miércoles

Tengri

Un loco camina en la lluvia, 
los proyectiles le impregnan la vestimenta, 
el paisaje se torna a color 
en medio de la oscuridad reinante. 
Un chispazo deja ver 
el trabajo del arquitecto 
haciendo sentir pequeño al de abajo, 
deseando no ser más que una gota 
en eterna caída así la esperanza 
no culmina en un impacto.
Exhibe sus venas, 
el laburo de los dos brazos, 
la voz poderosa 
y como la cabellera eléctrica. 
Se enrosca entre los cables 
zarandeando la osadía de levantar 
algo sobre el suelo, 
suspira pasando de largo 
en busca de dejarle el recordatorio 
a otros tontos. 


Evolución

Medio kilo, con eso debería funcionar y el siguiente en la cadena vendrá a reclamar su parte. Un número escrito a mano o previamente impreso será el salvoconducto para poder pasar por este rito. Es poco que sabe a demasiado, enseguida la hoja hace a un lado los ojos de manera que el alma pueda volar tras la operación cuya etiqueta de masacre es ocultada. En sus versiones refinadas los comensales no ven esta parte del proceso así que los pequeños pensarán que se trata de algo mágico, sobre todo la forma con la que el plato roto es repuesto o un nuevo bocado aparece sobre la loza inmaculada. Los dedos que la han traído esconden las manchas del crimen perpetrado, para mantener el suministro funcionando cientos deben ser sacrificados. La luz de los escenarios se mantiene a base de combustible carmesí, por si acaso han conseguido suficientes bolsas negras para hacer juego. Flashes, imágenes en blanco y negro, la lengua universal invade los tubos haciendo que millones repliquen el mensaje. Un moño rojo le sirve de prefacio a la próxima obra de las marionetas, danzan ante las cámaras conservando sus cuerpos imperecederos y son transmutados al papel que no sirve para encender nuestras fogatas. No calentará a nadie salvo por el hecho de dejar fríos los leños, la bienvenida sabe a estupidez así que nada de perder el tiempo contigo excepto por el crucigrama al final que será resuelto en la edición de mañana dado que al mundo hay que ayudarlo. Venderle la basura de arriba a los que viven en el fondo para generar una dependencia que no sabe de límites, las nuevas colonias se levantan en tanto los derechos son pisados sin misericordia. Bajan pantallas así como las páginas de esos idiomas locales se llenan de neologismos, viene el veedor a controlar la marcha de esta cosecha siendo que alguno ha de terminar limpiando sus platos en la dimensión boreal. Disimula con una caricia en los rostros púberes pero el pañuelo le recubre el olfato, cosa de que ningún hedor le llegue arriba para así mantener a la belleza impoluta. Algún nombre parecido a los propios reemplaza a los foráneos de manera de darles cabida en el proceso de adaptación a la civilización, el pasaporte incluye copas y retretes pero se lo denomina adaptación. Los mojados ya están secos cuando le levantan un muro a los de enfrente, estos han jugado a pasar una pelota por entre las hendijas hasta que el balón ha sido confiscado. Ahora el moderno gladiador lleva la marca de una consola recién sacada del horno, sustituidas las armas por unas cuantas reglas que impiden sacrificar a los vencidos pero se permite el escarnio público replicado por individuos que no transpiran la camiseta. Vuelan los insultos así el vulgo se siente partícipe, curando la ignorancia con las cuentas anónimas hasta que alguno obtiene el título de troll y le hace honor a su semejante de aquí al venderle los servicios al mejor postor. Enseguida salen esas noticias publicadas como verdad (con los pasadores de las mismas bien entrenados) aunque se trate de una gran mentira sin patente, inventar un problema y al causante que justo es el otro. De esa forma uno es infalible, no hay culpa ni autocrítica en el discurso de justificación del modelo que únicamente ha traído dicha al pueblo. Se quitan las vías que conectan poniendo unas que son invisibles, la nueva droga genera una dependencia nunca vista dado que alcanza cualquier rincón del globo. Se mete hasta en las canciones de las hinchadas para las que vale sólo el color partidario, con los personajes adaptados a las circunstancias aunque nunca practiquen éste deporte sangriento en esos lares. Los héroes de aquí son sacados del campo de juego e inmediatamente se entregan las capas y los rayos láser que se han puesto de moda otra vez. Pero nada de esto nos ha de salvar dadas las circunstancias, las técnicas de aniquilación son impotentes ante el ataque invisible aunque se asemeja a un producto de laboratorio. Ninguna espada forjada por Hefesto podrá detener al monstruo, en los oasis la humanidad pudiente observa desde el ágora el avance de la enfermedad a la vez que los terrenos fértiles quedan sin dueño. Las adicciones de sus descendientes pasan por otras áreas, alejados de aquello que genera la dependencia lumínica pero con idéntico agujero en lo profundo. Los autómatas son buenas niñeras colocando únicamente momentos de dicha en los recuerdos y disfrazando la ausencia de esos que generan millones para darle más elevación al ego ya que es inmaterial y hay que compensar su condición etérea de alguna forma. El tren sigue su marcha mostrando la belleza del mundo que apesta a contaminación, a regentes de corcel y uniforme como resabios del Medioevo. Con interminables listas de princesas de diversas etnias aunque las cobrizas llegaron tarde al reparto de manera que la discriminación positiva es una farsa. Es más fácil la venta de esa condición privilegiada que generar un ambiente en el que las personas puedan desarrollarse, por las dudas vienen los regalos para sectores pequeños que segregan a los demás. La bandera de la intolerancia se planta en cada marcha reivindicando la causa, sin saber cuál es esta. Las personas no tienen voz, aunque el tratado diga otra cosa nos han mentido con descaro ya que la condición de libres está sujeta a tener que vivir tributando. Cargando los cartones y con ello la casa que filtra la lluvia o poner la carne para que el sistema nos drene la vitalidad hasta que nos quede la memoria vacía. El esclavo moderno ve las cortinas de su existencia descender por ya no ser útil, en tanto los beneficios se los llevan aquellos a los que ha servido bajo el rótulo de relación de empleo. Incluso los excluidos de la sociedad forman parte de ella por ser usados a través de las décadas, validan con su presencia al tirano moderno que se dice electo en tanto del otro lado nunca han visto a un pobre. Todos metidos en el bolillero a la espera del examen que decida su suerte, en el extremo alguien que de esto no tiene ni noticias elige el último capítulo que comprar en el estío. El agua que corre bajo este suelo es una reserva mundial al igual que otros recursos, pero los que moran ahí no lo saben todavía. Su fortuna no es tal a juzgar por la pobreza que los rodea mientras las máquinas de esas corporaciones internacionales dejan polvo y piedras, no hay resistencia alguna salvo por el hecho de no morir ante la basura que nos arrojan. La exterminación sigue su curso con el consentimiento de diversos ciudadanos que reciben el nombre de gobernantes, entregando pedazos del futuro de las próximas generaciones por no decir todo. Con más personas en la calle si no se aprovechan de esa condición para mantener el orden preestablecido en tanto la bola vuela sobre el terreno helvético y el eco aquí es el de la exhibición de posesiones, por acumulación de riquezas en el mercado o el saqueo sistemático y generalizado contra la población civil. La anestesia viene de diferentes formas, hasta han dado con un método de represión por el miedo al otro ante un enemigo que no da la cara.  Dibujando números para hurtar en forma calamitosa, los opuestos critican pero con una mísera gota de poder mostrarán lo que valen. El circo de los representantes de los giles se pone al frente de la defensa de los derechos laborales y se llenan los bolsillos hasta que el oro les cuelga, rebalsando para tintinear sobre el pavimento. Ahí alguno se alimenta de las migas verdes y toma el agua contaminada de corrupción. La autodeterminación consagrada en esos dos pactos es papel picado, todo lo que sigue viene con idéntico derrotero cuando una fuerza colosal le dobla la mano a los de la segunda dimensión. Desaparecido el muro se levantó uno parecido aunque sin la presencia física siendo que no hay lugar para todos los seres humanos. Echado de tu propia casa con la disposición de desalojo que lleva la rúbrica de los cinco, setenta y cinco años que serán cien con el verso de lograr la paz en el mundo aunque sea una distopía casi tan igual a esa declaración de libres e iguales. Poco de respeto ante tanta agresividad que muta en la pantalla según los años corren, antes los de rojo y luego los fundamentalistas. El único peligro viene de las estrellas con las cuales el imperio encuentra parangón hallando siempre una solución ante la atónita mirada del mundo que ve al ombligo de la humanidad y lo envidia, siempre en el lenguaje de los pueblos unidos. Hasta lo profundo del espacio llega el idioma, devuelta la invitación con la declaración de guerra y la feria de armas es un éxito total. Una buena exhibición de lo último de lo último en cuanto a tecnología de devastación, probada sobre blancos que no representan peligro alguno excepto por ser rebeldes e insurgentes. La publicidad es barata al lado del costo de cada dardo armado hasta darle a algo, el silencio no siempre es salud a juzgar por los caídos que sólo cuentan para poner el nombre en un muro. Luego viene el premio para enviar más y más a culminar enloquecidos o tullidos, la marioneta puede cambiar de apariencia pero los hilos del poder son los mismos. Nos mintieron, les creímos y así está el mundo, una enorme cárcel con los sujetos confinados en sus casilleros sin mucha posibilidad de salirse. Es un laberinto de plástico con recompensas que te ponen a dormir al igual que el resto, el botín se lo llevarán aquellos que ven la deuda engrosar hasta ser impagable incluso cuando los fondos no van a donde deben. No hay responsables excepto uno mismo, la invasión tiene otras formas iniciando por la económica que corta cualquier posibilidad de desarrollo. En caso de duda los privilegiados pueden ejecutar actos que supriman las libertades de otros, a esos otros y sus demás derechos siendo que respirar es un beneficio caro. Entonces se puede ir en contra de los propósitos de los demás que son actores de reparto sin voz ni voto. El silencio en este caso es salud, los anónimos no cuentan en tanto las detonaciones están al otro lado del océano en un sitio sin salvación posible. Las cabezas gachas acompañan la matanza, por acción directa cuando no por entrega de aquellos que confunden los deberes para la comunidad con el beneficio propio. Esas obligaciones implican no robarle, no estafarla ni esconder el delito con otro crimen y sobre todo no seguir apoyando al ladrón. No escudarse en el amparo de una ley creada sólo para que la sigan los que ponen el lomo, no limitando a los que la gestan como tampoco existe rendición de cuentas. Por las dudas las castas administrativas se aseguran no dar pie a desafuero alguno, de cambiar la bandera partidaria recibirán igual trato de manera de seguir beneficiándose del resto (la mayoría).  Tampoco existe un orden social e internacional en el cual se hagan efectivos esos derechos declarados pero no consagrados de ninguna forma. A la guerra siguieron otras guerras y el mismo espectáculo de siempre iniciando por la excusa para poder llevar adelante la invasión. Para que no suene a algún hecho aberrante se la denomina de otra forma, un eufemismo como el caso de ataque preventivo, reducción de células peligrosas o un código en clave que indique la búsqueda implacable. Al mundo, que mira sin interés, se lo convence fácil cuando los paladines llevan adelante su cruzada a sangre y fuego en un territorio lejano a sus fronteras así como a las de sus protegidos que no pidieron tal escudo. En las cintas pasa lo mismo, lo único que los masacrados son un puñado de PNJ que por casualidad hablan parecido a los defensores del orden mundial. Tal vez sea sólo un tema de entendimiento, a lo mejor en el fondo somos iguales una vez que los pedazos se han asentado. Más bien parece un desorden mundial con unos pocos en condiciones de llegar al final del siglo, en tanto el resto se convierte en una minoría que queda afuera aunque seamos la gran mayoría. Los nuestros han contribuido y nosotros también, el ambiente necesario para poder alcanzar la plenitud de los derechos que poseemos dada la condición de personas nos es negado con paliativos eternos que no solucionan la desnutrición, la mala enseñanza (educación=familia), el trabajo precario (decir negro está vedado por la academia del idioma universal), el analfabetismo, la carencia de memoria más allá del bienio y el agrafismo (la solución a ello es el uso de la “e” en reemplazo de la “o”).  No quedan fuera de esta lista los actos perpetrados para vaciar las arcas públicas ni aquellos que no dan el ejemplo poniendo sus bienes a resguardo en el exterior (pero piden el voto de confianza de los demás para que estos cumplan lo que ellos no). El seguro denominado poder judicial es apenas una marquesina, si dijera rotisería no habría diferencia alguna excepto porque esta última te llena el estómago sin vaciarte la esperanza. La educación para fortalecer el respeto de los derechos humanos ve a las violaciones de todos los días como algo menor. Cualquiera de las afirmaciones a lo largo de las últimas décadas son papel mojado, dejadas de lado una vez que el cetro ha sido entregado y el mandamás se sienta en el sillón del primero que inició el despilfarro. La vida y la libertad sin condiciones económicas, sociales y culturales (sin todo eso que permita ejercerlas de manera plena) son un enunciado. Las malas intenciones saltan a la vista, la reiteración de los intentos de resolver los mismos problemas de siempre muestra el único interés detrás: cuanto más pobres más simple la tarea. La conciencia ciudadana requiere una buena alimentación siendo difícil cualquier actividad con las tripas pegadas al espinazo. La instrucción elemental es deficiente y no es gratis dado que alguno carga con los gastos, la nueva droga viene en formato de rectángulo quitando cualquier posibilidad de atención. Después el vetusto docente es enviado a hacer su repertorio como payaso de circo, con un sueldo miserable y el gordo sindicalista hablando de derechos en el caso de que el gobierno sea contrario a sus intereses. Al llegar a la secundaria aparecen los huecos en la construcción previa, los vicios redhibitorios que surgen sin responsable alguno. Acceder a los estudios superiores y encontrar trabajo, es un descenso a los infiernos. Los pedales drenan la fuerza vital con pedidos interminables que son satisfechos por las hordas de uniformados, un puñado de monedas que ruedan de la pila y la pala mecánica carga la fortuna rumbo al espacio exterior. La miseria es bien de este mundo y se queda abajo, constituye la moneda de intercambio para casos de maternidad, infancia y vejez (ergo, excluidos). En otros tonos hay desnutrición, hacinamiento, harapos y enfermedades, con unos minutos de descanso para volver a yugarla (es cierto lo de las cadenas mentales). No hay condiciones satisfactorias de trabajo, uno es un reo armándole la pirámide a un faraón moderno que ha guardado sus tesoros en alguna isla o en esa dimensión de neutralidad moral en donde no preguntan de dónde vienen los fondos. También es basura, en parte, eso con lo que nos alimentan por no agregar otro caso más a la pila de chatarra que nos venden en cualquier aspecto, sea de marca o una imitación barata. Las banderas de las conquistas actuales no son de ningún ejército sino de algo semejante a un pedazo de carne aplastada y un trozo pintado de verde que emula a una lechuga aunque su identidad sea un misterio. Al cuadro depresivo se le suma la seguridad social que es sinónimo de laburar (lavoro/laburo) para tributar y no ver un mango luego. Salvo el del sepulturero una vez que se verificó la ausencia de cobres en los bolsillos, ahí la mortaja puede ser eliminada finalmente. Todo ello ha sido sin embargo un acto adrede, una espiral de repeticiones constantes de hechos parecidos denominados voluntad popular.

