Pensé que era libre pero vivo atado por obligaciones tributarias y electorales, derecho de paso por circular en rutas llamadas libertad, tiempo invertido en conseguir un mango para cubrir agujeros que son grandes.
Sobreviviendo por el crédito, una forma de hipotecar sueños y convencernos de que tenemos algo cuando en realidad es extender la condena a esto de subsistir, empeñando horas en volver a intentar tapar la entrada de agua.
Siempre habrá algo que pagar mientras estemos aquí y otro tanto cuando nos hayamos ido, hasta los que no están deben tributar. Es eso o un osario.
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