sábado

Tormentas

Al regresar por la ruta arreciada por la tormenta debió colocar las balizas y reducir la velocidad dado que el aguacero había borrado por completo el camino, lo sentía no obstante debajo de los pedales de la máquina que lo conducía a su casa apartada del resto de la civilización. Horas antes, su amigo se asomaba por la ventana tirándole una mirada desaprobadora respecto al sonido de la corneta del último mundial que hizo sonar. Aquel hombre se calzó sus anteojos de sol, contempló que estaba más oscuro de lo que pensaba y al ascender al vehículo mencionó el paraguas que le faltaba.

Horas después se encontraban viendo la cortina que el cielo le había arrojado al mundo sobre su osamenta, a una mujer paseando al perro por la costanera y al torrente hídrico que se buscaba al océano ahí cerca en un gris rematado por el blanco de las olas rompiendo rumbo al sudeste. Volvió a su casa tras dejar al amigo saltando del pavimento a la vereda con el adminículo negro recién adquirido, despidiéndose una vez más hasta dentro de un instante (pésimo sería saber que esta es la última vez).  

Su casa apareció no sin antes haber atravesado la olla formada en la encrucijada de calles de barro y cemento, dirigiéndose al interior seguro en donde sus afectos aguardaban. Pasó la siesta en medio del fresco que regalaba aquella tarde del final de la semana, hasta que decidió volver al mundo de los vivos abandonando a un Morfeo somnoliento. Notaría entonces que la chapa delantera de la nave blanca no estaba, supuso que con toda el agua que caía en su incursión a Mar de Barro debería haberse ido con la correntada.

Difícil precisar, no obstante le vino a la mente aquella hondonada que los críos cruzaban descalzos y regresó allí buscando un rastro imposible que el viento ya había disfrazado. Uno de sus vecinos le dio la pista del paradero de aquel pedazo de identificación que no valía salir a buscar apurado, pero lo hizo ya que en el medio pretendía ver el desenlace de la tragedia entre Triperos y Sabaleros. Atravesó las calles repletas de las manchas que el deseo concretado de la lluvia les dejó, a perros que se amontonaban en las rejas uniéndose a los demás que le ladraban a un meteoro que aún no llega y a los sonidos de la brisa una vez que la calma vuelve. La mujer cuyas chancletas resbalaban en la tierra lo guió un par de cuadras más hacia la salida, tornando con su búsqueda a la vez que la pesadez de la humedad se acumulaba en el ambiente.

El encuentro ya estaba 1 a 0 en Rosario a favor de Gimnasia, el héroe de aquellos instantes convertía a los demás en villanos necesarios para la historia que se contaba en la pantalla. Del lado opuesto, aquel considerado el enemigo a vencer fallaba en su máxima de romper el cero y así llevar el asunto al alargue. Cinco años antes, con un marco distinto, el ahora proclamado enemigo abría la cuenta una tarde de domingo después de que lloviera el día anterior obligando a posponer el encuentro. Por ironías del fútbol, la vida es un ámbito más extenso, el sujeto cuyo remate pegó en el palo en la final de vuelta ahora se volvía la figura salvadora marcando el gol que no fue.

En medio de los dramas canalizados en el balompié el mundo no se termina allí y existe la posibilidad de revancha, la oportunidad surgirá dado que se trata del fútbol. Colón volverá.

viernes

Escampó

Es viernes, 01/12/2023, un año atrás llovía también pero no en la proporción de este día que incluyó cortinas de agua, viento, oscuridad, personas caminando en cortos y varios elementos más acordes a la situación. Pero esto no iba a ser un obstáculo pese a estar molestando desde las 05:00 de la mañana en cuanto comenzó a aclarar. El motivo es uno bien distinto, la obra se encuentra terminada pese a que falta el ojo del protagonista y así finalmente tras la numeración el asunto ha concluido.

Arrancó sin proponérselo un 15/07/2023 en la ciudad de Mar del Plata, hacía frío, demasiado frío y las personas se apretujaban sus telas intentando evadir la atmosfera gélida del sábado. En el subsuelo del hotel Prince el desayuno presentaba a un puñado de sujetos que a las ocho y cuarto ya buscaban una nueva taza de café, fue entonces que Alex soltó una de sus tantas historias sobre la incursión eterna a la mente humana. El grabador comenzó a hacer su trabajo, de ahí la primera de las preguntas y la consecuente oración que la heredó:

—¿Cómo era el lugar?

Una mole que resuma burocracia.

El 16/07/2023 abandonamos el cobijo que nos brindaba La Feliz deteniéndonos unos momentos en Mar Chiquita, un domingo en él que el frío había cedido un poco y un sol tibio se asomó sobre la Ruta 11. Al día siguiente comenzaría a escribir las primeras páginas, aunque enseguida vendrían las preguntas de manera que durante el jueves 20/07 además del café de la mañana vino el almuerzo. Cada dos o tres semanas nos veíamos en el mismo lugar, dándole vida a la historia sobre el procesador cuya siguiente página aguardaba ansiosa.

El 09/11 el libro estaba listo en sus concepciones generales, siguió la lectura de los textos nacidos en el invierno, el agregado de algunas anécdotas más y en este viernes aguado el folio cubrió aquella masa de páginas que se fueron con el sujeto que las generó. Hubo que leer bastante en materia futbolera, dado que requería de información sobre partidos a lo largo de medio siglo y más allá de esto la intención siempre ha sido contar la vida de los que no salen en las biografías de próceres y héroes (o villanos).

