martes

Otros escritos I (06-12)

I)
El sol de la mañana convirtió el desierto
de arena en un mar de fuego, previo
a las olas que marcaban el comienzo
del reino del eterno océano.
Cruzamos entre las brasas como
tantas otras veces en nuestras vidas
y al final el húmedo oasis nos
recibió, para con sus brazos tomar las huellas
que dejábamos en la olla que se formaba
y aliviar el calor del viento del norte
que tantas mañanas ha azotado
la costa de éste, mi lugar en el mundo.

II)
El sol resquebraja la tierra seca,
el viento del sur trae alivio,
apenas unas gotas de esperanza
seguidas de un arcoíris que marca
el final de la tormenta que nunca cae.
Enero corre suavemente
por el mar del tiempo dejando atrás
la resaca de diciembre,
navegando hacia el faro
del año nuevo.
Los recuerdos se apilan tomando el lugar
de otros momentos, pero consumidos
como el papel por los que se volvieron
brasas ardientes que nunca se extinguirán.
En sueños te apareces,
una niña que se volvió mujer mientras
veía hacia otro lado,
te ríes y sigues de largo
dejando desolación.
Las tardes son templadas,
en esta costa crecí y por éste mar 
me he ido cada vez más lejos 
buscando algo que aún sigue esquivo.

III)
Sentado, envuelto entre nubes,
señal de su estado de ánimo,
cada tanto su ira se traducía
en temblores y rayos que azotaban
a la tierra hasta que perdía
el interés retornando a su soledad.
Cuando sus lágrimas caían
la lluvia cubría los campos,
una cortina cálida para el mundo
hasta que comenzaba a dar vueltas
por el recinto haciendo que
el viento se levantará trayendo
la nieve, marcando el paso del invierno.
Al regresar ella, retomaba la calma
habitual llegando la primavera,
el tiempo juntos se volvía el verano
caluroso y húmedo que perduraba
hasta que se separaban.
Luego la melancolía del otoño,
cada hoja se marchitaba
en un recuerdo a la espera
del reencuentro.

IV)
No me vengas con consuelos baratos
que faldas no faltaron,
lo que no abundan son recuerdos 
de cosas que no fueron ni serán.
La esencia estaba definida
y el rastro que dejó lo confirma.
mientras sigue el camino recordando
rostros que aguardan en el lecho
a quién nunca llegó.

V)
Brindemos,
la cosecha es buena
sabe a frutas y gloria,
hoy los que no están regresan
en nuestros recuerdos y evocaciones.
El viejo guerrero deja de lado
el fusil cubierto de barro y sangre,
Julia se sienta en el porche
bajo el cobertizo adonde se ha ido
una vez más la pelota roja, blanca, roja
como éste vino que sabe a rapsodia
y nostalgia una vez más.
Hay un rostro que casi no conozco
pero que es tan parte mía como de
la historia que en esta mañana trazo
sobre las hojas blancas, 
para no perder la costumbre
y escaparme de la pantalla
que aunque me guste 
no hay nada mejor que los afectos
y un buen Malbec cosecha 2010.
Un golpe de frío,
no más de cinco minutos
para que los ángeles vuelen.
Conservo los recuerdos
de tiempos que han sido buenos,
pequeñas cosas de personas 
que han partido o ya no están
y las luces en el cielo se han
quedado huérfanas 
porque los dos faroles azules
ya no volverán, excepto en algunos
instantes en el que la memoria
resurja en medio del océano violeta.

VI)
Una ciudad dormida
los gritos de algunos
corriendo tras un balón,
la escena borroneada
por la niebla que rodea
nuestra existencia caótica.
Pasamos desapercibidos
en éste mundo que va
demasiado rápido,
los besos que me das van
despacio como el agua
de la cálida lluvia de verano.
Mi canción suena apacible
aunque sea tan estrepitosa,
los días me han pintado 
canas y tú me has pintado
la palabra Amarte en el alma.
Somos dos, uno solo,
yendo por esta ruta
hacia un horizonte desconocido
pero sintiendo que podemos
con lo que sea que aguarde ahí.

VII)
Extendió la tarjeta y el enorme guardia le abrió la puerta negra, más oscura
que la noche que lo precedía.