Las conclusiones son evidentes:

Lo pacífico desaparece cuando al dueño del arsenal se le antoja (semejante al berrinche del propietario del balón pero con un daño mayor que únicamente dejarnos sin el partido).

Pensar sólo si es posible y guardárselo para uno.

Expresar implica pensar.

La propiedad puede ser invadida con la venia de los vendedores de perdones y/o los creadores de aplicaciones. 

La sociedad impone amontonamiento humano y cargas tributarias.

Algunas nacionalidades valen en tanto que otras no.

Asilo equivale a aíslo y devuelvo.

Circular es un privilegio, la mayoría estamos atados al suelo como elefantes de circo.

La privacidad es cada vez más pública.

¿Presunción de inocencia?

La arbitrariedad es la regla y no admite excepciones.

Los recursos judiciales no son efectivos ni eficaces, eso sería un milagro.

No todos somos iguales ante la ley.

La personalidad jurídica no aplica en el caso de los detenidos por razones de seguridad.

Ídem para los tratos crueles basados en la justicia infinita.

Vivir es cuestión de suerte.

No tenemos ninguno de los derechos proclamados en razón de las diferentes distinciones que se hacen.

No nacemos ni libres ni iguales.

Pero aún hay esperanza, ¿no es cierto Pandora?

PD: el progreso científico implica comprarle todas las dosis al primer oferente y que el resto se joda.   

Enlace: https://anchor.fm/p-g-fiori/episodes/Evolucin-eq8s0d.

  

jueves

Notas para Océano

 Coordenadas: 13-1313-13-2777

 

10/07/2022: he llegado con la noche un tanto distinto, de espíritu intacto, el portal se abrió sin resistencia. El del 2006 fue un lunes, con el nacimiento de esa alma inocente que marcará el paso de las estaciones, justo un día después del cielo azul sobre Berlín. El hechizo ha modificado el sitio aunque ciertas partes siguen intactas, resplandeciendo ante la llegada de un desconocido que no es tal. Reviven los lugares, el teléfono llama a las habitaciones que se pueblan de gritos confusos a los que acompaña la gota detrás de la cortina. He vuelto a la torre ilimitada igual que el Emperador Relámpago poniendo las figuras en su lugar, semejante a un álbum, lo que trae los recuerdos y estos se esparcen por todas partes.-

 

11/07/2022: la noche se llenó de sonidos familiares, puertas que se cierran raudas y precipitaciones en la ducha. La cerradura emite en su rugido magnético la queja de la llave que se quedó sin trabajo, echada a la dimensión sin entradas en su eterno sueño. Hasta el almidón se sentía familiar pero los ojos traviesos no descansaban, acomodando las piezas del rompecabezas que se borró para en una broma cruel retornar, gruesas paredes se levantan en donde apenas había muros provisorios. El frío invadió el anexo, recibiendo con ecos del pasado al solitario jinete que cuenta los escalones hasta arribar al primer piso. Sólo falta llamar para que un recuerdo le permita entrar, aguarda el teléfono colocado ahí a propósito.-

 

El sujeto detrás de la barra resulta familiar, al dar los primeros indicios viene a la luz su nombre. Carece de este, por ello el apodo salvador lo escuda cerca de las ocho treinta al encontrar a un náufrago de otra dimensión. Se ponen al día trayendo los nombres de aquellos que se perdieron en el horizonte, guerreros que dejaron sus energías en esta torre resplandeciente. Sabe las notas para conjurar el hechizo, interpretando sobre la azucarera de metal sobreviviente del fuego de los eones.  El frío de la mañana lo recibe con el viento que corta, pero el rostro ya ha pasado por ello así que es apenas un paseo. La marca en el reloj no se modificó, podrá oír a sus compañeros bajando los peldaños a calentarse con el brebaje antes de que los lancen.-

 

12/07/2022: golpeó y por supuesto que lo atendieron, siendo asaltado por un montón de globos azules con letras amarillas. La no entonces reina realizaba malabares, la manipulación era una técnica que requería sacrificios y así compartía el vivaque comiendo de esa olla grupal. Javier Omar le contó una historia, que se desarrollaba en un pantano, la búsqueda del grial lo llevaría a tener que cambiarlo por una bandeja para presidiarios con las raciones definidas. Sería el ladrón en la noche, con un caldo a punto que espantaba a la sudestada acompañado por el mendrugo que no servía para adobar. Los constructores dejaban que pasara, por haberle dado forma a aquella atalaya cuyos símbolos son el rayo y el conocimiento.-

 

El hombre tenía el cabello de ceniza corriendo por entre mesas, sillas y saleros. El domingo llegaba uno de los asiduos a ver al equipo de moda, tirando insultos que podían llevar a la expulsión sin emular al juego en la televisión. Siempre solicitaba permiso al personaje que lo atendía en eterna vigilancia del café que nos ha de juntar otra vez. Su nombre vino en la conversación con los que quedan acá, la lista de memorias se amplía pasando por anécdotas infinitas. Toma tu lugar viejo amigo al lado de los que se te unan, el vigía de barba blanca, un coleccionista de pipas y un sujeto extremadamente amable. Cuida el sueño de los que se alejan del caos en la búsqueda de curarse la enfermedad que no abandonan.-