Aquel que cae primero siendo reemplazado por uno que no se pone a pensar el rol que desarrolla, dado que sin él no hay función. 

Mi trabajo está terminado, al fin.  


domingo

Odas eran las de antes (JMR)

Odas eran las de antes/

Con orcos y grifos emplumados/

Piero salió al parque

Con soquetes y chancletas/que prosaico/Cómo iba distraído se enredó con la manguera/

Y maldiciendo se voló de palomita/

A visitar los pastos/

Por suerte la maceta había quedado a salvo/

Cuenta la leyenda que ahí llevaba ruda/

La botella de caña se la había tomado/

Fue a abrir la canilla, con su fuerza recia/

El sol y su puño fueron demasiado/

La canilla se hizo polvo en un instante aciago/después una explosión líquida lo dejó empapado/El huargo ladraba, pensó que estaban jugando/ Piero con algo de suerte halló la llave de paso/Detuvo el agua fresca tras forcejear un rato/ Después se cambió las medias, la remera y renegó otro tanto/achís! Digo ¡esto ha terminado!

martes

Atar (A vos)

A vos que te gusta la vigüela para andar matando penas, atando sueños a la cuerdas que se mantienen firmes en la tempestad que baja desde los cristales azules. A vos, que ves al mundo desde una taza de café más o menos siempre en la misma mesa cuya madera también cuenta historias. A vos, mi amigo, que hacés el viaje más peligroso a la sesera de los demás so pena de perder la cordura que atada a un hilo finito aún se mantiene. A vos, cuya alma es de La Ribera y Rioplatense, nacido en una urbe inquieta con los sueños corriendo a la par de los autos. A vos te digo, a vos, salí corriendo de ahí que no van a aprender más. A vos.





domingo

Encuentro

Descendí sin decir adiós a nadie, suficiente era con el viaje extremadamente largo que parecía no querer ponerle fin a la tortura y así tomé la decisión de largarme dado que esta etapa estaba agota hacía demasiado tiempo. Después nos perdimos en medio de Región Pampeana con sus matices verdes, amarillos y celestes, buscando el camino que nos depositara en la ciudad convulsionada por la pelotita. Fue Oshovia la que lavó la malasangre con su frío bajando de las montañas y los largos días con poca oscuridad, sólo así se puede regresar de la infestación de estúpidos que se refugian en su falta de cerebro. Los meses se evaporaron hasta contar nueve, allí vino la invitación a la cena en un sitio que evoca a Mendoza para que ciertos rostros reaparecieran, con el loco por fuera gritándole incoherencias a la noche hasta que simplemente fue una anécdota más. 

lunes

Esquina Palenciano

La amoladora deja una marca sobre la pared borrando la herida que la pésima labor dejó, recubriendo luego aquellas arterias con material mezcla de arena oscura y de pimienta que comienzan a estirarse. Será el momento de dejar la superficie pulida una vez más, retornando a aquel rincón las máquinas que representan al pasado de aquel usuario que traen al mundo junto con su amigo al caer la noche. Las partidas se suceden riéndose durante un buen rato, para después fundirse en un sueño que los lleva del sol a la lluvia y los dos caminarán en ella. 

Primer año

Pese a que la madre y el hijo duermen aprovechando que el domingo se hizo para esto, el sujeto no puede evitar tomar una fotografía de aquel momento para reírse con su cómplice durante la noche una vez que la distancia los ha vuelto a separar. Antes nos veíamos la mayoría de los veranos, ahora nos encontramos de vez en cuando en el otoño de nuestras vidas pese a que la primavera se acerca como una nave al puerto y desea hacerse sentir en los corazones, por lo menos. Nos hemos sentado escuchando pedazos de una lengua que hablaban nuestros abuelos, padres y madres, quedando ellos en cada uno de nosotros como bien ha escrito mi prima al pie de la fotografía que nos retrata. 

sábado

Reunión

Fuimos aunque el sábado no acompañaba, la lluvia se anunciaba con una garúa tímida y al comenzar el almuerzo se soltó. La tierra se humedeció dejando el aroma a renovación en el aire, que se mezcló con el tesoro escondido en el disco. Las palabras se mezclaron en tanto las fuentes se vaciaban agradeciendo por el momento, 80 años no ocurren todos los días.

domingo

Haciendo fuego

El fuego es un ser vivo, respira y se consume todo lo que está demasiado cerca de él, nos calienta durante las noches frías siendo motivo de reunión ante las sombras que se apartan de sus dominios y también genera ciertas elucubraciones cuando uno se ha quedado solo viendo al interior de la pira que arde con la misma pasión que nuestras vidas. El libro aguarda que se avance en un capítulo más, la perra viene a ver qué puede llegar a recibir una vez que la carne yace sobre el asador, confundiéndose las funciones para que el cocinero sea nombrado así aunque a nadie le importe. La soledad de las páginas que pasan, otra presencia asoma de vez en cuando para ver el avance del menú de aquel domingo frío pero templado al lado del fogón. Del lado opuesto del cerco un comensal canino se acerca para esperar que le tiren algo, tanto como la lluvia que ansía la tierra en las épocas de calor tórrido obligándonos a estar dependiendo de las vueltas incesantes de una máquina que termina aturdiendo las mentes. Al final el almuerzo se irá para complacer a los espectadores, dejando que las brasas se ocupen de las partes que se han resistido hasta que estas también tomen su lugar sobre la porcelana y toque guardar los elementos de esta obra colosal.