- Otro cuervo de las tempestades dijo la Emperatriz.
- No cualquier cuervo, respondió el rápidamente, Rojas Rojas es mi apellido.
- ¿Y a que debo su visita Señor Rojas? dijo ella mientras acariciaba a la
mascota que dormía en su regazo.
- Me han dicho que recientemente ha tenido problemas materiales.
- Nada que mis marionetas no puedan resolver, la reconstrucción del palacio
tomará sólo unos meses dada mi extensa fortuna.
- Los bienes tienden a ir y volver dijo entonces Rojas Rojas.
- En mi caso siempre se quedan, me he asegurado a futuro y siempre gracias
a mi mejor fórmula.
- ¿Y usted se refiere a meter a sus amantes por la puerta de atrás, pero
sin que su marioneta maestra se dé cuenta?.
- Algo así dijo ella, no te sirve acostarte con un tipo en la primer acita.
Bueno, en realidad esa es mi excusa favorita, así el oficial nunca se entera
y está siempre dispuesto a satisfacer mis demandas a cambio de ciertos
débitos de mi parte.
- Usted le acaba de dar significado a la palabra materialismo respondió el Señor
Rojas Rojas.
- El materialismo no existe dijo ella sin perturbarse, uno busca soluciones.
- Otro sinónimo de materialismo entonces.
- ¿Aún no sé por qué está usted aquí?, tengo asuntos más importantes
que atender.
- ¿Será acaso administrar un reino de dos?
- No suelo darle explicaciones a nadie, menos a desconocidos así que simplemente
váyase. Es lo mejor para todos.
- Dirás para vos le respondió el Señor Rojas Rojas.
- Esto lo he vivido antes, ¿acaso es una broma?. 
- No lo es dijo Rojas Rojas, uno debe hacerse cargo de lo que hace.
Es inevitable que haya consecuencias a la larga.

- ¿En qué piensa? preguntó H.H.
- En cómo es que llegué a éste punto en mi vida dijo su invitado.
- Las acciones te llevan hacia un lugar u otro, nadie está obligado a hacer aquello que no quiere.
- ¿Qué pasará con ella?
- Seguirá ahí hasta que se dé cuenta de lo que hizo, todos tienen derecho a una segunda oportunidad dijo H.H. y soltó una risita.
- ¿Acaso es uno de tus habituales chistes? preguntó el invitado.
- No, es que me parece gracioso decir “derecho” frente a un cuervo de las tempestades.
- Uno elige y luego termina metido en un lío o puede vivir en paz. Todo es relativo.
- Hablando de líos, mejor me vuelvo a ver si los ravioles no se pasaron o la Sacerdotisa puede enojarse dijo H.H..
- ¿Adónde ha ido? le pregunté.
- Se fue a la marmolería de Carrara con el fiel Dolafo, dijo que necesita reformar la casa.

Lo seguí a través del extenso salón blanco y antes de entrar a la cocina miré la habitación en donde ella sigue justificando lo que hizo. No basta con decir lo siento, hay que sentirlo.

VIII)
Y los jinetes se fueron,
dejando la fortaleza
uno a uno.
Entre aquellos muros el
último escribió una leyenda,
para recordar su paso por
aquel lugar.
Después se dirigió a la niebla
viendo como la fortaleza
parecía desaparecer.
Los años pasaron,
los lazos se estrecharon
en toda esta distancia
que ahora nos separa,
pero que de alguna forma
nos mantiene unidos
como al principio hace
una década. 

Y la pequeña crece día a día
en la costa lejana.

IX)

Si te he herido de alguna forma,
varias veces estoy seguro, perdóname.
Tú eres la tibieza que viene tras el frío
de la tempestad, las lágrimas que coronan
a las rosas blancas y alguien le echa 
la culpa al rocío, pero es que no saben 
que sólo es el llanto del amor desconsolado.
Cada noche cuando estalla la tormenta
quebrando el martillo el cielo
y llenándolo de cicatrices,
tu simplemente estás en paz
como si recién despertaras
y nada de esto hubiera ocurrido.
Así discurren los días
entre el cielo melas que refleja mi ánimo,
carácter y condena,  
y la calma que envuelve
tu existencia silenciosa.

X)
Sus manos entumecidas
se apoyaron en la pared
de la gruta, avanzando a tientas,
sintiendo como aquel lugar
parecía latir a través de la roca.
Tropezó varias veces
evitando caer, sabedor
de que no dejaría esa prisión,
sus fauces oscuras
lo engullirían volviéndolo polvo
como a tantos otros.
Una eternidad en la noche,
al final se dio cuenta
de que el aire se hacía más limpio
y salió a la superficie
encontrando a la luna.
El mar debajo lo llamaba,
un símbolo de libertad,
lo invadió una energía
que creía extinguida en él.
Buscó refugio en una desmantelada
choza de pescadores y se durmió,
el sol le dio la bienvenida
cuando partió en la pequeña nave,
una sola vela blanca
se infló como sus pulmones
al sentir la brisa marina.
La libertad se veía inmensa
al igual que el océano,
navegando a donde
el viento lo llevara.

