I). FUEGO
Es así como hemos hablado largo y tendido al calor del sol del verano que imbuimos en las brasas de las noches estrelladas, bajo un cielo en el que moran los pájaros de metal en viajes incesantes igual que los nuestros. Corazón lleno de las cenizas de los recuerdos, forja eterna de sueños, alegrías y tristezas. Rocío nocturno que se escapa tras los pasos del sol y se hace desear hasta la siguiente noche que compartimos mientras Atahualpa recita sus viejos versos. Sangre de esta tierra mezcla de juglares y de la raza pampa, memoriosa y embriagante como los besos que nos ha dado además de alguna cachetada para que no olvidemos por qué estamos aquí. Canción que se hace poesía en ese bajo estruendoso como los golpes del martillo reviviendo al metal que brilla nuevo bajo la luz de Apolo.
II). DITIRAMBO
¿Qué dice Don Dionisio? Veo que nos ha vuelto a
invitar a sus majestuosas e imponentes cenas una vez más este diciembre
caluroso. Que el calor que hace afuera no es excusa para no alzar una copa y
brindar por cuanta cosa se nos ocurra. Ese es el sentimiento ahora, nos has
dado la razón perfecta y nosotros no nos hacemos desear. Roja y Rubia, las dos
fuentes nos llenan el alma trayendo sentimientos escondidos. El hermoso festín
parece no tener fin mientras tú te escondes en cada gota que bebemos.
El viejo acero se pule con el fuego, fuego y
canciones elevándose en la noche al final de un año que se pasó demasiado
lento. Algunos sólo esperamos éste momento para poder disfrutar de los
suculentos manjares que nos preparaste, otros simplemente queremos alejarnos de
ese salón siempre concurrido llamado rutina. Escapar hacia una de tus fuentes
de sal o permanecer a la sombra de un árbol en tanto los demás corren a buscar
algún obsequio, pocos nos contentamos con deleitarnos con lo bello de tus
salones en donde más de uno encuentra ciertos placeres al sumirse en una
atmosfera de cerveza, vino, comida y tabaco. Los excesos del final de un
calendario en el que le rendimos tributo a varias comilonas en la que tú mi
buen Baco te sientas en la cabecera y brindas por cada uno de nosotros. Siempre
nos has dado lo mejor que tienes aunque eso traiga consecuencias en forma de
resacas y más de una mañana triste, esperando la noche siguiente en la que
llegues a invitarnos otra vez.