sábado

Santos

La ruta estaba despejada, no así el cielo que se cayó encima del mundo durante gran parte del trayecto y así fue una soledad hídrica de color gris en un telón que no parecía tener fin alguno a excepción de esperar que el mal momento se pase. El conductor, Óscar para los amigos, apretaba el volante del rastrojero que no pasaba de los ochenta kilómetros por hora dada la condición de la pista sobre la que se desplazaba. A su lado la esposa charlaba con su madre, algo que habían hecho desde que empezó a moverse el vehículo y no tenían intención de cesar en su hábito. Cruzaron un camión que igual que ellos se encontraba hasta ese instante solo, recibiendo una lluvia que empañó el parabrisas y evitó contemplarán la mancha de agua que se hallaba más adelante. El automóvil hizo entonces un giro quedando cruzado de la mano contraria, la suerte estaba de su lado dado que la mole ya se había perdido en la bruma que los precedía y allí notó el piloto que la cháchara cesó por arte de magia contemplando el rostro de su suegra. Los santos que pedían de su cuello habían sido sofocados durante el mal trago, aunque llegaron todos ilesos a Pehuajó. 

Visitas

La sopa estaba lista, una buena forma de combatir el frío que como un invasor se hace sentir después del viento y la lluvia. Sin embargo anoche la ventisca no impidió que encendiera el fuego una vez más ahí en el fondo de casa, las ramas que el temporal dejó tiradas sirvieron para alimentar a la bestia a la espera de que los viajeros llegaran. Vino de por medio, anécdota que va y vuelve, un buenas noches de dos de las personas y el sitio quedó para rememorar las épocas de estudiantes apretujados junto a una computadora en la que la fantasía se despliega. La medianoche se fue sucediéndola tres horas y medias que culminaron con el dúo riéndose de cualquier cosa, yéndose a dormir en una casa cuyos únicos sonidos a esas alturas eran las de las teclas siendo usadas como botones de un arcade imaginario.

 


jueves

El dragón de papel

 Mario despertó en la soledad de su cuarto contemplando a los planetas en suspensión sobre su cabeza, giro un instante la misma para notar que las primeras luces de aquel sábado de invierno se filtraban por la celosía e impulsado por un resorte etéreo se levantó calzándose las pantuflas con forma de perro San Bernardo. De los nueve planetas, aunque la profesora de geografía dijo que a Plutón lo degradaron por petiso, Marte era el único que había recibido el impacto de un asteroide que bajo la forma de una paloma invadió el recinto durante la mañana del día homónimo como forma de ironía cruel. La alimaña fue espantada con un artefacto de última generación llamada escoba, quedando como resultado de la gresca con la señora Ares (madre de Mario) una taza sin un asa que debió ser arrojada a la dimensión del descarte, dos cuadernos de dibujo que volaron por la ventana siguiendo a la invasora y un reguero de lapiceras semejantes a lanzas abandonadas en el campo de batalla. Ahora el anteriormente Planeta Rojo era un bollo sobre la mesa de trabajo, Mario encendió la luz que tenía en un rincón junto a sus historietas y comenzó a desenredar la maraña. Alisó el papel con sumo cuidado, ya que estaba visiblemente gastado, sabiendo que los habitantes imaginarios de ese globo carmesí no volverían a tener un hogar, tal vez habrían ya emigrado al cinturón de asteroides que representaban las bolitas de tergopol pintadas de marrón. Le pareció notar por el rabillo del ojo un leve destello de los propulsores de aquellas naves atestadas de marcianos visiblemente enojados, aunque su condición de gente pacífica les hizo reflexionar enseguida sobre la idea de tomar represalias contra la Constelación de Zurita. Regresó a la contemplación de la hoja ya con su forma original, recorriendo las líneas de las noticias que encerraba aquella página convertida una vez en astro. La crónica de una guerra de palabras entre los mandatarios del globo era descripta ahí por el año 2000, precisamente el primero de enero, época en la que sus padres aún no se conocían y él decididamente no estaba por aquí. El cambio de siglo y de milenio, más allá de que algunos amarillistas negaban tal situación, no representaba una mejora en las relaciones diplomáticas de las naciones que seguían resolviendo sus disputas igual que en eras arcaicas. El Y2K no había ocurrido, los relojes resistieron el paso de 1999 al 2000 sin retrotraerse a comienzos del siglo anterior. El caos vaticinado se quedaba en un amague con la civilización siguiendo en su lugar, increíblemente temerosa de cuestiones que el conocimiento debería haber descartado y recurriendo a cábalas para evitar la mala suerte. Casi un cuarto de siglo después contemplaba la locura del pasado con el registro de una hoja que fue planeta primero para volverse despojo luego. Acorde con el horóscopo tocaba nuevamente el año del dragón, de ahí que comenzara a plegar la lámina una vez más hasta darle la forma de aquel réptil ancestral y colocarlo en el sitio que poseía el extinto planeta. Lo sopló, hecho lo cual se largó escalera abajo rumbo a la cocina que yacía en silencio amortiguados sus pasos por el calzado mullido que vino en el cumpleaños anterior. Tomó una taza de repuesto sirviéndose el café que su padre acostumbraba a beber alrededor de las ocho de la mañana en los fines de semana, hasta que en el recipiente quedaba un trazo que se dedicaba a interpretar. Volvió a la comodidad de su habitación para encontrar que la bestia en efecto ya estaba invadiendo otros planetas con la intención de dejar su sello en ellos, de ahí que en Júpiter los rayos no pararan de volar hacia el espacio infinito provocando un efecto semejante al de las luciérnagas en las noches de verano apacibles. Las rocas del viejo cinturón vagaban por la bóveda impactando sobre las superficies de los astros para emular a las esferas de plata que Mario contempló en una sala de videojuegos, sitio al que su padre iba antes de ser adulto y aburrirse con los demás. Uno de aquellos bólidos pasó a través de un agujero negro emergiendo en otra dimensión de aquel espacio hogareño y destruyendo machimbres y tejas para perderse en la mañana que estrenaba los primeros fríos obligando a los eternautas a salir debidamente abrigados. Aquello le pareció bastante normal dada la naturaleza de su mundo en constantes conflictos, dedicándose a sorber de a poco el líquido negro mientras su creación usaba los anillos del mayor de los planetas como autopista. Lo perseguían los antiguos pobladores del mundo color de arcilla equipados con vehículos adquiridos en las rocas voladoras, los jovianos montados sobre rayos y los neptunianos en olas terroríficas. Pese a toda la agitación esta cesó al abrir la mañana definitivamente, la que trajo una visita al cuarto hallando al pequeño aún durmiendo y la taza bajo la gotera de la canilla. El dragón de papel ocupaba su lugar en la recreación del universo, soñando con poder lanzar una bola de fuego para verla perderse en el horizonte. Sin embargo dicho acto le estaba prohibido dado que se consumiría no dejando más que cenizas grises que caerían sobre la alfombra para hacerles compañía a las pelusas. Al despertar, el pequeño Mario, encontró a su padre ocupado en contestar correros, mensajes de diversos grupos, contenido sin sentido alguno más que hacerle perder el tiempo a uno. Por su parte mamá se había ido un rato antes a encontrase con sus amigas de la secundaria aprovechando que podía huir de las obligaciones semanales, las que en su infinita compasión le otorgaban un respiro. Pero sabían que volvería a la celda autoimpuesta, así que las acciones estaban bien protegidas por un ejército de adultos marchando a cumplir la tarea asignada la mayor parte de sus vidas. En la hamaca con las cadenas oxidadas Marco contemplaba al sol debilitado por los meses en los que se ajan las hojas, el último sonido de un grillo que ya sin orquesta improvisaba a capela en la fusión final del ciclo. La ventana de su recinto yacía abierta con las cortinas exhibiendo sus vestidos en la pasarela, asomándose a ver al mundo que apacible aprovechaba el sábado para visitar el oasis en él que encerró su alma e hipotecó la existencia. Entonces el dragón de papel descendió de esas alturas y le habló por vez primera:

