martes

Latino

Soy latino del sur
que vive en el norte,
anhelo la patria lejana
recubriéndome de oro
y paseando en carros de lujo
pa' mostrarle a mis hermanos
la belleza del sueño americano.

Soy el mojado que se volvió empresario,
todo tiene un precio menos la libertad
de mis hermanos a quienes les cierro
la puerta en la cara y espero que I.C.E.
los deporte así no tengo competencia.

Mis ancestros les rendían culto a la tierra
pero he sido deslumbrado por el discurso
de un rubio de bronceado perfecto,
viendo como el muro se hace más alto.

Bailo al compás de una música que cosifica, 
todo es una mercancía más
pero puedo darme el lujo de adquirirla
en la tierra de la libertad.

Soy latino, bebo un refresco y ostento
mis quilates para opacar al sol
a la vez que entono marchas comerciales
en espanglish, no sea cosa que los del sur
del Río Bravo piensen que me olvidé de
mis raíces.

Soy latino, ilegal convertido en victimario.

viernes

Sin voz

Testigo mudo de un tiempo olvidado
nada peor que ser memorioso 
pero no poder contárselo a nadie
por el solo hecho de que te vean
como a un extraño.
Vine de lejos ya lo sé
del sur en donde el océano
trae la borrasca gélida,
ahí en donde el sol sale
y se pone en el mar.
Pero seguro que algún ilustrado
dirá que eso no es cierto, 
recluyendo todo esto
entre paredes acolchadas.

Aún

Es que tu espíritu mora aquí todavía, puedo sentirlo en cada susurro del viento y en las correrías de tu pequeña. Dejaste un hueco imposible de llenar con otra cosa que no sean recuerdos cuya carga es tan pesada como la ausencia misma de ese al que hemos querido y simplemente se fue.

Sin embargo no es solo el viento, al soñar nos volvemos a ver como si esto no fuera más que simplemente un episodio onírico en el que al igual que tantas otras veces quisiera quedarme.

Pero la alarma me quita de allí, dejándome confundido en medio de esto que llamamos realidad.

jueves

Libros de arena

Antes de la confusión y de que estuviéramos todos separados hablándonos sin entendernos, pero hablando de lo mismo al fin, existía una biblioteca en el centro de la ciudad.

Su conocimiento llegaba hasta los comienzos de eso que ahora llamamos tiempo,
Él en persona depositaba cada día un ejemplar nuevo.

Y sin embargo al comprender que eso era demasiado para nosotros no sólo nos confundió, sino que la biblioteca despareció entre las arenas.
Pude tomar un libro de la estantería mientras huía del lugar que se colapsaba, pero al observar la ruina desde lejos este se volvió parte del desierto.

Así inicié el peregrinaje en busca del conocimiento que me quitara la ignorancia en la que vivimos.

martes

Caída

Otoño, húmedo y melancólico,
extraño clima este
nada que anuncie la inminencia
del invierno excepto las hojas
del almanaque que se van
al igual que las de los árboles.
Poco para este cambio de color gris
al que el sol le da un poco de sus tonos,
mientras se empeña en disipar la niebla
que ya es una postal común.

Pedazo de hierro

Cientos de vehículos yendo en la dirección contraria, me dejaste plantado un primero de marzo tras el carnaval. Solo me quedé en el andén vacío, tu ausencia era más grande con el recuerdo reciente y eso de plantarnos se tornó una constante. A veces simplemente me abandonas a medio viaje y no hay aventón que me quite la nostalgia pedazo de hierro viejo de color azul.

domingo

Mazos

Excavamos, la luz de las linternas es nuestra guía
para nosotros que no conocemos ese sol que brilla
sobre los que viven arriba y esperan las joyas
que provienen de las entrañas de la tierra.

Pero aguardan en vano ya que esta vez
no recibirán nada excepto una bocanada
de humo en la cara y un portazo,
la bóveda de los enanos brilla en lo profundo
recubierta de las gemas de este mundo.

Descubrimos el recinto hace poco
los de afuera se han vuelto codiciosos
pero nada que nuestros mazos no detengan,
los mismos con los que ahora labramos
la roca mientras nuestra canción se pierde
ahí en lo profundo.

martes

Viajo

Viajo, mi tiempo discurre entre estas líneas y las de la Ruta 11. Un sendero a menudo tranquilo y otras veces borrascoso. Viajar es como escribir, saltando de un lugar a otro en éste periplo que significa estar vivos.