 

13/07/2022: jamás es un adiós, más bien un largo hasta luego que encierra la contradicción en las pasiones. ¿Quién te dijo que no volvieras nunca? ¿Acaso no tenía éste tu semblante? Llegaste para ser reconocido enseguida recibiendo una sonrisa, las voces serán corridas hasta que el murmullo se acalle con la cuenta convertida en cero. Tarde de la siesta, gritos de fútbol a lo lejos y el mar, en todo el recorrido está él aguardando la visita. Caen los proyectiles en señal de respeto a Alfonsina, se desgranan en las rocas pese a que se las sigue enviando a la carnicería. Splash, tu mensaje ha sido archivado para ser leído en el espejo que se forma sobre la colina con el viento trayendo el olor a sal desde el muelle que llama iluminado.-

 

14/07/2022: en torno a la estación los hoteles sirven de consuelo a los desarraigados, la pareja al otro lado se ha extraviado en el éxtasis. Los apuntes se amontonan tratando de hallar el método adecuado, la llave del conocimiento que le será revelado al contemplar el océano. Huye los miércoles, la esperanza le regresa al ver las luces lejanas que se esfuman entre descenso y descenso. El camino se ha embebido del aguacero, gruesos surcos en los que las semillas hídricas se plantan hasta formar un canal. El zigzag del automóvil lo arrulla, apenas nota que el piloto se ha metido de lleno en la laguna invasora, reclamando la patente que una ola le devuelve. Amanece en casa el jueves, la pesadilla quedó lejos.-

 

15/07/2022: los personajes se desvanecen en formas diversas, bajo el concreto de un subsuelo de estacionamiento, al darse vuelta el interlocutor que se ha quedado solo con ese momento que aún sigue candente y el vehículo que se aleja hacia otra costa. El último guardián recorre los pasillos marcando con runas las columnas, el salón se encuentra a una bandeja de distancia ocupando su lugar con los otros habitantes. Los artefactos en el cielo artificial requieren la atención de los dos sujetos, uno acompañado de la lumbre asesina haciendo equilibrio en la escalera en tanto el otro se fuga a conseguir sorber unos verdes. Apenas algún sonido emerge del ala que da a San Luis, su par perpendicular hace sonar los cañones que anuncian la independencia.-

 

16/07/2022: el café sabe igual siendo que en esencia su cuidador se encuentra allí, inclinado sobre la máquina vertiendo los granos a la par del paso de los segundos. Las tazas chocan al sometidas a la caricia del agua, en ocasiones le quedan las marcas que las mandan a ser apartadas de la manada. Las heridas en la superficie inmaculada se parecen a las que curten los rostros, de cada uno de los que componen la estación llamada cocina. Al cielo se accede por una escalera que surge de las profundidades, atravesando la noche hasta dar con el salón iluminado. Los manteles grises fueron reemplazados por unos granates de manera que las gotas de la alegría no se noten al caer de las copas.-

 

17/07/2022: retornó al pago con una obra de Gustavo repleta de rimas y leyendas. Su homónimo rioplatense le parecía el duelo justo habiéndolo acompañado, junto con otros desconocidos, durante la trayectoria de la adolescencia. Le permitía esto recordar los rostros de los que bajo el mismo sol envejecieron, hasta la tinta se tornaba pálida pese a su resistencia a salir del tubo. Grabó unas palabras yendo el ejemplar a dormir bajo el velador, con las fotografías del cuarto final de la década que mezclaban los viajes. Se volvieron todas estaciones de paso salvo la última, terminal cuyo fantasma deambula entre la estructura nueva que le rindo culto al ego de un bufón.-

 

La madrugada tiene sus sonidos, los vigiladores intentan no ceder al sueño que invade al resto de la humanidad, el ascensor envía sus quejidos en la forma de cuerdas tensadas a las que el aceite abandona. La guardia ocupada en arreglar los desperfectos bebe el brebaje preparado para la ocasión, los palos anuncian el naufragio así que toca regresar para que las horas no sigan congeladas. Un enorme dispositivo lo deja cambiar el agua fría convirtiéndola por alquimia en calienta entrañas, se topa con otro sonámbulo que viene con idéntico objetivo. El comienzo del desayuno anuncia que debe marcharse, las tazas chocan emulando a los vasos en la pasada noche. El sol deja llegar uno de sus rayos acariciando el rostro de Renzo rumbo a casa.-

 

19/07/2022: la goleada fue comentada durante el almuerzo, con el cónclave riendo para en el futuro callar con la pena desde los doce pasos. Los pasos retumbaban ante la soledad de cada curva, el mate era el otro compañero además del sonido saliendo de la pantalla. Las últimas medianoches completó el viaje de un atlante intentando salvar a su patria, tantos episodios para que únicamente quede el recuerdo en las próximas aventuras. No se quedó a ver el alargue, sabía que las posibilidades estaban en su contra así que se fue a cursar atravesando el hall lleno de preguntas. Tal vez podría adivinar en el vuelo de un ave extraviada el resultado final, sin embargo no pasó tanto hasta que Alejandro llegó para anunciarle los dos goles del final.-

 

20/07/2022: el partido contra los de naranja terminó en empate, intentando conocer el resultado se topó con el único potentado que tenía en su haber una pantalla. Reunidos en torno a esa señal vieron un viaje ajeno aunque sin notar que ellos estaban atravesando uno semejante. El rito los acompañaba incluso si se encontraban en la distancia, el teléfono sonaría para que se encendiera el monitor sintonizando una señal fantasma. El hombre a cargo del depósito no podía entender el fenómeno, incluso comunicando dicha situación a sus jefes con chance de ser tildado de loco. Así que terminó reunido enfrente a la visión del pasado con las energías de ellos, los que corrían por los pasillos vacíos.-

 

21/07/2022: en algún momento tocaría ir al fondo a descansar, pero en lugar de dirigirse al cubículo giraría a la derecha tomando el pasillo desierto. La habitación 113 estaba ocupada, fuera de esto apenas había algún que otro portazo. Las voces se apagaron paulatinamente hasta que quedó un solitario ermitaño que andaba recordando con el termo bajo el brazo. Ciertos sonidos apagados unidos a la voz del penitente surgen del umbral, la gárgola sostiene la aldaba amenazando con emular a Garm de modo que el visitante pronuncia el conjuro que desactiva el hechizo. Dentro lo espera la cena, la rutina ha sido quebrada.-

 

23/07/2022: regresaba en agosto, los primeros días del mes de Octaviano. La inscripción fue modificada de forma tal que no tenía que perder el tiempo con largas filas descendiendo al subsuelo, evitando también las goteras. En los cielos rojo sangre se extraviaba cuando no en esos antros que ahora se venden como paquetes individuales, acorde al bolsillo de los consumidores. A mediados del mes iniciaba la cursada, el bodrio para contarles lo rígido de un sistema de trajes y chamuyo. La esfera apartada de la realidad, la sociedad ardía pero los sujetos miraban la columna de humo que les tapaba el torreón. El sitio al que serían catapultados luego de comerse las entrañas de sus víctimas, sonriendo con soberbia.-


24/07/2022: encontró otros hermanos y maestros fuera y dentro de la torre. Entraba la tormenta cada vez que dejaba el cobijo, con pequeñas estaciones que se volvieron hogares cuando la guerra culminó. Gritos poniendo en aviso al mundo de la llegada de esas vidas, juguetes improvisados, festejos, despedida y bienvenida. El peregrinaje nunca cesa, las sonrisas te reciben al cruzar el pasillo con la jauría en torno a su Señora aguardando el retorno del que sale a picar el laburo. Con una cena al cerrar el local incluidas las copas aparte de los recuerdos acompañados de la música.-

 

25/07/2022: las visitas han invadido, literalmente, cada espacio sin ocupantes visibles. Desaparece el asfalto, la peatonal, la fuente verde y el nuevo paseo (luego de una detonación). De manera sincronizada tienen horarios de llegada, almuerzo, curación del calor en el lago salado y cena. Las bocinas ocupan el aire, mejor transportarse a algún lugar lejano diría el sujeto de las páginas amarillas rodeado de oyentes que no tienen el vértigo. Con el cambio de los años las conductas se potencian, no preguntan el costo o los servicios del alojamiento sino la existencia de esa conexión virtual que los incomunica. Se pierden el momento tratando de perpetuarlo en una foto velada.-

 

27/07/2022: imaginó balones cruzando la hache, brazos en alto, lamentos y jugadores en casilla. Un resultado abultado, ideal para la crónica del domingo luego del almuerzo suculento. El viaje en el colectivo vacío a través de la costa, los barcos que ruegan por la pesca, esos depredadores en el límite y los domadores de olas. Estaba satisfecho realmente con la jornada, escribiría la nota para que fuera publicada en la semana entrante. Algo de pronto lo obligó a abrir los ojos siendo observado por los dos tipos que habían logrado sacarlo del sueño, llovía copiosamente afuera aparte de ser muy tarde para almorzar, tomar el bondi y cubrir el partido. Así que tendría que pedir datos por teléfono, después de todo no se sacaron ventaja y fue un empate 16 a 16.-

 

30/07/2022: hay algo de magia en la frescura del sábado primaveral, la música emerge tras el desayuno a la vez que el mate inicia su concierto. Las huestes esperan, con tres alcanza para llamarlas así, ahí cerca del centro a eso de las dos de la tarde. No hay mensaje salvo el recordatorio de la semana anterior, atraídos por una fuerza invisible los guerreros llegan al punto del encuentro. Habrá otros en idéntica conducta ataviados apenas con un teclado y un ratón para desatar el caos en la pantalla. No hay una ventana repleta de accesorios con una leyenda que invita a incluir a todos, únicamente la costumbre de juntarse desapareciendo del mundo por un rato.-

 