—Ves, mis líneas son de tinta aunque cuentan la historia de otros que ya han pasado por aquí. Soy la crónica de una época antigua ante los ojos del presente, mañana seguiré siendo pasado junto con hoy. ¡Qué rápido que olvidan!

—Mi alma clama escapar de la condena que los adultos impusieron a los adultos, desde que el tiempo tiene el significado que los hombres le dieron. Siento que los días se desgranan siendo necesario aprovechar el instante dado que no regresará.

—Mientras hablamos mi tinta se borra de la misma forma que la sangre que corre por tus venas, que sea tu elección aquella en la que las jornadas se consuman igual a mi último aliento.

Y entonces, habiendo hablado por última vez, el dragón lanzó una bola de fuego que lo convirtió en pavesa ante los ojos de Mario que ya no era tan pequeño. Consumió su vida en un aliento final, devolviéndole el calor al sol que guardó el recuerdo de aquel ser diminuto.

Así es cómo alberga mi calor en estos días que escribo, siendo que encontré una salida a la cadena perpetua invirtiendo mi tiempo en letras que son versos candentes protegiéndome de la inclemencia de un mundo sin empatía.

martes

CALIDEZ

Mientras las dos mujeres buscaban algo más que agregarle a la cena él se quedó escuchando el sonido del subterráneo, deslizando el cuchillo sobre el embutido cuyo olor se percibía a través del papel y aguardaba sacar a la luz aquella masa blanca envuelta en una cáscara amarilla. El día ya había cedido su trono a la noche, el pan blanco debajo de la costra marrón se mezcló con los demás mientras los tres compartían aquel momento que para muchos era algo poco cotidiano.

lunes

Sueño

En este cuarto esperaré la llegada del amanecer, con bestias allá afuera y susurros cercanos. Un gusano de metal cruza las entrañas cual ser de Arrakis, perdiéndose por los laberintos de la urbe. Gotera resuena, marca el paso de la noche hasta que la claridad quite el velo del reposo y me ponga bajo el sol una vez más.