Cine

Corro hacia el extremo, 
los chocolates se desparraman 
en el interior de la cartera de mi madre. 
La última escena de eso que significa ir al cine.

30 años, 
otra ciudad, 
pero somos los mismos personajes de esta película. 
Mi amor, los viejos y la acústica de la sala.

Saga

Bajo los cielos del mundo exterior libra una batalla eterna. 
Una tras otra las hordas de los caídos vienen para padecer 
el destino de las estrellas al quebrarse. 
Aquí no hay sol que surja sobre los abismos, 
el día es un combate sin fin desde Saterra 
hasta el portal que conduce a la cámara del Shokan.
Sin fin pero sin manchas, en otra victoria inmaculada.

domingo

Esperando a Romero (A.J.R.)

Esperando la partida, las piezas se ven pixeladas 
en estos laberintos infinitos
que encierran más de una trampa 
y un acertijo puerta tras puerta,
las llaves resplandecen en la oscuridad, 
rojas, azules y doradas, esperando
llegar al final de esta pesadilla en la que nos vemos inmersos.
Un castigo por jugar demasiado,
otro por permanecer aquí,
al final no todos los secretos son revelados
y esas bestias me resultan tan familiares.
Viéndolo todo desde atrás de una mira,
la desesperación nos atrapa cuando el contador llega a cero
cual enjambre que se viene sobre nosotros
pero aún tenemos algo más bajo la manga
y ese as de picas se revelará al fin
mientras una atmosfera roja queda a nuestro paso.

sábado

Eufemismos

Un atentado, miles de vidas se ven afectadas,
terrorista, asesino y fundamentalista,
tu historia es un reguero de sangre
en una ciudad cosmopolita.

Bombardeo selectivo, 
justicia infinita y primera plana,
las vidas segadas son el daño colateral
de una paz que se construye con pedazos
de la humanidad arrancada.

Cualquier eufemismo que usemos
equivale a excusa para no admitir
que generalmente nos estamos
sacando los ojos, 
hasta que no quede nada que ver.

viernes

Memoria

La mayoría de los días eran iguales, excepto el 3 de febrero. Estaba consciente de que su visitante llegaría como siempre. A la familia no parecía importarle esa locura, total nadie estaba pendiente del anciano.

Anciano, antes era joven y vigoroso, su voz atronaba para que los demás callaran. Pero ahora los años le habían quitado esas cualidades suplantándolas por la herrumbre del tiempo.

Así que esperaba en el porche, ese domingo por la mañana, a que llegara su viejo visitante.

Y éste apareció a eso de las 11:00. Se veía distinto, ya no era aquel niño que le arrojaba piedras. Ahora era un hombre, pero la misma persona, que al igual que él había soportado el paso del tiempo.

_ ¿Dónde está? inquirió su visitante.  ¿Dónde dejaste a mi viejo? 

Hubo una pausa que pareció un siglo. 

_¡No seas tan cobarde de llevarte el secreto!

El anciano no respondió, por una de esas casualidades su nieta más pequeña estaba ahí. El hombre la vio, dio media vuelta y se marchó.

_ ¿Quién era ese hombre? preguntó la niña.

_ No me acuerdo, nunca me acuerdo cómo se llama respondió su abuelo.

Pero algo extrañamente familiar había salido a la luz, le recordaba a alguien de otra época. Aunque también a él lo había olvidado, al rato todo era una anécdota más. Una que pronto olvidaría.

Sin embargo los pueblos guardan celosos la memoria de aquellos que nos han sido arrebatados.

Hipnos

Atiza el fuego, mientras te cuento lo que he visto antes de que llegaras. De esta forma tú le contarás a los que vengan luego lo que has vivido antes de su nacimiento.

Esta es la ocasión perfecta, estamos para esto y luego simplemente nos perderemos en el sueño eterno. Al viejo Hipnos le agradará que lo evoquemos cuando golpeemos las copas y murmuremos en sueños el nombre de alguien que se ha ido.

Es por ello que el calor del fuego me fascina tanto, el sopor en el que me veo inmerso es la antesala de esas imágenes oníricas en donde todo está bien. 

Ahí estamos todos.

Pabellón

El mar tiene esas cosas, a veces simplemente se guarda sus secretos y otras te los arroja en la cara. 
O en éste caso a tus pies.

Di de lleno con un náufrago en medio de la playa brumosa, era tan espesa la niebla pero igual de silencioso el paisaje.

La vieja bicicleta voló a un costado, el pobre diablo yacía desmayado y lo arrastré hasta la cabaña. 
Me llamaron loco por construir en ese lugar, inadaptado por vivir fuera de la sociedad.