01/08/2022: un par de lapiceras, marcadores y el cuaderno para tomar las notas que no conducían a nada. El olor de lo nuevo a mediados de marzo al pasar por la librería en una esquina, la repetición de las lecciones usando los márgenes para crear historias que lo seguirían como una nueva sombra. Los escapes cuando el orador aburría a la humanidad desde atrás del disfraz de payaso al servicio del sistema que falla sin acertar una maldita vez. Los corredores silenciosos interrumpidos por su escape a la noche desapareciendo antes de que se percaten, con el estandarte del traidor en el pecho volando sobre la destrucción.-

 

02/08/2022: antes de que llegara a decir hola lo privaron de la encomienda que portaba, iniciando el banquete al que se autoinvitaron. Los chorizos caseros acompañaban a la morcilla vasca, los grisines y los pequeños manjares de chocolate y coco. Las muecas eran las de una banda de deglutidores que tras atracarse comenzaban a separarse dejando a los cuatro jinetes a solas. A Valenciano le guardaron su parte del botín una vez que el gigante puso el grito en el cielo al contemplar la bacanal. A la degustación de la medianoche siguió el brebaje para facilitar el descenso, no sin antes asegurarse que no hubiese una de esas trampas efervescentes que tanto les agradaban a los otros tres. Sino la venganza sería terrible acorde al Ángel Gris.-

 

06/08/2022: en casa aguardaba el can de color fuego con su par anaranjado, de menor tamaño y procedencia. Era el obsequio final de su abuelo ya viajero de las estrellas, sumando canas al pelaje rojo. El astro se apagó dejándole el lugar a uno venido del lado oscuro de la luna, con notas de café que les recordó a los dos inmigrantes aquello que tuvieron que abandonar. Por la mañana escalaba la pila de escombros aguardando al visitante que con toda la experiencia soportaba las embestidas del joven guardián. Más tarde siguió su rastro de Prometeo ayudándolo en la caza de cometas, espectáculo que los ojos de la miel contemplaron.-

 

14/08/2022: sentado en el fondo del colectivo se apretuja la campera gastada, costumbre repetida en cada frenada por parte de Manolo. Cambia la nave aunque se mantiene el hábito, miles de líneas en el asfalto pasan al moverse entre su casa y la tierra que lo arropa. La estación renace con sus puestos, boleterías y murciélagos coexistiendo con las palomas, vengativos los primeros en comparación con aquellas que profesan la paz. Descendiendo los escalones para dejar a un lado el edificio que ahora está vedado, el ego se metió hasta los huesos trayendo un coro de lacayos que lo mantiene en las alturas. Ya de ahí no salen los transportes para vagabundos, es necesario demostrar la pertenencia al círculo de esplendores.-

 

21/08/2022: estando enfermos alguien cuidaba nuestro sueño, colocando paños fríos para ver si el infierno se escapaba del cuerpo atormentado. La soledad sin embargo hizo añorar aquel momento perdido, las voces se fueron aquietando en el reino del silencio y los años gastados. Encontraría a un cazador en los episodios de fiebre, con el feriado torturándolo hasta que el domingo lo liberó y pudo marchar con los demás. La lluvia había hecho su trabajo quedando como metáfora, con la tierra soltando su fragancia renovada y los vehículos levantando luciérnagas hídricas. La mañana lo esperaba viendo por la puerta de metal a los proyectiles pegar sobre el patio que sirvió de tendedero y campo para perseguir el balón.-

 

22/08/2022: las dos temporadas fueron para matar los malos tragos, apoyado en un árbol que sigue allí así como las historia fantásticas que devoraba una tras otra. Tornó a casa con la idea de crear algo que perdurara, las pinturas rupestres devenidas en letras que invadieron el ciberespacio. Dejaron sus marcas en los espacios del papel, entre mensajes que no decían nada y boletas de los eternos en el poder. Fueron himnos, odas, prosa tornada poesía, sensaciones materializadas en un viejo ordenador que presenció el nacimiento. Arrastró con su equipaje los escritos, sin importar que el mundo se volviera diferente exigiéndole otro rol.-

 

23/08/2022: los chocolates pasaron la factura el lunes por la mañana, teniendo que aguantarse hasta el final de la semana para ir en pos de una aventura. Canjeó algunas obras maestras por su amor nuevo, un pequeño grupo libraba una batalla desigual contra aquel que sólo tiene la facultad de destruir. Sus creaciones son fugaces, intentan tomar la esencia del fuego que yace fuera de su alcance. Con promesas vacías ha conseguido incautos que nutren sus huestes, sin darle importancia a las cosas pequeñas. De ahí su perdición, convertido en polvo al empezar la primavera que seca las lágrimas del desamor contemplando a una nueva partida comenzar. La costumbre se ha instalado para ser una pieza de la historia sin fin.-

 

24/08/2022: encontraría a su interlocutor sentado en una vereda, deteniéndose a hablar sobre un tema en especial que ya los reunió en el pasado. Otrora bajo una luna en la que la sombra del pequeño can perseguía la estela de un cometa. Y cuándo no al dar la vuelta en una esquina, el asunto dejaría de ser una coincidencia años más adelante. Los ravioles se quitarían una parte de la harina que naufragaría, la marea blanca se vertería en platos fríos en tanto los dos personajes veían un mural sin terminar con la escena de una batalla. Formarían parte de él, sus estrategias los juntarían a debatir en la calle ignorando a los demás que creían eran unos locos por no seguir la marcha a ninguna parte.-

 

25/08/2022: la isla desapareció rápido dada la experiencia que se reunía de un lado de la mesa, enfrente en cambio empieza a colapsar la montaña repleta de obleas equivalentes a remos sin uso. Tras el almuerzo vendrían las contiendas abandonando a su colega que se marchó con el presente, lo había hallado en una tienda de cuyos rincones surgían rayos y centellas. Aun así se introdujo en aquella mazmorra para retornar al mundo mortal por otra entrada, la vieja sala de recreación reunía a varios viciosos justo en dicho punto. El día último del mes de la primavera amaneció con ella en su esplendor, saliendo temprano para el cónclave en el centro de la ciudad a la que se negaba a abandonar aunque debería.-

 

27/08/2022: le pareció que su compañero de cuarto había entrado, pero la madrugada lo confunde a uno creyendo que el tiempo no pasa. Lo convencería que algo no iba bien a juzgar por la luz del pasillo encendida, aunque demoró en llamarlo. Nada, silencio como respuesta, se giró para seguir con el sueño que le tironeaba los ojos creyendo haberlo oído pero sin decidirse a lidiar con el hecho. —¿Qué? Ahora sí se levantó hallando los despojos que la noche le traía, tornando a un ser de carne y hueso que dormía la mona del veintiuno de septiembre apenas interrumpido el rito por los tres desgraciados que lo sacaron para almorzar. Las ojeras se desvanecerían, a excepción del futuro en él que debe velar por dos almas pequeñas.-

 

03/09/2022: la llegada de la estación perfecta se anuncia con los brotes en cada cuadra, además de las alergias del caso. Brilla el océano dado que no quiere ser menos que la fuente, al sol le toca hacer relucir a la ciudad una vez que la lluvia matutina se ha retirado. Los ojos jóvenes registran cada detalle pese a los intentos de sabotaje que vienen desde arriba, entornando los faroles al asentar la crónica. La librería aguarda que las naves sean desprendidas, su carga contiene el tiempo de millones de eternautas describiendo a la civilización y épocas que llegan a nosotros en el festival de las letras, una afortunada se va bajo el brazo con las llamas de fondo en los anaqueles.-

 

05/09/2022: Orión descansa viendo desde atrás de la vidriera al mundo que apurado va, se encuentra en expansión así que su vigía cambia el monitor sobre el que yace. Dos sujetos buscan un software cuando no un ratón, pero no ve la necesidad de perseguir a su cena pese a tenerlo al alcance de sus garras. Al irse las luces observa al cielo que se despeja en un retazo, para los demás sigue siendo una cortina gris eclipsadas las estrellas por las luces artificiales. Dichoso él que puede contactarse con el espacio al que regresa al dormir la ciudad, tornado en constelación para darle un abrazo al cosmos en donde cumple su sueño de ser gigante.-

 

06/09/2022: deambuló por una ciudad vacía repleta de personas a las que desconocía, entre construcciones que cambiaban de forma en una suerte de laberinto que mutaba para confundirlo. Las luces artificiales seguían fallando en alumbrar los rincones apartados del mundo, estaba en el medio de la mañana creada por los faroles pero los rostros conocidos se evaporaron dejándolo solo. El náufrago encontró de pronto a otros en esa isla que era su mente aislada de la humanidad, ambos se movían en una escena de color haciendo a un lado la oscuridad. Los lazos se fortalecieron en medio del vendaval, viniendo hasta estos días con un montón de imágenes destilando felicidad.-

 

10/09/2022: el cumpleaños de la última primavera en secundaria arrancó con una curda, extraviados como turca en la neblina nos fuimos a perseguir un faro desconociendo a la reina de dicho pago justo ahí donde el mar hace una curva sobre la playa. La nave amarilla nos dejó de a pie, dos héroes regresaron en busca del muleto llamado Potopló. Busqué a mi compañero de copas encontrando el oleaje, tras un quejido proveniente del continente lo hallé rindiéndole tributo al Barba desparramado sobre la arena. El día sirvió para seguir con el festejo, dado el feriado, recostados sobre escombros del fondo de casa para tomar la fotografía final.-   

 

22/09/2022: los pedazos de novela se encontraban en diferentes locaciones, un puñado de copias que suplían a la obra original dando a conocer el mensaje para protesta de los editores que no recibirían su parte. El autor sería inmortalizado en cada una de las páginas, bajo la forma de un jugador que entonaría en la derrota el himno de su escuadra buscando la luz entre la oscuridad de la marea que los atacaba. Valenciano se había retirado pero en el ordenador, él único que revestía tal condición, estaba la historia escrita que encontraría un lector prontamente. La ventana entreabierta dejaba pasar al músico eterno, que se dedicaba a leer pasando las hojas rápido hasta que alguno le echaba peso al texto para que no se moviera.-

 