domingo

Asesino

El detective Expedito González acudió a la escena del crimen aquel primero de mayo para toparse con un verdadero desastre, el cazador yacía muerto sobre la fría tierra y su arma no había sido disparada. Parecía que la presa usó un objeto contundente para deshacerse de la víctima invirtiendo los roles, situación esta que jamás en sus veintiséis años como policía había encontrado. Por norma general los delitos de este tipo culminaban con un baño de sangre, restos por todas partes y elementos suficientes para poder perseguir al autor. Aquí sólo se hallaban unas cuantas líneas alejándose de la escena que indicaban el uso de una rama para esconder las huellas, llevándolo hasta un claro con un único árbol ahí a lo lejos. El terreno en esta zona se volvía pantanoso, propio de las cañadas que rodean a Plaza Galo y son habitadas por carpinchos además de otros especímenes. Se dirigió hasta la planta vieja que identificó como un fresno, ejemplar que se parecía bastante al que con su suegro habían plantado en el frente de la casa y que presentaba los primeros brotes de la primavera anunciándose. No había más rastros por aquel lugar así que se apoyó sobre el tronco acariciando las estrías que presentaba por la labor de los elementos, así estuvo un rato hasta que decidió alejarse. Se encontraba cruzando el último pedazo de terreno con greda y agua cuando una idea le vino a la mente, era alocada como la mayoría de las veces pero tenía razón de ser si se podía permitir llamar a su elucubración razonable. El árbol era el asesino, sin lugar a dudas, y la lluvia había lavado los restos de sangre del cazador que cometió la tontería de meterse en aquel lugar alejado de la luz. Aunque no podía probarlo, las huellas no habían sido alteradas sino que eran las raíces del monstruo que no toleraba más la matanza de los suyos por parte de los humanos. Mucho menos la caza indiscriminada de aquellos que no buscaban alimentarse sino tener el trofeo en una fotografía, nadie le creería así que se alejó del lugar. El expediente sería caratulado como "Averiguación de causa de la muerte" y archivado tras cinco años, regresando Expedito a aquel páramo una vez que se jubiló para notar que el fresno ya no estaba. No había señales de tala alguna o el viento y la garúa le habían jugado una mala pasada. ¿Cómo saberlo?

Familia

El viento se dedica a repetir su melodía de antaño entre los rincones de la casa, en el primer piso llama a los recuerdos de este día para que no se escapen tan rápido y les compone una oda. Junto al fuego de Prometeo le hemos hecho frente al vendaval que se mete debajo de la ropa sin piedad alguna, bebiendo la tinta roja en dos copas pequeñas previo emisario de un pedazo de queso hacia las entrañas que agradecen la consideración. Luego el festín, los aquí reunidos se vuelven a ver las caras tras casi un lustro en los que hubo muchas sombras, desterrando a las mismas para que las llamas las consuman y podamos descansar sin estar agobiados por todo aquello que nos ocurrió retornando las risas a los espacios vacíos.  

lunes

1942 y Grand Splendid

 1942

En puntos distantes se levantan ambas estructuras, sin embargo no serían nada de no ser por la energía vital y el alma que sus creadores les insuflaron. Vieron pasar millones de historias de vida, amanecieron junto a la ciudad así como la ruta que las separa pese a que una puede ver a la otra desde el atalaya, de ahí el nombre, en tanto que la citadina posee un corcel que la lleva a todas partes menos a beberse un café con la hermana desconocida cuya gemela se burla desde el otro carril aunque ello sea pasajero.

PD: tanto la pizzería Kentucky como Atalaya comparten el hecho de haber nacido en 1942. 


GRAND SPLENDID

Cuesta arriba, sin importancia a los que huyen vaya uno a saber a dónde, hasta que nos encontremos con las columnas del cine café que no proyecta sino historias en anaqueles alternando épocas de la humanidad. Un solitario vigía aguarda cerca del cielo con los cabellos cenizas, la bóveda refleja el sello de Nazareno, extraviados entre las hileras buscamos la luz en medio de la batalla cuyas hojas resuenan.


 

 

 




 

 


miércoles

Adela

A un costado de la transitada autovía yace la vieja posada con su fachada intacta y el corazón en el interior ardiendo bajo la forma de una salamandra lustrosa, una copa de vino y otra de agua sacian la necesidad de reposo tras tantos viajes. Las fotografías de Carlos Gardel adornan el santuario del alguna vez coleccionista, épocas que se mezclan de manera tal que el océano del tiempo seguro está metido en el asunto y garabatea sus líneas inentendibles sobre el borde de la copa cuyo contenido carga por la boca rumbo a las entrañas.

Tengri

Un loco camina en la lluvia, 
los proyectiles le impregnan la vestimenta, 
el paisaje se torna a color 
en medio de la oscuridad reinante. 
Un chispazo deja ver 
el trabajo del arquitecto 
haciendo sentir pequeño al de abajo, 
deseando no ser más que una gota 
en eterna caída así la esperanza 
no culmina en un impacto.
Exhibe sus venas, 
el laburo de los dos brazos, 
la voz poderosa 
y como la cabellera eléctrica. 
Se enrosca entre los cables 
zarandeando la osadía de levantar 
algo sobre el suelo, 
suspira pasando de largo 
en busca de dejarle el recordatorio 
a otros tontos. 


