Calor

I).- Sin ser redundante, hay algo mágico en esta ciudad a lo largo de sus calles así como la tragedia que se cruza en cada esquina. Al lado de los libros y los sintecho, el mar y la arena que se meten en los oídos así como las almas de los viajeros locos y bohemios. 


II).- Luego del calor, la fiebre y las corridas, el amanecer que viene y el sueño está aunque cuesta cerrar los ojos. El verano dentro y fuera, el viento metiéndose por el tejido que impide el paso a los chupasangres. Se nota la ausencia del can como la costumbre de revolcarse en el pasto recién cortado, señal de la lluvia. La esperanza de los que claman por el alivio con la osamenta calcinada.

Comentarios

Entradas populares