XI)
El viento agita la pequeña llama,
resiste en una lucha titánica,
no hay respiro, cruel ironía,
la batalla continua.
El que le dio el impulso
para existir ahora pretende
apagarla, como un puño gigante
azotando la tierra de los hombres
ante la ausencia de su protector.
Cuando retumben los cielos,
desgarrándose en cientos
de venas azules en un mar negro,
entonces huirán temerosos
hasta que el mazo caiga sobre ellos,
extinguiéndolos mientras vuela
de regreso a su portador.

XII)
La marea estrellándose
contra el muro del quebranto,
esto parece no tener fin.
Las almas de los caídos
yacen aprisionadas a esta
contienda interminable.
Oscuros hechiceros
traen oscuros sirvientes,
enfrentándose a su némesis
en medio de la nieve.
La balanza no se inclina,
la eternidad para ellos
obligados a caer y levantarse
no sintiendo, no muriendo,
mientras los señores de la guerra
siguen midiéndose una y otra vez.

Delirio tormentoso

I)

En ciento cuarenta caracteres no puedo idear nada concreto excepto una frase abreviada propia de un sistema de chateo. Soy demasiado viejo.

II)

El antivirus se activó cuando trate de guardar un autorretrato. 
Código malicioso detectado, intento frustrado de cambiar el fondo del escritorio. 
Formato de archivo demasiado pesado, imposible mandar a cuarentena.
Estás grande para estas cosas, las arrugas se arreglan con una pincelada y un poco de brush.
Ajustar el tamaño al contorno del espejo, la selfie no es para cualquiera.

III)

Código malicioso detectado. 
“OrcoM.mwr”.
Enviar a cuarentena.
Imposible cumplir con la acción.
Anular.
Omitir.
Reitentar.
Retocar con Paintkiller.

viernes

Miseria y Esperanza

Ponle más leña,
prepara esta cena
en las cenizas de tu hogar,
tu futuro se apaga
como las brasas
en las que te calientas.
Los viejos son eso,
viejos olvidados 
con la juventud gastada.
Sigue el balón,
tu cerebro yace ocupado,
tu alma te grita 
pero la acallas
con hipocresía,
con un ¡no te metas
que no hay salida!,
das la vuelta.
Si la escena no te conmueve
es que ya dejaste de vivir,
muriendo lentamente mientras
ves a los ancianos con la indiferencia
del que olvida que será viejo.



Ten esperanza siempre,
jamás lastimes a los que amas,
dale una muestra a tu alma
de que aún estás aquí.
Siente el latir de tu corazón,
tu sangre es un océano,
ocaso y amanecer 
mezclados con vino. 
Ríe y goza,
perdona pero no olvides
en donde está la trampa.
Y cuando venga el alba
siente el llamado de la batalla,
mientras corres a su encuentro.
Sólo así sé que estoy vivo, 
dejando mi marca en esta tierra
de conflictos y maravillas.

Lobo

Sobre ese médano, en las noches
de verano, se sentaba y veía las
horas pasar acompañadas
de las luces que se movían más abajo.
El viento agitaba la vegetación
hacia el sur, soplando cálido desde
el norte y acariciándole suavemente
la cara cubierta de marcas.
La luna estaba ausente algunas noches
y él se sentía solo en medio de
ese desierto que precedía al mar.
Cuando por fin dejaba las nubes
que la mantenían cautiva
su brillo se reflejaba en
los ojos del lobo.
Un aullido sacudía la tierra,
anunciándole a todo ser viviente
o bestia que estuviera suelta
quien era el señor del páramo.



Cuando el mundo duerme
y la noche resplandece
el lobo se suelta a perseguir
a la presa y así pasan las horas,
hasta que las campanas 
dan las seis en éste 
desolado poblado.
Entonces la bestia regresa 
a su forma civilizada,
ignorando los hijos del sol
la matanza de los demonios
que moran en los corazones
de los hombres.