Evolución

Medio kilo, con eso debería funcionar y el siguiente en la cadena vendrá a reclamar su parte. Un número escrito a mano o previamente impreso será el salvoconducto para poder pasar por este rito. Es poco que sabe a demasiado, enseguida la hoja hace a un lado los ojos de manera que el alma pueda volar tras la operación cuya etiqueta de masacre es ocultada. En sus versiones refinadas los comensales no ven esta parte del proceso así que los pequeños pensarán que se trata de algo mágico, sobre todo la forma con la que el plato roto es repuesto o un nuevo bocado aparece sobre la loza inmaculada. Los dedos que la han traído esconden las manchas del crimen perpetrado, para mantener el suministro funcionando cientos deben ser sacrificados. La luz de los escenarios se mantiene a base de combustible carmesí, por si acaso han conseguido suficientes bolsas negras para hacer juego. Flashes, imágenes en blanco y negro, la lengua universal invade los tubos haciendo que millones repliquen el mensaje. Un moño rojo le sirve de prefacio a la próxima obra de las marionetas, danzan ante las cámaras conservando sus cuerpos imperecederos y son transmutados al papel que no sirve para encender nuestras fogatas. No calentará a nadie salvo por el hecho de dejar fríos los leños, la bienvenida sabe a estupidez así que nada de perder el tiempo contigo excepto por el crucigrama al final que será resuelto en la edición de mañana dado que al mundo hay que ayudarlo. Venderle la basura de arriba a los que viven en el fondo para generar una dependencia que no sabe de límites, las nuevas colonias se levantan en tanto los derechos son pisados sin misericordia. Bajan pantallas así como las páginas de esos idiomas locales se llenan de neologismos, viene el veedor a controlar la marcha de esta cosecha siendo que alguno ha de terminar limpiando sus platos en la dimensión boreal. Disimula con una caricia en los rostros púberes pero el pañuelo le recubre el olfato, cosa de que ningún hedor le llegue arriba para así mantener a la belleza impoluta. Algún nombre parecido a los propios reemplaza a los foráneos de manera de darles cabida en el proceso de adaptación a la civilización, el pasaporte incluye copas y retretes pero se lo denomina adaptación. Los mojados ya están secos cuando le levantan un muro a los de enfrente, estos han jugado a pasar una pelota por entre las hendijas hasta que el balón ha sido confiscado. Ahora el moderno gladiador lleva la marca de una consola recién sacada del horno, sustituidas las armas por unas cuantas reglas que impiden sacrificar a los vencidos pero se permite el escarnio público replicado por individuos que no transpiran la camiseta. Vuelan los insultos así el vulgo se siente partícipe, curando la ignorancia con las cuentas anónimas hasta que alguno obtiene el título de troll y le hace honor a su semejante de aquí al venderle los servicios al mejor postor. Enseguida salen esas noticias publicadas como verdad (con los pasadores de las mismas bien entrenados) aunque se trate de una gran mentira sin patente, inventar un problema y al causante que justo es el otro. De esa forma uno es infalible, no hay culpa ni autocrítica en el discurso de justificación del modelo que únicamente ha traído dicha al pueblo. Se quitan las vías que conectan poniendo unas que son invisibles, la nueva droga genera una dependencia nunca vista dado que alcanza cualquier rincón del globo. Se mete hasta en las canciones de las hinchadas para las que vale sólo el color partidario, con los personajes adaptados a las circunstancias aunque nunca practiquen éste deporte sangriento en esos lares. Los héroes de aquí son sacados del campo de juego e inmediatamente se entregan las capas y los rayos láser que se han puesto de moda otra vez. Pero nada de esto nos ha de salvar dadas las circunstancias, las técnicas de aniquilación son impotentes ante el ataque invisible aunque se asemeja a un producto de laboratorio. Ninguna espada forjada por Hefesto podrá detener al monstruo, en los oasis la humanidad pudiente observa desde el ágora el avance de la enfermedad a la vez que los terrenos fértiles quedan sin dueño. Las adicciones de sus descendientes pasan por otras áreas, alejados de aquello que genera la dependencia lumínica pero con idéntico agujero en lo profundo. Los autómatas son buenas niñeras colocando únicamente momentos de dicha en los recuerdos y disfrazando la ausencia de esos que generan millones para darle más elevación al ego ya que es inmaterial y hay que compensar su condición etérea de alguna forma. El tren sigue su marcha mostrando la belleza del mundo que apesta a contaminación, a regentes de corcel y uniforme como resabios del Medioevo. Con interminables listas de princesas de diversas etnias aunque las cobrizas llegaron tarde al reparto de manera que la discriminación positiva es una farsa. Es más fácil la venta de esa condición privilegiada que generar un ambiente en el que las personas puedan desarrollarse, por las dudas vienen los regalos para sectores pequeños que segregan a los demás. La bandera de la intolerancia se planta en cada marcha reivindicando la causa, sin saber cuál es esta. Las personas no tienen voz, aunque el tratado diga otra cosa nos han mentido con descaro ya que la condición de libres está sujeta a tener que vivir tributando. Cargando los cartones y con ello la casa que filtra la lluvia o poner la carne para que el sistema nos drene la vitalidad hasta que nos quede la memoria vacía. El esclavo moderno ve las cortinas de su existencia descender por ya no ser útil, en tanto los beneficios se los llevan aquellos a los que ha servido bajo el rótulo de relación de empleo. Incluso los excluidos de la sociedad forman parte de ella por ser usados a través de las décadas, validan con su presencia al tirano moderno que se dice electo en tanto del otro lado nunca han visto a un pobre. Todos metidos en el bolillero a la espera del examen que decida su suerte, en el extremo alguien que de esto no tiene ni noticias elige el último capítulo que comprar en el estío. El agua que corre bajo este suelo es una reserva mundial al igual que otros recursos, pero los que moran ahí no lo saben todavía. Su fortuna no es tal a juzgar por la pobreza que los rodea mientras las máquinas de esas corporaciones internacionales dejan polvo y piedras, no hay resistencia alguna salvo por el hecho de no morir ante la basura que nos arrojan. La exterminación sigue su curso con el consentimiento de diversos ciudadanos que reciben el nombre de gobernantes, entregando pedazos del futuro de las próximas generaciones por no decir todo. Con más personas en la calle si no se aprovechan de esa condición para mantener el orden preestablecido en tanto la bola vuela sobre el terreno helvético y el eco aquí es el de la exhibición de posesiones, por acumulación de riquezas en el mercado o el saqueo sistemático y generalizado contra la población civil. La anestesia viene de diferentes formas, hasta han dado con un método de represión por el miedo al otro ante un enemigo que no da la cara.  