El gallego, con perdón del argentinismo, había sido jugador en su juventud no pudiendo abandonar nunca el campo verde de la gloria, la alegría y las tristezas (insultos incluidos). Sus comienzos como técnico fueron modestos, precisamente en el FC Modestia Aparte, siendo el portero del club (no el que atajaba), barrendero, despachante de tragos, panchos y cafés, personal de seguridad, preparador físico, psicólogo y enólogo (aunque no se quedaba en probar nada más). Boina blanca en honor a la escuadra de sus amores, confundido ello con la afiliación a cierta agrupación ante el desconocimiento, alpargatas, pañuelo rojo sangre, bombachas y saquito de lana en tono celeste o azul. Fue el artífice del ascenso, caída, resurrección, primeros auxilios, RCP, fundición, refundición y cambio de nombre de la entidad. Al final tantas funciones le pasaron factura, sacramento, bizcochos y escones, teniendo que aceptar la inminencia del retiro para él que era una eminencia. Estaba recogiendo sus pertenencias cuando le llegó una misiva, entregada al portero que se la pasó al barrendero, tras ello al preparador físico y al enólogo que la leyó al revés mientras escribía la nota de un buen malbec: “Taninos que tañen como las campanas de los querubines, pero sin el sonar del badajo que se ha ido al carajo. En boca sabe a fruta, a cosmos insondable, estrellas en el cielo y aquí también por haberle dado a la pata de la silla con el pie descalzo. ¿Qué es esto, una carta? ¿Desde cuándo me dicen qué debo poner en mis informes? Vade retro engendro maléfico, al cesto contigo con los corchos que este océano ha de bajar al garguero y de ahí al corazón”. Dicho lo cual tiró la esquela al canasto, que era un esqueleto en sí, siendo salvada la misma al ser encontrada por el portero que esta vez la leyó para que el DT se entere de la oportunidad de su vida. El Lobo peleaba el descenso sin haber cosechado puntos en las primeras fechas, la necesidad era evidente ante el correr de las semanas queriendo llegar a las fiestas sin las cargadas de la ocasión. Encima San Nicolás tenía los colores de la contra, codeándose con los poderosos siderales ante las puteadas de los Triperos.-

 

No tuvo dudas, tal vez un poco al principio pero los demás no lo saben salvo por usted lector que no se lo va a contar a nadie, y así fue como terminó aceptando en contra de su voluntad aquel obsequio maravilloso. Lo recibieron con bombos y platillos, tras el 0 a 3 se los arrojaron acordándose del árbol genealógico del entrenador que se quedaría cavilando con las luces apagadas sobre los nombres de sus abuelas, tías, hermanas, hermanastras y madrinas, no encontrando a ninguna que se llamara Recontra. Se percató del silencio, ¿a dónde habían ido todos?, ¿por qué irse sin decirle a dónde? Tanteando las penumbras se pegó flor de hostia siendo hallado por sus dirigidos a la mañana siguiente con lo que se creó la leyenda sobre su fidelidad y la hinchada lo amó aún más, olvidando esto enseguida al recibir un gol en contra. El técnico puso toda la carne al asador, aprovechando la volada para subir el precio de la bondiolita y el choripán, pagados sin chistar por los concurrentes que después de tanto trabajo se habían cansado. Ser hincha no es fácil, se pone empeño en estar ahí a cada momento (aunque acá eran derrotas nada más) sin que absolutamente nada incida en dicha profesión que ha reemplazado incluso a religiones ante la devoción por los ídolos que son todos enviados de un ser superior. Paseando sus rostros en la procesión semanal, que no sabe de horarios y ocupaciones.-

 

Dos derrotas más, los comentarios desde la tribuna no mejoraban, así que el entrenador se dio cuenta de que requería una estrategia nueva no pudiendo tirar a la basura a todo el equipo que la verdad se empeñaba en seguir último. Estaban cómodos, eso sí, hasta en la tabla de los promedios que él se negaba a mirar dado que tenía en claro el panorama aunque fuera corto de vista. Cambió al arquero, el otro se la pasaba enviando mensajes así que no era difícil anotarle. Puso cuatro defensores, ya le parecía raro que sus dirigidos se negaran a jugar quedándose en el banco sin entrar a la gresca. Completado el mediocampo y la delantera lograron marcar un gol, sorprendiendo a propios (¿qué, podemos hacer eso nosotros también?) y a extraños (¿nos hicieron un gol, cómo carajo pasó?) y a propios de nuevo (el hincha no sabía de qué manera reaccionar, el técnico menos, los dirigentes se enteraron en el resumen de la noche). El segundo tanto no fue nada del otro mundo, alguno en la tribuna se acordó de los bombos y en masa fueron a buscarlos siendo recibidos por la policía que creyó se trataba del final del juego no dejando que volvieran. El hincha más viejo del club dormitaba en uno de los escalones, entornando los ojos, creyendo que la pesadilla continuaba al no poder apreciar con claridad el tablero que reflejaba cual faro esperanzador el 3 a 0 final. Primera victoria, ¿qué es eso?-

 

Amaneció sombrío el día del clásico, silencio en las diagonales, paralelas y perpendiculares, hasta que el rugido destruyó el silencio (redundante pero efectivo). No alcanzaron a juntar sus pertenencias dado que la turba iracunda los perseguía por el bosque, unidos por única vez Pinchas y Triperos ante un objetivo común: la colección de troncos que rodaba buscando la salvación en el río. No pudieron volver a entrenar con calma, debían sortear conos, hinchas y encendedores al quedarse el perseguidor sin aliento. Jugaron de local a puertas cerradas, con ellos descansando en el estacionamiento y las tribunas repletas de espectadores que compartían el almuerzo en tanto los oponentes de la fecha marcaban el centésimo tanto recibiendo una placa que conmemoraba el récord alcanzado. Dado que el plan no resultó lo cambió, presentando un equipo alternativo que confundió a los rivales. El árbitro le informó que las tres líneas de cinco eran un disparate, logrando que el contrincante juegue con siete y ante la primera roja del partido se ganó por default. La liga intervino, en la siguiente fecha eran 11 contra 11 y nada de seguir haciendo innovaciones. Un gol a la salida de un tiro de esquina les dio la ventaja, el juez les explicó qué era, lateralizando de ahí en más hasta que se cumplió el tiempo de juego. Tres cambios, sin que saliera nadie, permitieron asegurar la victoria ante las protestas visitantes.-

 

Seguía sombrío, pese al sol en otras partes, los fanáticos los perseguían para así hacer más ameno el entrenamiento en un baldío. Las lesiones se hacían sentir, las reservas se agotaban, las rojas abundaban siendo reducidos a un grupo que no sumaba once. En la lista de concentrados apareció una novedad, un juvenil llamado Tino Madera que fue asociado al director técnico como familiar dado el nombre idéntico. Los comentarios fueron despiadados, no contento con la marcha del conjunto ahora metía a un allegado a disputar el match de la supervivencia. ¿Qué será luego, la propiedad del club, su presidencia? Pero nada de ello, al saltar al campo de juego evitando a los simpatizantes, dirigentes iracundos, cámaras, celulares, planchas y otros artículos de hogar, la verdad salió a la luz (a la sombra ya que el sol se rajó un mes atrás). El entrenador vestía la diez, no era un joven sino el viejo guerrero entre los once. Ahora el abucheo era en otro sentido, ¿qué hace el abuelo, debería estar retirado, cómo es posible que juegue, para eso entro yo? Nada de esto lo afectaba, no tenían suplentes, tampoco titulares a excepción de los encabezados deportivos. Pitó el colegiado, tomó el esférico el improvisado armador evadiendo a dos oponentes. Lo derribaron, salió rengueando pero regresó bastón en mano, un par de correctivos por aquí, otros tantos por allá. La boina inseparable cual batarang en la cara del portero y gol del menos pensado, el árbitro convalidó la jugada recibiendo las recriminaciones de los visitantes. Sacaron del medio comenzando con el toqueteo infernal, Tino veía el balón pasar, sus compañeros ni lo registraban, el arquero se hacía visera con la mano y en eso el llamado visceral lo obligó a salir. El viejo improvisó, total también podía atajar a esta altura teniendo al público al borde de un ataque masivo de corazón. El arco era inmenso, la boina blanca refulgía llamando al astro que seguía sin ganas de asomarse para ver el mundo. Pero algo venía a responder el pedido de auxilio, los dirigidos por el ahora cancerbero revoleaban la pelota bien lejos aunque esta se empeñaba en volver. De la nada comenzaron a llover proyectiles, los asistentes sacaron el equipo compuesto de paraguas, piraguas y enaguas. El campo lucía recubierto de guijarros, distracción mediante el técnico ahora vuelto mediocampista le pegó un biandazo al balón decretando el 2 a 0. El portero rival protestó, sus compañeros refugiados debajo del banco de los visitantes corearon los insultos y el juez empezó a echar contrarios. Cesó la lluvia de piedras pero comenzó la de cenizas, los uniformes se tornaron de un único tono, las líneas blancas y el terreno de juego en un paisaje unicolor. Luego el silencio, parecía que una nave espacial bajaba al centro del espectáculo para premiar a los ganadores. El sol asomó un rayo iluminando a la mole de granito, el inmenso piedrazo del universo que hizo añicos el lugar no dejando rastros de aquella contienda. Pasados los eones el Río de la Plata ocupó el hueco, pero en una pila de escombros flamea aún la bandera blanca y azul de un legendario jugador que tras zafar de la hecatombe se retiró. Ya no hubo más batallas ni equipos enfrentados, rugen las olas en la escollera de lo que fue anunciando, que dicho golpe no será el último para que los humanos no se confíen.-

 

Epílogo

Javier Omar ha inspirado mis historias como una especie de gran cuentista, con ideas que surgieron en una época alocada a través de la niebla que le sirve de manto a la ciudad. Sus calles, plazas, playas, edificios demolidos y nuevos, fuentes, nos han generado ideas incentivando la escritura. Esta es un barco en la esquina de Luro y 9 de Julio que decidió hacerse a la mar, bajando la costanera que contenía una réplica de un caballo rojo rampante para juntos saludar al muelle en el que un viejo guardavidas otea el horizonte buscando al único en la historia de la humanidad que violó la regla de no saltar desde allí. Puede que en este momento lo tenga a mi lado, será mejor que vea.-