Frenesí

Las yemas de los dedos recorren esas curvas
bebiendo el rocío que se deposita justo antes de tu cintura,
explorando los lugares más recónditos de tu cuerpo.
La lluvia del éxtasis nos ha cubierto,
la tormenta se abalanza sobre nosotros
sumergiéndonos en un mar de cuerpos.
Gemidos y estertores reemplazan a las palabras,
para que al final el viento de la madrugada
traiga respiro a la fiebre que nos envolvió.



Ofreció limosnas
pero yo solo quería manzanas,
me conformaba con probarla una vez.
La riqueza que pretendió darme
no me interesaba, sólo la carne
y un buen Malbec.
Así que ella ha dejado su estatus
entre las flores de los mosaicos,
mudos testigos del frenesí
en el que nos vimos envueltos,
para que cuando el agua se vaya
hacia el océano deje la cuenta paga
de aquel último café, para decirle
que no estoy en venta y que únicamente
me interesaba probar la manzana 
una vez más.

Mejor así

Mejor así,
que se sientan vencedores
eso le dará más impulso a
nuestra causa.
Debo huir,
dejando atrás el campo
de espinas y tormentos.
Huir para acometer de nuevo
uniéndome a la lucha,
la que nunca abandoné.
Volver a ser parte
aunque sea un desconocido
mejor que me recuerden
como lo que he sido,
aún si caigo en batalla
la memoria perdurará.

Cuando ya no quede nada

Cuando ya no quede nada de nosotros
excepto el cariño que alguna vez nos propinamos
y sea el tiempo irremediable de la ausencia,
has de saber que tú lo has sido todo
mi amiga, mi amante, la novia,
el amor de mi vida, la que le ha dado
sentido a todo esto.
Así que si encuentras éste mensaje
espero que sea solo para abrir
finalmente la botella, echándole
su contenido al mar que ha de atesorarlo.

Hermana Inmortal

Un dejo de tristeza,
es lo único que siento ahora
y lo que queda de lo
que tuvimos alguna vez.
Una fracción de segundo,
el roció evaporándose 
con el sol pleno 
y aun así daría lo que fuera
por volver a sentir algo de aquello.
Atrás quedan los mates,
las escaleras en las que fumábamos
y las tardes del otoño.
Atrás, adelante la incertidumbre
incluso pese a recostarnos
sobre una montaña de oro.
Adelante, ayer se ha quedado
en el recuerdo y esos dos ojos azules
queman como dos soles de verano.
Ayer, ahora, y mañana,
siempre habrá algo que traiga
tu nombre de vuelta
pero solo a mí,
el único de los dos que amaba
sin importar nada.

Incluso

Aun cuando no pueda recordar nada,
cuando tu rostro sea el de una extraña
habiendo olvidado los momentos que
vivimos juntos, nuestro amor es imperecedero
y al final lo único que unirá nuestras 
almas cuando trasciendan.
Así que deja que lo demás se vaya,
sumerjámonos en el océano de la existencia
en donde hay de todo incluso olvido.

Espejismo

En esa parte del pasado
a la que le dicen olvido,
yacen escenas congeladas
de otras épocas y tras
éste vidrio que se ha empañado
con los años, contemplo un rostro
marcado por la lucha interna,
al que ya no conozco.

Pax

Hay un momento en el que el espíritu
necesita de la soledad, junto al fuego
que hoy despide una estela gris
hacia las estrellas en esta noche helada.
Una copa de vino, la paz del hogar
y tus brazos tibios en el lecho, son la
recompensa de un mes agitado.
Me siento cansado pero a la vez aliviado
de tanta carga y viajes, he vuelto al
lugar en donde me he sentido a gusto,
esos claustros encierran ecos de historias
pasadas y dejan un lugar para el futuro.

Blanco y Negro

Justo al otro lado de las vías, frente a los galpones para guardar el cereal se juntaban los muchachos  de “Blanco y Negro”, uno de los dos equipos de aquel Pueblo en medio de La Pampa. Ellos eran los que hombreaban las bolsas, manejaban las máquinas que se usaban en la construcción de la ruta nueva, trabajaban de albañiles y de repartidores de correspondencia.

Ellos era los que venían de abajo, del barro de la pobreza, de los ranchos con los que había nacido aquel, su lugar en el mundo.

El otro equipo tenía su estadio cruzando la vía, recientemente remodelado para el regional que estaba por disputarse, los de “San Nicolás” vestían de verde. El color de la prosperidad, de las grandes porciones de tierra, dueños y señores de cuanto ocurría allí. Sus hijos no tenían las manos callosas, al menos no del trabajo, algunos se habían vuelto padres pero ese era un secreto que se tapaba con “excremento” (cualquier cosa se puede comprar, sobre todo si hay demasiada pobreza).

