Ya el martillo hace tañer la hoja aunque entre golpe y golpe escucha alerta los sonidos que pueden provenir desde el cuarto de al lado, las gruesas paredes se han tornado huecas cuando el bramido resuena desde aquel punto perdido en los mapas de los buscadores de tesoros. Golpe rojo, golpe en frío, ya la espada ha sido forjada y puede dedicarse a mecer ese moisés en el que la llama pequeña resplandece. Los llamados de atención han cesado por el momento, las piezas creadas forran aquellos muros pero en este cuarto únicamente hay pequeñas imágenes de dragones, enanos y algún que otro mago intentando recordar el hechizo para volver a la normalidad a todos esos aldeanos aunque no suene muy conveniente. Ya se agita el fuego, los dos ojos se encienden y el cuerno de batalla ocupa su lugar en el pecho, ¡pera, pera hija! que me olvidé esa mamadera en algún lugar de
la forja y ahora nuestros pasos parecen los de un piel verde corriendo por los pasillos oscuros en busca de la batalla. Uff, ahí está, todo ha vuelto a la normalidad y de esto a tu madre ni una palabra. Ya debe estar al caer allá en lo alto de la torre mutando a la forma humana luego de tanta escaramuza en las tierras que miran al mar.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario