Las
coincidencias mi buen videojugador no existen, las decisiones que uno toma a lo
largo de su corta vida (oxímoron en plenitud) llevan indefectiblemente a un
camino específico y al resultado detrás de él. El azar no tiene absolutamente
nada que ver, es una sucesión de pasos plenos de dudas y de certezas en menor
medida, que construyen un camino único cambiando por completo el paisaje. Así,
él alguna vez alumno se encuentra sabiendo que las dos materias que debe le
impedirán iniciar la facultad en el año que entra y ya es tarde encima para
meterse a inscribirse salvando así la pérdida que en realidad no es tal (aunque
su espíritu adolescente le dice lo contrario dado que es inseguro y temeroso).
Deberá luego de dar aquel par de asignaturas quedarse a la espera de que el
período para registrarse se abra, vendrá entonces la luz a aclarar la situación
que en el mes de abril le suena deprimente dado que en el invierno de Océano
hay pocas ocupaciones y la verdad la amenaza de la pala le ha generado el
impulso que necesitaba: derecho a Mar del Plata y a la carrera de derecho (cosa
de no torcerse, para ello está la formación cuervacea). Pero antes hay una luz
que viene bajo la forma del más grande ordenador alguna vez visto: el Pentium
233 MMX con 32 MB de RAM, disco de 2,5 GB, monitor KELYX de 14” (pulgadas
nene), lectora de CD cambiada luego por una de DVD (además multiplica), un
ratón haciendo juego con el teclado rústico y los parlantes, todos ellos Genius
(el pad empleado para el mouse con la publicidad de Atomlux en
blanco sobre fondo azul) y el primer sistema operativo que me cayó bien:
Windows 95.
La
excusa es llevar a cabo un curso a distancia de Word 97, detrás del cual se
encuentra la fundación Romay bajo el nombre “Formar: educación a distancia” y
cuyo examen puede ser enviado mediante un disco de 3 ½ a la Ciudad de Buenos
Aires. Así el período de frío, gélido de verdad y no como ahora que es más
acorde a la falta de temple, se pasó volando llegando la primavera en la que su
heraldo se materializó con un pequeño disco de 600 MB repleto de juegos. Sí mi
buen lector, acá los enviados de Mercurio vienen todos con esa epidemia que la
generación anterior a la X criticó dado que jamás la entendió. El combo se
completa con el Game Boy Pocket que porta el cartucho del Mole Mania (creado
por Shigeru Miyamoto y hermano menor de Mario y Luigi), juego que entra en mi
top 10 de los mejores exponentes de todo aquello que alguna vez he jugado
(decir el mejor de todos los tiempos es propio de tontos así que únicamente
hablaré de lo vivido). Es así que aterrizan en el disco duro una versión del
Daytona USA, uno de navecitas cuyo nombre la verdad no recuerdo y el FIFA
INTERNATIONAL SOCCER (él cual ya había jugado tres años antes en la SEGA
MEGADRIVE, siendo el nombre de la empresa un acrónimo también). Pues bien, ahí
me encuentro viendo la segunda generación de juegos de PC dado que la primera
que he podido observar (y jugar) fue la de DOS (curioso que el dos sea el uno).