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Womankind (Cuentos)

  FUEGOS

Cuando llegaron a la cima encendieron unos cuantos fuegos cosa de que los de abajo supieran que iniciaba una nueva era y como símbolo del cambio de fuerzas en el trono, aunque a los del barro poco les importaba esto. Esas luces lejanas parecían las festividades de los ricos en tanto el mendrugo bajaba como un meteoro hacia el oscuro vacío al que ninguna antorcha llega, entonces el cerebro consumido añoraba la vuelta de los exiliados como única forma de traer algo más a la mesa de todo los días. La tabla ya no estaba, usada como leña desapareció en dos noches heladas a la que siguieron las cortinas, los marcos y los mangos de ciertos utensilios. Luego las sillas, al final se sentaron en la oscuridad absoluta iniciando una ronda de sueños interrumpida por los sonidos de los estómagos hambrientos. El frío encontró lugar en cada rincón, las luces de las estrellas eran como hielos en medio del firmamento surcado de las lágrimas de los ancestros ante tanta desolación. Cada minuto una agonía esperando el milagro, el maná que vendría del cielo cuando la libertad personificada regresara y en tanto se dedicaron a roer las sobras que caían de lo alto del muro. Los que estaban arriba tras los muros debatían sobre la posibilidad de aumentar los tributos con los que mantener la maquinaria funcionando y pronto el funcionario gordo plenipotenciario bajó a una de las casas derruidas. Allí se instaló con un montón de asesores que recibían una parte del botín, confiscando la pobreza de las manos de aquellos que carecían de nada y retirando hasta las migas con las que pretendían ilusamente alimentar a sus familias. Un porcentaje alto llegaba hasta el bastión que se encontraba en reparación, aunque por el camino partes del metal se quedaban en cada una de las etapas del control y a la larga los números seguían en rojo. Pasó el invierno, los aldeanos emparcharon sus propiedades ajadas que se asemejaban a piedras secas de las que pretendían sacar un cobre, destinando las mismas a alquileres durante el estío. Olvidaron pronto las penurias, la situación repetida hasta hartar al hartazgo, los aprietes al bolsillo y la mano del Estado que caían con rigor sobre la masa desarmada así como el otro brazo que parecía agujereado de tanto dar para mantener a la horda acallada. Midieron el instante en el que existían sin ninguna consideración por un futuro no tan lejano, lograron encender sus fogatas con los sueños de los más pequeños a los que no les dejarían nada excepto el conformismo de saber que esto no cambiaría nunca. El problema radicaba en que para que un estado de cosas se modifique no hay que esperar a que por arte de magia o designio de los dioses ello ocurra, sino modificar las conductas con miras a obtener un resultado distinto. Lo contrario es un aval a todas las acciones llevadas a cabo por los sucesivos amos, los que deberían recordar que la fuente de su poder no son sus riquezas o sus armas sino aquellos que moran ahí en el llano. Pero desde los muros el mundo se ve distinto, apenas unos puntos semejantes a pixeles que se mueven debajo y un hilo de baba que de cerca seguro sea un río impetuoso. El mismo ímpetu con el que los últimos gobernantes son desalojados, entonces la enorme fuerza entra en escena aunque no es más que una vuelta al pasado y se dedica a derribar los estandartes de sus predecesores. Luego la mano huesuda toma una de las teas que cuelga de las torres arrojándola a las manos de uno de los tantos esbirros, el que se ocupa de hacer correr la voz sobre el regreso de los días más felices y enciende fuegos en diversos lugares, pero nunca les enseña a generar el mismo sin la ayuda de arriba. Ahí aquellos que han recibido los embates de los recortes se acercan a hacer la enorme fila para poder finalmente calentar las tripas, en el tazón que reciben está tallada la imagen del líder infalible en los tiempos difíciles. Todos los pecados yacen perdonados, basta con inclinar la cabeza ante su majestuosidad y dejar el momento retratado en los libros de historia, a los cuales sólo algunos eruditos acceden. Entonan viejas canciones vitoreando al movimiento eterno que se ocupa de no renovar nada, administrando los faltantes dado que se los han llevado como parte del saqueo de despedida y ahora los emplean a los fines de poder seguir con el curro. El cuento es semejante al de un manual de adoctrinamiento, solamente con ellos es posible que el asunto marche rumbo a un éxito asegurado vendido a lo largo de tres cuartos de siglo. El de pensar que únicamente los colores propios son los que sirven a la hora de evitar el arrecife, pero negando el hecho de que ya el barco ha encallado sin posibilidad alguna de retorno. Ahora a esperar que la marea se ocupe de romper en pedazos los maderos, usando estos para encender un nuevo fuego en la playa y calentarse mientras los demás se hunden. Caníbales que sacrifican a los de su propia especie, sin remordimientos y con la conciencia limpia dado que jamás han tenido una que los acompañe. Entre las paredes húmedas cuelga el retrato del salvador supremo rioplatense, cuya cara cambia deteriorándose producto de la corrupción del poder y esto se extiende como una mancha hasta los verdes campos que de a poco mueren.    

NEGRAS

Al viejo le reventaron la mandíbula con la culata de un fusil, tras esto lo arrastraron afuera de la casa y lo fusilaron. La esposa no tuvo tiempo de despedirse, mucho menos contarle de que tendrían otro integrante en los meses venideros, al día siguiente estaba camino a la población vecina en la que moraba su hermana y ahí la encontraría el alumbramiento. Luego el final de la guerra, la reconstrucción que no verían dado que sus hijos ya mayores decidieron hacerse la América y largarse de ahí, del norte se dirigieron al sur hasta el puerto que se abría al mundo. Se respiraba otro aire, las manos pronto se vieron ocupadas y el dinero comenzó a llegarle a la madre que se defendía como modista, cosiendo para cierto sector de la alta sociedad. No existían los privilegios de sangre en los papeles, pero en la práctica otro era el asunto y esto se notaba seguido. Unos cuantos billetes cubrían las necesidades, el resto podía ser derrochado durante la semana para terminar pidiendo perdón el domingo temprano. Hacia la tarde la iglesia se llenaba de los más necesitados, ya a los fines de que la mente los dejara tranquilos habían hecho la donación que no llegaría a destino excepto para tapar las goteras que existían ahí en lo alto. Las manos se volvieron caminos infinitos, las arrugas reemplazaron a esa tela lisa que alguna vez fue su piel y los cabellos negros se tornaron del color de la nieve. Blanca nieve que no volvería a ver, aunque en esos momentos de sueño alcanzaba a recibir una caricia del gélido viento que la llamaba de regreso a su infancia. Ahí se quedó, los hijos decidieron enterrarla sin más preámbulos que los terrones cayendo sobre el ataúd y cada uno por su lado, algunas esquelas cada tanto pero finalmente la nada misma. Uno encontró la paz en un lugar lejano, allá contra la costa en el sur de la provincia en la que el viento todavía le corta el rostro. El otro se embarcó rumbo a tierras desconocidas, adquiriendo la adicción por la sal que lo llevó a irse a pique con la nave y las botas puestas. El último vivió en medio del frenesí de la ciudad, la que no se parecía en nada a la que los recibió pero su memoria pronto también quedaría sumida en la niebla que recubre al olvido. Su descendencia heredó el mundo, este que ellos recibieron en otro momento de la historia y vieron derruirse una vez más. Del otro lado, en la dimensión lejana, las casas destruidas comenzaban a levantarse nuevamente hasta recubrir las heridas de los campos de batalla con la esperanza de que esto no se repitiera nunca más. Por acá se copiaban siempre los malos ejemplos, se repetían las mismas fórmulas del desastre pero se pretendía un resultado diferente. Se miraba con asombro las torres que habían sido destruidas levantándose una vez más, los trenes que corrían de un lado para el otro, las vías relucientes y las rutas nuevas que permitían el traslado de la prosperidad. Ante la impotencia de los fracasos culpa de los demás se decidieron a vender las locomotoras, el hierro de las vías y se pusieron como durmientes a vivir de los beneficios de ese momento. Momentos, nada más, visión de futuro más allá de mañana ninguna, discursos baratos de parte de dirigentes sin ninguna consideración por el bienestar general. Repetición de las mismas frases cada cuatro años, oscuridad, corridas, personas que se esfuman, juicios sumarísimos, listas de desaparecidos que fueron importantes para alguien. Entonces la validación de la disnomia, cualquier forma de autoridad debe ser discutida excepto que se alce en un palco bajando un mensaje a la masa de zombis. Aquel que piense distinto debe ser erradicado, marcado y expulsado, de ser posible que no se exprese de ninguna forma empleando a la policía del pensamiento que viene en formatos nuevos. Fogueando a sectores de impensantes a los fines de que sirvan de línea de combate, chocando contra todo lo que no tenga la camiseta propia, bandera negra levantada para tapar los colores del cielo. Un sol rojo sobre un fondo oscuro, las manos abiertas por parte del jefe quien saluda a la multitud que lo ovaciona y espera el mensaje clemente, el que les permita tener un peso más en el bolsillo sin importar las deudas que esto implique. Masa bárbara que emite sonidos guturales, golpes secos sobre el suelo para que los herejes sepan que acá mandan ellos y que siempre pueden volver, el único voto útil es el que beneficia al amo supremo. En este momento su excelentísimo se dedica a ver las últimas noticias en su dispositivo móvil, limpiando su faena con el contrato social y yendo a sentarse en el despacho que le volverá a pertenecer en un rato. Ahí deja un par de documentos firmados por el que varios de sus más leales súbditos son ascendidos a cargos estratégicos en la estructura que por ahora abandonan. Confiando con que en un tiempo corto se reclame su regreso, como el héroe que viene a libertar a los oprimidos y a aquellos que desean no tener que hacer demasiado para recibir lo que les corresponde. Derechos sí, las obligaciones las tienen los otros que han de asegurar esos privilegios de la misma manera que antaño y las protestas comienzan cuando vienen las exigencias. Ahí las odiosas comparaciones entre la antigua democracia y el nuevo régimen saltan a la luz, la vuelta de los amos hará que las personas cambien pronto el discurso alegrándose ya que el final del exilio implica que les darán una parte del vuelto del saqueo institucionalizado. Y a los fines de avalar el retorno de los reyes ni dudan en darles el aporte al cien por ciento, incluso aquellos que heredaron la tierra en la que sus ancestros dejaron la carne y la sangre por oponerse a las camisas negras devenidas ahora en agrupaciones con nombres de próceres así como de alguno que tuvo un momento de gloria orquestando la puesta en escena de la obra teatral repetida. Pero no asocian el asunto, sólo ven el confort que está al alcance de las manos una vez más pasando por encima de los sueños de varios más que son únicamente opositores a los que aplastar. Del viejo tronco no queda nada excepto el aserrín que llena esa cavidad desde la que gestar otras formas, las que una vez más son destinadas a la nada y el retroceso a ese eterno momento feliz.