Dibujando números para hurtar en forma calamitosa, los opuestos critican pero con una mísera gota de poder mostrarán lo que valen. El circo de los representantes de los giles se pone al frente de la defensa de los derechos laborales y se llenan los bolsillos hasta que el oro les cuelga, rebalsando para tintinear sobre el pavimento. Ahí alguno se alimenta de las migas verdes y toma el agua contaminada de corrupción. La autodeterminación consagrada en esos dos pactos es papel picado, todo lo que sigue viene con idéntico derrotero cuando una fuerza colosal le dobla la mano a los de la segunda dimensión. Desaparecido el muro se levantó uno parecido aunque sin la presencia física siendo que no hay lugar para todos los seres humanos. Echado de tu propia casa con la disposición de desalojo que lleva la rúbrica de los cinco, setenta y cinco años que serán cien con el verso de lograr la paz en el mundo aunque sea una distopía casi tan igual a esa declaración de libres e iguales. Poco de respeto ante tanta agresividad que muta en la pantalla según los años corren, antes los de rojo y luego los fundamentalistas. El único peligro viene de las estrellas con las cuales el imperio encuentra parangón hallando siempre una solución ante la atónita mirada del mundo que ve al ombligo de la humanidad y lo envidia, siempre en el lenguaje de los pueblos unidos. Hasta lo profundo del espacio llega el idioma, devuelta la invitación con la declaración de guerra y la feria de armas es un éxito total. Una buena exhibición de lo último de lo último en cuanto a tecnología de devastación, probada sobre blancos que no representan peligro alguno excepto por ser rebeldes e insurgentes. La publicidad es barata al lado del costo de cada dardo armado hasta darle a algo, el silencio no siempre es salud a juzgar por los caídos que sólo cuentan para poner el nombre en un muro. Luego viene el premio para enviar más y más a culminar enloquecidos o tullidos, la marioneta puede cambiar de apariencia pero los hilos del poder son los mismos. Nos mintieron, les creímos y así está el mundo, una enorme cárcel con los sujetos confinados en sus casilleros sin mucha posibilidad de salirse. Es un laberinto de plástico con recompensas que te ponen a dormir al igual que el resto, el botín se lo llevarán aquellos que ven la deuda engrosar hasta ser impagable incluso cuando los fondos no van a donde deben. No hay responsables excepto uno mismo, la invasión tiene otras formas iniciando por la económica que corta cualquier posibilidad de desarrollo. En caso de duda los privilegiados pueden ejecutar actos que supriman las libertades de otros, a esos otros y sus demás derechos siendo que respirar es un beneficio caro. Entonces se puede ir en contra de los propósitos de los demás que son actores de reparto sin voz ni voto. El silencio en este caso es salud, los anónimos no cuentan en tanto las detonaciones están al otro lado del océano en un sitio sin salvación posible. Las cabezas gachas acompañan la matanza, por acción directa cuando no por entrega de aquellos que confunden los deberes para la comunidad con el beneficio propio. Esas obligaciones implican no robarle, no estafarla ni esconder el delito con otro crimen y sobre todo no seguir apoyando al ladrón. No escudarse en el amparo de una ley creada sólo para que la sigan los que ponen el lomo, no limitando a los que la gestan como tampoco existe rendición de cuentas. Por las dudas las castas administrativas se aseguran no dar pie a desafuero alguno, de cambiar la bandera partidaria recibirán igual trato de manera de seguir beneficiándose del resto (la mayoría).  Tampoco existe un orden social e internacional en el cual se hagan efectivos esos derechos declarados pero no consagrados de ninguna forma. A la guerra siguieron otras guerras y el mismo espectáculo de siempre iniciando por la excusa para poder llevar adelante la invasión. Para que no suene a algún hecho aberrante se la denomina de otra forma, un eufemismo como el caso de ataque preventivo, reducción de células peligrosas o un código en clave que indique la búsqueda implacable. Al mundo, que mira sin interés, se lo convence fácil cuando los paladines llevan adelante su cruzada a sangre y fuego en un territorio lejano a sus fronteras así como a las de sus protegidos que no pidieron tal escudo. En las cintas pasa lo mismo, lo único que los masacrados son un puñado de PNJ que por casualidad hablan parecido a los defensores del orden mundial. Tal vez sea sólo un tema de entendimiento, a lo mejor en el fondo somos iguales una vez que los pedazos se han asentado. Más bien parece un desorden mundial con unos pocos en condiciones de llegar al final del siglo, en tanto el resto se convierte en una minoría que queda afuera aunque seamos la gran mayoría. Los nuestros han contribuido y nosotros también, el ambiente necesario para poder alcanzar la plenitud de los derechos que poseemos dada la condición de personas nos es negado con paliativos eternos que no solucionan la desnutrición, la mala enseñanza (educación=familia), el trabajo precario (decir negro está vedado por la academia del idioma universal), el analfabetismo, la carencia de memoria más allá del bienio y el agrafismo (la solución a ello es el uso de la “e” en reemplazo de la “o”).  No quedan fuera de esta lista los actos perpetrados para vaciar las arcas públicas ni aquellos que no dan el ejemplo poniendo sus bienes a resguardo en el exterior (pero piden el voto de confianza de los demás para que estos cumplan lo que ellos no). El seguro denominado poder judicial es apenas una marquesina, si dijera rotisería no habría diferencia alguna excepto porque esta última te llena el estómago sin vaciarte la esperanza. La educación para fortalecer el respeto de los derechos humanos ve a las violaciones de todos los días como algo menor. Cualquiera de las afirmaciones a lo largo de las últimas décadas son papel mojado, dejadas de lado una vez que el cetro ha sido entregado y el mandamás se sienta en el sillón del primero que inició el despilfarro. La vida y la libertad sin condiciones económicas, sociales y culturales (sin todo eso que permita ejercerlas de manera plena) son un enunciado. Las malas intenciones saltan a la vista, la reiteración de los intentos de resolver los mismos problemas de siempre muestra el único interés detrás: cuanto más pobres más simple la tarea. La conciencia ciudadana requiere una buena alimentación siendo difícil cualquier actividad con las tripas pegadas al espinazo. La instrucción elemental es deficiente y no es gratis dado que alguno carga con los gastos, la nueva droga viene en formato de rectángulo quitando cualquier posibilidad de atención. Después el vetusto docente es enviado a hacer su repertorio como payaso de circo, con un sueldo miserable y el gordo sindicalista hablando de derechos en el caso de que el gobierno sea contrario a sus intereses. Al llegar a la secundaria aparecen los huecos en la construcción previa, los vicios redhibitorios que surgen sin responsable alguno. Acceder a los estudios superiores y encontrar trabajo, es un descenso a los infiernos. Los pedales drenan la fuerza vital con pedidos interminables que son satisfechos por las hordas de uniformados, un puñado de monedas que ruedan de la pila y la pala mecánica carga la fortuna rumbo al espacio exterior. La miseria es bien de este mundo y se queda abajo, constituye la moneda de intercambio para casos de maternidad, infancia y vejez (ergo, excluidos). En otros tonos hay desnutrición, hacinamiento, harapos y enfermedades, con unos minutos de descanso para volver a yugarla (es cierto lo de las cadenas mentales). No hay condiciones satisfactorias de trabajo, uno es un reo armándole la pirámide a un faraón moderno que ha guardado sus tesoros en alguna isla o en esa dimensión de neutralidad moral en donde no preguntan de dónde vienen los fondos. También es basura, en parte, eso con lo que nos alimentan por no agregar otro caso más a la pila de chatarra que nos venden en cualquier aspecto, sea de marca o una imitación barata. Las banderas de las conquistas actuales no son de ningún ejército sino de algo semejante a un pedazo de carne aplastada y un trozo pintado de verde que emula a una lechuga aunque su identidad sea un misterio. Al cuadro depresivo se le suma la seguridad social que es sinónimo de laburar (lavoro/laburo) para tributar y no ver un mango luego. Salvo el del sepulturero una vez que se verificó la ausencia de cobres en los bolsillos, ahí la mortaja puede ser eliminada finalmente. Todo ello ha sido sin embargo un acto adrede, una espiral de repeticiones constantes de hechos parecidos denominados voluntad popular.