Está es la antesala de lo qué vendrá, matizada con mucho arcade de
fulbito que por supuesto incluye títulos como Soccer ’92 (Footbal Champ), Seibu
Cup, Goal II o el Goal de Jaleco (el mejor exponente futbolero de NES o Family
Game, lejos), Virtua Striker, ISSS (el padre del Pro Evolution, pequeño), la
serie Super Sidekicks y varios de ellos jugados en un sitio con nombre de
tormenta que abría únicamente en los veranos: Santa Rosa. Lugar de reunión
obligatoria en todos los estíos de nuestras vidas, sitio que se fue adaptando
con el correr de las décadas llegando a tener su propio cíber café con varios
títulos ya mencionados y otros que se agregaron como el GTA San Andreas o el
Vice City (época de juegos enteros sin todas esas mierdas modernas que
incluyen desembolsos de dinero hasta la siguiente versión a la que únicamente
le cambian el número). Sin embargo me estoy adelantando, retornando a los años
noventa el final de los mismos venía con bombos y platillos así que en
noviembre tocó anotarme finalmente en el Complejo Universitario cuya cafetería
fue demolida (la última imagen al haber ido a buscar la constancia de no tener
deudas en la biblioteca es la de un rectángulo semejante a un tocón, la
construcción ya no estaba ahí simplemente). Mar del Plata me recibiría con los
brazos abiertos y un montón de fichines escondidos en antros que después
pasaron a mejor vida (una constante en la sociedad consumista argentina)
pudiendo acceder a muchos títulos con una montaña de créditos dado que
seguíamos en el 1 a 1. La cuenta debería ser saldada así que la burbuja nos
detonó en la cara comenzando a notar el aumento de los precios un día a la vez
desde hace veintidós años y contando. No obstante, en aquel momento de cambios
profundos y desarraigo hasta que las raíces se asentaron, metiéndose MDQ en los
poros con sus calles, ruidos, olores, la sal que te pega en las fosas nasales y
te saca de paseo, el ventilador gigante en la intersección de San Luis y Pedro
Luro con San Martín capeando la tormenta (de hecho su capa flamea). El Barco
encallado en dicha esquina cuyo nombre ha cambiado pero la inscripción en su
muro da cuenta de que sigue ahí, la vieja fuente convertida por el tiempo, la
peatonal a la que le hicieron una cirugía metiendo la fibra óptica en sus
entrañas, el local de Musimundo en donde podíamos escuchar canciones probando
el disco antes de adquirirlo (algo parecido a lo qué describe Jordi Sierra i
Fabra en una entrevista auspiciada por BBVA). El cuaderno de Tom y Jerry con la
frase que inicia la cacería, los primeros versos que no riman igual que la
vida, la dedicatoria de compañeros de pensión, el descubrimiento de las
Geocities de Yahoo ya desaparecidas (y eso que eran virtuales), el nombre de
guerra: Warcraftega surgido de la fusión del nombre del juego y la palabra
estratega, abreviado luego a wtega. La facultad de derecho a la vuelta de la
esquina, el supermercado reciclado en otro oficio más adelante, el almuerzo en
bandejas de metal semejante a las que usan los presidiarios en las películas
(éramos eso básicamente), los horarios de desayuno, almuerzo y cena, el pan
duro que acompaña al cuenco de sopa en donde está grabado el emblema del
conocimiento y la voluntad (la tea y el rayo, el trueno ya ha sonado así que
seguro usted está carbonizado), los amigos nuevos que serán los de toda la vida
según una mujer llamada Mariana, los pasillos repletos de voces, los mismos
corredores vacíos siendo visitados por un náufrago ya entrado en años, las
caras de todos los días devenidas en rostros que se borran, los comentarios de
cierto santiagueño sobre el mate lavado, las noches en las que el viento te
golpea la ventana para que no puedas dormir (de jodido nomás), la pequeña
computadora blanca que se ha venido conmigo desde Balneario Reta en la que
jugaré hasta el hartazgo pero también crearé, el Hotel Provincial vaciado por
su explotador, el municipio que le otorga la concesión nuevamente, la Cumbre de
las Américas, la Contracumbre, la destrucción a lo largo de la Avenida Colón de
parte de Quebracho, la implosión de los edificios en torno a las fuentes
actuales del casino, la torre recién pintada, el tique por un valor de tres
dólares firmado para retirar el sánguche y el refresco, los congresos, las
fuentes enormes que contienen el pastel de carne, la instalación de un tablero
nuevo en el Anexo (lugar de ubicación de los estudiantes), el 11 de septiembre,
el helicóptero al que varios aluden cuando él que gobierna no es una
nacionalsocialista, Eduardo diciendo que no es un presidente débil, de paso le
devuelve a los ahorristas lo que se le canta (los saqueos cesan por arte de
magia). Después, la soledad de que los amigos se vayan dado que se terminó la
beca y el ermitaño que vive metido en sus juegos, libros, apuntes de estudio,
música procedente del Winamp y los escritos que se multiplican. Todos
antecedentes inmediatos del blog una década más tarde del año al que remito,
con creaciones que contienen mucho de lo antes racontado (lunfardo puro creado
de la unión de raccontato y recontado, la versión en español de dicha
palabra). Después de todo jugar sirve para escribir mejor, aunque a la larga
los escritos ocupen todo el tiempo ocioso que se torna productivo según los
críticos especializados. Simplemente le he dado al mundo lo qué exigía pero sin
dejar de lado realmente las pasiones, el fuego de toda la existencia humana
desde que el lenguaje se volvió oda y origen de cualquier forma de arte.
Incluso los videojuegos.
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