pero sin haber hecho absolutamente nada por evitar que el barco encalle. Así que a escribir, todos esos márgenes que quedan vacíos al final del año deben ser cubiertos, bastarán unas cuantas odas que se crucen como en un crucigrama generando un mosaico literario. Ocupando los bordes de esas boletas que se guardan indicando que hemos contribuido con el colector de impuestos aparte de detener la hemorragia hídrica que se escondió todo el invierno en un subterfugio equivalente a la napa alta. Escribiendo entre las briznas que el sol ha secado, descubriendo al rastrillar que abajo hay un mundo lleno de vida sobre el que debe brillar la luz al descubrir la creación de las letras. Dejándole un mensaje al mar en la arena, lo que hará que se apure para llegar hasta ese lugar de la playa dándole un abrazo y respondiéndonos con su canción incesante durante las noches frías en las que su voz es la única que no se detiene. Si el océano no se da prisa el viento con la ayuda del sol dejará el mensaje cubierto, hasta que finalmente una sudestada le permita al azul poder acceder a ese tesoro oculto en la arena. Hasta entonces la historia queda sepultada esperando que el manuscrito sea leído por el curioso, quien se volverá un cronista ávido del conocimiento que se encierra detrás de todas esas metáforas. Bastará con repetir el ejercicio cada mañana hasta la siguiente vez que veamos al bibliotecario o a nuestro guía ilustre en medio de esa pequeña cosa llamada librería, la que hoy ofrece tres volúmenes gratis pero nadie repara en ello. Los ojos se perderán en los mensajes que van cuadra abajo igual que la dirección de esa calle, pero no hay que dejar a un lado las esperanzas.