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sábado
Diez segundos bastan
Arcadia II
No tuvimos demasiada oposición, los del norte eran buenos en otros deportes, la escuadra orange prometía más de lo que cumplía, nuestros eternos rivales (los cariocas) estaban pasando una etapa de transición e incluso los sajones no fueron rivales de fuste.
En las semifinales nos aguardaban los tanos, siempre difíciles y en esta ocasión ultra ofensivos. A nuestro técnico se le quemaron los papeles, esperaba a un equipo más retrasado en el campo y no un oponente tan agresivo.
El medio campo tuvo mucho trabajo, el seis y el siete pelearon mano a mano contra jugadores que tenían aprendido el manual del mediocampista rasposo escrito por Gennaro.
Pero así y todo salimos victoriosos, el diez recibió un pase del once tras una asistencia del seis que por única vez pudo pasar al ataque y con una soberbia media tijera la mandó a la ratonera. El arquero tano quedó pagando.
Llegamos a la final contra los germanos, el partido más complicado por el roce físico y las protestas al árbitro que siempre estaba lejos de la jugada. Por alguna cuestión azarosa nos tocaba el mismo tipo siempre, vivía lejos de la jugada y generalmente en el piso al ser arrollado por un jugador o por el balón.
El juez era miembro de una asociación internacional llamada G.O.D., quienes organizaban partidos contra los campeones de los torneos. Un nombre demasiado pretencioso para lo que este tipo podía dar a la hora de impartir justicia.
La final fue muy disputada, logramos acertar el gol de entrada pero el medio sufría los embates de los teutones y la zona era una autopista.
La defensa quedó expuesta por primera vez, los esfuerzos de nuestro líbero y capitán no fueron suficientes, el cancerbero recibió en una jugada su primer gol.
Esto nos desmoralizó un poco, estábamos 1 a 1 y cometimos el error de no frenar la pelota para pensar las jugadas. Fue un frenesí que nos invadió optando por devolver golpe por golpe, hacha y más hacha, el director técnico gritaba desaforado, no le prestamos atención hasta que los tres pitazos sonaron ominosos.
Los de verde miraban al juez, este a nosotros, mis compañeros y yo a nuestro capitán, al final el árbitro sacudió la cabeza. No había más tiempo, ni penales, ni créditos.
El jugador había dejado el arcade y volvía a la escuela, esperaríamos durante años hasta que volviera con un crédito y un pequeño igual a él para así dar la vuelta olímpica.
Ese día le ganamos a Germania 6 a 0. Ni la vieron.
Nota: este es mi homenaje a todos los juegos de fútbol de arcade (máquina a fichas) que he terminado. Y la regla para ello es usar sólo un crédito, no vale continuar. Eso es ser un jugador hardcore.
Un poco la historia está influenciada por "Memorias de un wing derecho" del Negro Fontanarrosa, el cual he leído el año anterior en una recopilación llamada "Los mejores cuentos de fútbol". La selección de cuentos estuvo a cargo de Eduardo Sacheri.
En ese cuento basó la película "Metegol" Juan José Campanella.
lunes
Sobre las sesiones de un naufragio
domingo
Un vaquero en la lluvia
Camazote
martes
Un Boca contra River o viceversa
Argentina
algo que ha permanecido oculto desde
los tiempos de las colonias,
sepultado debajo de los rascacielos
de la ruidosa Buenos Aires.
Descubrí que no hay cura para esto
porque precisamente el problema
somos nosotros, los argentinos.
Una sociedad sin valores y sin moral
repleta de avivadas, de muertes inexplicables,
de genios que se suicidan mientras los bastardos
siguen con sus discursos demagógicos
y la otra epidemia incurable
que es cazar la manija para seguir juntando
fortunas a costa de un Pueblo ignorante y con hambre.
Descubrí que eso del federalismo se parece a una
distopía dado que dentro de la General Paz
nadie quiere que realmente ocurra,
un Boca y River sin ganadores
ya que el otro tiene que perder para que yo
no me sienta tan fracasado.
Una elección entre dos males,
malo y muy malo
pero malo al fin
mientras educamos a nuestros descendientes
con excusas para poder zafar de casi todo
excepto de la mediocridad de quien se conforma
con ver la vida pasar en tanto no le metan
la mano en el bolsillo.
jueves
De O'Higgins a Océano
He guardado secretos que la humanidad aún ignora y visto a civilizaciones enteras hundirse en el fondo pese a lo poderosas que eran.
Y ahora vos con tus toneladas de basura me amenazas como Edgardo encima de un bonsái, sabiendo que incluso después de ti seguiré aquí.
Así que más respeto que un día debes volver al océano y ahí morarás entre mis tesoros.
rostros que se alejan
en la inmensidad.
El corazón se pone en modo nostalgia
la sombra de la adolescencia recorre
una calle vacía y entra en una casa
que ahora opera como mercado.
Mi nombre es el de un desconocido
preguntando entre las paredes de
la historia sobre la vida de alguien
a quien no veo hace décadas.
De cada uno de ellos tengo un pequeño
recuerdo por si al tiempo le gustara
jugar con los sentimientos y es con ello
que me voy de regreso al océano.
Un manojo de esperanzas viendo al futuro con los ojos cansados, una flor recubierta de espinas pero sin dejar de lado el hecho de la belleza del amanecer.
Una tormenta que se desata tras el intenso calor, un faro para los que navegamos buscando tierras seguras.
Un antes y un después en medio de la batalla que entablamos contra la ignorancia de este mundo de instantáneas en la que todo es presente y se ignora el pasado.
La genialidad encarnada a la que cederle la armadura de libra.
viernes
Ditirambo
I). FUEGO
Es así como hemos hablado largo y tendido al calor del sol del verano que imbuimos en las brasas de las noches estrelladas, bajo un cielo en el que moran los pájaros de metal en viajes incesantes igual que los nuestros. Corazón lleno de las cenizas de los recuerdos, forja eterna de sueños, alegrías y tristezas. Rocío nocturno que se escapa tras los pasos del sol y se hace desear hasta la siguiente noche que compartimos mientras Atahualpa recita sus viejos versos. Sangre de esta tierra mezcla de juglares y de la raza pampa, memoriosa y embriagante como los besos que nos ha dado además de alguna cachetada para que no olvidemos por qué estamos aquí. Canción que se hace poesía en ese bajo estruendoso como los golpes del martillo reviviendo al metal que brilla nuevo bajo la luz de Apolo.
II). DITIRAMBO
¿Qué dice Don Dionisio? Veo que nos ha vuelto a
invitar a sus majestuosas e imponentes cenas una vez más este diciembre
caluroso. Que el calor que hace afuera no es excusa para no alzar una copa y
brindar por cuanta cosa se nos ocurra. Ese es el sentimiento ahora, nos has
dado la razón perfecta y nosotros no nos hacemos desear. Roja y Rubia, las dos
fuentes nos llenan el alma trayendo sentimientos escondidos. El hermoso festín
parece no tener fin mientras tú te escondes en cada gota que bebemos.
El viejo acero se pule con el fuego, fuego y
canciones elevándose en la noche al final de un año que se pasó demasiado
lento. Algunos sólo esperamos éste momento para poder disfrutar de los
suculentos manjares que nos preparaste, otros simplemente queremos alejarnos de
ese salón siempre concurrido llamado rutina. Escapar hacia una de tus fuentes
de sal o permanecer a la sombra de un árbol en tanto los demás corren a buscar
algún obsequio, pocos nos contentamos con deleitarnos con lo bello de tus
salones en donde más de uno encuentra ciertos placeres al sumirse en una
atmosfera de cerveza, vino, comida y tabaco. Los excesos del final de un
calendario en el que le rendimos tributo a varias comilonas en la que tú mi
buen Baco te sientas en la cabecera y brindas por cada uno de nosotros. Siempre
nos has dado lo mejor que tienes aunque eso traiga consecuencias en forma de
resacas y más de una mañana triste, esperando la noche siguiente en la que
llegues a invitarnos otra vez.
miércoles
Marco
Polifemo, el sereno y un 38 cargado
I
Es
una noche demasiado tranquila, tanto que ni el viento ha salido a compartir su
música con el mundo de los durmientes. A eso de las dos de la mañana mientras
César, sereno del matadero Meet Loaf, hace su ronda habitual y procura no ceder
al sueño que envuelve a los demás mortales escucha los cristales hacerse
añicos. Lo que sigue luego mientras él permanece estupefacto es una estampida
aldebariana, pero eso no es lo que más le llama la atención sino que a la
cabeza del tropel y montado en un enorme toro negro un hombre al que ha
conocido los últimos diez años lo maldice desde arriba. César sabe que si lo
deja ir se quedará sin empleo, así que toma el viejo y oxidado 38 apuntando a
la pasada, el tiro roza al jinete en uno de sus ojos pero no detiene la marcha
de aquellos cascos.
Suena
la alarma, como una sirena maldiciendo a esos barcos que se alejan en la
oscuridad y entonces se desata la persecución. La policía sigue el rastro de
los animales hasta los acantilados que caen sobre el mar y allí desaparecen,
César es despedido antes del amanecer, el frigorífico quiebra en menos de un
año y el sereno toma al alcohol como un náufrago a la deriva.
II
Busco
entre los recortes de viejos diarios casos parecidos, es la única forma de no
perder el juicio por todo aquello que me ha tocado vivir. Apenas podía mantener
el cuarto en el que moraba antes cuando tenía trabajo y ahora soy un paria, un
desterrado en mi propia tierra con un único objetivo: encontrar al carnicero
que se escapó con todos el rebaño. Pero no hay demasiadas pistas, tan sólo
reportes vagos de personas con menos facultades mentales que las mías. Eso y un
marinero que dice haber visto una manada ingresando en una cueva cuando la
marea estaba alta.
La
única pista, así que he tenido que conseguir unas cuerdas para poder bajar en
ese lugar cuando la marea amenazaba con cubrirlo del todo. Mi impaciencia era
demasiado grande, los cascos ligeros no eran sólo aquellos toros alejándose en
la noche y despertándome en un mar de transpiración.
