Amarras
Atracando
la barca luego del viaje, un viento se ha vuelto heraldo de la humedad y amaga
con seguir varios días más. El otro empuja las nubes lejos pero al rato su
tercera personalidad las trae de regreso, apenas un breve pacto con el sol que
se mantiene lejos del teatro en el que acostumbra a estar y se aburre allá en
lo alto. El beso del viento ha descubierto a la luna en un rincón del
firmamento, luego la recubre con una manta blanca el reanudar la marcha esos
cúmulos rumbo a la ría.
Quebrados
Con el
ojo puesto en una mancha cualquiera no se arregla nada, pero la planilla con el
reporte se completa rápido y las hormigas siguen la danza fuera de toda norma,
cortando lo que quieran para dejarlo abandonado un rato más tarde. Vino la
asesora a cuidar el hormiguero, metió la mano pese a las picaduras para
terminar con el informe. La culpa era del jardinero pero el chivo expiatorio
porta el rostro de aquel otro que advirtió a esas flores desprovistas de
belleza. Nadie reparó en el detalle, en la primavera que se iba para nunca más
volver y en los pedazos de vidas destrozadas por la falta de límites.
Sin título
Cada día
que lo negaron fue un eslabón más en la cadena que le tocó arrastrar. Con cada
señal cajoneada para seguir con el rictus en los labios, mataron un instante de
su vida. Escondieron el supuesto problema tras las victorias, asumir cualquier
derrota no estaba permitido. Al vigía que pegó el grito lo dejaron abandonado
ahí arriba, bien al carajo lo mandaron. Luego reptaron dejando lejos su humanidad,
detrás de estanterías y escritorios que formaban la fachada. Un cuarto vacío en
el que las risas fueron aplastadas, sonando la pesada cadena cuando el viento
no genera esas sombras de fantasmas con las ramas.
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