DUERME
Ya todo es silencio,
el último borracho se ha ido a dormir,
las luces que indicaban una alegría
tras otra se han apagado y ahora sólo
queda la paz de la noche.
En el mundo de los sueños esas borracheras
se vuelven burbujas, en las cuales
se manifiestan diferentes fantasías
las que se van a desvanecer al amanecer
cuando el sol surja por detrás del caserío
con tejas españolas.
Una vez que esto pase la bruma marina se
habrá disipado y las sierras recuperarán
su silueta, igual a la de los humanos
que despiertan después del sopor de la
noche y de las copas.
CUAUHTÉMOC
Cuauhtémoc espera a que el Coyote
le traiga el último poema, a través
de Tacuba.
Y es que sus espíritus viven en cada
uno de los rincones del valle,
incluso debajo de los adoquines
que se alzan donde estaban las
antiguas calles.
En cada parte hay un poco
de ellos dos.
LOBO
Aún es de noche, una suerte de viaje en el tiempo dado que allá en el pago ya salió el sol. El coyote se aleja gritando un adiós, un lobo negro aguarda en los verdes campos ahí en la ría. Ya el sol se había puesto tras las colinas del valle cuando los pájaros emprendían vuelo.
Y las bestias mal educadas e ignorantes festejarán haberle puesto fin a la sociedad, apedreando al distinto hasta volverlo una masa sanguinolenta para así darse cuenta que estamos hechos de lo mismo.
RESMA
Una resma de hojas por un puñado de pesos, las líneas han de formarla los versos de este relato. Varias lapiceras con un poco de tinta, igual que el resto de la sangre que aún me queda. Esto y las migajas para las palomas sobre el viejo tejado español, así empieza esta historia sobre alguien que lo tuvo todo para luego dejarlo atrás.
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