Así que aticé el fuego y me dormí, soñé con criaturas monstruosas que moraban en lo profundo. 
Una de ellas se había perdido, sus hermanas venían a reclamarla al reino de la tierra.

El golpe de la puerta al ser abofeteada por el viento me despertó, mi visitante se había marchado y mi bicicleta con él.

Seguí el rastro que dejaba en la arena de la playa, hasta las inmediaciones del barco hundido.

Allí encontré mi medio de transporte y alcancé a ver una imagen que la niebla desdibujaba en medio del mar. 
Un enorme barco se alejaba, mientras por estribor el esquife era cargado.

Rumbo al sur se iban, flameando en lo alto el pabellón moderno de los piratas.

lunes

"D." y "P".

El Señor “D” se ha vuelto una constelación y persigue los pasos de Orión en el cielo nocturno, no sea cosa que pierda la costumbre de disputar cada trozo con el viejo Pierre.

A veces en sus correrías hacen estallar los asteroides iniciando una lluvia de fuegos artificiales en el manto oscuro, lástima que los únicos atentos a éste espectáculo sean unos ojos que pecan de inocentes.

Así que los adultos no les creen, pero cada tanto alguno recuerda que fue niño y alza la vista para volver maravillado a esta vida que es genial aunque no nos demos cuenta.

jueves

Honky Tonk

El viejo Ian bebe solo en medio del bar, repite el ritual una vez al año cuando se cansa de ser el confesor de todos los pecadores que se sueltan tras cada copa.

A veces hace sonar el bajo en esa atmosfera impregnada de tabaco y allí el fiel Jim deja de cuidar la entrada, arrollándose debajo de la mesa.

Todo se detiene cuando las cuerdas suenan, hasta la gotera en el techo que clamaba arreglo hace un instante.

Cuenta una historia nueva, algo que oyó la noche anterior porque sabe que su autor no volverá a esta estación de paso.

Un poco es la historia del mundo que corre aprisa afuera, otro tanto la de aquellos que lo abandonan por la dimensión del licor.

Una ráfaga de viento frío anuncia el final del concierto, Jim se ha ido a buscar a Amy afuera.

Es hora de escuchar tus pecados.


Fotografía: Carolina Sturmann.
Protagonista: El Náufrago.

miércoles

Violencia

Vivimos en una sociedad cada vez más violenta, pero nos hemos acostumbrado a ello así como el sol sale y se pone. He ahí el problema, dejar de sentir la pérdida del otro al cambiar de estación o de canal.

Los expertos circulan por los medios, irónicamente son especialistas en eso que nos falta (léase seguridad) y vienen con una serie de medidas que son sólo paños fríos. Y sino vean cuántos barrios privados se han creado en los últimos años.

El desfile sigue, parece una comparsa de expertos en todo menos en dar en la tecla. Son únicamente charlas de café televisadas y eso porque falta el tema principal por excelencia: el fútbol.

Será que encontraron sobres dentro de sobres y me he desviado nuevamente del tema. Seguro es una conspiración bien orquestada.

Volviendo a la idea inicial, entre los dos temas de moda no sé con cuál quedarme. La economía nos mata de a poco  porque implica faltante de mucho. La inseguridad significa en el mejor de los casos no lamentar víctimas fatales. 

¡Te roban pero no te matan!

En ambos casos es vivir con miedo, por no saber si llegarás a cubrir las necesidades de tu familia o esperando que no te toque de cerca “un acto de inseguridad”.

Esperando, igual que ese ser omnipresente que nos cobra tributos como muestra de que existimos. Es eso o un certificado de supervivencia.

sábado

Mojados

Acumulamos riquezas mientras los clandestinos son detenidos,
nada cambia sólo las cosas que puedes comprar para mostrarle
al mundo tu vida desde esa pantalla tonta.

El residente no quiere competencia, así que le cierra la puerta
a su hermano y finge no reconocerlo.

Donde la puerta yace trabada y vigilada por los perros del imperio
otras tantas se abren al sur, en donde somos todos Mojados.

Bloguero

Éste blog es un poco de cada uno de nosotros,
parte melancólico, parte iracundo,
pero noble como pocos
y sin ese título que solicitaste.

Un rejunte de historias que vienen en la noche a despertarme
y que seguro se verían mejor si tomara nota,
pero difícil abandonar ese estado 
de media muerte llamado dormir.

Así que salen como son o como pueden,
en cualquier parte en la que pueda
tomarme un instante para escribir.