Franco y tranquilo Pancho,
el amable pan
blando cómo la caricia de una madre,
envuelve el sabor generoso de la salchicha
de vida injusta, burlada.
Noble y siempre presente, barata hasta el desprecio y cumplidora,
la mayonesa picante se aferra a las esferas doradas de papa
Y este pancho es un poema, una oda a las papilas gustativas y una burla a los infames.
Estoy comiendo un pancho,
me pregunto a qué Francisco descuidado le habrá hurtado el sobrenombre.
Alimento franco y tranquilo,
Pancho.
El pan amable y blando se ciñe al embutido como la caricia de una madre.
Así envuelve el sabor generoso de la salchicha.
Pobre,
salchicha por fálica burlada.
Odiada por igual por machirulos y hembras de pañuelo verde. Salchicha patriarcal y medio rara,
carne de vida injusta, tenida en menos.
Injuriada por la ferocidad del chorizo y la popularidad de la hamburguesa.
Pero noble y siempre presente, barata hasta el desprecio y cumplidora.
Su Dios le otorgó un manto, ornamento dorado y corona.
Mayonesa picante aferrada a las esferas doradas de papa que no convocarán a ningún dragón, por hoy.
El pancho es un poema, una oda a las papilas gustativas y una burla a los infames.
¡Viva el pancho carajo! Barato, calórico y condimentado...macho pancho, como el gaucho de esta pampa...muere y lentamente mata.
Drama y arte, cómo un plato pintado por Marta Minujín, listo para que siete locos lo cocinen con sus rebeldes lanzallamas.
¡Viva la patria! El pancho les pone el pecho a las balas
y no la sigo alargando por qué se me enfría.
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