Aquel era un partido decisivo, el campeón de la liga que incluía equipos de la zona clasificaría para  el regional de fútbol que otorgaba un cupo a la segunda división. 

Los del “Verde” llegaban con dos puntos de ventaja, eran locales y favoritos. El partido empezó parejo pero de a poco “Blanco y Negro” se encontró en desventaja. Un centro atrás, bien a la inglesa, el nueve contrario le gana en el salto al dos del visitante obligando al arquero a volar. La pelota queda boyando en el área, “el Turco” en su desesperación por despejar la clava contra su propio arco.

1-0.

El árbitro era un tipo regordete que la noche anterior había sido agasajado por algunos “ciudadanos ilustres”, sobre todo a la hora de sacarle brillo a sus artimañas. Apenas podía llegar a tiempo para ver el final de la jugada, no observó cómo los locales cometían falta tras falta; los jueces de línea estaban como la franja blanca de cal: pintados y firmes como jugador de metegol.

En eso “el Turco” se lanzó al ataque, “Blanco y Negro” había recuperado la pelota promediando la media hora de juego, los defensas rivales dejaron un claro en el lado izquierdo. El “Turco” tiró un pique, pasando como una locomotora por el medio del campo y recibiendo un pase del habilidoso del equipo, apodado “el Chueco”. 

La bolea hizo que la pelota se curvara en el aire, tomando al arquero volviendo.

1-1.

Los de verde intentaron retomar las riendas, el árbitro no les era de mucha ayuda, parecía que necesitaba un tubo de oxígeno. 

En eso intentaron con la media distancia, el golero que hasta ese momento no había tenido más problemas retrocedió apurado y alcanzo a desviarla. Nuevamente el rebote fue capturado por los contrarios, en eso emergió la figura de “Madur”, sacando al equipo del fondo y guiándolos, al igual que al ganado que cuidaba para ayudar a su padre.

El Tano “Saba” recibió un pase de uno de sus compañeros y sacó un remate en la entrada del área, el portero voló pero la pelota se metió en la ratonera. 

1-2.

El resto del partido fue un monologo del “Verde”, puro centro y empuje chocaron contra el muro que plantearon las dos líneas defensivas de “Blanco y Negro”. Tan metidos estaban en despejar los ataques rivales, que el silbatazo final sonó ominoso. 

El árbitro se desparramó exhausto, mientras los visitantes daban la vuelta en las narices de los de verde. Así quedó la cosa, “Blanco y Negro” era el campeón. El regional los aguardaba.

Con el tiempo el “Verde” se fundió, sus estadio fue comprado por el rival de siempre y rebautizado con el nombre de su más grande ídolo: el “Turco” Musa. El campo de entrenamiento de “Blanco y Negro” se encuentra actualmente sobre las vías, justo frente a los viejos galpones.

Educar

¿Qué es educar?, si fuera sólo transmitir algo para que una idea germine sin esperar ninguna reacción violaríamos todas las leyes de la física. Es precisamente porque el sistema educativo se funda a partir de la idea de educar para el trabajo, concederle únicamente dos alternativas a la persona en formación: trabajar o terminar en la cárcel.

Las dos son formas de control, pero basadas en distinto tipos de cadenas: la de la educación son mentales y las de la prisión físicas.

Un modelo educativo clásico basado en la fábrica, presenta procesos, normas de calidad, control constante del producto y un rechazo acérrimo por todo aquello que no sea homogéneo. Ahí es donde la cultura choca con el modelo, todas aquellas vivencias, historias, tradiciones y valores que una persona trae de su entorno (familiar, barrial, amistades, etc.) parecen colisionar con la idea de educar a la masa bárbara y evitar que las voces se alcen.

Pero eso sería como tratar de destruir la esencia misma de la naturaleza humana, la libertad en todas sus facetas tiende como el agua a buscar una salida cuanto más traten de apresarla. Así, el ser humano es tal por el hecho de poder elegir que hacer y hacia dónde ir.

Es entonces que el viejo modelo homogeneizador, propio de una sociedad de clases que trata de mantener la verticalidad, colapsa ante la herencia cultural de las personas. Los individuos no son todos iguales, no piensan de la misma manera ni se comportan unos como un calco de otros.

Claro que pese a los avances que se han dado, seguimos teniendo viejos resabios de épocas pasadas: planillas de asistencias, avances académicos, exámenes, planificaciones y resoluciones que ven las cosas en forma global, pero que muchas veces ceden ante lo imprevisto.