MÁCULA

Tiraron la llave y apagaron la luz cosa de que ninguno supiera realmente lo que allí había, al guardia ciego se le asignó dejar un pedazo de pan con un poco de agua que ni un perro tomaría, dos veces al día. Nada más, el hombre estaba acostumbrado a moverse entre las mazmorras, el preso vitalicio devenido en guardián de sus congéneres a los que llegaba a conocer dado que estarían de por vida ahí. O eso es lo que decían, porque no se acordaba si alguno realmente había pasado toda una existencia metido entre las paredes con los barrotes sirviendo de metáfora acerca del final de la libertad y de hacer lo que uno quiera. Apenas recordaba una parte de su infancia, la mayoría de los años hasta llegar a ser casi un anciano se los pasó metido en una celda acusado de haber apagado el hambre con una gallina flaca. La noche llegó antes de que alguno se acordara de sacarlo así que mataron dos pájaros de un tiro, terminó siendo el vigilador perfecto a la hora de no saber la identidad de los ocupantes de cada una de las celdas. De hecho ignoraba la propia, el día de la semana, apenas se contentaba con poder llevar un pedazo de carne o eso le decían que era cuando en el cuarto un poco iluminado le dejaban las provisiones para los inquilinos de esas mazmorras. De afuera no llegaban otros sonidos excepto algunas corridas nocturnas cada cuatro o cinco años, suficientes para llevarse a alguno cuyo nombre no significaba nada para él. Así no podría aseverar que aquello estaba bien o mal, el poder parecía cambiar cada tanto de manera que bien poco le importaba el resultado de esto. Los mismos que construyeron aquella prisión habían soltado a los presos luego para provocar los incendios, metiéndolos de nuevo en esas cajas contenedoras de vidas y soltándolos cuando el clamor popular era la vuelta de lo de antes. Ahí el mayordomo cegado les suministraba la llave gigante con la que acceder a la puerta interior, la palanca giraba y a golpe de esta se abrían aquellos recintos dejando salir a ciertos personajes. Útiles que luego serían descartados, pozos bien cavados para esconder la historia y contar una bien diferente, anónimos que producían el caos del que alguno se beneficiaba. Y estaba la persona encerrada en un cuarto cuyo número no figuraba en los registros, de arriba llegaban murmullos de ciertas deliberaciones a los fines de decidir la fortuna de unos cuantos. Fortuna que se traducía en miseria, en recaudar para cometer el peor de todos los robos posibles como es el saqueo de los ahorros propios, entonces el apriete en la cintura que seguía casi siempre estaría debidamente legalizado. Adentro con algún esbirro, al resto un pacto de no agresión cosa de que si el viento cambiara nadie saldría lastimado aunque a veces esto también se olvida y la noche engulle al confiado. Pero el cancerbero ignoraba todo esto, en parte porque no les veía los rostros a sus escasos interlocutores o el simple hecho de recibir lo mínimo que necesitaba. Si se le pasaba la hora de darles la comida bien podían irse sin que nadie los extrañara, excepto esa última celda al fondo en el que su ocupante devoraba cada miga del mendrugo verde. Nunca le temía a su situación, acariciaba las arrugas de las paredes húmedas, percibía a los roedores escabulléndose ante su cercanía para regresar a por ese pan abandonado por una mano piadosa que en un último ataque de impotencia lo arrojó a través de los barrotes. Rutinas, hábitos repetidos, golpes en los escalones cuando alguno venía a controlar que todo estuviera en orden y la orden era llevarse a cierto individuo para arriba. Al fondo, sacaron al desconocido quien antes de regresar a la luz tocó la mano más arrugada de su carcelero dejándole la sensación del frío que lo invadía por la falta de calor de muy pequeño. Luego el silencio nuevamente, las gotas de la lluvia o alguna filtración que sonaban allá en la oscuridad de las celdas que en su mayoría yacían desiertas. Apenas algún que otro suspiro o tal vez el último estertor antes de la partida, la comida bien podía ser pasto de las ratas aunque se le hacía que otros seres podían estar en ese mar negro y denso. En ocasiones soñaba con criaturas que se movían en una especie de estanque en cuyo centro se hallaba su catre, devoraban de a poco la humanidad del durmiente que no oponía resistencia alguna excepto que sentía el dolor que le significaba esto pero aun así no se dignaba a tratar de salir de ahí. Luego despertar aunque la oscuridad siguiera, un portazo anunciaba que alguno lo había esperado por demasiado tiempo y finalmente se atrevía a llevarse a otro recluso sin firmar ninguna constancia o al menos decirle en cuál celda no debería dejar alimento alguno. Tras esto no hubo más incidentes, excepto por el día en el que el sol decidió bajar hasta esa instalación en las cloacas del mundo y antorcha en mano trajo la luz a aquellos recintos desprovistos de la misma. La mano ya no era tan fría después de todo, dejándose conducir cuesta arriba hasta recibir el aire frío de la noche y luego el olor a carne quemándose. 

BLANCO

Mantuvieron las reglas en el frente pero de fondo empezó el borrado de cada uno de los renglones, se aseguraron de que esas normas no les fueran aplicadas a fuerza de quitarlas. El primer renglón sufrió el ataque que lo eliminaría de este plano, luego saltaron al tercero, el quinto, séptimo y noveno, cuando los pares pensaron que tendrían mejor suerte también fueron erradicados. Las líneas horizontales y verticales que formaban los márgenes de la hoja en la que las reglas estaban estampadas no resistieron la presión de la maquinaria pesada usada para quitarlas. Entonces en la noche siguiente darían rienda suelta al saqueo, mientras el pueblo dormía amparado en normas que carecían de las garantías de fondo pero el ejército que velaba por la justicia sería enviado a combatir a los difamadores en cada uno de los frentes. Ahí empezaría la batalla nueva, verdades que ya no lo eran si podían ser tapadas por un montón de publicaciones que olían mal pero en tanto hubiera algún cobre en el bolsillo poco importaba. Los de antes habían hecho todo mal, ahí estaba el nuevo soberano poniéndose la capa de la soberbia y la inmortalidad del poder que sólo pide el alma a cambio, pero como no lo veo poco ha de importar. Las antorchas se encendieron empezando la cacería de aquel que tuvo la osadía de no creer en el regreso de los bienaventurados, la isla debía seguir escondida detrás de la niebla pero ahí enviaban las reservas por si les tocaba el exilio. Unos cuantos adeptos de alto rango manejarían la barca hasta el muelle, allí los dejarían cuidando la enorme embarcación mientras refugiados en la seguridad de las hojas reforzadas esperarían que las voces lejanas clamaran su regreso. Entonces romperían las cerraduras de las mazmorras, despertarían al guardián ciego y lo pondrían al frente de la nueva administración, cualquier cosa la culpa la tuvo éste último por no ver el arrecife. Con la promesa de un futuro mejor llegaría la luz del nuevo día, los labriegos se ocuparían de enviar los cereales para que alguien se beneficiara en su comercio vendiéndoles los derivados a precios altos ante la anuencia del mandamás. Ahora el ciego toma el mejor de los vinos cosechados en las montañas del norte, en un lugar que desconocen los poderosos dado que siempre están yéndose lejos de aquí. Al trabajador los derechos, las obligaciones han sido borradas en el fondo pero siguen escritas aunque nadie lee esas instrucciones y se dedica a esperar que desde el cielo venga un sucesor para ese mesías que sigue empleando la fórmula vieja. Nada de esto ha sido culpa de los que hemos recientemente llegado, escuchando el llamado de los dioses y el destino que nos aguarda, la niebla se parece a ciertos lapsus de la memoria en la que caemos seguido. El hierro del calabozo rechina para meter a la justicia sacando la venganza a la calle, los golpes llegan en la noche dado que así actúan los cobardes y emulan épocas tan oscuras como estas en las que se usa un disfraz diferente pero el olor es inconfundible. En tanto ahí en ese lugar en el que la señora sostiene la balanza alguien se ha ocupado de dinamitar la base reduciendo su estatua a una mera pila de escombros, mientras piensan la manera en reparar esto sus ingenieros comienzan a hacer experimentos. El grupo de la mañana inicia las tareas de construcción usando las fotografías  en las que las balanzas no están en equilibrio, los de la tarde más descansados desarman la estructura montada a dichos fines y los trasnochados ponen manos a la obra cuando todos duermen, realizando un proyecto nuevo. Entonces vienen los matutinos, desalojan a las patadas a los de ayer para tirar abajo esa porquería dejándole los escombros a los tardíos los que llegan presentándole las quejas al altísimo que no se encuentra ahí arriba. Luego viene el expediente del fracaso, se ha decidido por el sistema más justo (dedocracia) terminar con esos gastos innecesarios aunque ahí figura que levantaron una docena de estatuas que nunca fueron entregadas. La justicia permanece en las sombras, es el caballo de batalla de varios verborrágicos aunque enseguida la mandan de regreso a la oficina de utilería perdiéndose entre los miles de inventarios que se apilan encima de los anteriores y viene a la postre el telón cubriendo el cadáver. Días de duelo se viven, luego sigue la jarana en las murallas altas tirándole a los de abajo los restos de la opulencia para que no trepen un poco por esas escaleras sin vigías contemplando cómo sus esfuerzos se esfuman en los esquifes que cargan a la nave insignia. Desplegado en el viento el estandarte de los intolerantes, aunque los necrófagos no pueden distinguir nada de esto dado que sólo quieren un poco de carne fresca y sus almas ya les han sido arrancadas así que ahora carecen de voluntad. Cuando amanezca serán los de siempre, solidarios y alegres aunque su risa se vea tan forzada como esas reglas que no se pueden sostener porque los que deberían dar el ejemplo están buscando una excusa más. 