Nada
de reflexiones, el carnicero debe pagar y antes de que el mar cubra aquel lugar
un rayo de sol marca una pequeña hendija en la roca ancestral. Pequeña que te
vuelves grande dejando que pueda atravesarla y no dar crédito a lo que veo.
III
Algo
va mal, no puedo seguir haciendo esto. El último ternero me suplicó prácticamente
y aun así lo sacrifiqué para que otros puedan rendirle tributo a Baco. Pero esa
larga noche no dormí, desperté demasiadas veces del mismo sueño y sentí la
marca del tridente en toda mi alma. Tenía que hacer algo así que ese día esperé
a que ingresara hasta la última bestia, aguardé y cuando quedamos solos como
tantas otras veces decidí emprender la huida siguiendo la constelación de
Tauro. El sereno sería un problema, lo maldije por el ser el carcelero de esas
almas y como respuesta me quitó un ojo.
Pero
ahora que he encontrado el camino de regreso a los dominios de mi Padre, el mar
se ha corrido para dejarnos ver el pasaje a su reino y finalmente llegar a ese
llano de pasturas eternas. El mar lame mis pies mientras contemplo la manada,
eso y un barco que se acerca a nuestras costas.
Odiseo
ha venido disfrazado de cordero para poder llenar las bodegas de carne fresca,
pero mi buen amigo el sereno los ha espantado usando uno de los truenos de Zeus
que aún conserva en ese 38 “Thunderlord”.
“Aquí en los
campos de Poseidón, yo el de muchas palabras, vigilo que los humanos se queden
en el mar”.
martes
Eácida
Los guijarros yacen
gastados
de tanto que el mar va
y viene,
contempla apoyado en su
cayado
al oleaje llegar hasta
las costas.
Sus brazos aún guardan
la vigorosidad
de antaño aunque ahora
sólo vela
por unas cuantas cabras
que son
su tesoro más preciado.
Anoche encontró a un
viejo amigo
que volvió como un
mendigo
a sentarse a su mesa y
recordaron
otras épocas mientras
la noche discurría,
incluso sus nietos
estuvieron oyendo
las historias de Odiseo
hasta que el
alba se hizo presente.
Allí su visitante
decidió volver a la mar
en aquel ajado navío
que ha visto mejores
momentos y el pastor lo
vio perderse en
el horizonte de regreso
a Ítaca,
un poco de nostalgia
tal vez por no haber
acudido a la batalla en
Ilión
pero tan sólo fue un
momento.
Después de todo las
historias no la hacen
únicamente los héroes
en armaduras bruñidas,
también las personas
comunes con nombres
olvidados realizan
acciones que resuenan
más que diez mil
guerreros cargando
contra una muralla.
Es así como finalmente
se alejó de la playa
llevando a una de las
pequeñas crías de
su rebaño que se había
extraviado,
su nombre tal vez no
resuene en los mares
del tiempo pero a él
eso no lo inquieta.
Y sobre los muros de la
eterna Troya
Héctor ve a sus hijos
crecer.
Poseidón de pileta
Ínfulas,
pero que los demás se den cuenta no importa demasiado mientras sigo rodeado de
placeres terrenales y ese monedero nunca se encuentra vacío.
Un
océano infinito de posibilidades, la heladera está al tope, las deudas
cubiertas, un seguro médico completo, un corte de pelo nuevo para el perro,
grandes extensiones de tierra y una casa acorde a ello.
Después
de todo es lo más cerca de ser un dios que podemos estar o tal vez en esto de
vanagloriarnos lo reemplazaremos por una divinidad en cuya corte estemos todos
los que vemos al mundo a través de lo material.
Todo
es una mercancía de intercambio incluidos los ejemplos (excusas disfrazadas)
que les damos a nuestros vástagos para convertirlos en pequeños querubines que
cuidarán las puertas de este barrio cerrado llamado Cielo al que pocos acceden,
mientras la ruta se lleva a la mayoría que no son sino Bárbaros.
Y
ahora un chapuzón en este enorme océano que resulta ser mi reino personal, él
que no comparto con nadie. Ni siquiera con aquellos que viven en estos salones
palaciegos.
Annelie y Los Indignados de cucha cucha
sábado
Nada de prisas
Prometeo
que ahora sólo moran en nuestros sueños.
Conquistamos la noche alejando a los que venían con malas intenciones,
una luz amiga alrededor de la cual brindar esta noche.
Una tea encendida en el cielo por cada alma que nos acompañó
y que ahora moran en nuestros corazones.
viernes
Una rayuela
martes
365
Los ejércitos del Dios Cuervo han caído en su propio campo y a las huestes de Mefisto no les queda sino resignarse.
La Guardia Imperial muere pero no retrocede y el Cazador Orión ve las puertas del averno abiertas.
Al final sólo quedan las legiones Riverplatenses comandadas por el César, que ven en el último acto homérico de Carlomagno la conquista del Monumental Ilión.
Una vuelta al sol, un año en la cima lleno de alegrías y de tristezas por enfrentar a los Titanes de Boedo, Núñez y Avellaneda, aunque los dos hermanos tienen algo de arúspice también.