Muchas veces diciembre nos encuentra planeando las cosas para el siguiente año, en medio de la vorágine de las fiestas y el final de un ciclo con todo el cansancio del mundo. Expectativas de logro, objetivos, fundamentaciones, bibliografía, formas de evaluación, todas buenas intenciones de algo que es totalmente incierto.

No hay planificación que resista ante un paro docente, una escuela que no está en condiciones, una alerta meteorológica en una zona de cincuenta kilómetros de largo por tal vez dos de ancho o cualquier otra situación que pueda formar parte de un currículo oculto.

Pese a los obstáculos, a las mil formas de complicarle la vida a un docente y a la existencia de determinados seres que conciben a la educación desde el lado de las posibles ventajas, educar es un acto de aprendizaje eterno.

No hay forma de que al enseñar uno no aprenda, sería como negar la existencia del otro lado de la moneda. No se trata de dos caras, de dos polos opuestos sino de exactamente lo mismo. La cultura, como todo aquel conjunto de cosas que heredamos a lo largo de nuestras vidas se nutre de experiencias y la educación no está exenta de esto.

Es cultura un juego de canicas, de cartas intercambiables, de emuladores de consolas por medio de esa plataforma múltiple que es una computadora personal, una frase en internet, la búsqueda de material, una foto, el envío de un archivo, una postal, una puesta de sol y un mate. Todo encierra cultura, mal entonces podemos tratar de limitar a la cultura entre cuatro paredes y tan solo con un cronograma de cursada.

Enseñar, aprender, equivocarse y seguir aprendiendo constituyen cultura, desde Seiya de Pegaso hasta el Libertango de Astor, todo está atravesado por la cultura y la educación no escapa a ello.

Entonces, ¿qué es educar?, dejando de lado la estructura del sistema escolar (con atenuantes en esta época, pero orden al final de cuentas) diría que es un proceso abierto a diferentes miradas y opiniones, en el que han de coexistir las reglas fijadas por los que planifican con todo lo imprevisto, desde un embarazo temprano hasta un día lluvioso. 

Por ello la cultura no conoce de reglas, sería imposible encasillarla y definirla desde una serie de parámetros dado que escapa a todas las escalas de medición. Es un sismo más allá de Richter, una mezcla de ideas, experiencias, colores y sueños. 

Educar es cultura, aprender es cultura y como todo lo que encierra cultura es humano. Así que piénsenlo dos veces antes de recluir a una persona en un casillero que contenga sólo un código binario. 

Existen otras formas de evaluar, eso hace a la cultura aunque parezca que un sistema como el escolar necesariamente deba morir en la nota final. La nota es únicamente un medio, la cultura algo imponderable.

Soy el resultado de un sistema estructurado llamado educativo, de uniformes y pedazos de conocimiento resumidos en guías de estudio, de técnicas de estudio que no me sirven para vivir ya que no hay nada cierto excepto que lo que dejemos ha de sobrevivirnos.

Educar es un acto de fe, en medio de un planeta que pareciera caerse en pedazos es plantar un fresno en donde los diferentes mundos puedan florecer.

Es dejar algo que trascienda, más allá de nuestras existencias y deseos. Es amar lo que uno hace, dejando una parte en cada instante que le dedica a aprender y enseñar. 

Es lo que me hace humano.

Escenas P2 (06-12)

XIV)
Un viaje hacia lo profundo
algo oscuro y amenazador se mueve allí,
el mar eleva sus enormes brazos
sobre la cáscara de nuez que es
llevada adonde él quiera.
He visto el suelo agrietarse
sin que crezca nada allí,
presagio de que muchas cosas
no llegan a buen puerto.
Y ahora atravieso el salón
cada puerta es una invitación a
la tentación que se insinúa entre
risas y jadeos, mientras al final
del corredor me aguarda
aquello que se ha mantenido
oculto hasta ahora.

XV)
Se apretujó la capa,
envuelta en la noche
llegó y prendió fuego
las cortinas rojas
del salón real.
Las llamas coronaron
la caída de la emperatriz,
mientras en su locura
danzaba rodeada de fuego
y sus marionetas caían al fin
para volverse humo y cenizas
junto a ella.