JUEGOS

Culminada la interpretación de Katyusha el premier Salenko abandonó el salón en el que se encontraba cruzando la enorme plaza sin seguridad alguna, su doble era escoltado por la puerta principal en tanto él disfrutaba del frío de la noche. La velada lo aburría excepto por las miradas del resto del mundo, sabedores del poder que irradiaba el cual lo acercaba a otros personajes históricos cuyos cuadros adornaban su sala secreta. Allí introdujo el código de confirmación ingresando a una sala amueblada con reliquias de la guerra fría, le gustaba tener esa sensación del momento de mayor esplendor del viejo imperio que sucedió al anterior monopolio del poder. En cierta forma la historia es repetitiva, sube uno en tantos cientos se despeñan sin tiempo a emplear la escalera de emergencia y al grito de por qué esto a mí. Pero esos pensamientos no podían alcanzar a alguien que se encontraba en la cima del mundo, tironeando los estandartes ajenos para dejar únicamente el propio. Sabía incluso que debía haber un enemigo aunque fuera un simple esparrin que pusiera la cara para que su mano menos hábil le volara la sonrisa rápidamente, cuestión de mantener la idea de equilibrio de poder aunque este no admitía balance alguno. Debía ser liberado soltando los impulsos contenidos, reprimidos por ciertas imposiciones que ahora estaban siendo pateadas cuesta abajo y arrastradas como la nieve que se desprende de la montaña. Su cresta puntiaguda equivalía al surgimiento de los instintos más básicos que reventaban las reglas, esas normas eran para los súbditos denominados con el eufemismo de ciudadanos. Al hijo del dios todopoderoso no lo podían alcanzar las mismas imposiciones, después de todo alguien debía hacer las leyes poniéndose por encima del resto de las hormigas que ante su sombra huían al confort de sus casitas. Podía aplastarlas sin que tuvieran noción de lo qué había ocurrido, pero mejor dejar ese pasatiempo cuando el otro podía ser aprovechado atento que su clon se dirigía a sustituirlo en todas esas labores diplomáticas que tanto lo aburrían. Debajo de su escritorio había un pequeño botón de color rojo, muy conveniente para la ocasión, al presionarlo era enviado por un conducto a unos dos mil metros debajo del suelo. Ese era su salón de recreación, en el centro del mismo la vieja máquina de arcade se encendía ante su cercanía iniciando la banda sonora tan conocida desde pequeño. El crédito era infinito así que tal vez podría llegar hasta el tedioso nivel en el que la mano debía moverse mucho antes de que el cerebro procesara las indicaciones y de esa manera evitar el final del juego. Las primeras líneas fueron las más sencillas, le recordaban a su dominio del público que lo observaba con devoción cual deidad encarnada en ese perfecto cuerpo humano que mantenía con tanto esfuerzo. Los niveles posteriores un poco más complicados, semejantes a ciertas tensiones en sus fronteras producto del desplazamiento de ciertas capas de nieve muy nutritivas que culminaban en manos de separatistas. Una línea doble, el problema ha sido resuelto pensó siguiendo con el desparramo de habilidades igual a un astro en un campo de fútbol pese a que sus héroes aparecían en ocasiones a través de la historia. Una triple, milagro para despejar el bastión que surgía de fondo pudiendo contemplarlo con una sonrisa que no se permitía a la luz del sol mientras las cortinas también rojas descendían anunciando su triunfo. La siguiente pantalla requería de una fría concentración, semejante a la que mostraba cuando cazaba osos con únicamente sus dos manos para bañarse en la sangre de estas bestias con las que creía estar emparentado. Eliminando problemas de a grupos, cuatro, cinco, seis en un instante para obtener las banderas blancas desplegándose desde la torre más alta de sus enemigos. Ahí soltó la carcajada triunfal, la que sonó repetida por las paredes de aquella caverna en la que se mostraba tal cual era sin las máscaras que exhibía a la luz de los flashes. Le pareció entonces sentir un golpe que provenía de arriba, luego otro y otro más hasta darse cuenta de que la sala parecía hundirse viendo caer los guijarros que rebotaron hasta la punta de sus zapatos inmaculados. Ahora el monitor le mostraba una enorme barra de metal sólido que venía bajando aplastando sus defensas, destrozaba las líneas que había puesto para intentar detener el avance de aquella abominación quebranta récords. Lo primera que había desaparecido era precisamente su marca reciente, el contador de niveles giraba enloquecido como un reloj regresando la cuenta atrás. Al final cuando únicamente le quedaba una línea apretó en un acto instintivo la palanca hacia arriba sintiendo el peso de toneladas que sorpresivamente aflojaron. Cesaron los temblores, tal vez todo había sido un sueño, el juego mostraba la pantalla de bienvenida una vez más y la sensación de ser poderoso, condenado a trepar hasta la montaña más alta para contemplar a los demás como un dios olímpico lo volvió a cubrir. Luego el derrumbe, la muerte bajo miles de rocas que nunca serían removidas y la vida arriba que seguía su curso, el doble de riesgo ocuparía su lugar siguiendo los mandamientos del poder dado que a este no le importa quién es el que sale a escena. Se mantiene por detrás del escenario cerrando acuerdos que le permitan subsistir a cuesta de miles de vida, enviando a sus títeres a realizar los trabajos difíciles pero matándolos luego cosa de que no se crean más de lo que son. Ahora la máquina refulge en la oscuridad, dándole la bienvenida al fantasma del anteriormente poderoso que busca en vano alcanzar la última pantalla y con ella la salida de ese laberinto.

FESTÍN

En la noche nos hemos dado un banquete con las cosechas almacenadas para tiempos difíciles y las sobras se han ido muro abajo para que las recojan aquellos que moran en las sombras, cuando venga la luz del amanecer los que plantan esos campos saldrán a alimentar nuestra hoguera futura. Sus lomos con el manual de los esclavos vueltos ciudadanos quedarán marcados y se arquearán como ciertas columnas que deben soportar demasiado peso, marcándose pero sin terminar de perder la estructura. Tal vez algún pedazo se desprenda pero han de resistir, su sacrificio es el que mantiene alimentado el fuego de la ignorancia frente al que danzan los nigromantes y los necrófagos ahí en las penumbras esperan que les sea entregado algo de lo que queda del enorme granero que sangra los frutos del prado verde. Allá a lo lejos los espinazos crujen, los engranajes del sistema siguen siendo aceitados con sangre de los paganos que pertenecen a otro credo y la camiseta propia es elevada en lo alto de los muros, la fiesta sigue por días y días hasta que ha llegado el momento del descanso. Después de tantos agasajos es necesaria una pausa, el recaudador flaco se ha instalado en una casita lo suficientemente cómoda y ahí prepara a los herederos que han de continuar con el legado de alimentarse de los otros. Estiran las garras sobre la mesa que está cada vez más vacía a excepción de la marioneta que ocupa la cabecera, los susurros de la oscuridad le cantan la canción que quiere oír aquel que ha permanecido tanto tiempo con el manto de la sombra enfriándole el alma. Vendida esta, si alguna vez la tuvo, sólo le queda levantar la copa que no contiene vino sino algo mucho más espeso y brindar con los espíritus desgraciados que se congratulan con este festín de vidas que han de ser apagadas de la peor forma posible. Quitando los sueños de a poco con tenazas invisibles, dejando que sigan acarreando el grano que les será entregado a las huestes ocupadas en custodiar la entrada al paraíso de las tinieblas. A veces algún afortunado cae por ahí pero luego de la primera puerta viene el escarmiento siendo regresado por las fuerzas del desorden al barro en el que vivía y multados los progenitores por no tomar los recaudos necesarios. Aumentados los tributos por obtener dos gotas más de aire, bastante viciado está el asunto de todas formas pero los mejores tratamientos sólo se aplican a aquellos que están en lo alto y entre el polvo del olvido lo recibido es mejor que nada. Las lágrimas no pueden apagar estos fuegos, ya nada cae de esos dos ojos que alguna vez vieron llanuras verdes y trenes rebosantes de alimentos rumbo al puerto desde el que se alimentaba al mundo. Ahora no es más que un montón de escombros con algunas torres lujosas que explotan la pobreza, cobrando por atracar las naves en los pocos espacios que quedan y atracándose con los precios extras. Detrás de esas cortinas de contaminación se encuentra el bastión en el que unos pocos chocan las copas, otros aduladores esperan puertas afuera bastante lejos de ese cuchillo que corta el pescado fresco obtenido con la carnada humana que de por sí es bastante fácil de conseguir. La basura al océano por darnos tanto sin pedir nada a cambio, es como escupirle el rostro a aquel que ha extendido la mano para permitirnos volver a estar de pie dejándolo con la sorpresa atravesando su mirada. Entonces el mar de no muertos continúa caminando por las calles recubiertas de la tierra que el viento levanta, en ocasiones una brizna de pasto que aún no se ha secado les corta el rostro. Ahí el último río sale a la luz, la marea que se resiste a quedarse quieta le hará frente a la noche eterna en la que los brujos ofrecen soluciones para tener encendido el fuego que prendieron y algunas almas se entregan para mantenerlo así. Brillará eclipsando a ese montón de rescoldos que han de ir enfriándose mientras las criaturas regresan a los agujeros de los que emergieron, pero será mejor no olvidar que aún se encuentran en esos pasadizos esperando la menor oportunidad para volver a salir. Ya la puerta de la mazmorra se ha cerrado y el ciego vigía ha vuelto a sus funciones, las que son bastante acorde a lo que realmente puede dar en tanto la venda permanezca sobre el tabique evitando reconocer lo que ocurre alrededor. Los rostros involucrados, la mano que se lleva a la túnica una manzana más sin alarmarse cuando alguno canta la falta de ella en el inventario de los bienes que han de repartirse entre los ciudadanos que esperan afuera. El mismo cuento de siempre.

 

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