Las conclusiones son evidentes:

Lo pacífico desaparece cuando al dueño del arsenal se le antoja (semejante al berrinche del propietario del balón pero con un daño mayor que únicamente dejarnos sin el partido).

Pensar sólo si es posible y guardárselo para uno.

Expresar implica pensar.

La propiedad puede ser invadida con la venia de los vendedores de perdones y/o los creadores de aplicaciones. 

La sociedad impone amontonamiento humano y cargas tributarias.

Algunas nacionalidades valen en tanto que otras no.

Asilo equivale a aíslo y devuelvo.

Circular es un privilegio, la mayoría estamos atados al suelo como elefantes de circo.

La privacidad es cada vez más pública.

¿Presunción de inocencia?

La arbitrariedad es la regla y no admite excepciones.

Los recursos judiciales no son efectivos ni eficaces, eso sería un milagro.

No todos somos iguales ante la ley.

La personalidad jurídica no aplica en el caso de los detenidos por razones de seguridad.

Ídem para los tratos crueles basados en la justicia infinita.

Vivir es cuestión de suerte.

No tenemos ninguno de los derechos proclamados en razón de las diferentes distinciones que se hacen.

No nacemos ni libres ni iguales.

Pero aún hay esperanza, ¿no es cierto Pandora?

PD: el progreso científico implica comprarle todas las dosis al primer oferente y que el resto se joda.   

Enlace: https://anchor.fm/p-g-fiori/episodes/Evolucin-eq8s0d.