XVI)
Con esa frase me diste la espalda
pensando que sin vos yo no podría seguir,
abandonándome lejos de casa
para que al final ella venga por mí
y lo que dijiste se vuelva realidad.
Así el tiempo ha pasado
dando una vuelta completa,
tú sigues empeñada en esconderte
como si el pasado pudiera enterrarse
profundamente, temerosa de que salga
a la luz y te persiga en sueños.
La atmosfera se ve viciada
tanto humo para esconder esos pecados,
mientras el trono permanezca dorado
nada de qué preocuparse hermana mía.
No te has calzado el traje de Índigo
pero aun así me has convertido en tu Némesis,
aunque la plata es algo a lo que yo
no le doy importancia, pero para ti
es como el aire, no puedes estar sin eso
y al final la carne es mortal,
la tuya, la mía, tan perecedera
que lo único importante es cuidar el alma
que nos dieron al venir aquí.
El mar golpea a tu puerta
y ése mismo mar te traerá hacia mí,
así será tarde o temprano
para que entonces la balanza esté equilibrada.
Deja que los recuerdos se agolpen en la entrada
de tu casa mientras despachas a otro amante
y el agua borra las huellas del ayer,
pero todo queda inalterable en la memoria
mientras tratas en vano de matarla
con olvido y decadencia.

Nota: Índigo es la princesa de la serie del mismo nombre creada por Louise Cooper y Némesis su equivalente malvado. La princesa Anghara viste de azul (el color del luto) y toma el nombre del mismo (Índigo) para salir a cazar a los demonios que ella liberó, entre los que se encuentra Némesis (su parte malvada que la lleva a abrir la Torre de los Pesares, pese a la prohibición de la leyenda).

XVII)
- Saludos Hermana murmuró el recién llegado.
La emperatriz no daba crédito a lo que veía, mientras el espejo se le escapó de las manos y se hizo añicos contra el piso de mármol de Carrara, cortado a base de llamaradas.
- Vos dijo ella, perteneces a otra historia y no sos bienvenido aquí.
- A éste paso seré lo único que quede cuando todos los demás vean lo que realmente eres.
- No te necesito, tengo mis riquezas y mi entrada al cielo asegurada, personas que harán lo que yo les diga cuando haga resonar mis dedos.
- Tus marionetas sólo bailan con el tintineo del metal, pierdes eso y ellas caerán como tu palacio esta noche.
Y al decir esto un trueno quebró la calma, mientras la construcción al otro lado del río se venía abajo y la emperatriz maldecía.
- Ahora donde hubo opulencia, materialismo y soberbia únicamente queda vació y sombras. Es hora de que me cobré las ofensas del pasado.

Se acercó a ella que lo contemplaba con los ojos sin esperanza y llenos de terror. Bebió hasta el hartazgo, saciándose con cada gota que extraía y al final la mano huesuda cayó inerte, quedando aquel lugar en silencio.
La emperatriz se despertó asustada, bañada en sudor y le tomó un rato darse cuenta que era un sueño, aunque la luna que se filtraba entre las nubes negras de la noche emitía un único y amenazador rayo plateado.

Nota: la frase con la que comienzo éste pequeño relato le pertenece a uno de los personajes de Louise Cooper, Némesis, y aparece en la saga Índigo. En la mitología griega Némesis personifica a la venganza y el color plata sirve para representarla.

XVIII)
Otra vez
la vieja canción sonando,
como un recuerdo que vuelve
en medio de la niebla que el tiempo
le ha puesto a la memoria.
Pequeñas esperanzas
juntadas y unidas
para que todo sea una sola voz
sonando en el cielo del mañana.
Cuantas cosas han quedado atrás,
tus pasos ya fueron borrados
por el omnipresente océano
como las de tantos otros.
Y sin embargo tú presencia
sigue aquí, recordando un fugaz momento
en el que fui feliz a tu lado.

XIX)
Todo se cae
tus ansias de poder te cegaron,
levantaste estos muros
ahora yacen vacíos como
el salón que ocupas.
Esconderte de los enemigos que creaste
o ¿te escondes de los miedos
del remordimiento?.
Tus pisadas en la nieve están cargadas
arrastras la ambición contigo,
tienes las manos rojas
y el agua no las lava.
Gritas para que vengan a servirte
el anillo no te sirve,
está inanimado como tu existencia
esperando en el lecho temeroso
de que Él te cobre todo
el mal que viertes en cada copa que tomas.

XX)
No vengas a confesarte
toma la lección de la doncella de hierro
y encuentra al sacerdote blandiendo
una espada entre los demonios.
De las cuatro esquinas
nos hemos soltado
cruzando la llanura,
en un atardecer en el que el sol
será más rojo que la sangre
que bombea tu acelerado corazón.
Hasta los reyes dejan sus tronos
marchando hacia la batalla
mientras tú te recoges la falda
para encontrar un salvador
en esta historia repetida.

XXI)
Paciencia,
no tenía otra forma
de llamar a ése momento
viendo las estrellas
congeladas en la noche.
Esperaría
quién sabe cuánto tiempo,
la lluvia era un reloj
resonando suave en el vacío
y entonces cuando el alba llegara
saldaría la cuenta, dejando cerrada
la herida que ella le abrió.

XXII)
Todas las escenas se mezclaron,
el lecho cotidiano y la torre vacía
pasaron ante nuestros ojos.
Te tuve más veces de las que hubiera deseado
si esto no fuera sino una ironía del destino,
algo no estaba bien o es que siempre fuiste así.
Tenerte no era difícil
lo complicado era que tú no repitieras éste acto
sin ningún tipo de conciencia en otro lugar.
Cuantas veces la lluvia borró las huellas
y entonaste la misma canción
saliendo aireada de la situación,
para volver a repetirla cuando así lo desearas,
sin importar mancillar aquello que llamabas amor.

XXIII)
Voces en la noche atormentan tu sueño,
despiertas bañado de sangre,
la de aquellos a los que traicionaste.
De día luces en calma,
pero al caer el sol la oscuridad
sobre ti no es natural.
Tantas ansías de poder tienes,
te eriges sobre los demás
como una divinidad impiadosa
jalando de las cuerdas,
todos deben bailar con tus chasquidos.
Esas marionetas son de carne y hueso,
no lo notas en medio de la bruma
que cubre el lecho en el que te revuelcas,
para despertar con sus manchas
sobre tu consumido cuerpo.

XXIV)
Éste es el camino que he escogido
el cual me aleja inevitablemente de ti,
lejos está la época en la que
uno velaba por el otro,
¿en dónde quedó la mujer a la que conocí?.
¿Cuándo se volvió un ser carente
de sentimientos?, fría como ésos dos
faroles azules que coronan tu blanco rostro.
El tiempo nos ha separado
y la estela que deja la nave es borrada
por el mar, como si el también quisiera
dejar toda ésa parte de nuestras vidas
hundida en las profundices de un abismo
oscuro y frío llamado olvido.

XXV)
¿Adónde te has ido?
hace una década
añoraba tu regreso
y ahora sólo deseo
que me devuelvas
a la mujer que no eras.
Me he sentado a ver
el atardecer en esta roca
y el viento me ha traído
el olor de tus cigarrillos.
La estación sigue vacía,
aquella vez viniste por mí
pero ahora regresas
en los recuerdos que traigo
copa tras copa,
naufragando los sentimientos
en esta existencia
sin la luz de ésos faros
azules y fríos.

XXVI)
¿Qué ven esos ojos fríos?
esa cortina que los nubla
viene de tu propio ser,
esta mañana no es como otras
¿acaso creíste que volvería implorando?.
Ya se fue,
sólo que tú te escondiste detrás de
lo que desconociste durante tanto tiempo
y ahora hablas de traición.
Recuerda las mañanas que compartiste,
cada sorbo en medio de esa alfombra
verde y roja mientras reían,
como las horas se iban despacio,
el tiempo nos pertenecía
unidos como si fuéramos la misma sangre
y ahora esto se ve vacío.
Hace un año atrás
ya estaba así, sólo que tú no lo veías,
ahora piensas que quedó atrás pero
ya se fue hace tanto que no puedo
recordar que era lo que nos unía.

XXVII)
Un océano rugiendo,
estallando contra la roca
para verla deshacerse.
Un embate detrás de otro,
las manos desnudas golpean
contra el granito y lo deshacen.
Te escondes detrás de las sombras,
pretendes un camino fácil
y no ves el abismo sobre el que caminas.
El agua se ha vuelto roja
nuestra sangre clama venganza,
la tuya se hizo agua
y entras en pánico mientras se cae
tu castillo de arena.
Tu voluntad es débil,
trepar es sencillo pero estás
demasiado alto y no sabes cómo bajar.
Ven te lo mostrare,
derribare tu gigantesco cuerpo
y sobre el lugar de la caída
forjaremos la bóveda celeste,
nuestra seña, siete estrellas conformando
una corona, para que tus vástagos teman
la venganza de nuestra sangre.
Sangre, si eso es lo que te cubre ahora,
la que pensaste que podías usar contra nosotros
y que era un arma en manos inexpertas.